Luego de la lluvia...

Por Zarzamora

Capitulo 12

Nuestro beso fue largo y apasionado. Ambos lo deseamos y lo demostrábamos en aquel acto de amor.
La mesera de voz nasal y cabello graso, muy corto amarado nos interrumpió por segunda vez, tosiendo ligeramente y dejando los emparedados sobre la mesa. Eran pequeños, en conjunto del lugar, supongo que todo allí excepto esa única mesera era pequeño.
Mi cara demostraba vergüenza pero suma felicidad. No me importaba que Kino me estuviera observando entre arbustos, no me importaba absolutamente nada, solamente aquel joven sentado frente a mí, tomó mi pequeña mano y sonrió.

-Debo irme- dijo apenado-recordé que debbo cuidar a mi hermano pequeño.
-Eso no es posible- dije a regañadientess mirándolo severamente.
-Prometo compensártelo otro día- dijo beesándome las manos, le dio un mordisco a su pequeño emparedado, pocos mordiscos mas y lo habría terminado. Pero él se fue, pagando la cuenta por supuesto, dejándome allí, sola sujetando el mío, lo presioné fuerte y algo del relleno calló al plato.

<Por qué me hizo eso? prometió pasar toda la tarde conmigo>

Recordé aquel beso olvidando toda la ira k antes me había consumido, me quité el listón del pelo dejándome el cabello suelto, este cubrió mi rostro, los perfectos rulos estaban un poco despeinados, con un ligero movimiento con mis manos me lo peiné.
Observando el lugar ahora con mas atención mientras comía el emparedado observé una pareja. Solo veía la hermosa y corta cabellera cobriza de la novia, la cual tapaba el rostro del chico, se veían hablando animados, el joven no se había ido bruscamente diciendo algo que pareciera falso como lo hizo Touya.

<No pienses mas en eso...>

Salí del lugar pagando con el dinero que había dejado Touya ambos emparedados y las bebidas. Algo en Touya me resultaba extraño, muy sospechoso, y aún no podía creer que Mikako la estuviera ayudando todo este tiempo, algo extraño había en esos dos.
Traté de disipar mis sospechas y caminé hacia me humilde casa, pasé por aquel callejón donde Touya me había confesado la verdad sobre Kino.
Por qué nada me cerraba? Sentí pasos tras de mí, procure no preocuparme de sobremanera ya que había miles de personas caminando en aquellas tupidas calles. Dí la vuelta sin poder contenerme y me encontré muy de cerca con una mirada fría que me tomó bruscamente de mi pequeña mano.

-Kino que haces?- dije intentando soltarrme y temblando de pies a cabeza.

Capitulo 13

La mano de Kino se encontraba sudada, pero me sujetaba con fuerza, intentaba aprovechar lo aguada de su mano para resbalar la mía, pero mis esfuerzos fueron en vano y él me sujetaba cada vez mas fuerte, llevándome hasta una esquina, las calles se iban haciendo mas angostas y las calles eran ahora desiertas, el sol se escondía bajo un cielo medianamente nublado.

-Lo siento, no quise ser tan rudo- dijo rascándose el cabello en señal de nerviosismo y mirándome con inocencia, recordé como Touya me había hecho algo parecido y su respuesta fue similar.

-Por qué me arrastraste hasta aquí?- dijje muy asustada tratando de apagar este sentimiento con el enojo, así mi voz parecía mas severa.

-Debo hablarte sobre Mikako y Touya, lo mas probable es que no confíes en mí ni creas una palabra de lo que digo por todo lo que ellos t dijeron, pero no me importa - exclamó renegado mirando al suelo y pateando una solitaria hoja seca- te lo explicaré igualmente- terminó él tomándome por sorpresa, me sobresalté y lo mire extrañado.

-De qué hablas?, no entiendo una palabraa- dije mirando a los ojos oscuros de este, a pesar de la obsesión que según Touya él sentía por mí, no podía evitar sentir algo por aquel apuesto chico.

-El primer día que te vi fue ayer- dijo sorprendiéndome, su versión era completamente diferente a la de Touya- vivo con mis padre y un hermano pequeño, me mudé allí por que mis padres quedaron fascinados por el silencioso barrio, no tengo ni una foto tuya, ni una, y ayer t vi por la ventana sin intención alguna, simplemente mire hacia afuera, sin saber que tu ventana daba a mi habitación y me encontré contigo cambiándote, quise disculparme pero tu cerraste bruscamente la cortina y pues, me daba pena llamarte...

No sabía porque, pero confiaba mas en el testimonio de Kino, él se veía mucho mas sincero, su personalidad seguía siendo la de un chico pudoro y algo frío, en cambio Touya al halar se volvió extraño e inexpresivo.

-Si esto fuera verdad entonces por favorr explícame por que me seguiste el día de hoy- dije intentando sonar brusca, pero sentía pena por el esfuerzo del chico para hacerme intentar creer su "verdad", su versión de los hechos.

-El día de ayer Mikako me sorprendió enttrando a mi casa en el mismo momento que yo, dijo que deseba hablar conmigo y la invite a entrar. Ella se encontraba extraña, constantemente trataba de seducirme, al ver que esto era imposible me prohibió acercarme a tí, y dijo que haría todo lo posible por separarnos.
Entones, pensé que sería una buena idea averiguar si esto estaba relacionado de alguna manera con Touya- levantó la cara y me miró a los ojos, quería ver mi expresión, yo simplemente negaba con la cabeza tratando de asimilar los hechos.

Mi mente estaba confusa, la versión de Kino era la mas real, Mikako nunca hubiera tratado de ayudarme, por el contrario solo deseaba arruinarme, pero no entendía los deseos de Touya por unirse al plan de Mikako, que privilegio podría ganar?.
Repentinamente una idea corrió por mi mente.

-Kino, creeré todo lo que me dices si mee llevas a tu casa- el joven se enrojeció y entendí que había sido algo brusca al pedírselo, probablemente sentía pena de mostrarme su habitación o su familia, a parte Kino era un joven frío, y no sabía si iría a aceptar mi descabellada propuesta.

-Pues claro- dijo y su mirada se tornó ffría, pero con un dejo de amabilidad, esa mirada tan oscura me resultaba seductora.

Caminamos juntos hacia su casa, junto a la mía, temía encontrar fotos mías, pero por algo no lo deseaba, prefería k Touya me hubiera engañado, pero deseaba que los hechos que me contaba Kino fueran verosímiles.

Abrió la puerta con una llave dorada, pequeña, similar a la de mi hogar, se quitó sus zapatillas y yo hice lo mismo con mi zapatos, caminé por el suelo alfombrado y noté miles de fotos de la familia nombrada por Kino: Él se encontraba de pequeño, abrazando a su hermanito, sus dos padres fueron sorprendidos al parecer por la foto, porque sus caras denotaban confusión, los ojos de la madre estaban abiertos como platos y el padre trató en vano de cubrirse la cara.

El pasillo tenía la misma alfombra y las paredes eran blancas, observé una puerta, por debajo se proyectaba luz.

-Ringo, mi hermano estudiando- se expliccó mientras abría la puerta, lo saludó y el pequeño hermano lo recibió con un abrazo, me miró sorprendido y también me saludo, ambos salimos de la habitación azulada y nos dirigimos a la de él. Como lo esperaba esta carecía de muchos colores, era blanca, muebles de madera pintados de negro y una cama bastante modesta. Abrió todos los cajones y me demostró la carencia de las fotos.

-Ahora me crees- me preguntó algo enfadaado y su mirada era extremadamente fría.

-Perdona...- no pude continuar, Touya mee había traicionado y no entendía la razón, torrentes de lágrimas brotaron de mis ojos. El frío joven amablemente me abrazó entendiendo mis sentimientos, sus robustos brazos me sostenían, me sentí mas a gusto en sus brazos que en los labios de el joven quien la había traicionado.

-No te preocupes- dijo con un dulce tonoo masajeando mi cabello- Hay muchos jóvenes que seguro te amen, Touya no te merece- lo último lo pronunció con coraje, levanté mi vista, me encontré con sus fríos pero compasivos ojos, revelaban odio por el antes nombrado chico.

-Y tú?- pregunté- tú eres uno de ellos?-- dije dirigiéndome hacia su boca, me pare de puntillas y lo besé, pude notar como mis lágrimas habían mojado sus mejillas, él me abrazaba tiernamente. Touya no era nada comparado con aquello, nos mantuvimos mucho tiempo allí hasta que Kino cedió.

-Rin- dijo por primera vez profiriendo mmi nombre- lo siento...- dijo con la mirada baja.

-No hay nada que sentir- le sonreí y vollvimos a besarnos.

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