1. BIENVENIDA
Celebrante: En el nombre del Padre... (y saludo)
Guía:
"La verdad no peca
pero incomoda" reza un proverbio.
Y nada más cierto cuando se trata de esos evangelios estorbosos o
difíciles de Cristo que a todos nos cuesta aceptar por dos razones
básicas: o porque no los entendemos o porque no los queremos entender.
Por su naturaleza, el mensaje de la fe es frecuentemente motivo de incomodidad,
de descontento y aun de crítica, para muchos; de reto para los atrevidos
y de burla para quienes se creen seguros.
El Libro de Jeremías presenta la pasión dolorosa del profeta
por razón de su testimonio. A punto de caer Jerusalén en manos
de los enemigos, los críticos del profeta desean su muerte y lo arrojan
a un pozo. Aunque no murió en esa ocasión, la tradición
considera al profeta un mártir de la fe.
La Carta a los hebreos presenta a Cristo como el testigo de la verdad, por
excelencia. Su martirio en la cruz es modelo para sus seguidores y animación
para que lo imiten.
En el evangelio, Jesús declara que no ha venido a aquietar conciencias
sino a provocar respuestas a favor o en contra; a solicitar que se le siga
o rechace; y en definitiva, a que se quiera escuchar a Dios o a que se le
olvide.
Si estamos dispuestos a seguirlo, la Palabra que se nos propondrá
en esta celebración puede ser el motivo para nuestra conversión;
y si nos falta convicción
recordemos que no queda mucho tiempo
para hacerlo.
2. LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura (Jeremías 38,4-6.8-10)
Muchas veces, el buen sentido de quien busca el bien para la comunidad es
considerado miedo y cobardía. A Jeremías se le acusó
de traidor a la patria por pedir prudencia ante los babilonios. Al cristiano
puede sucederle lo mismo: si calla, es solidario; si habla, se le tacha
de negativo, aguafiestas, retrógrada y enemigo del progreso.
Segunda lectura (Hebreos 12,1-4)
La enemistad, rencor, alevosía, chantaje, calumnia y persecución
que nos rodean pueden acabar con nuestras convicciones y creencias. Experimentado,
el autor de la Carta a los hebreos nos propone seguir el ejemplo de Cristo:
en algo ya nos parecemos a él; pero, lo mejor es imitando su martirio.
Evangelio (Lucas 12,49-53)
Jesús no ha venido a tranquilizar las conciencias o a decir que todo
va bien, sino a dar una alternativa de vida y a mostrar el camino que lleva
a la salvación. Con frecuencia, el cristiano se limita a buscar retazos
de paz. Pero Jesús le pide su decisión, aunque ésta,
aparentemente, provoque burla, oposición y confrontación.
3. ORACIÓN DE LOS FIELES
Celebrante:
Hermanos, hemos escuchado al Señor que nos anima a ser fieles y coherentes
en la fe. Pidámosle ahora que nos ayude a mantenerla y alimentarla
con buenas obras.
Guía: Pidamos al Señor /
Señor, aumenta nuestra fe.
- Por la Iglesia universal y las comuniidades particulares que la forman:
para que cada una sepa mantenerse firme al evangelio y proponerlo con testimonio
a los de casa y a quienes no creen. Pidamos al Señor
- Por las familias cristianas: para quee utilicen con criterio y juzguen
con equidad cada uno de los supuestos valores que moda y medios masivos
de comunicación proponen. Pidamos al Señor
- Por los radiodifusores, locutores y pperiodistas: para que sepan decir
la verdad sin maquillar las noticias ni tomar partido o sugerir sus propias
interpretaciones a los sucesos de la vida. Pidamos al Señor
- Por los profesores, catedráticcos y conferencistas, para que compartan
su ciencia y el fruto de su investigación y reflexión con
caridad, verdad y sencillez. Pidamos al Señor...
- Por los estudiantes: para que abran ssus mentes a la ciencia y a la verdad,
sin dejarse llevar por propuestas infundadas, sin criterio o improvisadas.
Pidamos al Señor
- Por los que estamos aquí compaartiendo esta oración: para
que nos decidamos a vivir con caridad y convicción, sin temor ni
amargura, el mensaje cristiano con su gloria y su cruz. Pidamos al Señor
- Otras intenciones. Pidamos al Se&ntillde;or
Celebrante:
Señor Dios, Fuerte en obras y palabras, que nos quieres testigos
de tu verdad: danos la fuerza de tu hijo Jesús y de tus profetas
para denunciar el mal, hablar a favor del bien y distinguir entre uno y
otro. Por Cristo nuestro señor. - AMÉN
4. EXHORTACIÓN FINAL
Guía:
Hermanos, la fe no es campo abierto a la discusión o terreno en el
cual cada uno puede regirse por opiniones propias o ajenas, sino un don
del Señor al que debemos atender con convicción, compromiso
y testimonio práctico.
En consecuencia, debemos estar dispuestos a plasmar la verdad en nuestras
acciones y conductas durante toda esta semana, de modo que seamos testigos
de la verdad en la casa, el trabajo o la diversión.
Que el ejemplo de Jesús y Jeremías nos ayude a ser íntegros
en la esperanza y sin la debilidad del temor ni el peso de la duda.
Celebrante: En el nombre del Padre... (y despedida)
5. SUGERENCIAS PARA MEDITAR
Una constante en nuestra cultura y sociedad
moderna es la costumbre, cómoda y neutral, de evitar enemistades
y vivir "bien" con todos. A veces, la practicamos por sentido
común; otras, para evitar rechazos o resentimientos; ocasionalmente,
por el convencimiento de lo que llamamos "derechos humanos"; y,
ordinariamente, para no meternos en problemas mayores o "¡en
lo que no nos importa!".
La Liturgia de la Palabra que la Iglesia nos propone en este domingo vigésimo
del Tiempo ordinario, muestra su mensaje en otra dirección: "la
fe cristiana es riesgo"; tema que cada una las tres lecturas desarrolla
a su modo.
Jeremías aparece como símbolo de quien va contra la corriente;
y, por ello, es hostigado, perseguido, marginado y encarcelado. La lectura
propone dos cosas: la opinión del profeta sobre lo que está
pasando en derredor; y la razón por la que la propone. Su opinión
no era desmoralizar a sus conciudadanos, sino salvarlos sometiéndose
al poder de los invasores babilonios. En otras palabras: su opinión
los invitaba a ser realistas, defender el bienestar de todos y llamar la
atención de sus conciudadanos sobre lo que Dios quería: volver
a Él, mostrando signos de conversión (primera lectura).
Con mucho tino, el autor de la Carta a los hebreos compara la vida cristiana
a una carrera olímpica: hay que correr ligeros y sin trabas (pecado),
teniendo a Jesús, Vencedor de esta carrera (superación del
mal), como el modelo por imitar. Pero, además de Cristo, ya otros
creyentes han sabido mostrar que es posible hacerlo. Hay que meditar sobre
ello y obrar en consecuencia (segunda lectura).
Con tonos apocalípticos y palabras aparentemente contradictorias,
Jesús exhorta a sus seguidores a no ser conformistas con el mundo
y con las situaciones que les toca vivir y a la hora de manifestar su fe.
Por el contrario, conviene tener el coraje, empuje y valentía para
hacer sentir su presencia en el mundo, a pesar de tener diferencias con
la propia familia e ir contra algunas realidades, opiniones y situaciones
establecidas (evangelio).
La visión de muchos contemporáneos es hoy muy curiosa: por
una parte, aceptan todos los requerimientos, mandatos y obligaciones que
les impone la misma sociedad y se dan a la tarea, inclusive, de difundirlos
como válidos. Por ejemplo, se asume como benéfico el cumplimiento
de los "derechos humanos", los compromisos "de la etiqueta",
las órdenes tácitas de "comportamiento" en determinadas
situaciones. Pero esas mismas personas ya no ven con tan buenos ojos el
cumplimiento, por ejemplo, de los mandamientos de su fe: "no matar",
no mentir", "no cometer actos impuros", "no robar"...
Tales mandamientos e imperativos religiosos les parecen buenos en sí,
pero ...; las virtudes de la fe, esperanza y caridad son grandes valores,
sin embargo... ; y las obras de misericordia... ¿cuáles son?
Pero mientras los laicos vivimos en situación de anonimato, neutralidad
religiosa y poco o escaso compromiso en la fe, nuestros ministros andan
en las mismas: algunos, por las ramas; otros en un ritualismo mágico
y de tarifas; otros más, metidos en sus sistemas de evangelización
o ensayando o improvisando; y otros... sin saber qué hacer o como
si no lo fueran.
Para todos vale el mensaje de Jesús. Ser cristiano no significa ser
invitado a vivir en paz o sin problemas, en la ambigüedad y en el anonimato.
Serlo, lleva a vivir en la incertidumbre y, ocasionalmente, en el conflicto
que vivieron toda su vida profetas como Jeremías; y, por supuesto,
Jesús: ¡diciendo verdades en parábolas y pagando de
persona por decirlas!
Quizá nos cueste ser "señalados", pero esta condición
será precisamente el termómetro que nos asegure que nuestro
esfuerzo por la fe y por Cristo... no han sido vanos.
©
Derechos Reservados. Esta es una versión electrónica del Libro
"Celebrar y Vivir la Palabra IV (Año C)" del Lic. A. Tomás
Parra Sánchez, la cual, ha sido realizada por el IAFOBI con permiso del Editor. Ediciones DABAR, México 2001. Prohibida
su reproducción.