20º Domingo
LOS RIESGOS DE LA FE

1. BIENVENIDA

Celebrante: En el nombre del Padre... (y saludo)

Guía:
"La verdad no peca…pero incomoda" reza un proverbio.
Y nada más cierto cuando se trata de esos evangelios estorbosos o difíciles de Cristo que a todos nos cuesta aceptar por dos razones básicas: o porque no los entendemos o porque no los queremos entender.
Por su naturaleza, el mensaje de la fe es frecuentemente motivo de incomodidad, de descontento y aun de crítica, para muchos; de reto para los atrevidos y de burla para quienes se creen seguros.
El Libro de Jeremías presenta la pasión dolorosa del profeta por razón de su testimonio. A punto de caer Jerusalén en manos de los enemigos, los críticos del profeta desean su muerte y lo arrojan a un pozo. Aunque no murió en esa ocasión, la tradición considera al profeta un mártir de la fe.
La Carta a los hebreos presenta a Cristo como el testigo de la verdad, por excelencia. Su martirio en la cruz es modelo para sus seguidores y animación para que lo imiten.
En el evangelio, Jesús declara que no ha venido a aquietar conciencias sino a provocar respuestas a favor o en contra; a solicitar que se le siga o rechace; y en definitiva, a que se quiera escuchar a Dios o a que se le olvide.
Si estamos dispuestos a seguirlo, la Palabra que se nos propondrá en esta celebración puede ser el motivo para nuestra conversión; y si nos falta convicción …recordemos que no queda mucho tiempo para hacerlo.

 

2. LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura (Jeremías 38,4-6.8-10)
Muchas veces, el buen sentido de quien busca el bien para la comunidad es considerado miedo y cobardía. A Jeremías se le acusó de traidor a la patria por pedir prudencia ante los babilonios. Al cristiano puede sucederle lo mismo: si calla, es solidario; si habla, se le tacha de negativo, aguafiestas, retrógrada y enemigo del progreso.

Segunda lectura (Hebreos 12,1-4)
La enemistad, rencor, alevosía, chantaje, calumnia y persecución que nos rodean pueden acabar con nuestras convicciones y creencias. Experimentado, el autor de la Carta a los hebreos nos propone seguir el ejemplo de Cristo: en algo ya nos parecemos a él; pero, lo mejor es imitando su martirio.

Evangelio (Lucas 12,49-53)
Jesús no ha venido a tranquilizar las conciencias o a decir que todo va bien, sino a dar una alternativa de vida y a mostrar el camino que lleva a la salvación. Con frecuencia, el cristiano se limita a buscar retazos de paz. Pero Jesús le pide su decisión, aunque ésta, aparentemente, provoque burla, oposición y confrontación.

 

3. ORACIÓN DE LOS FIELES

Celebrante:
Hermanos, hemos escuchado al Señor que nos anima a ser fieles y coherentes en la fe. Pidámosle ahora que nos ayude a mantenerla y alimentarla con buenas obras.

Guía: Pidamos al Señor / Señor, aumenta nuestra fe.
- Por la Iglesia universal y las comuniidades particulares que la forman: para que cada una sepa mantenerse firme al evangelio y proponerlo con testimonio a los de casa y a quienes no creen. Pidamos al Señor…
- Por las familias cristianas: para quee utilicen con criterio y juzguen con equidad cada uno de los supuestos valores que moda y medios masivos de comunicación proponen. Pidamos al Señor…
- Por los radiodifusores, locutores y pperiodistas: para que sepan decir la verdad sin maquillar las noticias ni tomar partido o sugerir sus propias interpretaciones a los sucesos de la vida. Pidamos al Señor…
- Por los profesores, catedráticcos y conferencistas, para que compartan su ciencia y el fruto de su investigación y reflexión con caridad, verdad y sencillez. Pidamos al Señor...
- Por los estudiantes: para que abran ssus mentes a la ciencia y a la verdad, sin dejarse llevar por propuestas infundadas, sin criterio o improvisadas. Pidamos al Señor…
- Por los que estamos aquí compaartiendo esta oración: para que nos decidamos a vivir con caridad y convicción, sin temor ni amargura, el mensaje cristiano con su gloria y su cruz. Pidamos al Señor…
- Otras intenciones. Pidamos al Se&ntillde;or…

Celebrante:
Señor Dios, Fuerte en obras y palabras, que nos quieres testigos de tu verdad: danos la fuerza de tu hijo Jesús y de tus profetas para denunciar el mal, hablar a favor del bien y distinguir entre uno y otro. Por Cristo nuestro señor. - AMÉN

 

4. EXHORTACIÓN FINAL

Guía:
Hermanos, la fe no es campo abierto a la discusión o terreno en el cual cada uno puede regirse por opiniones propias o ajenas, sino un don del Señor al que debemos atender con convicción, compromiso y testimonio práctico.
En consecuencia, debemos estar dispuestos a plasmar la verdad en nuestras acciones y conductas durante toda esta semana, de modo que seamos testigos de la verdad en la casa, el trabajo o la diversión.
Que el ejemplo de Jesús y Jeremías nos ayude a ser íntegros en la esperanza y sin la debilidad del temor ni el peso de la duda.

Celebrante: En el nombre del Padre... (y despedida)

 

5. SUGERENCIAS PARA MEDITAR

Una constante en nuestra cultura y sociedad moderna es la costumbre, cómoda y neutral, de evitar enemistades y vivir "bien" con todos. A veces, la practicamos por sentido común; otras, para evitar rechazos o resentimientos; ocasionalmente, por el convencimiento de lo que llamamos "derechos humanos"; y, ordinariamente, para no meternos en problemas mayores o "¡en lo que no nos importa!".
La Liturgia de la Palabra que la Iglesia nos propone en este domingo vigésimo del Tiempo ordinario, muestra su mensaje en otra dirección: "la fe cristiana es riesgo"; tema que cada una las tres lecturas desarrolla a su modo.
Jeremías aparece como símbolo de quien va contra la corriente; y, por ello, es hostigado, perseguido, marginado y encarcelado. La lectura propone dos cosas: la opinión del profeta sobre lo que está pasando en derredor; y la razón por la que la propone. Su opinión no era desmoralizar a sus conciudadanos, sino salvarlos sometiéndose al poder de los invasores babilonios. En otras palabras: su opinión los invitaba a ser realistas, defender el bienestar de todos y llamar la atención de sus conciudadanos sobre lo que Dios quería: volver a Él, mostrando signos de conversión (primera lectura).
Con mucho tino, el autor de la Carta a los hebreos compara la vida cristiana a una carrera olímpica: hay que correr ligeros y sin trabas (pecado), teniendo a Jesús, Vencedor de esta carrera (superación del mal), como el modelo por imitar. Pero, además de Cristo, ya otros creyentes han sabido mostrar que es posible hacerlo. Hay que meditar sobre ello y obrar en consecuencia (segunda lectura).
Con tonos apocalípticos y palabras aparentemente contradictorias, Jesús exhorta a sus seguidores a no ser conformistas con el mundo y con las situaciones que les toca vivir y a la hora de manifestar su fe. Por el contrario, conviene tener el coraje, empuje y valentía para hacer sentir su presencia en el mundo, a pesar de tener diferencias con la propia familia e ir contra algunas realidades, opiniones y situaciones establecidas (evangelio).
La visión de muchos contemporáneos es hoy muy curiosa: por una parte, aceptan todos los requerimientos, mandatos y obligaciones que les impone la misma sociedad y se dan a la tarea, inclusive, de difundirlos como válidos. Por ejemplo, se asume como benéfico el cumplimiento de los "derechos humanos", los compromisos "de la etiqueta", las órdenes tácitas de "comportamiento" en determinadas situaciones. Pero esas mismas personas ya no ven con tan buenos ojos el cumplimiento, por ejemplo, de los mandamientos de su fe: "no matar", no mentir", "no cometer actos impuros", "no robar"... Tales mandamientos e imperativos religiosos les parecen buenos en sí, pero ...; las virtudes de la fe, esperanza y caridad son grandes valores, sin embargo... ; y las obras de misericordia... ¿cuáles son?
Pero mientras los laicos vivimos en situación de anonimato, neutralidad religiosa y poco o escaso compromiso en la fe, nuestros ministros andan en las mismas: algunos, por las ramas; otros en un ritualismo mágico y de tarifas; otros más, metidos en sus sistemas de evangelización o ensayando o improvisando; y otros... sin saber qué hacer o como si no lo fueran.
Para todos vale el mensaje de Jesús. Ser cristiano no significa ser invitado a vivir en paz o sin problemas, en la ambigüedad y en el anonimato. Serlo, lleva a vivir en la incertidumbre y, ocasionalmente, en el conflicto que vivieron toda su vida profetas como Jeremías; y, por supuesto, Jesús: ¡diciendo verdades en parábolas y pagando de persona por decirlas!
Quizá nos cueste ser "señalados", pero esta condición será precisamente el termómetro que nos asegure que nuestro esfuerzo por la fe y por Cristo... no han sido vanos.

 


© Derechos Reservados. Esta es una versión electrónica del Libro "Celebrar y Vivir la Palabra IV (Año C)" del Lic. A. Tomás Parra Sánchez, la cual, ha sido realizada por el IAFOBI con permiso del Editor. Ediciones DABAR, México 2001. Prohibida su reproducción.


ANTERIORSIGUIENTE

 

IR AL INDICE DE LOS COMENTARIOS