
Anterior
Siguiente
"QUIERO ENAMORAR A TODO EL MUNDO"
(Teresa Sesé)
"Estoy empezando." Manolo García habla
de su primera aventura en solitario, y lo hace con un entusiasmo contagioso
que administra con desarmante generosidad. Pura energía. Cuando
apenas han pasado unos meses de la disolución oficial de El Último
de la Fila, el cantante reaparece con "Arena en los bolsillos" (BMG Ariola),
un disco con cabeza y corazón en el que sobresale la cercanía
de su voz inconfundible y la frescura de unos textos que se mueven entre
lo popular y lo poético.
- ¿Cómo afronta esta nueva etapa?
- No hay ningún planteamiento previo. Cuando tienes
una pretensión, no grande, pero sí cariñosa, respetuosa
para con la música y para contigo mismo, lo único que importa
son las ganas con las que haces algo. Es aquello de "cuando las ganas aprietan...".
Y, para mí, la música es algo que he deseado toda mi vida,
el horizonte que siempre he tenido ante mis ojos. Me siento como empezando.
Y esa es la ilusión del nuevo disco. Hacer canciones es como amaestrar
tortillas. A veces saltan, a veces no saltan, a veces ves cómo dan
un salto triple mortal y te quedas con la boca abierta, a veces caen. Con
las canciones ocurre lo mismo, nunca se sabe qué va a pasar, pero
siempre es gratificante hacerlas. Para mí, que vivo en una ciudad
siendo un urbanita no convencido, el mundo de la música, el de las
canciones, es como ese circo que improvisas para ti mismo cada día
y te hace disfrutar enormemente.
- ¿La disolución de El Último
de la Fila es una historia de desencuentros?
- Quimi Portet y yo hemos hecho un trabajo de muchos
años juntos. Más que un trabajo, ha sido una tarea muy grata,
muy mágica, muy magnetizante, a veces muy absorbente, con los polos
positivos y negativos siempre en marcha, y eso nos ha llevado a una fricción
constante en el sentido de desgaste y de alegrías a la vez. Haciendo
un símil, es como si en su día se hubieran encontrado dos
personas a las que les gustara mucho el ping-pong. Nos compramos unas palas,
una mesa, y alquilamos un local para jugar. Jugábamos a todas horas,
muy contentos. Pasan los años y con el tiempo juegas una vez a la
semana, luego una vez al mes... Un día pierdes la pala, y el otro
te dice que ahora lo que le va es la natación y tú le propones
que por qué no se viene contigo a las carreras, que es muy divertido.
Y el respeto por el otro y por la situación en la que te encuentras
es lo que hace que tomemos una decisión nada dramática y
tampoco nada vulgar, es algo de gente que ama la música y tiene
ilusiones. Hemos pasado de ser compañeros de trabajo a ser amigos,
y haremos cosas juntos.
- ¿Trabajar en solitario le ha permitido desa
rrollar algún aspecto que no tuviera cabida dentro del grupo?
- Evidentemente somos personas corteses y eso te obliga
a ceder el paso, pero, claro, también implica que a veces te quedes
sin pasar o que sólo entre un pie. Llega un momento en que tienes
ganas de cruzar otros pasos de cebra, de mirar otros semáforos,
otras calles... A Quimi le apetecía hacer sus discos, sus cosas,
y yo más o menos estaba colmado en mis ansias musicales, pero vi
que la cosa se estaba durmiendo y ante esa situación de quietud
me dije: "Voy a comprarme una guitarra y voy a componer yo también
un poco". Necesitas tu mundo, el mundo de tu nada, el mundo de tu abstracción
para poder estar en el otro, el externo, porque si no, acaba por comerse
tu pequeña intimidad pastoril. Están muy bien Internet y
los viajes a la Luna, pero permítanme que haga unas pequeñas
canciones, que lea unos libros y que sueñe un poco y que el 1 de
mayo, cuando todos vayan a Benidorm, yo me quede en casa regando mis geranios.
- Su voz remite al sonido de El Último de la
Fila. ¿Cómo liberarse de este estigma?
- Es que no me molesta nada. El Último ha representado
para mí cosas buenas, me ha dado muchas alegrías, he pasado
de ser músico de feria, que es muy honroso, respetable y divertido,
a hacer mis propias canciones. Tengo grandes amigos en ese campo y podría
volver a hacerlo mañana por la tarde, pero la oportunidad de poder
hacer tus canciones, tu música, ha sido para mí una aventura.
En todos los grupos la voz marca mucho, es la capa superior y lo primero
que llega a la gente. No tengo ninguna intención de operarme de
la garganta, canto a mi manera, no tengo otra. El disco puede sonar a El
Ultimo..., pero es que he sido parte de ese grupo y en este trabajo hay
mucho del yo que soy ahora, pero también del que fui y del que está
por venir. Las canciones, San Pedro te las tira y aún gracias. Algunas
te dan en la cabeza y otras se estrellan en el suelo y se rompen o caen
en el tejado y cuando llegas se las han comido los gatos. Bastante tienes
con estar ahí con el cazamariposas. Lo otro... Lo único que
puedo decir es que las he disfrutado. Hasta ahí llego. Para mí
ha sido un regalo que me ha emocionado y en algunos momentos incluso se
me ha puesto el vello de punta. Si gusta a muchos, yo tocaré mucho
para muchos, si no le gusta a nadie, pues me iré a darle de comer
a los gatos y me resignaré a mi suerte, que también está
muy bien.
- Hombre, alguna pretensión tendrá.
- Sí, quiero enamorar a todo el mundo, esa es
la verdad más absoluta. Yo saco un disco para que guste. Mis intenciones
son buenísimas, muy cariñosas, muy afectuosas, fraternales.
Yo tengo que hacer canciones porque si no me muero. Si es que me compongo
encima...
"La poesía cotidiana del fotógrafo
García"
"Hago fotos de cosas que no he visto nunca y fotos de
cosas que no veré nunca, pero que ayudan a evadirse del peso de
los lunes, de los atascos, de lo más entrañablemente cotidiano
de nuestras vidas." Artífice junto a Quimi Portet de El Último
de la Fila, uno de los grupos más incuestionables de la última
década, Manolo García explica así su trabajo como
creador de canciones. Músico juguetón
y compositor compulsivo e inspirado, sabe como pocos
llevar la poesía al terreno de lo popular.
¿Las canciones? "Magia." ¿La música?
"Un agarre, un ancla, pero un ancla que echas a las nubes y de la cual
te cuelgas." ¿El disco? "Un regalo de reyes." Así las cosas,
mira atrás con orgullo, sin ningún afán por ocultar
su procedencia. "Saber que hemos hecho canciones que han gustado a mucha
gente, que hemos disfrutado tocando en directo, renunciar a eso o vivirlo
como un lastre sería bobo por mi parte y un insulto a la gente que
ha creído en nosotros y en esas canciones."
"Me gusta estar con los pies en el suelo"
- Desnudar su nombre y quedarse con el García
a secas, ¿un golpe de efecto?
- Conservo el Manolo pero en pequeñito. No me
gusta el nombre de Manolo. Me gusta Manuel, pero claro, quedaría
un poco pedante. García también me gusta, es tan normal...
- Precisamente esa imagen de normalidad, esa otra
manera de estar en este negocio, ha sido una de las claves del éxito
de El Último de la Fila. Pero esa "antiimagen" es tan incuestionable
que hay quien puede llegar a dudar de su autenticidad. Si fuera una operación
de marke ting habría que darle un diez.
- Si le preguntas a un familiar cercano te hablará
de todas mis miserias y de todos los pecados por los que voy a caer en
las garras de Lucifer en cuanto exale el último suspiro... Pero
no voy a ser tan borrico como para ir aireando mis pecados. Tengo un mínimo
de pudor, de amor propio y de orgullo e intento aparentar que soy majísimo.
Que lo sea o no ¿qué más da? Para mí lo importante
son las canciones. He buscado una situación de comodidad, si a mí
me gusta un trifásico pues pido un trifásico, si a mí
me gusta...
- ¿Un bocadillo de mortadela?
- Pues también. Lo que no voy a hacer es aparentar
que me gusta si no es verdad. Me sentaría fatal. La naturalidad
es lo más cómodo. Me importa un bledo si Bob Dylan lleva
peluca o tiene caspa, lo único que sé es que su disco me
encanta. No tengo ídolos, y por favor que nadie me idolatre. No
pretendo que nadie diga "qué majo, qué pose más buena
tiene, qué bien viste o qué mal viste, pero qué encantadoramente
mal viste, ¿lo hará a propósito?" No puedes estar
toda la vida fingiendo, agota. En mí hay una voluntad de distanciamiento,
de intimidad o de cotidianeidad, en cuanto que me gusta estar con los pies
en el suelo, y eso no es una pose.
Volver al índice
de El Ultimo de la Fila (gersio's Page)