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el
matrimonio perfecto
Capítulo
V
VM SAMAEL AUN
WEOR
Entiéndase por personas de sexualidad normal aquellas que no
tienen conflicto sexual de ninguna especie. La energía sexual se
divide en tres tipos distintos. Primero: La energía que se halla
relacionada con la reproducción de la raza y la salud del cuerpo
físico en general. Segundo: La energía que se halla
relacionada con las esferas del pensamiento sentimiento y voluntad.
Tercero: La energía que se halla relacionada con el
Espíritu Divino del hombre.
La energía sexual es realmente y sin duda alguna, la
energía más sutil y poderosa que normalmente se produce y
conduce a través del organismo humano. Todo lo que es el hombre,
incluyendo las tres esferas del pensamiento, sentimiento y voluntad, no
es sino el resultado exacto de las distintas modificaciones de la
energía sexual.
Debido al aspecto tremendamente sutil y poderoso de la energía
sexual resulta ciertamente difícil el control y almacenamiento
de esta energía. Además, su presencia representa una
fuente de inmenso poder, que si no se sabe manejar puede llegar a
producir una verdadera catástrofe.
Existen en el organismo ciertos canales por donde normalmente debe
circular esta poderosa energía. Cuando esta energía llega
a infiltrarse en el delicado mecanismo de otras funciones, entonces el
resultado violento es el fracaso. En este caso se dañan muchos
centros delicadísimos del organismo humano, y el individuo se
convierte de hecho en un infrasexual.
Toda actitud mental negativa puede conducir directa o indirectamente a
estas catástrofes violentas y destructoras de la energía
sexual. El odio al sexo, el odio al Arcano A.Z.F., el asco o
repugnancia por el sexo, el desprecio al sexo, la subestimación
del sexo, los celos pasionales, el miedo al sexo, el cinismo sexual, el
sadismo sexual, la obscenidad, la pornografía, la brutalidad
sexual, etc., etc., convierten al ser humano en infrasexual.
El sexo es la función creadora por la cual el ser humano es un
verdadero dios. La sexualidad normal resulta de la plena armonía
y concordancia de todas las demás funciones. La sexualidad
normal nos confiere el poder de crear hijos sanos, o de crear en el
mundo del arte, o de las ciencias. Toda actitud mental negativa hacia
el sexo produce infiltraciones de esta poderosa energía en otras
funciones, provocando pavorosas catástrofes cuyo fatal resultado
es la infra-sexualidad.
Toda actitud negativa de la mente fuerza a la energía sexual y
la obliga a circular por canales y sistemas aptos para las
energías mentales, volitivas, o cualquier otro tipo de
energías menos poderosas que la energía sexual. El
resultado es fatal porque esa clase de canales y sistemas, no pudiendo
resistir el tremendo voltaje de la energía poderosísima
del sexo, se calientan y funden como un cable demasiado delgado y fino
cuando pasa por él una corriente eléctrica de alta
tensión.
Cuando el hombre y la mujer se unen sexualmente en Matrimonio Perfecto
son, en esos instantes de voluptuosidad, verdaderos dioses inefables.
El hombre y la mujer sexualmente unidos, forman un Andrógino
Divino Perfecto. Un Elohim macho-hembra. Una divinidad terriblemente
divina. Las dos mitades separadas desde el amanecer de la vida, se unen
por un instante para crear. Eso es inefable... sublime... eso es cosa
de paraíso.
La energía sexual es peligrosamente volátil y
potencialmente explosiva. Durante el acto secreto, durante el
éxtasis sexual, la pareja está rodeada de esta tremenda
energía terriblemente divina. En estos instantes de dicha
suprema y de besos ardientes que incendian las profundidades del Alma,
podemos retener esa luz maravillosa para purificarnos y transformarnos
absolutamente. Cuando se derrama el Vaso de Hermes, cuando viene el
derrame, la luz de los dioses se retira dejando abiertas las puertas
para que entre en el hogar la luz roja y sanguinolenta de Lucifer.
Entonces el encanto desaparece y viene la desilusión y el
desencanto. Después de poco tiempo el hombre y la mujer inician
el camino del adulterio, porque su hogar se ha convertido en un
infierno.
Es una característica de la naturaleza el movilizar enormes
reservas de energía creadora para crear cualquier cosmos. Empero
sólo emplea de sus enormes reservas una cantidad infinitesimal
para realizar sus creaciones. Así, pues, el hombre pierde en una
eyaculación seminal seis o siete millones de espermatozoos; sin
embargo, se necesita un infinitesimal espermatozoo para engendrar un
hijo.
En la Lemuria ningún ser humano eyaculaba el semen. Entonces las
parejas se unían sexualmente en los templos para crear. En esos
instantes las jerarquías lunares sabían utilizar un
espermatozoide y un huevo para crear sin necesidad de llegar hasta el
orgasmo y la eyaculación seminal. Nadie derramaba el semen. El
acto sexual era un sacramento que sólo se verificaba en el
templo. La mujer en aquella época paría sus hijos sin
dolor y la serpiente se levantaba victoriosa por el canal medular. En
aquella época el hombre no había salido del Edem; la
naturaleza entera le obedecía, y no conocía el dolor ni
el pecado. Fueron los tenebrosos luciferes quienes le enseñaron
al hombre a derramar el semen. El pecado original de nuestros primeros
padres fue el crimen de derramar el semen. Eso es fornicación.
Cuando el hombre paradisíaco fornicó penetró
entonces en el reino de los luciferes. El hombre actual es
luciférico.
Es absurdo derramar seis o siete millones de espermatozoides cuando
sólo se necesita uno para crear. Un solo espermatozoide se
escapa fácilmente de las glándulas sexuales sin necesidad
de derramar el semen. Cuando el hombre regresa al punto de partida,
cuando restablezca el sistema sexual del Edem, la serpiente sagrada del
Kundalini se levantará otra vez victoriosa para convertirnos en
dioses. El sistema sexual del Edem es sexualidad normal. El sistema
sexual del hombre luciférico es absolutamente anormal.
No sólo se fornica físicamente; existe también
fornicación en los mundos mental y astral. Aquellos que se
ocupan en conversaciones de tipo lujurioso; aquellos que leen revistas
pornográficas; aquellos que asisten a salones de cine donde
exhiben películas eróticas pasionales, gastan enormes
reservas de energía sexual. Esas pobres gentes utilizan el
material más fino y delicado del sexo, gastándolo
miserablemente en la satisfacción de sus brutales pasiones
mentales.
La fantasía sexual produce impotencia de tipo psico-sexual. Esa
clase de enfermos tiene erecciones normales, son hombres aparentemente
normales, pero en el instante en que van a efectuar la conexión
del miembro y la vulva, la erección cede cayendo el falo, y
quedando en el más horrible estado de desesperación.
Ellos han vivido en la fantasía sexual y cuando realmente se
hallan ante la cruda realidad sexual que nada tiene que ver con la
fantasía, entonces se confunden y no son capaces de responder a
la realidad como es debido.
El sentido sexual es formidablemente sutil y tremendamente
rápido, gracias a su energía finísima e
imponderable. El nivel molecular donde actúa el sentido sexual,
es millones de veces más rápido que las ondas del
pensamiento. La mente lógica y la fantasía son piedras de
tropiezo para el sentido sexual. Cuando la mente lógica con
todos sus razonamientos, o cuando la fantasía sexual con todas
sus ilusiones eróticas quieren controlar el sentido sexual o
encauzarlo dentro de sus ilusiones, entonces es destruido fatalmente.
La mente lógica y la fantasía sexual destruyen el sentido
sexual cuando intentan ponerlo a su servicio. La impotencia
psico-sexual es la tragedia más espantosa que puede afligir a
los hombres y a las mujeres fanáticas o a las gentes de tipo
puramente razonativo.
La lucha de muchos monjes, monjas, anacoretas, seudo-yoguines, etc.,
etc., para embotellar el sexo entre su fanatismo religioso, para
recluirlo en la cárcel de sus penitencias, para amordazarlo y
esterilizarlo, para prohibirle toda manifestación creadora,
etc., etc., convierte al fanático en un esclavo de sus propias
pasiones, en un esclavo del sexo incapaz de pensar en otra cosa que no
sea el sexo. Esos son los fanáticos del sexo. Los degenerados de
la infra-sexualidad. Estas gentes se descargan todas las noches con
poluciones nocturnas asqueantes, o contraen vicios homosexuales o se
masturban miserablemente. Querer recluir el sexo es tanto como querer
embotellar el sol. Un hombre así es el esclavo más
abyecto del sexo, y sin provecho alguno ni placer verdadero. Un hombre
así es un infeliz pecador. Una mujer así es una mula
estéril, una esclava vil de aquel a quien quiere esclavizar, (el
sexo). Los enemigos del Espíritu Santo son gentes del abismo. A
esa gente más le valiera no haber nacido, o colgarse una piedra
al cuello y arrojarse al fondo del mar.
El ser humano debe aprender a vivir sexualmente. Ya viene la edad del
sexo, la edad de la Nueva Era Acuaria. Las glándulas sexuales
están controladas por el planeta Urano, y éste es el
regente de la constelación de Acuario. Así pues, la
Alkimia Sexual es de hecho la ciencia de la Nueva Era Acuaria. La Magia
Sexual será oficialmente acogida en las universidades de la
Nueva Era Acuaria. Aquellos que presumen ser mensajeros de la Nueva Era
Acuaria, y que sin embargo odian el Arcano A.Z.F., demuestran hasta la
saciedad ser realmente impostores porque la Nueva Era Acuaria
está gobernada por el regente del sexo. Este regente es el
planeta Urano.
La energía sexual es la energía más fina del
cosmos infinito. La energía sexual puede convertirse en
ángeles o en demonios. La imagen de la verdad, se halla
depositada en la energía sexual. El diseño cósmico
del Adam Cristo se halla depositado en la energía sexual.
El Hijo del Hombre, el Superhombre, nace del sexo normal, el
Superhombre, jamás podría nacer de los infrasexuales. El
reino de los infrasexuales es el abismo.
El poeta griego Homero dijo: "Más vale ser un mendigo sobre la
Tierra, y no un rey en el imperio de las sombras". Este imperio es el
mundo tenebroso de los infrasexuales.
EL TAO, LO MEJOR DE TI
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