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la
piedra filosofal o el secreto de los alquimistas
el
arche
VM SAMAEL AUN
WEOR
Para crear los cuerpos internos es necesario un pequeño
artificio, que es a la vez, el secretum secretorum de los antiguos
alquimistas. Este secretum secretorum es el Arcano A.Z.F., que puede
resumirse así: “Conexión sexual sin derrame seminal, sin
eyaculación del “Ens Seminis.” Así se transmuta la
energía creadora.
Ante todo, el Mercurio no es más que el alma metálica del
esperma. En Alquimia, el esperma es el Azogue en bruto. Se dice que,
con este esperma transmutado, se elabora el Mercurio, que es el alma
metálica del esperma. Bien, hay tres clases de Mercurio: 1— El
Azogue en bruto o sea el Hexiohehary o esperma sagrado. 2— El alma
metálica del esperma, que es el resultado de la
transmutación de la libido. Esa alma metálica, es
energía creadora que asciende por los cordones ganglionares
espinales hasta el cerebro. 3— El tercer Mercurio es el más
elevado. Es el que ha sido fecundado por el Azufre. En Alquimia, el
Azufre es el Fuego sagrado.
Los esoteristas orientales creen que cuando las corrientes positivas y
negativas del Mercurio hacen contacto en el Triveni, cerca del hueso
coxígeo, despierta, por inducción eléctrica, una
tercera fuerza que es el Kundalini. Este Kundalini, designado
únicamente como fuego serpentino anular, que se desarrolla en el
cuerpo del asceta cerca del hueso coxígeo, despierta en el
cuerpo. Ese fuego sagrado o Azufre, se mezcla con el alma
metálica del Mercurio y de esa mezcla resulta pues este Mercurio
que es el que ha sido fecundado por el Azufre. Esta mezcla, de Mercurio
y Azufre, asciende por el canal medular espinal hasta el cerebro,
despertando los centros superiores del cerebro. El excedente de ese
Mercurio, fecundado por Azufre, es el que debe hacer la virtual
creación de los cuerpos existenciales superiores del Ser.
Cuando el Mercurio, fecundado por el Azufre, cristaliza dentro de
nuestra psiquis y dentro de nuestro organismo con las notas Do Re Mi Fa
Sol La Si, se forma el cuerpo Astral. De manera que el cuerpo Astral no
es más que Mercurio fecundado por Azufre. Cuando, mediante una
segunda octava Do Re Mi Fa Sol La Si, cristaliza el Mercurio fecundado
por el Azufre, asume la figura del cuerpo Mental. De manera que el
cuerpo Mental es, así también, Mercurio fecundado por
Azufre en una segunda octava. Cuando cristaliza el Mercurio fecundado
por el Azufre en una tercera octava, con las notas Do Re Mi Fa Sol La
Si, se forma el cuerpo Causal.
Una vez que se tengan los cuerpos Físico, Astral, Mental y
Causal, se es un Hombre de verdad, es decir, con los principios
anímicos y espirituales de un Hombre auténtico. Antes de
eso, se es animal intelectual pero no Hombre.
El Mercurio fecundado por el Azufre, el tercer Mercurio, es el
más refinado y el más importante, porque el tercer
Mercurio es bastante importante, es lo que llamaríamos el
Arché, el Arché griego, el famoso Arché. De ese
tercer Mercurio que es el Arché, salen los cuerpos existenciales
del Ser. También encontramos el Arché en el Macrocosmos,
Arché Macrocósmico. Ese Arché Macrocósmico
es la nebulosa de donde salen los mundos. ¿Qué es la
nebulosa? Es el Arché Macrocósmico, es una mezcla de Sal,
Azufre y Mercurio. La sal es el espíritu.
La sal está contenida en el esperma sagrado y se sublima con la
transmutación. De manera que en el Arché del Microcosmos
hay también Sal. Azufre y Mercurio.
¿Cuál viene a ser la Sal aquí, Maestro?
La sal está contenida en las secreciones sexuales, mas lo que
pasa es que necesita sublimaciones, de manera que cuando se realizan
las transmutaciones, también se transmuta la Sal. En el
Arché del Microcosmos, de donde salen los cuerpos existenciales
superiores del Ser, hay Sal, Azufre y Mercurio y en el Arché del
Macrocosmos también hay Sal, Azufre y Mercurio.
De la nebulosa, del Arché Macrocósmico de allí,
salen las unidades cósmicas, los mundos. Aquí abajo es
igual que arriba, para que los mundos salgan se necesita la nebulosa, y
para que eso suceda se necesita la materia prima que es el
Arché, que es una mezcla de Sal, Azufre y Mercurio. Abajo, en el
Microcosmos, también hay que elaborar primero la nebulosa con
Sal, Azufre y Mercurio, y de ella surge, como allá arriba los
mundos, los cuerpos existenciales superiores del Ser. Lo que El Gran
Arquitecto Del Universo hizo en el Macrocosmos, nosotros lo tenemos que
hacer aquí en pequeño, porque tal como es arriba es
abajo. Así es como vienen a surgir los cuerpos existenciales
superiores del Ser.
De manera que se necesita crear en nosotros el Arché, dentro de
nosotros. El Arché es Sal, más Azufre, más
Mercurio. Tanto arriba como abajo. Creando el Arché es que
aquí vienen a cristalizar tanto el Físico como el Astral.
El Mental como el Causal. Con el tercer Mercurio, que es el
Arché, es con el que se fabrican los cuerpos solares. Nosotros
los estudiamos bajo el punto de vista alquimista, a la luz del
ocultismo para llegar a comprenderlo mejor.
El que ha fabricado los cuerpos, tiene después que
perfeccionarlos. Para que esos cuerpos se perfeccionen, se necesita
forzosamente eliminar el mercurio seco que no es otra cosa que los
yoes, si uno no elimina los yoes, los cuerpos existenciales no se
perfeccionan y los cuerpos que no se perfeccionan no pueden ser
recubiertos por las distintas partes del Ser. Para que los cuerpos
puedan ser recubiertos por las distintas partes del Ser, deben
perfeccionarse, convertirse en vehículos de oro puro. Pero, no
podrían esos vehículos convertirse en instrumentos de oro
puro sino se eliminaran el mercurio seco y el azufre arsenicado.
¿Cuál es el mercurio seco? Los Yoes. ¿Cuál
es el azufre arsenicado? Pues el fuego carnal, bestial, de los
infiernos atómicos del hombre. Ese fuego corresponde al
abominable órgano Kundartiguador.
Hay que eliminar el mercurio seco y el azufre arsenicado para que los
cuerpos existenciales superiores del Ser, creados por el Arché
de la Alquimia, puedan convertirse en vehículos de oro puro de
la mejor calidad.
Esos vehículos de oro puro pueden ser recubiertos por las
distintas partes del Ser, y allí, al fin, todos ellos,
penetrándose y compenetrándose mutuamente sin
interferirse, vienen a servir de envoltorio para nuestro Rey, nuestro
Cristo íntimo. El se levanta de su sepulcro en el instante que
hay un envoltorio de esa clase y se recubre con ese envoltorio para
manifestarse aquí, a través de los sentidos, y trabajar
por la Humanidad doliente, así es como el Señor viene a
la vida, surge a la existencia el Cristo cósmico, o sea, el
Magnés interior de la Alquimia.
¿Cuál es la Piedra Filosofal? La Piedra Filosofal es el
Cristo íntimo vestido con sus cuerpos de oro. Esa envoltura de
oro, formada por los cuerpos, es el To-Soma-Heliakon, el cuerpo de oro
del Hombre solar. Cuando uno posee la Piedra Filosofal tiene poder
entero sobre toda la Naturaleza. La Naturaleza le sabe obedecer, posee
el Elixir de la larga Vida, puede conservar el cuerpo físico
durante millones de años. De manera que ése es el camino,
el camino está en la semilla y nada más.
Dentro del organismo humano suceden cosas interesantes. Como los
cuerpos existenciales superiores del Ser no son otra cosa que Mercurio
fecundado por el Azufre, en esos cuerpos de Mercurio, tiene que
aparecer entonces el oro. Pero, ¿quién podría
fijar los átomos de oro en el Mercurio? No podrían ser
fijados sino con un artífice, que no es otra cosa que el famoso
Antimonio, el Antimonio de la Alquimia. El antimonio, en realidad, no
es un metal desconocido en Química, pero, en Alquimia, es una de
las partes de nuestro Ser. Esa parte de nuestro Ser sabe fijar los
átomos de oro en nuestros cuerpos de Mercurio. Así, esos
cuerpos de Mercurio, vienen a convertirse en cuerpos de oro puro de la
mejor calidad.
Cuando uno posee los cuerpos de oro puro, recibe la espada de oro. Ya
se es un arcángel, con espada de oro puro de la mejor calidad,
una espada que se revuelve amenazadora lanzando fuertes llamas. La
espada de los arcángeles.
Así que bien vale la pena, pues, fijar los átomos de oro
en el Mercurio y todo esto se puede lograr a condición de
eliminar el mercurio seco y el azufre arsenicado. Si alguien no elimina
el mercurio seco y el azufre arsenicado sencillamente, no logra
perfeccionar sus cuerpos y hacerlos de oro de la mejor calidad.
Así, pues, todo el secreto de la Gran Obra, consiste en saber
fabricar el Mercurio hasta crear el Arché, la nebulosa intima y
particular de donde han de surgir nuestros distintos cuerpos.
— Maestro, ¿qué son las tres calcinaciones por el hierro
y por el fuego?
Las tres calcinaciones por el hierro y por el fuego corresponden a la
Primera y Segunda Montaña y a parte de la Tercera. Las tres
calcinaciones del Mercurio son tres purificaciones por el hierro y por
el fuego. Se llega a la resurrección del Cristo en uno, mediante
tres purificaciones, tres purificaciones basadas en hierro y fuego.
Esto está representado en la cruz por los tres clavos. Los tres
clavos simbolizan las tres purificaciones de hierro y fuego. De manera
que hay tres purificaciones, son tres calcinaciones del Mercurio.
La primera calcinación corresponde a la montaña de la
Iniciación, la segunda corresponde a la montaña de la
Resurrección y la tercera corresponde a los últimos ocho
años de la Gran Obra. De manera que todo este trabajo de la Gran
Obra consiste en la preparación del Mercurio. Dicen los sabios:
“Dadnos el Mercurio y lo obtendremos todo.” En síntesis, el
trabajo de la Gran Obra así es.
Ahora bien, ¿cómo se llega a la resurrección?
Convirtiéndose en hombre antes de entrar al reino del
Súper—Hombre. Sobre el hombre, un códice de Anahuac, dice
lo siguiente: “Los Dioses crearon a los hombres de madera, y
después de haberlos creado, los fusionaron con la Divinidad.” No
todos los hombres logran fusionarse con la Divinidad. “El hombre
fusionado con la Divinidad, obviamente, es el Súper—Hombre.” La
mayor parte de los Iniciados llegan a convertirse en hombres, mas no
alcanzan el estado de Súper—Hombre. Para convertirse en hombre
verdadero, tienen que ser creados los Cuerpos, pero resulta que hay
muchos que logran crear los Cuerpos y reciben, naturalmente, sus
principios superiores anímicos, espirituales, es decir, se han
transformado en legítimos hombres, en hombres auténticos.
Mas, cabe destacar que aún no han eliminado el mercurio seco ni
el azufre arsenicado, entonces, ¿qué ha sucedido?, Que no
han perfeccionado esos cuerpos, que no han logrado que esos
vehículos sean de oro puro. Han logrado crearlos mas no han
logrado transmutar esos cuerpos en oro de la mejor calidad. Se han
quedado, simplemente, como hombres Hanasmussianos, Hanasmussianos
porque realmente no han eliminado el ego. Esos casos son de fracaso.
El Hanasmussen queda con doble centro de gravedad. Una parte de la
conciencia es el Hombre interior profundo, el Ser, vestido con los
Cuerpos. La otra parte es la conciencia vestida o embotellada entre los
distintos yoes, formando el ego. Queda convertido en mago blanco y
negro a la vez. Hanasmussianos con doble centro de gravedad son los
abortos de la Madre Cósmica, fracasos. Andramelek es un caso de
Hanasmussen con doble centro de gravedad. Uno invoca a Andramelek en
los mundos superiores y encuentra que es un Trono. Pero, en otras
invocaciones, viene más bien el mago negro Andramelek que es muy
antiguo. Tiene doble centro de gravedad, es un Hanasmussen.
Un Hanasmussen es un fracaso de la Gran Obra, un aborto de la Madre
Cósmica. La Madre Cósmica es la signatura astral del
esperma sagrado, es la estrella resplandeciente que brota desde el
fondo del mar, desde el caos metálico del esperma. Stella Maris,
la parte ígnea del Mercurio, nos guía y dirige en la Gran
Obra. Es Ella quien nos ayuda en todo el trabajo de la Gran Obra.
Stella Maris es la Virgen del Mar, de ese mar interior que uno carga,
del esperma. Es de ahí de donde surge esa estrella generosa que
es la parte ígnea del esperma. Stella Maris es la estrella
simbólica que guía a todo Mago, la que dirige la Gran
Obra, es la signatura astral del esperma sagrado, la Madre Divina
Kundalini Shakti. Con ella se realiza la Gran Obra, pero, si uno no
elimina el mercurio seco y el azufre arsenicado, no logra fusionarse
con la Divinidad. Si no hay muerte, se transforma en un aborto, en un
fracaso. De manera que la Obra debe hacerse correctamente.
El Antimonio está dispuesto a fijar los átomos de oro en
el Mercurio a condición de que se eliminen, con la ayuda de
Stella Maris, el mercurio seco y el azufre arsenicado. Si así lo
hacemos, el Antimonio trabaja fijando el oro.
— Maestro, ¿es cierto que uno pasa las primeras iniciaciones
inconsciente?
Son las primeras iniciaciones de Misterios menores, son el sendero
probatorio. Lo fundamental en nosotros son las grandes iniciaciones de
Misterios mayores, el trabajo de la Gran Obra.
Para comprender los misterios de la Gran Obra se necesita recibir el
Donum Dei, o sea, el Don de Dios. Si uno no ha recibido el Don de Dios
para poder entrar en la ciencia de la Gran Obra, aunque la estudie no
la entiende, porque resulta que me se llega a1 intelecto, se llega a la
conciencia. Toda la ciencia de la Gran Obra va a la conciencia,
pertenece a los funcionalismos de la conciencia.
Vean ustedes como se puede hablar en Alquimia sobre toda la Gran Obra.
—Maestro Samael, ¿qué son los colores blanco y rojo que
tanto aparecen en los textos de Alquimia?
Son los colores que presenta el Mercurio cuando uno está
purificando los cuerpos en el crisol. ¿Cuál crisol? Pues
el crisol sexual. Así, da un color negro primero, un color
blanco después, luego prosigue con el amarillo y culmina con el
rojo. Ese es el simbolismo de los Reyes Magos, uno es blanco, otro es
negro y el otro es amarillo. Falta el rojo, el rojo falta para que
todos ellos, los Reyes, puedan levantarme. La estrella que los
guía es precisamente, Stella Maris, que nos guía en el
trabajo, es la que hace todo el trabajo. Obviamente, si alguno quiere,
digamos, convertir el cuerpo Astral en un vehículo de oro puro,
tiene que dedicarse a eliminar el mercurio seco. Claro que todos los
yoes sumergidos en el plano Astral surgen con una fuerza terrible,
espeluznante, horrorosa, y se procesan dentro de su corrupción y
aunque los demonios atacan violentamente se deben desintegrar. Cuando
ocurre esto se dice que uno ha entrado en el reino de Saturno, ha
comenzado el trabajo de fuego, de fuego negro, que corresponde a
Saturno. Cuando todos esos elementos comienzan a ser destruidos y
desintegrados, el Mercurio del cuerpo Astral comienza a blanquearse.
Pero, aunque ya se han destruido la mayoría de esos elementos
indeseables, el blanco color sólo cubre superficialmente el
cuerpo Astral. Luego hay que continuar el trabajo con el mismo cuerpo
Astral, trabajando con el Mercurio Astral, eliminando de este Mercurio
el mercurio seco y se llega de esta manera a poseer el color amarillo,
el color amarillo de los grandes Misterios. Si prosiguiendo en el
trabajo, llega un momento en que ya no se tiene absolutamente
ningún elemento indeseable en el cuerpo Astral, cuando ya todo
el cuerpo Astral ha sido purificado y que llegando a brillar, el
Antimonio ha podido fijar los átomos de oro en ese Mercurio,
entonces, el cuerpo Astral viene ha quedar de oro puro. Cuando ya es
oro puro, lo traga la Divina Madre Kundalini y se recibe la
púrpura, la túnica de púrpura, la púrpura
de los Reyes. Veamos, pues, los colores: negro, blanco, amarillo y
luego la púrpura que equivale al rojo. El mismo proceso se da
para el cuerpo Mental y para el Causal.
No podría verificarse la resurrección del Cristo en el
corazón del hombre, en tanto no estén esos cuerpos todos
convertidos en vehículos de oro puro, que penetrándose y
compenetrándose sin confundirse, formen el famoso To Soma
Heliakon, el cuerpo de oro del Hombre solar.
El To Soma Heliakon sirve de envoltorio para el Señor, para el
Cristo interior que se levanta de su sepulcro de cristal y vuelve
aquí, a manifestarse. El se envuelve con el cuerpo de oro y se
expresa en el mundo físico como un Mahatma. ¿Para
qué el Señor viene a este mundo? Para trabajar por la
Humanidad, ése es el objetivo. Como podemos observar, ya vamos
viendo el significado de los Reyes Magos y de la Estrella.
En cuanto al niño, ese niño es el Cristo íntimo.
Niño al que adoran los Reyes Magos, el Cristo íntimo que
tiene que pasar por todo ese trabajo. Durante este proceso de la
Alquimia, el Señor interior profundo trabaja terriblemente. En
el fondo, ya es dirigente de la Gran Obra, la misma Stella Maris
trabaja bajo su dirección, Él es el Jefe de la Obra.
De manera que, cuando el Señor interior profundo ha terminado la
totalidad de la Gran Obra, dentro de ese sepulcro de cristal, nace como
un niño en el corazón del hombre. Él tiene que
desarrollarse durante el trabajo esotérico, tiene que vivir el
Drama Cósmico dentro de uno mismo y se hace cargo de todos
nuestros procesos mentales, volitivos y emocionales. En una palabra, se
hace un hombre entre los hombres y sufre todas las tentaciones de la
carne, de todos. Tiene que vencer y salir triunfante. Ya son todos sus
vehículos de oro puro y puede uno vestirse con esos cuerpos y
vivir en el mundo de la carne, como todo un Adepto resurrecto,
triunfante en el Universo. Que se sepa, pues, que el Señor
interior profundo, el Cristo íntimo, es el estimulo en el mundo,
de toda la majestad de Dios, porque es nuestro verdadero Salvador.
Esta es la esencia del Salvator Salvandus del que se habla en el
Gnosticismo Universal. Él es el Salvator de ese Adepto,
Él es el Salvador interior, el Jefe de la Gran Obra en el
interior del laboratorio, el Magnés interior de la Alquimia, que
vestido con sus cuerpos de oro, es la Piedra Filosofal, la Gema
preciosa, el Carbunclo rojo.
Quien posee esa Piedra, tiene el poder de transmutar el plomo en Oro,
los polvos de proyección, etc., etc., Esa Piedra es muy
dúctil, elástica y perfecta. Eso sí, se puede
echar dentro del fuego, como la manteca, sin que se pierda. Uno puede
echar manteca dentro de un sartén en el fuego y no se pierde,
así es la Piedra Filosofal si se tira dentro del fuego. Se puede
perder el espíritu metálico de la Piedra, que es el
Cristo íntimo. Ese espíritu metálico puede
evaporarse, ¿cuándo? Cuando un metal se funde.
¿Cuándo se funde? Cuando se derrama el vaso de Hermes; se
funde el espíritu metálico en la reacción
metálica del oro y es indudable que el Magnés interior se
escapa. Ahí se sabe que ha perdido la Piedra Filosofal, que la
ha disuelto en el agua. Hablando en otro lenguaje, fuera de la Gran
Obra, diría que ahí se cae el Bodhisattva. En Alquimia,
se dice claramente, que se hecha la piedra al agua, que se disuelve en
el agua en día sábado. Entiéndase que
sábado es Saturno, o sea, el reino de la muerte. Quien disuelve
su Piedra en agua, pues pierde su piedra.
Todo el Génesis esta relacionado con la Gran Obra. El primer
día del Génesis corresponde al trabajo en el abismo y al
primer Sello del Apocalipsis. El segundo día del Génesis,
corresponde al trabajo con las aguas, el cuerpo vital. El tercer
día del Génesis corresponde al astral. El cuarto
día del Génesis, al mental. El quinto día, al
causal. El sexto día del Génesis corresponde al sexto
Sello del Apocalipsis, al Búdhico o intuicional. Luego, el
séptimo Sello, el séptimo día de la
Creación, es el día de descanso. El trabajo se hace en
los seis días o períodos de tiempo, al séptimo hay
descanso y al octavo viene la resurrección del Señor. De
manera que el Génesis y el Apocalipsis se complementan.
La Gran Obra, en síntesis, se realiza en ocho años. La
parte superior de la Gran Obra son ocho años, aun que el periodo
de trabajo y preparación son muchos más. Pero ya la
última síntesis, el último periodo en el que se
construye la Gran Obra, es de ocho años. Los ocho años de
Job, los ocho años maravillosos.
La Obra se realiza, pues, en períodos de tiempo, pero, todo eso
se puede realizar en una sola existencia bien aprovechada.
El Génesis y el Apocalipsis son textos de Alquimia. El
Génesis es para vivirlo ahora mismo con nuestro trabajo
íntimo y lo mismo el Apocalipsis. El Apocalipsis es el libro de
la Alquimia.
— Maestro Samael, ¿e1 Apocalipsis, está desvirtuado en
las diferentes traducciones?
Esto es lo único con lo que no se ha metido nadie. Nadie lo
entiende, nadie se mete con él, se ha podido salvar de la
desgracia. Pero toda la Gran Obra está en el Apocalipsis,
ése es el libro de la Sabiduría, el libro donde
están las leyes de la Naturaleza. Pero cada uno tiene su propio
Apocalipsis interior. Existe el Apocalipsis de Pedro, el de Juan, el de
Pablo y también existe el Apocalipsis dentro de cada uno de
nosotros. Cada uno tiene su propio Apocalipsis y hay dos formas de
vivirlo: o lo vivimos dentro de nosotros mismos haciendo la Gran Obra,
o lo vivimos con la Naturaleza, con la Humanidad en general. Por
ejemplo, la Humanidad actual ya lleva roto el sexto Sello, está
aguardando, seguramente, romper el séptimo Sello. Cuando eso
sea, habrá un gran temblor, vendrá el cataclismo final,
la destrucción total de esta raza. Si eso lo vive uno dentro de
sí, es pavoroso, y culmina con el Maestro resurrecto. Los siete
sellos representan los siete cuerpos: Físico, Etérico,
Astral, Mental, Causal, el Búdhico y el Atmico.
El Apocalipsis es interior profundo y es para vivirlo dentro de uno
mismo.
Lo mismo que los Evangelios. Los cuatro Evangelios de Cristo son
alquimistas y son para vivirlos dentro de uno mismo ya que el Cristo
está dentro de uno mismo, dentro de uno mismo uno debe
encontrarlo. Él es el Director de todo el trabajo de laboratorio.
— Pero, ¿el Jesús histórico sí
existió, Maestro?
El Jesucristo interior existe, y el histórico también
existió. El mérito de Él fue que hizo conocer la
doctrina del Jesucristo íntimo particular de cada uno de nos,
allí está su mérito, El propagó la doctrina
del Cristo íntimo. Por ejemplo, Budha, su mérito,
está en que enseñó la doctrina del Budha
íntimo. Jesús de Nazaret hace conocer la doctrina del
Jesucristo íntimo de cada uno de nosotros. Conque esto es Jeshua
y Jeshua es Salvador. La Madre Divina Kundalini, antes de ser
fecundada, es la Virgen negra que está en los sótanos de
todos los monasterios góticos. A ella se le honra con velas, con
veladores de color verde, con la esperanza que algún día
despierte el león verde, el fuego. Pero ya fecundada por el
Logos, es la Divina Madre, la Divina Concepción con el
niño en sus brazos. Ese niño que desciende se hace hijo
de la Divina Madre de uno, aguardando el instante de entrar en nuestro
cuerpo para comenzar el proceso de la Gran Obra. El Salvador de cada
uno de nosotros, el Jesucristo interior, eso es lo que cuenta. Nuestro
Jeshua íntimo, nuestro Salvador, cada uno de nosotros tiene que
encontrar su Salvador interior.
— Maestro, ¿Jesús, encarnó al Cristo?
Jesús de Nazaret, el gran Kabir Jesús, Él hizo la
Gran Obra y habló del Jesucristo íntimo que es el
Señor de la Gran Obra. El Drama Cósmico es el que tiene
que vivir nuestro Señor interior, dentro de nosotros mismos,
aquí y ahora, en el trabajo de la Gran Obra. Los tres traidores,
por ejemplo, que son: Judas, Pilatos y Caifás, son tres
demonios. Judas es el demonio del deseo y cada uno lo carga en su
interior. Pilatos es el demonio de la mente, que siempre encuentra
justificación y evasivas para sus peores delitos. En cuanto a
Caifás, es el demonio de la mala voluntad en cada uno de
nosotros, el traidor que cambia al Cristo, mejor dicho, que prostituye
la Religión. Caifás es un sacerdote, ¿qué
es lo que hace?, Convierte el Altar en un lecho de placer y copula con
las devotas y vende sus trajes, etc. En definitiva, Judas, Pilatos y
Caifás, son los tres traidores que traicionan al Cristo
íntimo, ellos son los que le entregan a la muerte y todos los
millones de personas que piden su muerte, son los yoes de uno que
gritan ¡Crucifixia!, ¡Crucifixia!, ¡Crucifixia!
¡Sí!, Nuestro Señor interior profundo es coronado
con corona de espinas, y es azotado. Eso lo puede ver todo
místico. Por último, es crucificado, baja de la cruz y es
colocado en su sepulcro. Después, con su muerte, mata a la
muerte y resucita allí vestido con sus cuerpos de oro y posee su
cuerpo especial terrenal, he ahí el misterio de la Piedra
Filosofal, dichoso el que la tenga, pues es un Maestro resurrecto.
Son misterios del Evangelio para vivirlos aquí y ahora, dentro
de nosotros mismos. La Vida, Pasión y Muerte de nuestro
Señor Jesucristo, no son algo estrictamente históricos,
como creen las gentes, es algo de actualidad inmediata que cada uno
tiene que realizar en su trabajo de laboratorio. Esa es la cruda
realidad del Cristo, no es algo de la historia del pasado que se dio
hace dos mil años, es algo para vivirlo ahora y les doy
testimonio de todo esto pues todo esto lo he estado viviendo.
En estos precisos instantes, mi Señor interior profundo
está en su santo sepulcro; En el año 1978, mi
Señor interior profundo, resucitará en mí y yo en
Él para poder hacer la gigantesca Obra que hay que hacer por la
Humanidad. Y será Él el que la haga y no mi
insignificante persona que no es sino un instrumento. Pero, Él
es en sí perfecto y Él la hace porque Él es
perfecto. De manera que doy testimonio de lo que me consta, de lo que
he vivido. El Génesis es el libro de los gnósticos. Esa
es la cruda realidad.
Yo lo encarné hace mucho tiempo, nació en mí como
un niño pequeño cuando recibí la iniciación
de Tiphereth. Luego, Él tuvo que crecer y desarrollarse, tuvo
que pasar por todos sus dramas, dentro de mí mismo, de manera
que al hablar de esta forma, hablo porque conozco. Ahora, en este
momento, después de haber pasado por el Calvario, Él
está en su Santo Sepulcro, allá voy de vez en cuando a
besar la lápida de su sepulcro, aguardando sí, su
resurrección, hasta el 78 quedará resurrecto por tercera
vez. Sí, digo por tercera vez porque yo he hecho la Gran Obra
tres veces. La hice en el pasado Mahanvantara, o sea, en la tierra
luna, antes de que esta cadena terrestre hubiera surgido a la
existencia. Luego, en la Lemuria, con la revuelta aquélla de los
ángeles que cayeron en la generación animal, claro, eso
fue en la Lemuria, el continente Mu. Entonces, yo también
cometí el error, como Dyhani Bodhisattva, de caer en la
generación animal. Perdí la Piedra Filosofal, pero en la
misma Lemuria la hice surgir. Después, en la meseta central del
Asia, cometí el error, como lo hizo el conde Zanoni, de tomar
esposa cuando ya se me estaba prohibido. Entonces volví a echar
la Piedra Filosofal al agua. Ahora, en esta nueva existencia, hice la
Gran Obra, está para culminar la resurrección del
Señor por tercera vez... ¡por tercera vez! De modo que ya
la he hecho tres veces. Así es que tengo experiencia, conozco el
camino... conozco el camino...
Lo que sí quiero decir es una gran verdad: cuando en la luna
elaboré la Piedra Filosofal por primera vez, la Piedra fue
poderosa. Cuando la elaboré por segunda vez, fue más
fuerte. Ahora que la estoy elaborando por tercera vez será
todavía más fuerte. Porque es debido a la experiencia
adquirida, de ahí un principio inteligente que debemos entender.
Un hombre puede luchar mucho por transformarse hasta la unión
con Dios, hasta ahí progresa, pero después que el hombre
llega a la unión con Dios, que Dios se manifiesta sobre ese
hombre, diríamos, que de allí en adelante ya no hay
ningún progreso. Si ese hombre quiere progresar, tiene que
retrogradar, o sea, echar la Piedra al agua. ¿Y qué
sucede con la Piedra? Cuando la Piedra vuelve nuevamente a la vida,
vuelve más poderosa, más penetrante, es algo
extraordinario. Hay hombres que lo hacen hasta siete veces. Más
allá de las siete veces es muy peligroso, se puede caer en
maldición. Yo lo he hecho tres veces, pero francamente, no lo
haré una cuarta, no quiero exponerme a perder mucho aunque las
tres veces que lo he hecho me ha salido el asunto hacia donde debe.
¡Demasiado doloroso! Por ejemplo, en la meseta central del Asia,
cuando lancé la Piedra al agua por tercera vez, decía
para mí: ¡Cuánto luché a través de
los siglos para volverme a levantar, qué cargas tan espantosas,
qué amarguras tan terribles! Sólo ahora, después
de haber sufrido mucho, pero mucho, está la Piedra Filosofal,
está otra vez renaciendo, en el 78 estará renacida. Me
eché toda la Historia de la Raza Aria para volverla a levantar.
De manera que es muy doloroso, es un proceso muy doloroso.
Hay Adeptos que, queriendo hacer la Piedra más penetrante y
poderosa, intencionalmente bajan, ya no caen, ¡se bajan!
¿Cómo bajan? Toman esposa cuando no se les está
permitido. Pero no eyaculan el licor seminal y bajo la dirección
de un Gurú, trabajan con todas las reglas del Arcano A.Z.F.
Pierden entonces la Piedra. Después de cierto tiempo, vuelven a
darle vida a la Piedra, hacen la Gran Obra, queda la Piedra más
fuerte todavía.
Hay que establecer la diferencia que existe entre una caída y
una bajada. Yo no bajé, caí intencionalmente. Mis tres
casos fueron caídas, no bajadas. En la meseta central del Asia
cometí el mismo error que el conde Zanoni, tomé esposa,
esa es la historia prohibida y eso yo lo hice. Les digo, después
de la experiencia de los siglos, que así es como se realiza la
Gran Obra.
Recordemos el ave Fénix, es maravillosa, coronada con corona de
oro y sus patas y piernas todas de bellísimo oro puro. La
Naturaleza le rendía culto. Cansada de vivir, después de
millones de años, decidió hacer un nido de ramas de
incienso, de mirra, nardos y otras ramas preciosas y lo cierto fue que
ella se incineró. La Naturaleza siempre es así, pero
después, de sus propias cenizas, el ave Fénix
renació más poderosa. Así hay que hacer con la
Gran Obra, ya que la Piedra echada al agua queda ahogada.
— Venerable Maestro, la vara de Moisés, la que se
transformó en serpiente, ¿qué es?
Así como Moisés convirtió la vara en serpiente,
así también tiene uno que convertir la vara en serpiente.
Así como Moisés levantó la serpiente sobre la
vara, y ella se convirtió en la vara misma, así
también, lo que necesitamos es levantar la vara dentro de
nosotros mismos. El hijo de la vara es el Cristo íntimo. Hay que
levantarlo dentro de nosotros mismos, levantarlo es crear los cuerpos
existenciales superiores del Ser. Tenemos que vivirlo todo aquí.
Encarnando al Cristo íntimo, viene a vivir a este mundo y es
perseguido y crece como un hombre entre los hombres y sufre todas las
tentaciones. Muy trabajoso. Él tiene que encargarse de todos
nuestros procesos mentales, volitivos y emocionales, sexuales y de todo
tipo de funciones. Y se convierte en hombre pues logra vencer todas las
tinieblas, eliminar los yoes y triunfar en sí. Él es
digno de toda Gloria, el Señor es el Salvador. Por eso es digno
de toda honra. Ante Él, los veinticuatro Ancianos — las
veinticuatro partes de nuestro Ser interior profundo —y los cuatro
Santo, — las cuatro partes superiores de nuestro Ser relacionadas con
los cuatro elementos —, todos, arrojan sus coronas a los pies del
Cordero, porque sólo Él es digno de toda Honra y Gloria.
Y esa su sangre, cuya sangre es el fuego, es el Cordero Inmolado que se
inmola viviendo en uno. Se inmola completamente. Se hace un hombre
común y corriente y lucha con las tentaciones, los deseos, los
pensamientos, con todo.
Y nadie lo reconoce hasta que triunfa. Por eso se dice: Cordero de Dios
que borra los pecados del mundo.
Ese es el Cristianismo Esotérico Gnóstico, pero bien
entendido. De manera que Él es el Salvador, el que nos salva.
Nos redime por el Fuego, pues Él mismo es el espíritu del
fuego que necesita un vaso de alabastro como receptáculo, para
manifestarse. Ese receptáculo son los cuerpos de oro puro que
uno debe crear.
El entender esto es formidable por que llega uno y se mete donde debe
llegar, o sea, convertirse en Hombre solar, en Hombre real, en el
Hombre Cristo. De manera que por esto hay que luchar a muerte, contra
todo y contra todos. Contra sí mismo, contra la Naturaleza,
contra todo lo que se oponga, hasta triunfar. ¡Hasta triunfar! Y
convertirse en el Hombre Solar, en el Hombre Cristo.
Esto no es cuestión de evolución, no es cuestión
de involución, esto es cuestión de revolución
interior profunda. Esto se sale del dogma ése de la
evolución y de la involución, esto pertenece a la Gran
Obra y esta es por eso revolucionaria.
— Maestro Samael, ¿depende de la voluntad?
Claro, la voluntad. El nacimiento es voluntad, hay que dedicar la vida,
en su totalidad, a la Gran Obra. Hasta conseguirlo, convertirse en
Hombre Sol. Eso es lo que quiere el Sol, él quiere una cosecha
de Hombres Solares, eso es lo que le interesa al Sol. De manera que
nosotros debemos cooperar con el Sol, hasta convertimos en Hombres
Solares. Lo que él quiere es una cosecha de Hombres Solares,
¡eso es lo que le interesa a él!
Paz Inverencial
Samael Aun Weor
EL TAO, LO MEJOR DE TI.
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