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«He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.» Apocalipsis 3:19

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Mensaje de Enero 15 del 2006
Nuevas Oportunidades para el Nuevo Año

Lectura Bíblica: «Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.» (Eclesiastés 3:1)

Introducción

Es un Nuevo Año y con esto tenemos nuevas oportunidades para enmendar pasados errores, o concluir proyectos inconclusos. También tenemos oportunidad de emprender nuevas cosas, de escalar grandes cimas, de expandir el horizonte para que experimentemos el ensanchamiento de nuestra sabiduría. Alguien dijo que así como escalamos la cima, veremos que el horizonte se ensancha cada vez más y más. Para esto, no podemos quedarnos conforme en el lugar que estamos, sino que buscamos la fuerza impulsadora para seguir escalando y tratar de llegar a la cima. Pero, tenemos que examinar el tiempo pasado, para poder planificar efectivamente para el futuro. Tomando en consideración, también, el enfoque de nuestra meta y cómo llegaremos a ella, no omitiendo a Jehová Dios de la ecuación de nuestros esfuerzos.

Cumplimientos en el 2005 – Autoevaluación

Es muy importante que miremos al pasado, porque de lo que hemos hecho, ya sea bien o mal, podemos aprender. Nos preguntamos si lo que hemos emprendido en el 2005 tuvo buenos resultados. Si así fue, gracias le damos a Dios porque exitosamente seguimos Su buena voluntad. Como buenos cristianos, ejercitamos la responsabilidad de hacer las cosas buscando los designios de Dios. Él pone Su gracia a disposición nuestra para que todo lo que hagamos sea agradable a Dios, y recibamos las bendiciones de nuestra obediencia.

Por otro lado, si lo que hemos emprendido no ha tenido buenos resultados, aprendamos de esto para no cometer el mismo error. Busquemos de Dios, por si Su voluntad no ha estado con lo que hemos emprendido. No desistamos de lo que hemos emprendido por temor a errar; mas bien, enmendemos nuestra práctica y volvamos a tratar, en el nombre del Señor. Nuestros esfuerzos no deben limitarse solamente al nivel personal, sino también al inter-relacional.

Prenguntémonos, también, cómo ha sido nuestra relación con los hermanos de la fe y los que se pierden, si hemos contestado al llamado de ver por los demás, como Jesús lo practicó. Pablo insta a los filipenses (y a nosotros también) a hacer todo con humildad, considerando a los demás como superiores a uno mismo «no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» (Filipenses 2:3-4) . Además, evaluemos nuestra postura en el envolvimiento del ministerio. Recalquemos en el 2005, y examinemos nuestro respaldo a la Iglesia local. Si hemos puesto a trabajar nuestros dones; si nos hemos involucrados en las misiones, evangelismo, discipulado, alabanza, adoración, mayordomía, enseñanza, y todo lo que se refiere al ministerio. Y la pregunta clave: ¿qué tanto crecimos espiritualmente?

Perspectivas para el 2006 – Planeamiento

Si consideramos la evaluación del 2005, podemos planificar efectivamente para este nuevo año. Quizás podamos mirar hacia los planes inconclusos del 2005, y planear para su conclusión en este año. En nuestro planeamiento, debemos considerar lo que realísticamente podamos concluir en el 2006. Debemos examinar nuestras habilidades, fortalezas y recursos que nos permitirán llegar a la exitosa conclusión de nuestros proyectos. Si lo que emprendamos en este año es específicamente de parte de Dios, contemos con Su divina providencia; Él nos promete estar con nosotros y de proveernos de todo lo necesario para el cumplimiento de Su obra. Disipemos cualquier obstáculo que el enemigo quiera interponer en nuestras vidas y confiemos en Dios y el poder de Su fuerza. Jehová no nos emplea en algo que no podamos cumplir.

A los jóvenes se les alienta a fijar su mirada en el avance del desarrollo personal y espiritual, al cumplimiento de sus estudios y la preparación de un exitoso porvenir sin dejar a un lado, el crecimiento espiritual que encontramos en la oración, la lectura y meditación de las Sagradas Escrituras. Todos debemos trazarnos metas realísticas para este nuevo año, en lo personal y crecimiento espiritual. Quizás, considerar las siguientes preguntas, entre otras: ¿cuánto quisiera ahorrar? ¿qué quisiera adquirir? ¿a dónde quisiera viajar? ¿qué nuevas relaciones quisiera entablar? ¿cuánto involucrarme en el ministerio? ¿cuánto más pudiera diezmar? En fin, usted podría agregar otras preguntas.

Enfocándose en la meta – Cómo hacerlo

Es maravilloso planear y visualizar el producto de nuestros esfuerzos al final del 2006, pero titubeamos al recapacitar en el comienzo y el proceso de lo que queremos realizar. ¿Cómo comienzo? o ¿Cómo lo hago? Quizás sean las preguntas más comunes al embarcarnos en un nuevo reto. Para esto tenemos que mirar un par de ejemplos para que nos sirvan de modelo y aplicación en todos nuestros esfuerzos. Por ejemplo, si buscamos perder peso, primeramente tendría que preguntarme cuántas libras quisiera perder en todo el año. ¿Cómo lo voy a hacer? Ingeriendo tantas calorías diarias por cierto días a la semana. También, tendría que incluir horas de ejercicios diarios o semanal.

Otro ejemplo a considerar es el crecimiento espiritual. Aunque esto no lo podamos medir con cinta métrica, sí podemos establecer nuevos hábitos y prácticas que nos garantize un adecuado crecimiento. Si nuestra meta es de establecer una mejor relación con Dios, tendríamos que enfocarnos en las prácticas de acercamiento a Él, como el separar tiempo diario para la oración; tiempo para meditar en la Palabra de Dios; tiempo para asistir a las actividades de la Iglesia; tiempo para practicar lo aprendido. Estas prácticas se harán una necesidad en nuestras vidas diarias, hasta el punto de poder percibir que nuestra relación con Dios ha aumentado.

Pero hay otros factores que se relacionan con nuestro planeamiento; y este el hecho de la voluntad. Pablo exhortando a los filipenses les dice que «Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad» (Filipenses 2:13) . En todo lo que podamos emprender, buscamos la voluntad de Dios y la hacemos nuestra voluntad. Solo así, nos estamos asegurando del cumplimiento con éxito de nuestro planeamiento.

Conclusión

Oremos a Dios para que este año sea de mejores oportunidades. Miremos al pasado para ser más efectivo en el año en curso. Pidámosle a Dios que en todo lo que emprendamos, Él nos de constancia, perseverancia, tiempo y cumplimiento según sea Su voluntad. Que nuestras vidas y logros sean para glorificar Su Santo Nombre. Amén.

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