El
chasquido fue muy fuerte, pero puedo percibir los otros sonidos con
nitidez, escucho un rumor como de un riachuelo o de agua por una tubería,
también el gotear de un líquido sobre algo inconsistente, tardo en
darme cuenta que son los fluidos de mi organismo; y no sólo eso,
todos mis más mínimos movimientos producen pequeños zumbidos y
ronroneos, puedo oír mis músculos en tensión.
No
sé quien soy, es como si hubiera nacido hoy, recuerdo muchas cosas,
pero todas ellas no me llevan a nada, en su mayoría sólo son
sensaciones, como el transcurrir del tiempo; estoy obsesionado con el
tiempo es un pensamiento que no me deja tranquilo.
Hay
un olor a tierra después de la lluvia, algo salobre, como musgo, que
no puedo precisar, creo que es un olor a sótano, siento frío, tengo
el pelo de la nuca erizado al igual que los vellos de los brazos;
recuerdo que alguna vez alguien comentó que los ciegos en compensación
tienen todos los otros sentidos más desarrollados, y me asusto porque
estoy tratando de mirar algo, cualquier cosa, y no veo nada.
No
puedo determinar en que posición estoy, creo que girando o en todo
caso rotando, siento una sensación de vértigo, de mareo, tengo la
boca seca con un sabor amargo, no sé dónde me encuentro, creo que
estoy en peligro y quiero defenderme, pero no se de que.
Me
parece ver algo al frente, trato
de mover la cabeza o los ojos y no puedo, quiero mover las manos o
cualquier parte de mi cuerpo, nada, estoy paralizado, intento
concentrarme, desde la posición en la que estoy sólo percibo que en
esa dirección no es tan oscuro, recién me doy cuenta que los
sonidos, si bien son nítidos, son muy prolongados por eso no pude
identificarlos al principio.
¡Alguien
se está moviendo cerca de mí!, no puedo verlo ni tocarlo pero sé
que esta allí, desesperadamente trato de girar en esa dirección,
pero mis movimientos son terriblemente lentos, estoy totalmente
indefenso, me percato de que tengo los brazos estirados y en una
reacción refleja intento protegerme con ellos, un miedo profundo
empieza a apoderarse de mi ser, no se por que, pero pienso en mi
madre, recuerdo que se llama María, como la Virgen, me acuerdo de
Dios y empiezo a rezar, le pido que me proteja, que me ayude, le
prometo ser bueno, le prometo todo a cambio de que me salve.
Mis
ojos se van cerrando muy lentamente, antes que terminen de cerrarse
veo una especie de luminosidad lechosa, casi inmediatamente empiezo a
abrirlos, ¡estoy parpadeando!, no sé que está pasando con el
tiempo, todo parece transcurrir con gran lentitud, incluso los latidos
de mi corazón.
Recuerdo
que mis pies estuvieron en contacto con esa cosa que está moviéndose
junto a mí y que era dura, áspera y en el ultimo momento se abrió
con un sonido muy fuerte, aun siento sus garras o dientes o lo que
fueran, rasgando mi piel y las heridas que me produjo me duelen,
empiezo a sudar.
Poco
a poco voy recobrando mi movilidad cada vez más rápido en una
progresión geométrica, me concentro en los sonidos identificándolos
uno por uno, logro separar (más o menos, eso creo) los que produce mi
organismo de los que vienen de afuera, algunos podrían ser voces pero
no puedo precisarlo, por fin logro mover la cabeza, y muy lejos puedo
ver una pequeña luz parpadeante, ya puedo percibir más detalles,
creo que mi vista está mejorando o tal vez sólo se está
acostumbrando a la oscuridad.
La
luz al final está más cerca, y no es una, son muchas ¡se mueven en
dirección mía! no sé que hacer, quiero gritar, pero me demoro
demasiado en abrir la boca, intento retroceder pero es imposible, aún
no termino de acercar los brazos a mi cuerpo ni de abrir la boca y ya
quiero moverme en otra dirección.
Lo
que sea que se está moviendo junto a mí, de momento sólo me está
observando, no sé si preparándose para atacar o si ya perdió el
interés, está un poco más adelante y no emite ningún sonido, yo en
cambio estoy empezando a producir un sonido grave gutural muy fuerte,
por fin estoy gritando, el índice de mi mano derecha empieza a tocar
mi frente totalmente empapada en un sudor frío y mi mano izquierda
está a la altura de mi pecho.
Samuel,
¡mi nombre es Samuel! y alguien me está llamando, aunque es un
sonido distorsionado lo puedo identificar, las luces se acercan cada
vez más rápido, ya controlo mejor mis movimientos, no puedo resistir
más esta mezcla de miedo y a la vez enfermiza curiosidad por saber
quien o que está cerca de mí y estiro el brazo en su dirección,
cuando un dolor muy fuerte se genera en mi codo, la sensación de
dolor llegó de inmediato, retiro instantáneamente el brazo, el
terror vuelve con más fuerza, empiezo a girar y trato de detenerme.
Es
mi padre, él es quien me está llamando, está gritando, pidiendo
auxilio. Miro hacia adelante en dirección a las luces y me doy cuenta
que son sólo reflejos en una superficie discontinua, quebrada, es
agua, es luz reflejada en agua y me acerco cada vez más rápido, el
pedazo de madera que me antecede cae produciendo un gran estruendo, me
salpica todo, apenas tengo tiempo y logro tomar aire antes de quedar
totalmente sumergido.
-
Gracias Ernesto, si
no es por Ud. se nos muere; tan imprudente, pararse en una tabla tan
delgada y sobre un pozo de agua de 10 metros de profundidad.
-
No,
Don Ricardo, entre los dos lo sacamos, Ya sabe como son los jóvenes,
su hijo es un chico con suerte, caerse y salir con sólo una fractura
en el brazo, es cosa de Dios.
Miguel
Angel Franco Ulloa
miguelangel_franco@yahoo.com
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