Situación política en el valle de México
Para valorar lo que significó el asentamiento definitivo del pueblo de Huitzilopochtli en el islote de Tenochtitlan, es necesario recordar cuales eran entonces los distintos grados de poder y desarrollo cultural de los señoríos y reinos que, de tiempos atrás, florecían ya en las riberas de los lagos y en las regiones vecinas. Tres eran b8 reinos, Azcapotzalco, Culhuacán y Coatlichan, que sobresalían por encima de los otros señoríos, relativamente numerosos.
El reino de Azcapotzalco, situado al noroeste de Tenochtitlan, fue gobernado
por el señor de estirpe tecpaneca Acolnahuacatzin (1304-1363). Había
éste iniciado el periodo de expansión de su remo y en sus dominios
se incluían buena parte de los lagos con los islotes de Tenochtitlan
y Tlatelolco. Los tecpanecas do Azcapotzalco, al tiempo del asentamiento
de los mexicas, habían demostrado una gran capacidad de organización
política, militar y económica. Ello iba a permitirles alcanzar
muy pronto la hegemonía entre los pobladores del Altiplano central.
Y justamente en sus afanes
de dominación no les tocó desempeñar un papel nada
secundario a los mexicas que, como tributarios de Azcapotzalco, tuvieron
que participar en muchas de sus empresas bélicas y de otra índole.
Al sur de los dominios de Azcapotzalco, en un territorio bien conocido por
los mexicas, ya que en é1 habían vivido hasta su establecimiento
en Tenochtitlan, continuaba existiendo el antiguo reino de Culhuacán.
Sus gobernantes, de noble origen tolteca, habían hecho posible la
preservación de la herencia cultural proveniente de Tula. El señor
Coxcoxtli, huey tiatoani o jefe supremo de Culhuacán, había
tenido una amarga experiencia con los mexicas, que entre otras cosas, durante
su estancia en Tizapán, habían sacrificado a una hija suya.
Tal hecho, según algunos testimonios que se conservan, fue la gota
de agua que colmó la tolerancia culhuacana y obligó a los mexicas
a dar el paso decisivo hacia el lago y pasar al islote de Tenochtitlan. Mas,
a pesar de la antipatía por algún tiempo existente entre
culhuacamos y mextcas, hubo también, desde los días en que
estos últimos vivían en las cercanías de Culhuacán,
algunas formas espontaneas de acercamiento y vinculación, concretadas
en los matrimonios que, violando prohibiciones, existían entre mexicas
y mujeres culhuacanas. Esto tuvo mas tarde significativas consecuencias.
Cuando el reino de Culhuacán, cuya decadencia iba en aumento, fue
a la postre conquistado, brotó en los mexicas la idea de que eran
ellos precisamente los legítimos herederos de su realidad política
y su cultura, derivadas ambas del antiguo imperio tolteca. Coatlichan era
el tercero de los reinos con particular significación en este momento
en el valle de México. Situado en las riberas orientales del lago
de Tetzcoco, allí había gobernado un nieto del gran chichimeca
Xólolt el señor Huetzin. Gracias a un hijo de éste,
Acolmiztli Huitzilihuitl, Coatlichan se encontraba, aunque en menor grado
que Azcapotzalco, en el umbral de un periodo de expansión; El
señorío de Tetzcoco, su vecino norteño, gobernado por
Quinatzin, otro descendiente de Xólotl, era entonces tributario sumiso
de los señores de Coatlichan.
Algunas décadas mas tarde, el precario equilibrio de fuerzas, motivado de algún modo por la existencia de los tres reinos alguna vez aliados Azcapotzalco, Culhuacán y Coatlichan, se rompió de forma violenta. Primero tuvieron lugar las luchas entre Azcapotzalco y Culhuacán, en las cuales se produjo la derrota de este ultimo. Mas tarde vino el debilitamiento de Coatlichan, atacado por sus vecinos, Tetzcoco y Huexotla, apoyados por Azcapotzalco. En un lapso relativamente breve hubo profundas alteraciones en la situación política que había prevalecido en el valle de México. En los cambios, muchas veces sangrientos, desempeñaron los mexicas un papel de gran importancia.
Dado que, desde su establecimiento en Tenochtitlan, vivían como tributarios de Azcapotzalco, su actuación a lo largo de casi un siglo fue la de aliados forzados o, si se quiere, de proveedores de tropas mercenarias, que debían prestar apoyo a los tecpanecas en sus empresas de conquista. Puede anticiparse que la relación de dependencia con Azcapotzalco sirvió a los mexicas para adiestrarse en el oficio de la guerra y tomar conciencia de su capacidad y valor extraordinarios en los combates.
Además de los tres importantes reinos de Azcapotzalco,
Culhuacán y Coatlichan, hubo también señorios menores
con los que, en diversas ocasiones, tuvieron también que entrar en
contacto los mexicas. Los principales fueron: Tenayuca y Xaltocan, al norte,
que habrían de sucumbir un día ante la fuerza de Azcapotzalco.
Chimalhuacán-Atenco, Chalco y Amaquemecan, al sureste, en donde asimismo
subsistían elementos culturales toltecas y de procedencia olmeca
tardía, en fusión con los rasgos propios de los chichimecas.
Otros estados, que serían también víctimas de la
penetración tecpaneca y de sus obligados aliados los mexicas, eran
Xochimilco, Mizquic, Cuitlahuac y, bastante mas al sur, el señorío
tlahuica de Cuauhnáhuac.
Al otro lado de los volcanes, ejercía su influencia el centro de antigua raíz cultural, Cholula, y comenzaban ya a florecer las cuatro cabeceras tlaxcaltecas, al igual que Huexotzinco. Todos estos señoríos, al pasar el tiempo, tendrían que ver, de un modo o de otro, con la nación mexica, que entonces apenas había tomado contacto con el lugar que le tenia predestinado su dios patrono Huitzilopochtli.
Última modificación: 22/Abril/1997
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