"Ni un vagón, ni una locomotora, ni un kilo de trigo. ni un litro de carburante han de ser abandonados al enemigo. En las regiones ocupadas, deben organizarse bandas de partisanos a pie y a caballo para hacer una guerra de acoso, hacer saltar los puentes y las carreteras, incendiar los depósitos, los pueblos y los bosques. El enemigo ha de ser atacado hasta su aniquilaclon..." (Stalin)

La declaración se acaba con esta frase: «He decidido poner de nuevo el destino del pueblo alemán, del Reich alemán y de Europa, entre las manos de nuestros soldados». En el momento en que toma la palabra el cojo del III Reich, el embajador alemán von der Shulenburg sale del Kremlin. La declaración de guerra ha seguido en más de una hora a la apertura de las hostilidades. Molótov ha parecido aturdido e incrédulo. Pasa toda la mañana antes que, a excepción de las ciudades bombardeadas, el pueblo soviético sepa que es atacado por la máquina de guerra mas poderosa de la historia. A las 12 h 15, finalmente, habla Molótov. Anuncia la agresión, la violación de la frontera, el bombardeo de Zhitomir, Kaunas, Kiev, Sebastopol, 200 muertos y heridos. Recuerda la derrota de Napoleón en 1812 y llama a las armas al pueblo ruso.

Unas horas más tarde, se eleva una tercera voz: la de Churchill. Le han despertado a las 4 de la madrugada para informarle de la invasión de Rusia. Se ha encolerizado: «He dicho que sólo quería que me despertaran por la invasión de Inglaterra...». Se vuelve a dormir, y luego, en la cama, prepara el discurso que pronunciará a las 9 de la noche. Jamás ha habido mejor Churchill. La invectiva con que ataca a Hitler, la descripción de la «catarata de horrores nazis», alcanzan la cumbre de la elocuencia vengadora. Recuerda que no ha dejado de ser enemigo implacable del comunismo, que no retira nada de lo qué ha dicho y escrito, pero que todo se borra ante el espectáculo del pueblo ruso contra el cual avanza el monstruoso ejército de saltamontes of the bloody guttersnipe, del golfo sangriento, de Hitler. La URSS será ayudada por Inglaterra con todas sus fuerzas, y así no hará Inglaterra más que ayudarse a sí misma. «Hitler quiere destruir a Rusia para poder derribar esta isla a la que él tiene que vencer si no quiere pagar el precio de sus crímenes. Su invasión de Rusia no es más que un preludio de la invasión de Gran Bretaña...»

el paso del bug por los ejércitos alemanes, el 22 de
    junio de 1941El secretario de Guerra, Stimson, entrega al presidente Roosevelt un memorándum en que estima que Alemania estará ocupada en vencer a Rusia «durante un mínimo de un mes y un máximo de tres meses», tregua preciosa e inesperada, que, dice Stimson, debe utilizarse para intensificar la acción americana en el Atlántico. La cuarta voz que se eleva sobre las ondas es la de Roosevelt, que vitupera la nueva agresión hitleriana con un rosario de epítetos redundantes, treacherous, dishonorable, deceitful, hostile, murderous, brutal, desperate, pero el presidente se cuida de poner en el mismo saco al comunismo y al nazismo.

Roma, finalmente... Eran las 3 h de la mañana cuando el príncipe de Bismarck llevó al Duce una larga carta de Hitler comunicándole -¡con un cuarto de hora de anticipación!- su intención de invadir Rusia. El imprevisible Mussolini aceptó sin protesta que le pusieran ante el hecho consumado, que tanto superaba otras ocasiones análogas que tanto le habían irritado. Da la orden de declarar inmediatamente la guerra a Rusia y de ofrecer a la Wehrmacht un cuerpo italiano. Ciano convoca al embajador soviético, a quien hay que buscar en una playa a donde ha ido a pasar el domingo con todo su personal. Llega, estrecha la mano del ministro y se marcha con su declaración de guerra, tan desenvuelto como si hubiera recibido una invitación a cenar. La guerra ha tomado dimensiones nuevas. Los dados están echados.

Considerables obras se han publicado en Moscú, ante todo los seis volúmenes de la Historia de la Gran Guerra nacional de la Unión Soviética, del Instituto marxista-leninista; la Historia de la segunda guerra mundial, redactada por un grupo de militares y dirigido por uno de ellos, el teniente general Platónov; y en fin, el gran manual de B.S. Tepulchovski, Historia de la Gran Guerra patriótica. Todas las obras soviéticas sostienen con gran vehemencia temas de propaganda sobre el pacifismo de la URSS, el heroísmo de su pueblo, el papel directivo del partido comunista y la monstruosidad bestial de los agresores.

ya el 22 de junio
    al atardecer, los cuerpos de ejército de reichenau y de
    stülpnagel han de romper vigorosos contraataques.En vida de Stalin, se entendía que éste se había conducido de manera genial y que todo se había desarrollado conforme a sus previsiones. Tepulchovski, sin embargo, enumera despiadadamente los fallos: errores de previsión sobre las intenciones de Hitler; errores de preparación que hicieron reanimar demasiado tarde la industria de guerra; errores de organización que dieron lugar, en 1937, a la supresión del cuerpo acorazado; errores de despliegue que facilitaron la invasión. Desmiente que existiera, como en 1812, un plan de repliegue sistemático, y reconoce que algunas partes importantes del espacio nacional se perdieron sólo por pura imposibilidad de defenderlas.

El 22 de junio, el ejército soviético está movilizado en su 80%. Está concentrado en menor proporción y su dispositivo no tiene nada de ofensivo. Se ha articulado en cinco «frentes» que representan grupos de ejércitos. Frente Norte, general M.M. Popov, XIV y VII ejércitos. Frente Noroeste, general F.I. Kusnezov, VIII, XI y XXVII ejércitos. Frente Oeste, general D.G. Pavlov, III, X y IV ejércitos. Frente Sudoeste, general H.P. Kirponos, V, VI, XII y XXVI ejércitos. Frente Sur, general I.W. Tilulenjev, IX ejército, 2º cuerpo de caballería, 2º cuerpo motorizado. Muchas unidades se encuentran en guarniciones alejadas de la frontera y siguen viviendo en la rutina del tiempo de paz.

Grodno, tomado el 23 de junio de 1941.Atentos a las codicias alemanas, en Ucrania es donde los rusos han situado la densidad de tropas más elevada: cerca de la mitad de las divisiones, más de la mitad de los blindados. El grupo de ejércitos alemán del Sur, von Rundstedt, se empeña contra un adversario numérica y materialmente superior. La sorpresa que consigue es total. Enmarcando a la agrupación acorazada von Kleist, los ejércitos VI y XVII se han lanzado en la oscuridad sobre las orillas peladas del Bug y del San. Caen literalmente sobre durmientes, se apoderan de todos los puentes intactos y franquean los dos ríos sin perder un hombre. Pero la reacción rusa se produce con una rapidez desconcertante para tropas acostumbradas a adquirir una superioridad sin apelación sobre el adversario. Ya el 22 al anochecer, el cuerpo de ejército de Reichenau y de Stülpnagel debe romper vigorosos contraataques Ya el 23, los tanquistas de von Kleist descubren un tanque inédito, el T-34, admirablemente diseñado, fuertemente armado, invulnerable al cañón antitanque alemán de 37 mm, salvo en las orugas y las rejillas del motor. La idea de maniobra alemana era perforar derecho hacia Kiev, poniendo en fila los tres cuerpos de la agrupación blindada, 3º 14, 48 P.K. en la ruta de Zhitomir. La resistencia soviética es demasiado tenaz para permitir tal perforación. La lucha toma carácter de combate frontal.

El campo de batalla es una llanura cubierta de un espeso tapiz de trigo, de maíz y de girasoles. Las pequeñas ciudades, Rovno, Dubno, Tarnópol, Luck, Kóvel, ayer polacas, cedidas a Rusia por el tratado de Moscú, apenas son más que ghettos relucientes de grasa. Las aldeas son granjas de madera ceñidas por altos girasoles. Los campesinos reciben a los alemanes como liberadores y piden permiso para abrir la iglesia y celebrar los oficios religiosos. Pero el país es miserable y el calor, tórrido. Los soldados no tienen uniformes ligeros, empapan en sudor su feldgrau de lana artificial, vacilan y caen bajo los golpes del sol. Todas las tardes, el cielo se cubre, un viento de tormenta levanta trombas de polvo y la tormenta estalla con una brutalidad asombrosa, ahogando la llanura en unos momentos. Entonces hay que luchar con el barro. Los vehículos, y sobre todo los autos y las camionetas de entrega capturados en Francia, están construidos para rodar por caminos honrados, o, por lo menos, por campos razonables. Sucumben a la falta de aclimatación. Todavía no se está más que en la antecámara de Rusia.

Duramente, los alemanes avanzan. El VI ejército rechaza al enemigo a lo largo de los pantanos del Prípiat. La agrupación acorazada se abre paso a la línea del Styr. Lemberg, sólo a 50 km. de las posiciones de partida, no es ocupada hasta el 30 por el XVII ejército, que encuentra allí vanos nacionalistas ucranianos a quienes los rusos les han quitado la tentación de colaborar con los alemanes... Una ganga para Hitler, ávido de demostrar que la lucha contra el bolchevismo no se puede hacer según el código de la caballería. El sensible Dr. Góbbels vuela a Lemberg y hace por la radio una descripción impresionante: «Estoy verde, desfallezco de horror... ». Además, los alemanes encuentran los primeros cadáveres de sus soldados ejecutados por los guerrileros. Empieza la guerra de Rusia.

La batalla se amplía el 2 de julio. El XI ejército alemán, von Schobert, y los dos pequeños ejércitos rumanos de Antonescu atacan a su vez el Sur de los Cárpatos, franquean el Prut y reconquistan Besarabia. Rundstedt ha arrancado a los rusos lo que Ribbentropp les había dado veinte meses antes, pero no ha roto su dispositivo. En el otro extremo del frente, la densidad de las fuerzas soviéticas que cierran el camino a Leningrado es tres veces menos fuerte que en el Sur. Leeb ataca en la misma formación que Rundstedt: XVII ejército Küchler en el Norte, XVI ejército Busch en el Sur, y, en medio, como el caballo central de una troika, la agrupación blindada Hoepner. La salida está mucho más lograda que en Ucrania. Uno de los cuerpos blindados, el 56, está mandado por Erich von Manstein, el que tuvo, a la vez que Hitler, la idea de la maniobra de Sedán. Se lanza en medio del ejercito soviético, alcanza ya el 22 el valle encajado del Dubissa, toma por sorpresa el viaducto que lo franquea, prosigue su camino hacia Dunaburg, avanza 200 km. en cuatro días y captura los grandes puentes del Duna antes que los rusos hayan pensado en hacerlos saltar. ¡ La Blitzkrieg no es todavía una palabra vana!

En Ucrania hacia Lvov, que será tomada el 30 de junio.Sin embargo, aun en la hazaña de Manstein, aparece la debilidad estructural del ejército alemán. El 56 cuerpo blindado no cuenta más que con una sola Panzer, la 8ª P.D., de tres batallones de tanques solamente. Su división motorizada, la 3ª M.D., acompaña a los tanques, pero la tercera división del cuerpo de ejército, la 290, es una gran unidad de infantería ordinaria, que se queda en zaga. El otro cuerpo blindado, 41 P.K., marcha hacia el Duna, por Jakobstadt, pero, menos atrevido o menos feliz que su colega, su jefe Reinhardt no le comunica igual impulso. Durante tres días, Manstein permanece en flecha a 100 km. por delante de su grupo de ejército, en una ingrata lucha defensiva para aferrarse a Dunaburg.

El 29, la crisis está superada. El Duna ha sido alcanzado por la totalidad del grupo de ejércitos. El XVI ejército ha limpiado la región de Kovno. El XVIII toma Riga. Franqueado el río, el avance se reanuda rápidamente, alcanza, el 10 de julio, el lago Peipus, donde, dos años antes, terminaba la república independiente de Estonia. Los dos tercios del camino de Leningrado han sido franqueados en dieciocho días. Una veintena de divisiones enemigas han sido destruidas o desgastadas. Sin embargo, no se ha conseguido ningún envolvimiento importante, y, tras las fortificaciones de la antigua frontera, grandes masas rusas impiden arrebatar Leningrado de un golpe de mano.

Las ofensivas excéntricas de Rundstedt y de Leeb son acciones secundarias. Si se hiciera una comparación con la campaña napoleónica de 1812, se diría que uno es Régnier y el otro MacDon. El Gran Ejército es el grupo Bock. Las fuerzas enfrentadas a éste, 38 divisiones de infantería, 8 divisiones de caballería, 14 brigadas motomecanizadas, son superiores a las que defienden los Países bálticos, pero inferiores a las que defienden Ucrania. Es la única región del frente en que los alemanes atacan con superioridad de fuerzas, con cinco de sus diez cuerpos blindados.

El paso de Bereziná... ¡Viejo recuerdo! pero hoy no hay nieve ni cadáveres helados. Sólo algunos camiones abandonados por los soviéticos en retirada.
En el Bug, el ataque ha comenzado de manera expeditiva. Tras el paso de un tren de cereales por el puente de Brest-Litovsk, todo ha recaído en el silencio. A las 3 h 15, en el momento en que las baterías alemanas abren el fuego, el Oberleutnant Zumpe se lanza al puente, arrastrando a la 3ªa compañía del 135 regimiento de infantería. El puente no salta, y de la garita del centinela ruso sale un solo tiro de fusil que no hiere a nadie. Un minuto ha bastado a la Wehrmacht para franquear uno de los cauces más anchos de Europa.

Al Norte de Brest, el paso del Bug no ha sido menos espectacular. Se han arreglado. y confiado a la 18 Panzer 80 de los tanques submarinos que debían surgir del canal de la Mancha a las playas inglesas. Conducidos por el conde Strachwitz, se sumergen, desaparecen, reaparecen en la orilla oriental, lanzando automáticamente sus revestimientos estancos, y se despliegan por el llano. Tras ellos, los pontoneros se ponen inmediatamente al trabajo y la infantería pasa en toda clase de esquifes.

Queda un hueso: la vieja ciudadela de Brest. Muy vasta, abrazando entre sus bastiones huertos y praderas, recubre tres islas del Bug. El ataque por sorpresa del 135 I.R. no consigue capturar la isla central, en que los rusos se rehacen. Aguantarán hasta el 30 de junio, bajo el machaqueo de la artillería pesada y de los Stukas. Los últimos defensores se rindieron tras haber agotado sus víveres y sus municiones.

A ambas partes de ese núcleo de resistencia, la poderosa agrupación acorazada Guderian, 15 divisiones, 5 de ellas blindadas, con 930 tanques, franquea el Bug y el Lesna. Al norte, el 47 Panzer Korps, general Lemelsen. En el centro, el 12 cuerpo, general Schroth. Al sur, el 24 Panzer Korps, general Geyr von Schweppenburg. En reserva el 46 Panzer Korps, general Viethinghoff. En una enorme nube de polvo, como un torrente de acero de 100 km. de ancho, derribándolo todo a su paso, esa masa de hombres y de máquinas se precipita hacia Slónim y Baránovich. El IV ejército, 4º, 7º, 13, 43 cuerpo, sigue esa oleada. Guderian se irrita de estar subordinado a su jefe, el feldmarchall von Kluge.

La otra masa rápida del grupo de ejércitos «Mitte»,la 3ª agrupación blindada, capitán general Hoth, se ha reunido en los bordes de los bosques de la Prusia Oriental y de Lituania. Con tan mal humor como Guderian, el conductor de Panzer está subordinado al conductor de peatones Strauss, jefe del IX ejército. Hoth reúne bajo su mando al 39 P.K., general Rudolf Schmidt, y el 57 P.K. general Kuntzen, más los 5º y 6º cuerpos de ejército, o sea 250000 hombres y 840 tanques. Su base de partida está a 50 km. del Niemen, pero la sorpresa es tan total, y el avance tan rápido que el puente de Merkin y los dos puentes de Dolita son conquistados intactos en la tarde del 22. Las dificultades empiezan al día siguiente, en las espantosas arenas movedizas de la Puszcza Rudnica que, como dice Hoth, nunca han visto un auto, y que destrozan despiadadamente los coches franceses. Sin embargo, el avance continúa a gran ritmo. El 25, los conquistadores están en Molodiechno, desde donde Napoleón, regresando de Rusia, tuvo la bondad de informar a sus pueblos, por el 29 boletín, de que su salud nunca había sido mejor y que acababa de perder 600000 hombres. Al día siguiente, habiéndose deslizado entre los blocaos de la línea Stalin, la 20 Panzer alcanza Minsk, capital de la República soviética de Rusia blanca. Más al este aún, la 7ª Panzer ha cortado la autopista de Moscú a Borísov, sobre el Bereziná. Hoth ya ha superado en 200 km. a los III, IV y X ejércitos rusos en posición a ambos lados del Niemen, en la región Lida-Novogrúdok. Guderian llega de Baránovich para tender la mano a su colega, dejando a los ejércitos IV y IX el trabajo de cerrar la bolsa tendida por los blindados.

Dos grandes ríos, el Duna (Dvina) al Norte, el Dniéper al Sur, forman, desde el Báltico al mar Negro, una línea de agua cuya continuidad sólo se interrumpe en un istmo de unos 60 km de ancho, entre Vítebsk y Orsha. Hoth piensa que el primer objetivo de la campaña es hundir esa puerta falsa de Rusia. Querría después capturar a los ejércitos rusos del Norte entre su agrupación blindada y la de Hoepner, y luego dirigirse hacia Moscú, para unirse allí con Guderian, llegado de Smolensko. Pero esos vastos movimientos superan la imaginación de los generales de infantería, a los que están subordinados los generales de tanques. Hoth y Guderian son invitados por el grupo de ejércitos a no preceder a la infantería de manera excesiva y a cooperar en las batallas que ésta debe hacer. Hoth envía un oficial a Angerburg para tratar de influir al O.K.H., pero Brauchitsch y Halder tienen una concepción más estrecha aún que Bock. Exigen que las agrupaciones blindadas se contenten con desempeñar el papel de un anillo exterior durante la liquidación de los ejércitos soviéticos cercados.

La tarea se termina el 1 de julio en torno de Baránovich, Lida y Novogrúdok, y unos días más tarde al sur de Minsk. La resistencia rusa ha sido desigual. Algunas unidades se han rendido, otras se han dispersado por los bosques. Otras han resistido ferozmente.

El 11 de julio, el comunicado del O.K.W. anuncia el fin de la doble batalla y la captura de 328898 prisioneros, de 1809 piezas de artillería y de 3332 artefactos blindados. Esplendorosa victoria, que compensa la decepción causada por la lentitud del avance en Ucrania. De las 164 divisiones soviéticas calculadas el 22 de junio en el conjunto del frente, 89 están total o parcialmente destruidas. Halder escribe en su diario que el objetivo estratégico de la primera fase de las operaciones, la aniquilación de las fuerzas soviéticas al oeste del Duna y del Dniéper, está conseguido. Bien es verdad que también escribe: «La extensión del teatro de operaciones y la terquedad de la resistencia wird uns noch viele Wochen beanspruchen, nos exigirán aún muchas semanas...».

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