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COMO MANTENERSE EN LA CUMBRE |
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Cómo mantenerse en la cumbre
Un ejecutivo que ha alcanzado una alta posición no se da cuenta de que no es fácil mantenerse en la cumbre.
Se da cuenta de que sus responsabilidades y preocupaciones se han incrementado considerablemente y de que se encuentra solo para hacerles frente.
Por ello debe estar preparado para hacer frente a nuevas obligaciones. Ya no debe esperar que los problemas se trasladen a niveles superiores.
Él es quien debe adoptar las decisiones, ya que todos esperaran que resuelva los problemas, preste atención a nuevas ideas o haga cambios de trascendencia.
Las nuevas exigencias del éxito:
Cuando se está en la cumbre el efecto de sus actuaciones se amplifica. Si tiene habilidad y actúa con inteligencia, puede alcanzar grandes logros, ya que dispone de mayores recursos y se mueve en niveles donde la acción es más trascendente. La contrapartida de esta situación es que las equivocaciones pueden significar un fracaso de enormes repercusiones. La única forma de hacer frente a las mayores responsabilidades es que el ejecutivo trabaje más duro que antes y analice mucho más cuidadosamente cada situación en que interviene. Cualquier intervención suya podrá significar grandes logros o irremediables perjuicios. El que haga las cosas bien se considera algo natural. Sin embargo, cuando la organización fracasa, a él se le culpa de su destrucción. Lo que generalmente es así. Según Fred Young, no es el incompetente el que destruye una organización, ya que nunca llegará a una posición en que pueda tener tanta influencia. Los que más daño hacen son los ejecutivos capaces que, una vez han llegado a la cumbre, se dedican a dormir sobre los laureles, descuidando sus nuevas funciones y ocasionándole un daño irreparable a su organización.
Exigencia 1: El ejecutivo que ha llegado a la cumbre debe trabajar más intensamente que en su antigua posición, ya que su mayor o menor grado de participación puede significar grandes logros o irremediables perjuicios para su organización.
El ejecutivo que llega más lejos es el que hace más de lo necesario y mantiene siempre un intenso ritmo de actividades. En segundo lugar el ejecutivo debe ser realista y conocer exactamente cuáles son sus propias limitaciones así como las que presenta la organización en que trabaja. Debe saber, con la mayor precisión posible. hasta dónde puede llegar, los objetivos que debe cumplir, los medios de que dispone para alcanzarlos, la forma de organizarse, los obstáculos que debe vencer y las oportunidades que debe aprovechar. Para ello, el ejecutivo debe saber situarse en su elevada posición. Es necesario que desarrolle una visión panorámica, lo más objetiva posible, que le permita evaluar el comportamiento de su organización y hacer predicciones para el futuro. Para ello, lo básico es: movilizar colaboradores eficaces, descubrir sus cualidades positivas y estimularlos a crear un espíritu de equipo en que se sientan partícipes de una iniciativa común y den todo de su parte para lograr los objetivos precisos que se les han señalado. El ejecutivo debe tener muy claro su objetivo. No debe entusiasmarse en forma indiscriminada con nuevas cosas, a menos que ellas encajen en el objetivo central de su organización. La concentración de sus actividades es la clave de resultados satisfactorios. El desesperarse y tratar de moverse en nuevos ámbitos, generalmente se traduce en una pérdida de eficacia. Por este motivo es obligación del ejecutivo preguntarse antes de iniciar una nueva actividad, si ésta le aleja del objetivo central de su organización o se relaciona con él. De esta manera podrá ahorrarse muchas reuniones, viajes, revisión de estudios, elaboración de informes, etc., cuando no estén ayudando al objetivo central de su organización.
El actuar en forma realista supone ser selectivo, ya que de otro modo la embriaguez de una alta posición puede llevarlo a labores representativas que en nada ayudan en el cumplimiento de los objetivos de su organización. Por otra parte debe evitar un cambio permanente de actividades. Es conveniente que pueda programar su jornada de trabajo, estableciendo actividades similares que no suponen el tener que trasladarse de una oficina a otra, la revisión de materiales diversos o el mantener reuniones con diferentes personas. Tendrá el menor desgaste posible de energía, si es capaz de planificar las actividades del día, de la semana o del mes, en una forma ordenada. En esta programación debe actuar con gran realismo. Seguramente tendrá una gran cantidad de actividades en su jornada diaria. Algunas serán de gran importancia para el desarrollo de sus funciones. Otras podrían perfectamente esperar una oportunidad más propicia. Es obvio que no se pueden hacer todas las cosas al mismo tiempo. Por esto debe preocuparse de las funciones prioritarias, de mayor importancia, las que debe hacer primero y no interferirías por actividades de carácter secundario. El comportamiento realista supone también no recargar demasiado las actividades diarias, ya que, inevitablemente, se presentarán obstáculos imprevistos. En toda institución o empresa existen una serie de situaciones de emergencia que a menudo se mezclan con los compromisos adquiridos para el día y que provocan tensiones y exigencias excesivas para el ejecutivo. Las emergencias se deben programar y para ello, es necesario que se incluyan en las jornadas de trabajo períodos libres en los cuales pueda específicamente atender cualquier situación imprevista. El mantenerse en la cumbre implica por lo tanto una buena programación de actividades. A primera hora de la mañana, o si es posible a última hora del día anterior, el ejecutivo debe realizar un inventario de todas sus actividades y compromisos y organizar un plan diario para abordarlos.
Exigencia 2: LI ejecutivo que quiere mantenerse en la cumbre debe ser realista en la programación de sus actividades, determinando en forma precisa sus propias limitaciones y las que presenta la organización en la que trabaja.
El ser realista y conocer sus limitaciones y las de su organización lo defiende de la sensación de frustración que se apodera de muchos ejecutivos al no lograr los resulta-dos que esperaban. El ejecutivo debe comprender que la suerte es escurridiza y que en la vida, hay días buenos y días frustrantes. El ejecutivo debe convencerse de que no es posible lograr siempre resultados espectaculares y que debe estar en condiciones de soportar insatisfacciones derivadas de retrasos o resultados inesperados. La situación puede ser modificada siempre que exista un trabajo serio y una intensa reflexión sobre el momento que vive su organización y lo que explica ciertas fallas transitorias. Para solucionar esas fallas el ejecutivo debe comprender que los procedimientos, los medios, las ideas, pueden ser buenos durante un tiempo determinado, pero no eternamente. El insistir en fórmulas rígidas de comportamiento puede traducirse en resultados flojos, que en muchos casos puede atribuir el ejecutivo a errores en su actuación. La experiencia muestra que no siempre debe insistirse en una actuación determinada, siendo necesario proceder en forma racional y objetiva y revisar continuamente todo lo que se relaciona con el trabajo diario. Por este motivo el ejecutivo no debe dar como excusa de un fracaso el que las cosas se hicieron como se acostumbraba en el pasado con resultados satisfactorios. Es fundamental el que se sitúe en un nivel más alto de visión y sea capaz de responder en forma realista a preguntas que aseguren si se están utilizando los mejores procedimientos o el enfoque más adecuado para resolver un determinado problema. Otra exigencia que debe considerar el ejecutivo cuando se encuentra en la cumbre es el evitar aislarse. Esta inclinación implica riesgos de que sus decisiones puedan llegar a ser inconsistentes, sus planes irreales y su influencia sobre sus subordinados cada vez más débil. A medida que el ejecutivo ocupa posiciones más altas, tiene mayor necesidad de encerrarse en su oficina, ya que debe prestar atención a relaciones con niveles superiores y con medios externos. Este aislamiento, que es necesario, no debe ser excesivo, y aunque es muy importante que delegue el máximo de responsabilidades en sus subordinados no debe exagerar esta actitud: manteniendo permanentes contactos con sus subordinados y los beneficiarios o usuarios de sus productos y servicios. El ejecutivo que está en la cumbre debe proponerse dedicar parte de su jornada a tomar contacto con sus subordinados, incluso con los de nivel más bajo.
De esta manera puede informarse de los problemas reales de la organización y motivarlos para una mejor participación. En lugar de aislarse, el ejecutivo debe comprender que lo básico en el desarrollo de su trabajo es rodearse de gente capaz y que responda de forma leal y eficiente en el desempeño de sus obligaciones. En la medida que obtenga esta cooperación podrá aliviarse de gran parte de sus responsabilidades diarias y disponer de la tranquilidad necesaria para desempeñar funciones de mayor nivel. En muchos casos el ejecutivo se aísla para evitar conflictos. Esto es un error, ya que debe aceptar y estimular el que existan opiniones diversas. Si su personal le demuestra que está cometiendo errores, debe aceptar esas criticas e introducir los cambios que sean necesarios. Lo mismo sucede si sus diferentes colaboradores mantienen posiciones discrepantes entre sí, lo que indica un ambiente sano y activo dentro de la organización. Otra de las formas de aislarse es fomentar el nepotismo. La mayor parte de las personas con altas responsabilidades consideran que es necesario disponer de la ayuda de alguno de su familia, que le suministre informaciones confidenciales y que realice tareas que exigen el máximo de confianza. Cuando esto ocurre, es señal de fallas graves en la estructura organizativa ya que no se puede basar el funcionamiento y desarrollo de una institución o empresa en aspectos que no puedan ser del dominio de todos los que participen en su realización. Por el contrario, la presencia de personas que no desempeñan funciones específicas aumenta la distancia entre el ejecutivo y quienes realizan efectivamente el trabajo, destruyendo el espíritu de equipo que es tan importante para el éxito de una organización. Por otra parte debe preocuparse por mantener los mejores contactos con el medio externo. El mundo moderno ofrece posibilidades y a la vez condiciona el éxito de una organización. La obligación del ejecutivo es actuar como antena con respecto a su institución o empresa e introducir permanentemente cambios en la estructura de su organización que le permitan anticiparse a cualquier problema y aprovechar las oportunidades que se presentan.
Exigencia 3: El ejecutivo que ha llegado a la cumbre debe evitar el aislarse, manteniendo contactos con su personal, incluso de los niveles más balos y actuando como antena con respecto al mundo externo,
Con respecto a la forma de cómo organizar la jornada de trabajo, las relaciones con el personal y el medio exterior pueden estar incluidos en la segunda parte de la jornada, una vez que el ejecutivo ha podido concentrarse en forma prolongada en sus labores de dirección. Por otra parte puede, y es conveniente que lo haga, salir a entrevistarse con sus subordinados y colegas y con ello hacer efectiva una de las funciones más importantes, que es la de supervisión y control. Eso implica el abandono de su oficina y el tomar contacto con la marcha diaria de los trabajos. Otra exigencia que debe tener presente el ejecutivo cuando ha llegado a la cumbre es evitar que lo desborden las preocupaciones ¡inherentes a sus mayores responsabilidades. Cuando un ejecutivo se encuentra en la cumbre se produce un incremento de sus tensiones emocionales debido a una serie de temores. Uno de los más frecuentes es la sensación de disminución de su capacidad al comprobar que muchas cosas son más difíciles de lo que suponía o no se resuelven en la forma esperada. Otro temor es el originado por la inquietud de que personas más jóvenes o con menor jerarquía en la organización actúen con mayor eficiencia. Muchos ejecutivos incluso rehuyen la colaboración de gente capaz o de ejecutivos jóvenes por temor a su competencia. Esto es un error y el ejecutivo que está en la cumbre no debe dejarse influir por sentimientos de duda respecto a su capacidad. Generalmente, cuando se ha llegado a una posición alta. La capacidad se incrementa, ya que se dispone de mayores medios para actuar eficazmente. En la medida en que sepa encontrar gente joven y capaz y utilice sus servicios en el cumplimiento de los objetivos de la organización, estará aumentando su influencia y mejorando el nivel de efectividad en su propio trabajo. Para evitar las tensiones es importante que desarrolle toda una disciplina de trabajo que le evite estar sometido al "stress" y trabajar en un ambiente conflictivo. Para ello es necesario que consiga otras opiniones cuando un problema le perturbe excesivamente.
Otra recomendación es actuar con serenidad dedicándose a una sola cosa cada vez, valorando fríamente si esa cosa representa realmente algo prioritario en su función. Cuando actúa bajo un exceso de tensión, está desaprovechando su talento y su eficacia. Siempre existe la posibilidad de establecer diferentes procedimientos para alcanzar un logro determinado. En muchos casos el ejecutivo insiste en que todo debe descansar en su esfuerzo personal. Al hacerlo, se exige excesivamente a sí mismo, lo que le inhabilita para obtener un buen resultado. Una serie de estudios realizados en organizaciones modernas demuestran que la mayor parte de ellas malgasta más del 50 % de sus recursos de personal, espacio y tiempo. Una adecuada revisión de esta Situación en su organización puede proporcionarle extraordinarias posibilidades, siempre que proceda en forma serena y con dominio de sí mismo. Una buena política es el cambiar permanentemente de ambiente y, en lo posible, destinar pequeños períodos durante el día en los que él pueda tomar contacto con la gente que realiza efectivamente el trabajo, para, así, conocer los problemas en su origen mismo y superarlos oportunamente.
Exigencia 4: El ejecutivo que está en la cumbre debe evitar que le desborden las preocupaciones inherentes a sus nuevas responsabilidades y que se produzca un incremento de sus tensiones emocionales, que generalmente lo deterioran física y mentalmente.
Cuando se está en la cumbre el ejecutivo generalmente se intranquiliza frente a limitaciones que le impiden el cumplimiento de objetivos determinados. Las tensiones que ello origina deberían desvanecerse por el hecho de que lo óptimo difícilmente existe y que debe de tratar de hacer el máximo con los medios de que disponga. La Humanidad es testigo de grandes progresos que se han logrado en el pasado con escasísimos medios disponibles. Incluso es mucho más sano que una organización disponga de presupuestos ajustados, que el asignar recursos excesivos. El hombre tiene la tendencia a complicar y sólo bajo grandes presiones encuentra formas más simples de realizar las cosas. La tendencia general es suponer que no es posible cumplir un determinado plan si no se dispone de lodos los medios necesarios. El ejecutivo, si observa la forma cómo se han logrado iguales metas en el pasado, o cómo se las arreglan instituciones más débiles puede lograr que sus colaboradores se adapten a situaciones restrictivas y logren en muchos casos resultados iguales o incluso mejores que con presupuestos excesivos.
Exigencia 5: El ejecutivo debe saber adaptarse a condiciones restrictivas.
En ningún caso el directivo debe buscar como solución a sus mayores preocupaciones el aumentar excesivamente su jornada de trabajo, sacrificando horas que debe dedicar a su familia, trabajando los fines de semana o buscando escape en la ingestión de alcohol, tranquilizantes o drogas. Cuando llegue a estas situaciones, el directivo debe frenarlas bruscamente y sorne-terse al cuidado de un especialista que impida el que esos hábitos le conduzcan a límites peligrosos. La reducción de las tensiones es fundamental, ya que generalmente vienen asociadas a estados físicos que favorecen el desarrollo de problemas de salud, tales como úlceras, problemas cardíacos, desequilibrios mentales. etc. El estar en la cumbre generalmente representa un costo para todo ejecutivo, pero debe preguntarse si dicho costo justifica el destruirse física y mentalmente. Una sexta exigencia cuando se está en la cumbre es no cometer el error de reproducir estructuras de organización que corresponden a modelos de grandes empresas. En muchos casos se establecen una serie de secciones y se desarrollan inversiones en aspectos no prioritarios, debido a la inclinación a pensar que esto es necesario porque así es en las grandes organizaciones que alcanzaron el éxito. Para evitar esta inclinación, el ejecutivo debe hacer un cuidadoso análisis de cuáles son las necesidades mínimas requeridas para lograr una meta determinada, y en función de sus disponibilidades reales, montar una organización que le permita alcanzar la mayor eficacia. El elefantismo es uno de los mayores males que impulsan los ejecutivos recién llegados a la cumbre, llevando en su retina modelos de instituciones o empresas que corresponden a medios diferentes. En lugar de facilitar su trabajo lo complican innecesariamente y asignan recursos que luego se traducen en un bajísimo nivel de aprovechamiento. El profesor Parkinson en su extraordinaria obra ~La Ley de Parkinson~ dice lo siguiente:
"Abundan los ejemplos de instituciones nuevas que se disponen a hacer sus primeras armas con un aparatoso estado mayor de consejeros, delegados, gerentes, subgerentes y asesores de varias clases. Todos juntos se reúnen en un espléndido cuartel general que fue proyectado por ellos y para ellos. La experiencia nos demuestra que una empresa de tal envergadura morirá sin remedio". El profesor Parkinson agrega.~" Su propia perfección cuidará de 3sfixiarla. No podrá echar raíces por falta de tierra. Nunca podrá crecer porque ya se encuentra bastante crecida. Infructífera por naturaleza, no llegará a florecer". Lamentablemente la afirmación anterior es válida a muchísimas instituciones o empresas que se sobredimensionaron. El ejecutivo que está en la cumbre debe frenar su impulso de realizar inversiones superfluas, con lo que ganará el respeto de sus subordinados y no comprometerá a la organización.
Exigencia 6: El ejecutivo que ha llegado a ¡a cumbre debe evitar el sobredimensionar su organización, reproduciendo modelos de grandes empresas que ¡e complican su trabajo y representa un mal aprovechamiento de sus recursos.
Lo anterior es también válido respecto del comportamiento personal del ejecutivo que en la mayor parte de los casos acepta inconscientemente todo lo superfluo que tiene su nueva posición, agregando sus propios caprichos. Eso explica la suntuosidad de muchas oficinas, los automóviles principescos y muchos otros detalles que distancian al ejecutivo del resto del personal. Un equipo de trabajo, al igual que uno de deportes, debe estar integrado por gente que vista el mismo uniforme. De lo contrario no se le toma cariño a la camiseta, que es lo que motiva al personal a realizar su mejor esfuerzo y lo que asegura el éxito de un ejecutivo. Finalmente. una importante exigencia del ejecutivo que ha llegado a la cumbre es la necesidad de cultivar y mantener una personalidad exitosa que mueva a la colaboración de superiores, colegas y subordinados. La personalidad del ejecutivo exitoso puede desarrollarse. No es frecuente que toda persona tenga en forma innata simpatía personal, entusiasmo, condiciones de líder, capacidad oratoria, don de mando, etc. Lo importante es que tenga conciencia crítica de sus limitaciones y que haga esfuerzos por superar cualquier atributo negativo de su personalidad. Hay ejecutivos que derrochan simpatía, conocimientos, que demuestran un gran entusiasmo en lo que hacen, pero en la mayor parte de los casos estas actitudes corresponden a una estudiada forma de actuar, que es la que les permite alcanzar el mejor resultado en el medio en que se desenvuelven. Una de las cualidades más importantes de un ejecutivo que está en la cumbre es e¡ hábito de apreciar las buenas cualidades de los demás y hacérselas saber. Cada vez que un ejecutivo determine que una tarea o responsabilidad que ha efectuado un subordinado, se está desarrollando o se ha desarrollado en forma satisfactoria e incluso ha sobrepasado lo que se pensaba con respecto a esa actividad, es importante que el ejecutivo reconozca ese nivel de rendimiento y proceda a establecer los estímulos o recompensas propias al caso. Otra característica de mucha importancia en el ejecutivo que está en la cumbre es demostrar entusiasmo respecto a la función que desarr9lla y saber traspasar este entusiasmo cuando delega alguna actividad u ordena su ejecución a un subordinado.
Exigencia 7: El ejecutivo que ha llegado a la cumbre debe cultivar una personalidad exitosa que mueva a la colaboración a superiores, subordinados y colegas.
En la importancia de que el ejecutivo cuide su comportamiento. La principal función de quien ha llegado a la cumbre es dirigir gente y como dijo Lord Beveridge: Hacer que personas comunes hagan cosas no comunes. Por ello en el mundo moderno no caben las personalidades autoritarias. La gente tiene mucha mayor movilidad laboral y se dirige donde encuentra un ambiente estimulante. Por este motivo, el ejecutivo tiene que tener un gran respeto por la gente que está a su alrededor No puede proceder en forma pretenciosa. Aunque tenga la razón debe actuar con mucho tacto para no crear resentimientos en las personas con las cuales mantiene algún tipo de relaciones, ya sea su superior, su colega o sus subordinados. La principal queja de muchas organizaciones es la calidad de su personal. Se ha demostrado que en la mayor parte de los casos, su aprovechamiento es sólo de un 20 % de su capacidad. El ejecutivo que ha llegado a la cumbre debe esmerarse por mejorar ese rendimiento y su aportación personal. En la medida que lo logre podrá mantenerse en la cumbre y alcanzar metas superiores, confirmando que no hay buenas o malas organizaciones, que no hay buen o mal personal, sólo hay buenos o malos ejecutivos.
RESUMEN:
La primera respuesta debe decir que un ejecutivo que ha llegado a una alta posición se da cuenta de que no es fácil mantenerse en la cumbre, se han lucre-mentada sus preocupaciones y responsabilidades, se encuentra solo, no puede trasladar decisiones a niveles superiores, se espera que él resuelva los problemas, se espera que haga cambios y se amplifica el efecto de sus actuaciones. Una equivocación puede significar un fracaso de grandes repercusiones.
El que un ejecutivo está en la cumbre haga las cosas bien se considera algo natural. Si la organización fracasa, a él le culpan de su destrucción.
Un ejecutivo que ha llegado a la cumbre debe trabajar más intensamente, ser realista en la programación de sus actividades, debe evitar aislarse, que lo desborden las preocupaciones, debe saber adaptarse a las restricciones, evitar sobredimensionar la organización y cultivar una personalidad exitosa.
La frase de Paul Drucker de la siguiente manera: " Desde arriba sólo hay un camino fácil y es el que lleva hacia abajo". Requiere el doble de trabajo permanecer en lo alto que ascender hasta allí.
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