Sitio web dedicado a la recopilación e investigación de la obra de Sebastián Salazar Bondy.
 
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UNA EXPERIENCIA CREADORA.
(Publicado en agosto de 1961 en el suplemento Dominical del diario El Comercio.)

Bajo el auspicio de Histrión Teatro de Arte se ha iniciado entre nosotros una hermosa experiencia: el Seminario de Teatro Peruano. La idea nos la trajo Osvaldo Dragún desde la Argentina, merced a la prueba que hizo al respecto el Teatro Fray Mocho de Buenos Aires. No se trata de una mesa redonda en la q' los escritores discutían teorías acerca del arte dramático, acerca de la tragedia griega o el drama isabelino como clásicos mdelos de una escena que se impone como forma y expresión de una época y su pensamiento. Por el contrario, es la del Seminario una idea de taller, de artesanía. Los autores se reunieron para plantearse cómo, de qué manera, con cuáles asuntos y técnicas puede darse aquí un teatro que responda a nuestra realidad -sociedad, tiempo, historia, público, destino, etc.- y, transfigurándola, la haga del presente y de la perduración. Proyecto ambicioso, que no se promete fácilmente el éxito, pero cuyo cumplimiento será el único testimonio de su factibilidad o su fracaso.

El procedimiento es lento y requiere paciencia y convicción. Primero ha sido preciso trazar el cuadro de los temas más amplios y generales: situación de la juventud, crisis social, estado de las clases, la cultura como finalidad, las dificultades inherentes a las circunstancias de todo carácter que asedian al hombre en el Perú. De ahí a encontrar la parcela que a cada autor atrae, hay un lapso que se da como resultado del análisis de las facultades e inclinaciones personales de cada miembro del seminario. Así, los que ya habían emprendido la tarea creadora han llevado su material escrito para ser sometido a una crítica sana y penetrante de los aciertos y desaciertos que posee. La primera experiencia de este tipo fue aleccionadora: una escritora joven, Sara Yofré, leyó un acto de una pieza en torno a la frustración juvenil. Se impuso a todos la calidad intrínseca de la nueva escritora y también se iluminó la conciencia de sus planes de creación. Sara Yofré recibió la contribución como un aporte vivo a su labor. Ella, por cierto, accederá a las sugestiones en la medida en que las considere coadyuvantes a sus propósitos, sin nunca ceder en su íntima libertad. Así desfilarán otros dramaturgos, noveles o ya estrenados, en un mismo nivel de buena disposición hacia la cooperación de los colegas reunidos con el objetivo de participar en este esfuerzo por dar vida a un repertorio, que Histrión se compromete, una vez aprobado por la unanimidad de los integrantes de seminario, a poner en escena.

Los que aún no han comenzado un trabajo determinado elegirán, de entre los grandes temas señalados antes, un argumento concreto y expondrán ante el grupo de colegas su esquema, primero, y el desarrollo de redacción, según se realice, luego. La colaboración de todos y cada uno de los copartícipes en el convivio intelectual de Histrión, donde no están ausentes directores escénicos y actores, tienen un fin positivo, de crítica sin prejuicios, de debate abierto, de libre opinión, lo cual dispone un clima amistoso y solidario. Una obra que pasa por este antelado tamiz, exigente y cordial, al mismo tiempo, habrá sido sometida, antes de su estreno, al juicio de una suerte de super-público por su preparación, su especialización, su intención.

El Seminario de Autores Teatrales está abierto a todos los que aspiren a concurrir a él, siempre y cuando admitan la ofensiva sin compromisos que el grupo colectiva e individualmente ejerza sobre la pieza que está en el tapete. Creo sinceramente que de ahí surgirá un conjunto de obras valiosas, tal como sucedió en Buenos Aires. Obras propias, en su estilo y contenido, de un escritor, en las que, no obstante esa propiedad personal, ha intervenido un espítitu que debemos llamar, a falta de una expresión específica, colectivo o de equipo. La confianza en el éxito de este método de trabajo se basa precisamente en que supera el aislamiento de que adolece nuestra vida literaria y, debido a ello, establece una comunión real de los autores entre sí en el estricto sentido de dicha trascendente palabra.

 
El artículo en el suplemento Dominical de El Comercio.
 
       
   
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