"A medida que pasa el tiempo lo más intenso de nuestros recuerdos pierde nitidez a la vez que la pierde nuestro rostro (...) Y los encuentros, las idas y venidas se tornan cada vez más vacías en los cruces de caminos de la memoria. Y en el laberinto sin fin del presente dejamos de tener fiebre, dejamos quizá de vivir". Irene Gracia rompe su primera lanza, llena de vida, llena de fiebre, con una novela llena de imágenes intensas: el hermano que nació azul, ahorcado con su propio cordón umbilical; el estrangulador nocturno de perros; los amores adolescentes de la protagonista Frida y su hermano Mateo con otros dos hermanos que les devolvían su imagen, como en un espejo; la misteriosa biblioteca esóterica de un padre distante y vacío de amor... Y, en el centro de todas ellas, como un poderoso imán, el recuerdo del cuadrilátero donde reinaba Mateo.

    En el espacio del ring, convertido en infierno, el boxeador escenifica el mito de Orfeo. Entre los rugidos de los espectadores, Mateo descendía un abismo en cuyo fondo le esperaba su doble aniquilador y la victoria que le permitiría ser "tan libre como aquel dios boxeador que con su puño creó el viento, la tierra, las bestias y, los hombres". El boxeo fue su escuela de vida, su poder y su muerte. Irene Gracia dedica la historia de Mateo y Frida a su hermano, "para siempre".

Nuria Barrios                  Viernes, 10 de Febrero de 1995                                                   
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