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El otro Barry de gran talento

Ridiculizado por la crítica, Barry Manilow es, sin embargo, un artista que ha entrado en las listas por cuatro décadas consecutivas. La verdad, hay cosas (mucho) peores que escuchar su música y disfrutar su estilo

FEBRERO, 2007. Cada vez que un crítico de música escucha su nombre, suele hacer una mueca de disgusto y voltea hacia otro lado. Y es que de los compositores norteamericanos exitosos, Barry Manilow carga con el estigma de, bueno, ser excesivamente convencional. Esos mismos críticos respetan a Neil Diamond y a Billy Joel, quienes han tenido carreras más o menos similares a la suya. Pero a Manilow le rehuyen. Ello quizá se deba a los inicios abiertamente comerciales de este artista que el pasado junio cumplió 60 años de vida.

Hay quienes encuentran un paralelismo entre la carrera de Manilow y la de los Bee Gees: por años fueron el centro de las carcajadas y burlas de los críticos, en especial tras su incursión en el género disco. Pero años después, y en retrospectiva, han dejado tras de sí una trayectoria brillante y de incalculable influencia. Sin embargo los críticos no han resultado buenos para persuadir a la gente a que no compre sus discos, pues Barry Manilow ha vendido casi 70 millones de ellos en todo el planeta.

Para colmo, sus detractores no encuentran igual de objetable a Bette Midler, a quien Manilow pulió y ayudó a crear su estilo propio. Cuando la Midler tuvo un hit espectacular en 1980 con "The Rose" --película que también estelarizó-- sólo seguía los lineamientos de quien había sido prácticamente su tutor por casi seis años.

"Si pensara en la reacción de los críticos sufriría un bloqueo mental permanente", dijo Manilow hace unos años, y agregó, con el humorismo que suele manejar, "pero creo que todo nace porque ellos no reciben regalías por lo que escriben, y yo sí".

El Eje Brooklyn-Copabana

Algunos biógrafos del cantante aseguran que Manilow deriva de Manilovitch, apellido muy común en el este ruso. Otros dicen que proviene del ruso Manilov. El caso es que la "v" fue reemplazada por los ancestros del cantante con una mucho más americanizada "w", cambio que seguramente se produjo cuando los abuelos, procedentes del este europeo, llegaron a América a principios de siglo. En ese entonces la modificación de apellidos para hacerlos más acordes con el inglés era cosa frecuente de modo que sus padres, residentes en la numerosa comunidad judía de Brooklyn, ya lo ostentaban.

"En casa siempre había música", rememoró Manilow. "Tu sabes, canciones tradicionales pero también mucho, mucho George Gershwin (referencia al celebérrimo compositor autor de "Raphsody in Blue", entre otras más, y que daría identidad musical a la urbe neoyorquina). Todos considerábamos un orgullo que uno de los nuestros hubiera llegado tan alto. Creo que eso me inspiró desde pequeño a convertirme en músico..."

A los siete años el espigado rubio tomó un acordeón y empezó a insuflarle notas. Pocos años más tarde ya estudiaba en la prestigiada Julliard School y a los 18 años encontró trabajo en la CBS donde un ejecutivo le sugirió participar en la musicalización de la obra The Drunkard (El Borracho) en Broadway. Más tarde también se encargo de los fondos musicales para una serie de televisión a lo que siguió la encomienda de escribir jingles para compañías refresqueras y de renta de autos. Curiosamente, el jingle que lo hizo más famoso (uno de McDonald's) no fue escrito por él, pero sirvió para que Manilow descubriera los atributos de su voz.

Luego de conocer a Midler y de ayudarla a que obtuviera un Grammy en 1972, Manilow dio comienzo a una carrera en solitario. "Al principio no sabía si convertirme en comediante o en músico", refirió, "pero al final creo que hice la decisión correcta, aunque haya quienes se han reído de mi trabajo..."

Mientras realizaba una gira junto con Midler, Manilow completó su primer disco para luego firmar contrato con la entonces nueva disquera Arista. Las ventas fueron tibias aunque contrastaron con su segundo material, del cual "Mandy" pasaría a convertirse en hit mundial. Lo irónico del asunto es que una de las composiciones que más rápido lo identifican no fue compuesta por él. A ésta le siguió "Could it be Magic", con una introducción de Chopin, cortesía del entrenamiento clásico que Manilow había tenido una década antes.

"Could it be Magic" sería luego regrabada por la misma Midler, aunque otra versión bastante más conocida es la que Donna Summer grabó en 1977, a ritmo de disco. "Esa fue una de las canciones que escuchas una vez y ya no salen de tu mente", dijo Summer años después (como dato adicional, otro tema ejecutado a partir de partituras clásicas es "All by Myself" de Eric Carmen, grabado en 1976).

Para entonces la maquinaría de hits de Manilow ya se encontraba bastante aceitada: "Daybreak", "New York City Rythm", "I Write the Songs" --de la cual se le criticó mucho por su aparente vanidad, aunque tampoco fue escrita por él-- "It's a Miracle"... todas ellas entraron al Top Ten, poco antes del huracán disco que cambiaría las ideas y perspectivas de lo que era la música pop hasta ese momento.

Luego de lanzar el exitoso álbum doble Barry Manilow Live, el cantante ya contaba con un público fiel el cual quizá ignoraba que, en su tiempo libre, el rubio compositor lo dedicaba a escuchar música clásica y ¡gulp! rock pesado: "Alice Cooper y Foghat compartían mi tornamesa con Tchaikovsky y Brahms", refirió. "Los amigos que iban a casa y veían las portadas de esos discos me miraban como si me hubiera vuelto loco. Pero si tu eres un carpintero, cuando vas a descansar a tu hogar no te pones a fabricar más muebles, quieres hacer algo distinto".

El debut (1973)

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Cierto que me falta el Óscar", dijo Manilow al periodista Bill Zehme, "pero tengo tres cuartas partes de los premios más importantes del entretenimiento norteamericano. Muchos ganadores del Óscar sólo tienen una cuarta parte..."

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Y esa fue precisamente la intención de su siguiente proyecto, esto es, una canción que rompía el ritmo aparentemente apacible de Even Now, su siguiente material. Los protagonistas eran ficticios al igual que la historia, una mezcla de ritmos latinos, como la rumba, y la música disco. El resultado fue "Copacabana", inspirado en especial porque para entonces Manilow se había aficionado a escuchar la música de Celia Cruz y Tito Puente.

El ritmo frenético de "Copacabana" recorrió buen sector del planeta aquel año 78, algo que ayudó a reimpulsar la carrera de Midler, quien como ya se dijo, regresó al primer sitio con "The Rose" en 1980, y de paso se llevó un Óscar como mejor actriz.

Un declive tranquilo

A diferencia de otros músicos y compositores que entran en escándalos, controversias y se hunden en las drogas o se rebela su caótica vida privada, Manilow siguió inmerso en lo suyo ("lo más arrojado que ha hecho es participar en el Show de los Muppets", dijo por entonces un crítico, no se sabe si cómo alabanza o como ataque). En 1981 recibió un Tony por una obra en Broadway, un Emmy por un especial suyo en TV y un Grammy. "Cierto que me falta el Óscar", dijo Manilow al periodista Bill Zehme, "pero tengo tres cuartas partes de los premios más importantes del entretenimiento norteamericano. Muchos ganadores del Óscar sólo tienen una cuarta parte..."

También ese año Manilow regreso a las listas con el sencillo "Old Songs", que homenajeaba las canciones que había escuchado en su adolescencia. "La música es la mejor máquina del tiempo de la que disponemos hoy; unos cuantos acordes te traen de regreso a cierto momento que quizá hace mucho tiempo habías olvidado", comentó el cantante al respecto en la entrevista con Zehme. Y a manera de establecer ese punto, Manilow regrabó "Let's Hang On", grabada por The Four Seasons, unos de sus grupos favoritos.

El tranquilo declive llegó con la popularidad de MTV, donde su estilo musical quedaba fuera de lugar. Durante un tiempo encontró acomodo en VH-1 (cuando el canal aún llevaba el guión intermedio) pero estaba aburrido con la idea de grabar videos promocionales.

Con todo, durante los 80 y 90 Manilow no dejó de grabar álbumes aunque ya con muy poco efecto en las listas, a excepción de cuando grabó un disco de homenaje a las grandes bandas, en 1996, con temas de Tommy Dorsey y Glenn Miller. A éste le siguió un álbum con composiciones de Gershwin, uno de los artistas más admirados por el cantante.

En tal sentido Manilow inauguró lo que sería una tendencia entre otros músicos veteranos, como Billy Joel y Paul McCartney, quienes incursionaron en trabajos clásicos.

Y sin duda inspirado por un álbum de covers del británico Robbie Williams, Manilow grabó un disco con el mismo esquema y que incluía éxitos de Peggy Lee y Bobby Darin. Pro a diferencia del inglés, quien aún es relativamente conocido en Norteamérica, el CD de Manilow entró como ráfaga al primer sitio de las listas, e hizo a un lado a artistas como Beyoncé, Hillary Duff y Black Eyes Peas, aunque seguramente ello se debió a que sus fans prefirieron ir a la tienda de discos en vez de bajarlo por Internet, lo cual hacen millones de jóvenes que pasan "por debajo del radar" de Billboard.

Como sea, lo anterior demostró que la "vieja guardia" de compositores (Neil Diamond, Bob Dylan, Billy Joel) son capaces de dar sorpresas a intérpretes que bien pudieran ser sus hijos y a quienes rebasan en ventas cuando los consumidores encuentran material de calidad. Muestra de ello es que al álbum de Manilow casi no hubo necesidad de invertirle millones en promoción ni publicidad.

¿Qué sigue? Al igual que Rod Stewart, parece que el crepúsculo artístico de Barry Manilow se encuentra en los covers, de los cuales afirmó que grabaría varios de ellos para un disco programado para finales de este año.

"Esta profesión me ha llevado a sitios que nunca imaginé, a conocer gente que de otro modo no habría conocido. Si a quienes escuchan mis canciones les sucede lo mismo, habré cumplido mi trabajo...", finaliza.

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felipillovox escribe 01.03.07:

Yo siempre había considerado a Barry Manilow un cantante fresa pero por lo que cuentan de que le gustaba escuchar rock pesado lo veo de otra manera. Y es que es cierto, la música que un artista compone y toca no necesariamente refleja sus gustos personales. Después de leer el texto escuché Copacabana y no me pareció tan mala, claro, si la comparamos con la pelona Britney Spears y otras cosas peores.

 

 

 

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