escritores hispanoamericanos > ramón gómez de la serna |
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Después de ayudar a pasar la calle al ciego nos quedamos un poco ciegos e indecisos. _________________ Era tímido como un perro abajo de un carro. _________________ La pregunta más inquietante de los bancos: "¿Llegó ya el cajero?" _________________ Tocaba las llaves que llevaba en el bolsillo para llegar más pronto a su casa. _________________ En el billete de ida y vuelta tememos que nos perforen la vuelta en vez de la ida, obligándonos a volver al revés, comenzando por ir otra vez para poder volver de nuevo. _________________ El perchero está enojado porque no lo sacamos de paseo. _________________ El que despierta de la siesta al atardecer, nota que le han robado el día mientras dormía. _________________ Al asomarnos al fondo del pozo nos hacemos un retrato de náufragos. _________________ Lo más difícil que hace un jinete es sostenerse en la imagen de su caballo reflejada en el agua. _________________ Al cepillarnos, el cepillo nos dice algo en voz baja. _________________ El operador telegráfico avisa a la otra oficina las tardes felices: "Sin novedad: Sólo hay una cometa enredada en la línea". _________________ Después de usar el dentífrico nos miramos los dientes con gestos de fieras. _________________ Hay camas de hotel en las que nos encontramos nuestras piernas del pasado. _________________ El que busca su tarjeta en la cartera y no la encuentra, parece que va a acabar por darnos un billete o un retrato suyo de cuando era niño. _________________ Abrir un paraguas es como disparar contra la lluvia. _________________ Las máquinas registradoras nos hacen la instantánea del precio. _________________ Los pedigüeños de mostaza son los que arruinan el negocio del restaurante. _________________ El pequeño cacto solitario que han sacado al balcón es la nariz del señor de la casa puesta a orear. _________________ El sombrero que vuela parece que se ha escapado con todas las ideas del que corre detrás de él. _________________ ¡Qué gesto como de acordarse de alguien, de no se sabe quién, pone el que saborea una copa de licor! _________________ Al leer los periódicos en el hall de los hoteles sospechamos que alguien les ha robado la noticia más interesante. _________________ El que no entrega el billete a la salida de la estación salva sus recuerdos de viaje. _________________ Hay cosas que quisieran ser otra cosa que lo que son. Así, el calzador hubiera querido ser sacacorchos. _________________ No hay cosa que dé más rabia que el oír hablar a través de un caramelo. _________________ En la noche de los vagones solitarios vamos con dos mujeres: la nuestra y la que se refleja en el cristal. _________________ Lo que se tira con un gesto más altivo es el papel de plata de un bombón. _________________ En el aparador hay confesión de cristales. _________________ Hay unas pastillas de botica que nos curan, por lo menos, de la tristeza íntima de haber perdido tantos botones de la ropa interior. _________________ Nos sorprende siempre ese empeño de ponernos el pijama debajo de la almohada para que no lo encontremos. _________________ En los hilos del telégrafo quedan, cuando llueve, unas lágrimas que ponen tristes los telegramas. _________________ Al sentarnos al borde de la cama, somos presidiarios reflexionando en su condena. _________________ Sólo hay un olor que puede competir con el olor a tormenta: el olor a madera del lápiz. _________________ Lo único que comen las puertas son esas nueces que las damos a partir. _________________ Cuando el segundo reloj del trayecto marca la misma hora que el reloj que vimos antes, nos hemos ahorrado el trayecto. _________________ Al cerrar una puerta con violencia, pillamos los dedos al silencio. _________________ Cuando asomados a la ventanilla echa a andar el tren robamos adioses que no eran para nosotros. _________________ En el fondo de los espejos hay un fotógrafo agazapado. _________________ Tenía tan mala memoria que se olvidó que tenía mala memoria y comenzó a recordarlo todo. _________________ Aquel despacho olía a libros malos. _________________ Al callarse la chicharra de pronto, parece que ha habido una avería eléctrica. _________________ Se ve que el viento no sabe leer porque cuando pilla un libro en su camino pasa las hojas al revés. _________________ Tenía ojos de botón bien cosido. _________________ Cuando escarba el toro en la arena parece estar cavando la fosa del torero. _________________ Tenía una risa de caja de betún entreabierta. _________________ Me movía y hacía gestos frente al espejo, pero me reflejaba inmóvil. ¡El espejo se había quedado paralítico! _________________ Escribir con lápiz es marcar sólo la sombra de las palabras. _________________ Lo que más le indigna al joyero robado es que los ladrones dejen despectivamente los estuches vacíos como si hubiesen comido mejillones. _________________ Los mozos de café son de naturaleza eclipsante; siempre nos tapan lo que queremos ver o lo que esperamos. _________________ Los nudistas llevan en la mano un diario por si llega una visita. _________________ Tenía un sueño con cerrojo por dentro. _________________ Tenía las rodillas más frías que un escocés. _________________ Lo peor al incendiarse el teatro es que se queme el cartelito de Salida. _________________ Cuando vemos correr un conejo parece que se nos ha escapado una zapatilla. _________________ De lo que se habla en la oscuridad queda copia en papel carbono. _________________
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