1. BIENVENIDA
Celebrante: En el nombre del Padre... (y saludo)
Guía:
Orar es ver a Dios cara a cara, percibir su sonrisa amable y ser señalados
y bendecidos con su presencia acogedora y misericordiosa, que todo escucha
y a todo da respuesta.
Este es el mensaje que las lecturas de la Liturgia de la Palabra nos proponen
hoy.
Génesis presenta a Abraham bajo el aspecto novedoso del amigo que
intercede por los hombres en peligro y regatea con Dios a su favor, aun
sabiendo que las obras de ellos no van de acuerdo a la voluntad divina.
Para salvarlos
pide, solicita, ruega e implora. Su oración
es eficaz y puede salvar a una ciudad si, en ella, alguien coopera.
San Pablo asegura que ser cristianos significa quedar asociados de por vida
a la muerte y resurrección de Cristo, recibir su perdón y
volverse instrumentos para que otros sean perdonados y redimidos bajo el
signo de su cruz.
Para distinguir a los suyos de otros creyentes, Jesús les enseña
a orar; al mismo tiempo les muestra que orar es solicitar la llegada de
su reinado, entregar a Dios los propios afanes y tener esperanza de ser
escuchados.
Que nuestra celebración dominical nos haga sensibles a la necesidad
ajena y eficaces al hablar de la cruz de Cristo como Abraham y Pablo.
2. LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura (Génesis 18,20-32)
La presencia del creyente en el mundo es efectiva, si él mismo es
un hombre justo, o sea: si ha aprendido a vivir con fe; si sabe estar y
convivir al lado de sus hermanos y en sus desgracias; y si se siente capaz
de interceder ante Dios por ellos como lo hace para sí.
Segunda lectura (Colosenses 2,12-14)
Con su bautismo, el cristiano ha sido habilitado para vivir y reproducir
las consecuencias de la muerte y resurrección de Cristo. Ha sido
perdonado e incluido en el pueblo de la alianza, es decir: vive la vida
de Cristo, Señor de la vida. Consiguientemente, debe darla, beneficiarla
y renovarla.
Evangelio (Lucas 11,1-13)
La oración del cristiano no consiste en abrir la boca para decir
o pedir cosas a Dios. Es, ante todo, reconocer que El es nuestro Padre;
confesar que queremos otorgar su perdón; y solicitar su Espíritu
para poner al alcance de los demás lo que somos y tenemos.
3. ORACIÓN DE LOS FIELES
Celebrante:
Padre nuestro celestial, cuyo Hijo Jesús, hermano nuestro, nos enseñó
a orar: escucha nuestros ensayos de oración que te dirigimos y ayúdanos.
Guía: Oremos / Padre nuestro, hágase tu voluntad.
- Por la Iglesia de Cristo, convocada paara ser comunidad de oración
y perdón: que sepa hablar a todos con su testimonio de fe y de fidelidad
a Dios. Oremos
- Por quienes dicen haber perdido la fe:: que el Dios del amor les dirija
su palabra salvadora, les hable en su conciencia y los encamine a Cristo.
Oremos
- Por todos los creyentes que en las demmás religiones oran a Dios
a su modo: que sepan escuchar la respuesta amorosa del Señor y se
atrevan a poner en práctica sus inspiraciones. Oremos
- Por quienes limitan su oración al rezo de sus labios: que aprendan
a orar y no sólo a repetir fórmulas memorizadas en la mente
pero no sentidas en el corazón. Oremos
- Por los ancianos y los niños, ccuyas edades son síntesis
de la oración de la vida: que los primeros sean ejemplo con su constancia
y experiencia; y los segundos, con su sencillez y confianza. Oremos...
- Por todos nosotros reunidos en oraci&ooacute;n: que al decir el Padrenuestro
estemos convencidos de orar por todos y confiados de pedir a Dios cuanto
nos conviene. Oremos
- Otras peticiones. Oremos
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Celebrante:
Señor, escucha las peticiones que te hemos hecho llegar. Si esa es
tu voluntad, dales cumplimiento y remedia las necesidades por las que hemos
solicitado tu misericordia. Por Cristo nuestro Señor. - AMÉN
4. EXHORTACIÓN FINAL
Guía:
Hermanos, así como aprendimos a caminar caminando y a hablar, repitiendo
palabras, aprendamos ahora el lenguaje de la oración para dirigirnos
a nuestro Padre Dios con la seguridad de ser escuchados y ser un medio
para que otros lleguen a Él.
Que la bondad del patriarca Abraham sea capaz de motivarnos a interceder
por otros sin juicios ni prejuicios por su conducta; y que al recitar la
oración que el mismo Jesús nos ha enseñado, estemos
seguros de obtener lo que nuestra conducta no osa esperar.
Si orar es ver a Dios, enseñemos a otros a mirar en esa dirección
y a sentirse objeto del amor de Dios que los sigue, los ama y los cuida.
Celebrante: En el nombre del Padre... (y despedida)
5. SUGERENCIAS PARA MEDITAR
Un cristiano se reconoce por su oración, nos sugieren
las lecturas del domingo XVII del tiempo ordinario. Sus tonos y niveles
pueden variar, pero el resultado siempre será el mismo: la evidencia
del amor de Dios que no olvida.
Génesis presenta a Abraham orando con Dios, es decir, regateándole
el precio porque se abstenga de no castigar a la ciudad de Sodoma. Se acuerda
un precio: si hay diez justos en ella, el Señor suspenderá
el castigo que pende sobre ella. Con lo anterior, el relato del Génesis
no trata de quitarle a Dios su derecho de juicio sino de interceder por
el hombre aunque haya sido malo. Con otros tonos y acentos, el tema aparece
en otros lugares de la Escritura: no se trata de hacer cambiar de parecer
a Dios, sino de suplicarle que aplique su bondad como ha prometido y permita
a su comunidad ver su compasión en acto (primera lectura).
El perdón, dice Pablo a los cristianos de Colosas, ha hecho grande
al hombre ante Dios y lo hace parecerse a Cristo cuya vida y muerte en cruz
es como una oración al Padre Dios. Con su bautismo, el cristiano
también se asocia en el culto de Cristo al Padre y su vida se convierte
en súplica a Dios por los demás (segunda lectura).
Jesús enseña a los cristianos cuál y cómo es
el poder de su oración. No los induce a emitir sonidos, sino a transmitir
su vida en palabras y a expresar con ellas su experiencia de fe. Orar es,
pues, creer en Dios, comprometerse en su presencia, decirle la verdad, darle
la posibilidad de mostrar su calidad de "Padre nuestro", pero
también estar dispuesto a ver cumplida la petición que se
le presenta (evangelio).
El tema de la oración impregna las tres lecturas de este domingo
de diversas formas. El patriarca Abraham se permite regatear con Dios la
suerte de una ciudad, no sólo porque ahí viven sus parientes,
sino porque, desde su punto de vista, le parece muy grande el castigo de
un pueblo entero. Aunque el patriarca no alcanza a comprender la magnitud
del pecado de los sodomitas, su perplejidad e ingenuidad son suficiente
para que Dios convenga una suspensión de la deuda a cambio de diez
personas buenas..
De manera parecida, Lucas muestra a Jesús atento a las necesidades
de los creyentes y solidario con sus súplicas.
Por ello, cuando el cristiano ora al Padre Dios... ora por todos y no sólo
por sí mismo o porque a los buenos les vaya bien. En otras palabras,
estar en oración es:
o sintonizarse con el querer de Dios
o buscar la bendición para todos sus hijos
o e integrarse a sí mismo en las necesidades de la comunidad orante.
Pero, la oración que Jesús propone a quienes lo desean seguir
busca algo más:
§ es ponerse en los zapatos de los demás,
§ asumir su desdicha o su tragedia,
§ abandonar toda pretensión de inocencia
§ colocar la realidad desnuda ante Dios: confesión y no disculpa;
arrepentimiento y no declaración de intenciones; golpe de pecho...
antes que acción de gracias por no haber pecado.
La enseñanza de nuestra liturgia dominical es clara: además
de relación con el Padre, la oración es palabra de amor, de
fidelidad a Dios y de solidaridad entre hermanos. Es válida cuando
es "vida" en forma de palabra: como en la de Jesús que
se ofrece a Dios por los demás; o como la de Abraham que intercede
por los equivocados, aunque sepa que los antecedentes de éstos son
malos ante Dios; o como la que se les ha enseñado a los cristianos,
esto es: petición al Padre común, solicitud del pan y del
perdón comunitarios y súplica por la liberación del
mal que a todos inquieta, afecta y hostiga.
La oración es el lenguaje humano preferido de Dios: o hace iguales
a éstos... o no es más que locuacidad humana con pretensiones
de religiosidad.
El camino del Padrenuestro es sencillo pero profundo:
Ø éxodo del rezo a la oración
Ø transformación de la petición individual en eclesial
Ø y cambio de la oración verbal a la vital.
©
Derechos Reservados. Esta es una versión electrónica del Libro
"Celebrar y Vivir la Palabra IV (Año C)" del Lic. A. Tomás
Parra Sánchez, la cual, ha sido realizada por el IAFOBI con permiso del Editor. Ediciones DABAR, México 2001. Prohibida
su reproducción.