Participantes
Gran Hermano 1
Gran Hermano 2
Mujeres - Gran Hermano 1
Tamara Paganini
Cuando ingrese a la casa de Gran Hermano, Tamara Paganini habrá cumplido uno de los sueños de su vida: no estar nunca sola. Seguramente extrañará mucho a Shila, su boa, pero en su lugar tendrá a los otros 11 participantes y a millones de ojos anónimos que, a través de las cámaras, la acompañarán durante las 24 horas del día. Junto a ése, otros sueños menos abstractos la esperan a Tamara en Gran Hermano. Pero cumplirlos no será tan fácil como el anterior. ¿Cuáles son sus otros sueños? Salir en las tapas de las revistas y tener una moto. Dos deseos que seguramente podrá cumplir en caso de llegar a las instancias finales del programa. Para Tamara, más conocida como India, no será traumática la mudanza a la casa de Gran Hermano. Con sus 27 años, ya vivió en diferentes lugares y parece estar más que acostumbrada a los cambios de ambiente. "La niñez la pasé con mi familia mudándome de casa en casa", recuerda sin alegría quien actualmente vive en San Telmo con su boa Shila, a quien ama, como al resto de los bichos. De su infancia y adolescencia, marcadas por disusiones y rebeldías varias, no guarda los mejores recuerdos, pero igualmente se siente orgullosa de todo lo que ha tocado vivir. Dejó el secundario a los 15 años y cuenta con una larga lista de empleos, desde vendedora puerta a puerta hasta locutora de bingo, que le sirvieron para mantenerse en la época de la rebeldía. Si bien sus relaciones de pareja tampoco gozaron de la mejor salud, hoy Tamara prefiere mirar hacia adelante. "Quiero usar mis malas experiencias, no para llorar, sino para entender que hay más oportunidades y que esta vez las tengo que aprovechar bien". A pesar de ser frontal y directa, India no deja de lado su costado sensible y sus amigos destacan especialmente su espíritu solidario. Le preocupa el futuro de su familia, especialmente el de sus hermanos. Tal vez por eso, otro de sus sueños sea el de estudiar psicología, como una forma de ayudar y estar cerca de la gente. Hace algunos años, Tamara escribió en una lista secreta las cosas que soñaba lograr en la vida: no estar nunca sola, ser tapa de revistas y tener una moto. Hoy, a través de Gran Hermano, tiene la posibilidad de convertirlas en realidad. Sólo 112 días y los otros 11 participantes, la separan de ello.
Daniela tiene 24 años, nació el 3 de junio de 1977 en Mar del Plata, pero vive con sus padres y su hermana en Buenos Aires desde hace cuatro años. Trabaja actualmente como azafata de una línea aérea nacional (ha pedido una licencia para incorporarse en la casa de Gran Hermano) y es una fanática de todo tipo de danzas, en especial de la salsa. A esta actividad ha dedicado sus estudios: es maestra de danzas clásicas y contemporáneas y actualmente cursa la licenciatura en composición coreográfica. Aunque no fuma, ingresa a la casa los tres paquetes de cigarrillos que le permiten a cada participante, para ayudarles a superar la escasez a sus futuros compañeros de residencia. Como regalo para ellos lleva encendedores para los fumadores y velitas perfumadas para quienes no fuman. Ingresa también una bolsa de golosinas para compartir entre todos. El libro que lleva a la casa es "El caballero de la armadura oxidada" de Robert Fisher y los tres CD que entregó a la producción dan cuenta de su amor por la salsa: de Chichi Peralta, "Pa'lotro lado", de Juan Luis Guerra, "No es lo mismo ni es igual"; y un tercero de Jandy Feliz.
Pocas cosas le gustan tanto a Eleonora como dibujar. Y específicamente le gusta dibujar ojos. Por eso, el tatuaje que tiene en la nuca recrea una mirada. De esa mirada escrita en el cuerpo quizá se desprende su espíritu crítico: es tan exigente consigo misma como con quienes la rodean. Después de terminar la secundaria en un colegio católico, Eleonora comenzó la carrera de Ciencia Política en la Universidad del Salvador. Allí conoció a la persona que la acompañó durante los últimos cuatro años, hasta diciembre del 2000. Ahora, sin compromisos, ingresa a la convivencia con sus compañeros de Gran Hermano. "Soy muy sociable, y me gusta estar en contacto con la gente", explica a la hora de hablar de sus expectativas. Su defecto, según ella misma confiesa, es que no le gusta demasiado hacer deportes. De todas maneras, comparte con su padre la pasión por Independiente, y no son pocas las ocasiones en que va con él a la cancha. Cuesta un poco imaginarla con los brazos en alto, gritando algún gol desde una tribuna de Avellaneda. Pero está claro: no todo puede ser ordenado en la vida de una persona, y veremos qué desórdenes se permite Eleonora durante su estancia en la casa de Gran Hermano.
Verónica Zanzul es una de esas personas que sabe tratar con mujeres difíciles. Es que su trabajo no sólo la preparó para ello: día a día la pone a prueba. Es maquilladora y colorista. Hace 6 años que trabaja en una peluquería. Vero repartió su infancia entre José C. Paz y San Miguel. Su familia está compuesta por sus padres y sus dos hermanos. A los 18 años se fue a vivir en pareja. Luego de la pelea dos años después, se fue con su hermana Natalia y finalmente probó la experiencia de vivir sola durante un año. Ahora vive con su padre y sus hermanos. De novia hace 2 años, la vida en Gran Hermano también será un desafío para su fidelidad, pero ella asegura que está "muy bien" con su pareja. Aunque Verónica no pierde oportunidad para hablar de su novio, su amor no es sólo para él: parte de su corazón le corresponde a Boca Juniors. Vero también ama cantar y escuchar música, sobre todo U2, el grupo irlandés liderado por Bono. Fanática de pasearse en Roller por la ciudad, Verónica está muy preocupada por cómo va a mantener el color de su cabello durante los tres meses que promete estar en la casa de Gran Hermano. Porque está segura de que llegará al final. Saber tratar con mujeres difíciles la ayudará, aunque habrá que ver cómo reacciona si sus cinco compañeras pretenden todas al mismo tiempo que Verónica les dé un cambio de look cosmético.
Patricia Villamea es la representante cordobesa de Gran Hermano, y no se anda con vueltas cuando dice ser capaz ella sola de levantarle el ánimo al resto de sus compañeros de la casa. Alguna vez quiso ser monja, y ahora, con sus 30 años, mantiene todavía la esperanza de trabajar de misionera. Pato, así le dicen sus amigos, cuenta con una motivación especial para ser la ganadora de la emisión: sueña con poner una hostería en las sierras de su Córdoba natal. Pato vive con sus padres y tres de sus siete hermanos en Córdoba Capital, y si bien por los próximos meses millones de televidentes la podrán ver a través de los ojos de Gran Hermano, ella asegura que en Córdoba es una chica muy de su hogar. Le encanta tomar mate y ocuparse de tareas sencillas pero necesarias, como cortar el pasto y arreglar las plantas. En la casa, ya sabemos quién se ocupará de la huerta. De su infancia le queda el recuerdo de la gran cantidad de mudanzas: "Vivimos en diferentes ciudades por el trabajo de mi papá". Después, ya de grande, decidió ella misma irse a Rosario a estudiar, pero más tarde los problemas económicos la hicieron volver con su familia. Como buena cordobesa, Pato es amante del fútbol. Con un pie en cada provincia, sus pasiones futboleras se reparten entre Córdoba y Buenos Aires, donde sigue a Talleres y River respectivamente. En la casa no podrá seguir a sus equipos, pero sí, seguramente, sumarse en un picadito con sus compañeros si es que extraña demasiado. Si la invitan a tomar algo, no duda en pedir Fernet con Cola, su bebida favorita. Y si tiene un rato libre, vuelve a soñar con su hostería en las sierras. Ese mismo sueño que la animó a participar en Gran Hermano, y que tal vez, después de 112 días, con el premio en la mano, ella pueda convertir en realidad.
Todos los que conocen a Natalia Fava repiten una frase que la pinta de cuerpo y alma: "Nati consigue todo lo que se propone". Si a eso le sumamos que es modelo y locutora, y que participó en concursos de belleza, seguramente ya sabremos sobre quién se posarán las miradas masculinas de Gran Hermano. En Mar del Plata, donde nació hace 28 años y actualmente sigue viviendo junto a sus padres y sus dos hermanas, trabaja organizando eventos, desfiles y presentaciones de productos. "Me gusta mi trabajo porque es sumamente creativo", dice con orgullo Natalia, más conocida como Pampita. Amante de la televisión, Pampita asegura que se siente muy segura detrás de cámaras. Lo que más le gusta es grabar comerciales: "Se prendía la luz roja y yo sentía pasión por lo que hacía", recuerda quien tendrá la oportunidad única de estar durante 112 días las 24 horas frente a 30 cámaras. Su familia, que considera "maravillosa", y que goza de una excelente posición económica, la acompaña en todo lo que hace y ocupa un lugar preponderante en su vida: "Ellos hacen que día a día pueda seguir soñando y alcanzando mis metas más cercanas". Amiga de los desafíos, Pampita no dudó cuando se le presentó la oportunidad de participar en Gran Hermano. Su libertad para elegir siempre la guió por el camino correcto y nada hace pensar que en este caso se haya equivocado. Sus armas están a la vista y habrá que ver cuál de los participantes posee otras más poderosas que las de ella para arrebatarle el premio mayor.
Si una de las propiedades del clima frío es la de templar el carácter, el sur argentino parece haber dejado sus huellas en Lorena del Valle González. Ella será una de las personalidades fuertes dentro de la casa, dueña como es de un estilo más que particular para relacionarse con la gente. Santacruceña de nacimiento, llegó a Buenos Aires a los 20 años para ir a vivir con una tía, lejos de sus padres y de sus 7 hermanos. Tiene 30 años, y de un matrimonio que empezó cuando tenía 23, hoy le quedan un hijo y un ex marido, que también fue su socio cuando se dedicó al negocio de la construcción. Una madre joven, inquieta y creativa: esa es la mejor manera de definir a Lorena. Hoy su trabajo es más bien el de una decoradora. "Me dedico a la remodelación de propiedades de estilo o modernas. Me molesta la monotonía, y siempre estoy pensando en qué puedo crear", explica. "Me gusta vivir mi vida", afirma. "Analizo muy bien las cosas antes de realizarlas. Pero si me va mal, no me culpo, porque de alguna manera siempre estoy preparada para eso. No puedo vivir pensando en lo que podría haber hecho. Prefiero hacer las cosas. Y además, me gustan los desafíos". otros 11 participantes, la separan de ello.