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Obras Maestras: Bridge Over Troubled Water

Aunque fue grabado a fines de los sesenta, se le considera parte importante de la música en la siguiente década. Su variedad de estilos no presagiaba el final de una fructífera colaboración y amistad.

Nota: Este es el primero de varios textos donde comentaremos sobre obras perecederas en la música, arte, literatura y vida diaria.

AGOSTO, 2006. Pocas veces un grupo musical se despide con un disco tan completo e inspirado como lo hicieron Paul Simon y Art Garfunkel. Al escucahr Bridge Over Troubled Water se percibe el eclecticismo de una obra que en ningún momento pierde su consistencia. Fue uno de los últimos productos de los años sesenta pero su mirada ya estaba puesta en la década siguiente, si bien sus autores, como dúo y en términos artísticos, ya no llegarían a verla.

Algunos han definido al Bridge como el último soplido de una generación que de las flores pasó al marasmo producido por la cannabis. Otros lo han señalado como un reflejo de una camaradería destruida que no impidió a estos dós jóvenes, cada vez más distanciados entre sí, a crear música de indudable calidad, igual que ocurría con los Beatles. Claro es que Simon and Garfunkel habían sido hippies a su muy particular manera; eran, digámoslo así, más intelectuales --Garfunkel posee un máster en Matemáticas, Simon leía a Keats y a Flaubert-- y, por mucho, más neoyorquinos; eran dos rebeldes que nunca perdieron el respeto a sus padres y se sentían unidos a la comunidad judía de Brooklyn (de ahí también procedían otros talentos como Carole King, Neil Sedakka y Neil Diamond, aunque el dúo en referencia se relacionó muy poco con todos ellos).

Con todo, Simon y Garfunkel eran los artistas más escuchados dentro de los campus universitarios el último tercio de los sesenta. Los hippies más radicales habían abandonado sus estudios en nombre de la revolución aquí-y-ahora escuchaban a Jefferson Airplane, a Hendrix, a The Doors y a los Stones. Los jóvenes que hacían la revolución desde las aulas hasta que se graduaron siempre tenían a Simon and Garkunfel en sus tornamesas. Ocasionalmente consumían drogas o fumaban mariguana; desde su "Sounds of Silence" esa parte del público ya se había identificado con el dúo.

Lo que hizo el Bridge fue diversificar el mensaje para que llegara a más gente, aunque al principio ni Simon ni Garfunkel pensaban que ésta sería su última colaboración de estudio. Se acercaba el final de una amistad que en en 1955 los dio a conocer como Tom y Jerry en un concurso de talentos infantiles y quienes luego serían parte del movimiento folk-rock. Cuando el Bridge comenzó a prepararse, temas como "Mrs Robinson" y "Homeward Bound" ya habían quedado atrás. Era el momento de ver las cosas desde otra posición; lo que ocurría con la amistad de Simon and Garfunkel era un reflejo de lo que sucedía con el movimiento social de los sesenta.

El disco fue producido por Roy Halee quien ya había estado detrás de otros proyectos del dúo y luego lo estaría en obras solistas de Simon como Graceland y Rythm of the Saints.

Bridge abre con la canción que da nombre al disco, un himno de optimismo y ayuda con piano tipo góspel así como la voz de Garfunkel que alcanza contraaltos magníficos. Por años circuló el rumor de que él y Simon habían discutido agriamente sobre quien debería interpretarla, aunque Garfunkel desmintió aquello en una entrevista con Rolling Stone en 1970: "Cuando me enseñó la canción sólo dijo 'la compuse para ti, tu debes cantarla' y yo sólo dije bien'".

La variedad de estilos es una de las más grandes cualidades del Bridge, como puede apreciarse en "El Cóndor Pasa", canción original peruana, no boliviana, como se cree comúnmente. Y aunque sirvió como pretexto para abrir cientos de peñas con ese nombre fue también una introducción de la música latinoamericana al público anglosajón. Le sigue "Cecilia", tema festivo que vendría a convertirse en el siguiente sencillo del Bridge el cual, según Garfunkel, fue relativamente fácil de grabar: "Es de esas canciones cíclicas donde lo que debería ser el estribillo pasa a convertirse en la parte central; fue algo que se dio espontáneamente".

Algo que no fue tan espontáneo es "The Boxer", para muchos la obra maestra del Bridge y que habla de un inmigrante que llega a la gran ciudad. Es una maravilla acústica que finaliza con una instrumentación soberbia. Lo curioso es que la canción se dio en ausencia de Garfunkel quien se encontraba en México participando en una película. "Paul y (el productor) Roy le dedicaron horas y horas a esta canción; se convirtió para ellos en una religión", dice Garfunkel.

Otro tema notable es "So Long Frank Lloyd Wright", un cálido bossa nova a quien revolucionó la arquitectura norteamericana del siglo XX. Para entonces quien haya escuchado el Bridge desde el primer track percibirá haber recibido una dosis inusitada de calidad aunque todavía falten por escuchar dos temas que describen, ya en forma más clara, el fin del dueto y, por algunos años, de su relación personal.

"The Only Living Boy in New York City" abre con la sarcástica letra "Tom abordó el avión a tiempo/se fue a México". Por supuesto que "Tom" es Garfunkel. Es una bellísima canción aunque imbuida con cierta nostalgia, y un reproche al poco profesionalismo de su compañero pues debido a sus ausencias la grabación del disco se retrasó hasta cuatro meses.

El ambiente del disco, pese a su inicial optimismo, se hace cada vez más sombrío. Ello es evidente en "Why Don't You Write Me", la última canción de estudio incluida en el Bridge pues las dos restantes son los cóvers de "Bye Bye Love" de sus ídolos The Everly Brothers --y también con sabor a despedida-- y "Song for The Asking", ambas grabadas en vivo. La señal para los fans era inequívoca: éste era el final de Simon and Garfunkel.

Ellos mismos estaban conscientes. Dice éste último: "Paul y yo sabíamos que pasaría mucho tiempo para volver a grabar juntos. Pero mientras tanto las sesiones iban bastante bien". Tenía razón; hasta 1981 volvieron a actuar como dúo en Central Park, un concierto de donde salió un álbum doble. Pero las sesiones para otro disco de estudio abortaron al surgir las dicrepancias de siempre: "Estoy con alguien que no quiere participar en las canciones, que se queja de las horas de trabajo y no se ve muy interesado en realizar giras de conciertos, ¿y en esa situación quién quiere grabar un disco?", dijo Simon años después.

Bridge Over Troubled Water marca el fin de una etapa importante del folk-rock norteamericano al punto que con frecuencia es incluido entre lo mejores álbumes en la historia del rock. A 37 años de ser puesto a la venta no pierde su frescura, factor que lo convierte en una obra maestra.

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