Sto. Tomás Moro 8/26

(Viene de la página 7)

mor y temblor que Utopía podía ser considerada tanto como una pieza de estimable valor comunista para el Instituto Karl Marx- Engels de la entonces URSS, como una apología anabaptista, como una contribución a la imaginería bucólica del colonizado o como la inexplicable sensatez de un contradictorio inquisidor Llegados a este punto no nos ha quedado (comunión de los santos mediante) más remedio que soltar una risotada seguramente compartida por el buen Canciller.

La cuestión es por demás banal atendiendo a lo que hablábamos al principio; el progreso espiritual de Moro es lineal (en sentido lato, ya que todos sabemos de avances y retrocesos en este campo). 1515 y 1516 son los años en que concibe la 2da. y 1ra. partes de esta obra "festiva" tenía pues 35 y 36 años. Era entonces un hombre formado, en la plenitud de su pensamiento, un hombre que distaba mucho de ser un ingenuo aun cuando cada vez se acercara más a la Inocencia. Sabía de largas horas de oración, ayunos y mortificaciones pero también conocía los negocios mundanos, las miserias políticas y los chicanezcos entreveros jurídicos; y tal vez por eso mismo rezara tanto. Moro era demasiado serio para escribir por divertimento y demasiado divertido para escribir seriamente.
Utopía ("en ningún lugar") es en verdad el anhelo de una eUtopía ("en el mejor lugar"). Las agudas flechas de su inteligencia apuntan a la Patria que le duele como pálido reflejo de la Patria Celestial y para esto se vale no de un estado ideal y cristiano sino de un estado racional que sigue la ley natural, un Estado condimentado por los viajes de Vespusio (desprecio del oro, comunidad de bienes, etc en boga entonces). Un Estado donde pretende poner de manifiesto "no que el paganismo sea mejor que el cristianismo" sino "que algunos cristianos son peores que los paganos".

De ahí que sin comprender esto, podría pensarse que aquel que dio su vida entre otras cosas para no validar un divorcio ilegítimo, avalara el divorcio. Que aquel que mantenía a una familia numerosa en un cierto nivel de vida, creyera en el comunismo de bienes. Que aquel que amó a su padre hasta la bendición final, auspiciara la eugenesia. Que aquel que consagró su tarea política a limitar la incubación del maquiavelismo que se venía, propiciara el totalitarismo. Lamentamos que, como afirma E. L. Revol oidores de la talla de Vazquez de Quiroga, hicieran una lectura íntegramente literal habiendo querido ejecutar en suelo mexicano el "plan social de Moro" (para la organización de pueblos hospitales); esto sí, debió ser una "dystopía". Por cierto, nada más desatinado (si hubo una
Utopía posible en América la ejecutaron los jesuitas en el sur y los franciscanos en el norte; lástima que después alguien se encargó de ejecutarlos a ellos). Este es solo el estilo de la obra y la forma de calar sin ser calado. Utopía no es un paraíso irrealizable; es un Estado racional y posible que aún sin la Revelación puede alcanzar el status quo de la República de Platón y gozar de Las Leyes. De hecho esta Utopía tiene tanto anclaje en la realidad que por eso aún tratamos sobre ella.

(Continúa en la página 9)

Sto. Tomás Moro | Obras de Moro | Vínculos

Estudio Casanova Ferro & Asoc.
www.oocities.org/abogadoscatolicos
gonzalocasanova@hotmail.com