
Aunque se habían realizado algunos intentos
a principios del siglo XIX, el proyecto de una red nacional de telegrafía
óptica se inició en 1844, paradójicamente cuando
en Europa ya se consideraba un sistema obsoleto en comparación
con la telegrafía eléctrica de reciente invención.
De hecho, el telégrafo óptico en España dejó
de funcionar en 1857, trece años después de iniciado el
proyecto. Pero las circunstancias sociales y políticas españolas
hacían muy difícil que pudiera garantizarse la existencia
de una línea de telegrafía eléctrica con hilos
y postes. En la primera mitad del siglo XIX, los bandoleros y los guerrilleros
carlistas eran los dueños de los campos, las comunicaciones eran
muy deficientes, las carreteras escasas y no existía ninguna
línea de ferrocarril. Para colmo de males, en 1833 estalló
en España una guerra civil, la Primera Guerra Carlista, que no
terminaría hasta 1840.
A partir de 1840 se va produciendo la normalización
del país, y el gobierno puede por fin acometer una política
de fomento en lo que se refiere a obras públicas. De esta forma,
en 1844 se empezó a levantar en España la red de telegrafía
óptica, prácticamente cuando ya eran obsoletas. Tanto es
así, que en 1852, el gobierno decidió acometer la construcción
de la red del telégrafo eléctrico, que avanzó rápidamente,
de forma que en 1854 ya había una línea telegráfica
eléctrica Madrid-París. Puede decirse que la situación
política y social de España en 1840 no permitía la
instalación de una red de telegrafía eléctrica, mucho
más vulnerable que la óptica. El telégrafo eléctrico
ya se había empezado a instalar en Gran Bretaña en 1837.
Así que, cuando las circunstancias políticas y sociales
cambiaron, el telégrafo óptico fue abandonado y así
continúa hasta nuestros días.
Torres de Telegrafía Óptica
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Moralzarzal |
Navalapiedra |
Vilademuls |
Los principales proyectos de telegrafía
óptica que se llevaron a cabo en España fueron los siguientes:
El proyecto de Betancourt.
El primer proyecto de instalación de la telegrafía óptica
en España se debe al ingeniero Agustín Betancourt, que obtiene
en 1798 el encargo de Carlos IV. La primera línea que se proyectó
fue Madrid-Cádiz, no obstante, de toda esta línea sólo
se construye el tramo Madrid-Aranjuez en 1800, y la crisis económica
y política hizo que se abandonase el proyecto.
El telégrafo militar
de Cádiz
Entre 1805 y 1820 funcionó una red telegráfica óptica,
de carácter estrictamente militar, que unía Cádiz,
Sanlúcar de Barrameda, Medina Sidonia, Chiclana de la Frontera,
Jerez de la Frontera, y Sevilla, aunque su funcionamiento fue intermitente.
El sistema utilizado era mediante un sistema de semáforos.
La red a los Reales Sitios
Esta fue una red de uso privado de la Familia Real. Se construyeron
5 líneas: Madrid-Aranjuez en 1831, Madrid-San Ildefonso en 1832;
y Madrid-Carabanchel Alto, San Ildefonso-Riofrío, y Madrid-El Pardo
en 1834. Algunas de estas líneas se integraron después en
la gran red nacional que se proyectó en 1844.
Las telegrafía durante
las guerras carlistas
Durante 1834, poco después de comenzar la Primera Guerra Carlista,
el ejército liberal construyó una red de estaciones telegráficas
partiendo de Pamplona, pasando por Logroño y terminando en Vitoria,
rodeando la zona ocupada por las tropas carlistas. Esta línea telegráfica
no se utilizó posteriormente debido que su trazado tenía
solo un cometido militar.

Torres del Telégrafo de Pamplona - Logroño
- Vitoria
El proyecto definitivo
de Mathé
En 1844, y con el objetivo de afianzar el orden público en una
época tan convulsa, se comienza un ambicioso proyecto que pretendía
unir Madrid con todas las capitales de provincia, siendo encargado del
mismo José María Mathé Aragua, Coronel de Estado
Mayor, cuyo modelo de telégrafo fue el ganador del concurso que
se convocó a tal efecto.
De todo el proyecto sólo se construyeron
tres líneas: "La línea de Castilla", con
el trayecto Madrid-Irún, que comenzó a funcionar el 2 de
octubre de 1846, contaba con 52 torres y pasaba por Valladolid, Burgos,
Vitoria y San Sebastián.
La segunda línea, llamada "Línea
de Andalucía", contaba con 59 torres. El primer tramo
Madrid-Puertollano comenzó a funcionar en 1850, y no estuvo completa
llegando a Cádiz hasta 1853. Tenía estaciones en Aranjuez,
Toledo, Ciudad Real, Córdoba, Sevilla y Jerez de la Frontera
La tercera línea fue Madrid-La Junquera,
también llamada "La línea de Cataluña",
aunque no se completó totalmente. El tramo Madrid-Valencia entró
en funcionamiento en 1849, con 30 torres, y en diversos momentos funcionaron
los tramos Valencia-Castellón, Barcelona-Tarragona, Barcelona-La
Junquera y Tarancón-Cuenca.
La red telegráfica
catalana
En Cataluña se construyó una densa red de telegrafía
óptica, mitad civil y mitad militar. De hecho parte de la red utiliza
el sistema de Mathé, y otros tramos emplean otros sistemas propios.
Debido al enquistamiento de las guerrillas carlistas en Cataluña,
esta red continuó ampliándose y algunos tramos estuvieron
en funcionamiento incluso en la Tercera Guerra Carlista, en 1872-76, debido
a que era más difícil de sabotear que la red telegráfica
eléctrica.
El ocaso de la telegrafía
óptica
Cuando en 1844 se dio el impulso necesario a la telegrafía óptica
en España, ya se conocía la telegrafía eléctrica
y se experimentaba en Europa desde 1940. La telegrafía eléctrica
relegó a la telegrafía óptica rápidamente.
En 1854 se completó la línea de telegrafía eléctrica
entre Madrid e Irún, por lo que dejó de funcionar la
línea equivalente de telegrafía óptica. En 1857 se
desmantelaba la última línea óptica en servicio,
la línea Madrid-Cádiz. Sin embargo, la red catalana de telegrafía
óptica se siguió utilizando esporádicamente debido
a las guerras carlistas.
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