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Extraído de la revista "Artículo 20", número 35, del 19 de julio de 1999. Pagar y callar es la norma. Pasa tantas veces que todos los
usuarios de las cabinas se han acostumbrado a poner monedas, hablar algo y pagar todo. Lo
habitual es introducir monedas y colgar cuando se ha terminado la conversación. Lo
habitual también es que el dinero que sobra no se recupere y esto sea aceptado con la
resignación con la que, en los países autoritarios, se acojen medidas que, de tan
comunes, ya ni molestan. Las protestas se depuran en los bares y será excepcional una
denuncia en regla. Las comisiones ilegales en los servicios bancarios o la actitud que
durante décadas hizo que los fabricantes de conservas se negaran a imprimir la fecha de
caducidad en los envases, son en el ámbito del consumo, medidas de agresión al usuario
que resultan equivalentes. Unas superadas ya, otras superables mediente pesadísimas
cartas de reclamación, y esta de los teléfonos públicos, mediante
una maniobra que aquí revela ARTICULO 20 y que Telefónica, a pesar de conocer, oculta en
su información en las cabinas y en su publicidad. Irregularidades intolerables
Esta fórmula, que también sufren las cabinas, se basa en que tanto en monedas como en tarjetas las unidades de pago son cinco y veinte pesetas que, al no coincidir con el paso, se acumulan como redondeo siempre a favor de Telefónica. En el caso de la Tarjeta puede suponer una penalización uso de hasta el dieciséis por ciento. ¿Por qué va a cambiar Telefónica si consigue colocar semejantes productos también fuera de España? Telefónica de Argentina, gestionada por Telefónica de España, ha invertido siete millones de dólares en la instalación de cabinas de telefonía pública. Ya ha instalado cien cabinas en la zona norte de Buenos Aires, donde la empresa franco-italiana Telecom tiene la exclusividad para la explotación los servicios generales de telecomunicaciones. Según la propiaTelefónica esto forma parte de un plan de inversiones totales que superará los 21 millones de dólares. Rafael de Elizalde, director de Telefonía Pública de la empresa, hizo unas enternecedoras declaraciones a la Agencia EFE en donde señaló: "Estábamos ansiosos esperando el momento en que pudiéramos comenzar a competir en forma efectiva ya que, de esa manera, nuestros potenciales clientes de la zona actualmente a cargo de la otra operadora telefónica podrán comprobar nuestras ventajas. Bien es cierto que en Argentina, a un mes de la desaparición de Raúl Moneta, socio nativo de Villalonga y prófugo de la Justicia acusado de descapitalización bancaria, también ha huído y se encuentra ilocalizable Benito Jaime Lucini, su mano derecha en el consorcio criollo de telefonía, y la irregularidad como forma de actuación queda manifiesta en el propio consejo de administración. Estas ventajas de Telefónica no han sido apreciadas a este lado Atlántico por un usuario de Salobreña, Juan Pablo Vasco que no dudo en denunciar a la compañía y a su presidente Juán Villalonga. La denuncia, tras la inhibición de la juéz de Motril, por tratarse de un caso que afecta a todo el país, está hoy en la Audiencia Nacional. Los partidos políticos han estado ajenos a este asunto. El esperpento ha tenido cabida en cualquier caso de la mano del senador socialista por Valladolid Juan Antonio Arévalo, quien ha declarado que considera "intolerable" que el Gobierno estime ajustado a derecho que las cabinas públicas de Telefónica no devuelvan a los usuarios el cambio sobrante de sus llamadas. A pesar de que durante los trece años de Gobierno del PSOE las cabinas tampoco devolvieron cambio, Arévalo considera ahora "injustificable" que Telefónica se aproveche de una ganancia ilícita, con el pretexto de que "tener un depósito de monedas para devoluciones sería un aliciente más al robo". Lo robamos nosotros Esta última ocurrencia a la que contesta el senador del PSOE, pertenece a Pilar Martínez de la Cruz, directora de lo que llaman Departamento Comercial de la Vía Pública. Firmaba en Motril un convenio con el Ayuntamiento cuando le preguntaron por la denuncia que desconocía. Martínez de la Cruz realizó una defensa apasionadísima de las actuales cabinas, destacando una interminable lista de ventajas, entre ellas que "el teléfono estandar tiene tres monedas en espera y el de Telefónica admite trece monedas distintas y un total de ocho monedas en almacenamiento; además, selecciona el valor en pesetas más cercano a la comunicación realizada. Si las cabinas tuvieran que devolver los restos del importe real deberían disponer de unas cantidades de dinero almacenadas muy superiores a las que hoy tienen de forma habitual, con lo que se darían más ataques a las cabinas". Esta peculiar versión del "antes que lo roben otros, lo robamos nosotros" tiene los correspondientes escudos que hacen que "no podamos decir jurídicamente que estemos ante una estafa -precisó a ARTÍCULO 20 José María Múgica en la OCU-, ya que tienen reconocida la mayor parte de sus acciones, pero de lo que no cabe ninguna duda es que se trata de una permanente deslealtad al consumidor.La ley ha solido amparar aTelefónica cuando se trata de cobrar a cambio de nada. El último ejemplo han sido los intentos fallidos de los usuarios para conectar con Inrernet y que Telefónica cobra como si fueran llamadas válidas. Después de las sentencias favorables a la compañía, el jefe del Servicio de Reclamaciones, Antonio Monreal, firma con el sello del Ministerio de Fomento cartas en donde razona que están establecidas por ley el precio de las llamadas a Infovía pero que nada se especifica de la duración de las llamadas por lo que su tarificación (sic) ha de ajustarse a la normativa general". Da igual, por tanto, que sean inoperantes, como llamar a quien comunica, pero dado que las sentencias han sido adversas abs consumidores, "se considera correcto el cobro por parte de Telefónica de las llamadas fallidas a dicho servicio". Da igual que el servicio no exista, tanto en Internet como en las cabinas, se cobra igualmente.Hay un modo de redamación poco utilizado que consiste en pedir por escrito a la dirección de Telefónica Telecomunicaciones Públicas el dinero no devuelto por la cabina con anotación de fecha hora, número de cabina y cantidad retenida, lo que convierte a cada usuario en secretario de sí mismo con continuas cartas a un moroso impenitente. El gabinete de prensa de esta sociedad no sólo no negó a ARTICULO 20 que los teléfonos públicos de monedas permiten recuperar en metálico el saldo sobrante de la llamadas, sino que además conocía cómo hacerlo. La cuestión pendiente es por tanto saber, con el presupuesto de publicidad y de relaciones públicas anual que tiene Telefónica ¿por qué ocultan esta información a la generalidad de los usuarios? ©Enrique Barrueco "Se reconocen y protegen los derechos a expresar y difundir libremente This page hosted by
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