CAUSAS, CONSECUENCIAS Y SOLUCIONES
Y por qué a todos (y no solamente a los padres) nos interesa este antiguo problema.
por
William Antonio Boyle, Ph.D.
Parte 2(De regreso al
Indice-Parte 1) FACTORES EMPEORANTES DEL PROBLEMA
Uno de los factores que empeoran este problema es que estos esquemas de acción
o patrones de comportamiento quedan grabados durante la etapa formativa
de la mente de los niños, formando parte de su mente pre-conciente,
y sentando las bases para toda clase de "juegos psicológicos destructivos"
en su vida posterior. El hecho de que estos esquemas de acción
sean "pre-concientes" significa de que la persona no se da cuenta real
de ellos, y si los percibe, es como una forma de ser y actuar completamente
"natural." No puede ser de otra forma, ya que es mediante estos mecanismos
pre-concientes que la mente fabrica los pensamientos concientes.
Al ir creciendo el niño, estos esquemas prefabricados los usará
en su grupo social, con sus amigos y sus compañeros de escuela, su peer group. Y, al llegar a la vida adulta, estos mismos esquemas de acción destructivos los usará con sus asociados y subordinados profesionales o sociales, y eventualmente con su cónyuge y con sus propios hijos.
Así pues, el ambiente emocional existente dentro de la familia en los primeros
años de vida del niño tiene importantes "efectos retardados"
con respecto a su comportamiento para con los demás en su vida adulta.
Es más, estos esquemas y efectos destructivos se transmiten de generación
en generación.
Por ejemplo,
una niña que siente odio y furia con la llegada de su nuevo hermanito,
es probable que sienta esta misma aversión, ya de adulta, al nacer
sus propios hijos. Los niños son emocionalmente muy perceptivos.
Un niño que se siente odiado o rechazado por su madre, es probable
que a su vez desarrolle odio para con TODAS las mujeres, y al llegar a
la vida adulta trate de vengarse subconcientemente de su madre, digamos,
convirtiendose en violador o en "penqueador" de mujeres, especialmente
de aquéllas que de algún modo le recuerden a su madre (Ahora
bien, no es necesariamente que el niño piense concientemente y decida:
"Odio a mi madre y por lo tanto voy a convertirme en penqueador de mujeres."
Lo que ocurre es que siente una compulsión inexplicable pero irresistible
de dañar y hacer sufrir a ciertas mujeres. Estos son ejemplos de transferencia psicológica, en la que la respuesta emocional causada en el individuo por una persona es transferida a otra persona que aparentemente no tiene ninguna relación con la primera - la relación entre estas dos personas existe dentro de la estructura mental subconciente del individuo - y es así como
funciona la mente subconciente). Es probable que todos los hijos
de esta clase de familias (en que uno o ambos de los padres tienen un odio
subconciente para con sus hijos, como resultado de la rivalidad fraternal
que ellos, los PADRES sufrieron durante SU infancia) tengan también
serios problemas emocionales.
La rivalidad
fraternal también tiene otro "efecto retardado" de importancia.
Aún cuando el problema es grave, sus efectos pueden no aparecer
claramente sino hasta que los hijos llegan a la adolescencia. Así
pues, puede existir este problema por muchos años en la familia
sin que los padres se den cuenta de ello. Es hasta que la mente de
los hijos comienza a madurar, entre los doce y veinte años, que
el enojo y la furia que han estado embotelladas durante tantos años
comienzan a manifestarse en comportamientos destructivos hacia sí
mismo y hacia los demás. Para entonces ya es mucho más
difícil resolver el problema.
Otro factor
importante en el desarrollo de este problema es la diferencia de edades
entre cada par de hijos consecutivos en la familia. El asunto es
sencillamente que NO se puede razonar con un niño menor de unos
tres años de edad. Un niño de esta edad simplemente
no tiene ni el lenguaje, ni la capacidad de pensar lógicamente.
O sea que, por más de que se trate de explicarle de que tiene que
querer a su nuevo hermanito, lo único que va a entender es su frustración
y enojo debido a la llegada de este nuevo intruso.
En cambio,
cuando un niño tiene ya más de tres años de edad,
es relativamente fácil emocionarlo con la llegada del nuevo bebé,
y convencerlo de lo necesario para los padres que va a ser la ayuda de
él con el cuido del pequeñuelo. Siempre va a sentir
que se "ha caído de la moto," pero ya los padres pueden discutir
y razonar con él, lo cual disminuye grandemente el nivel de tensión
dentro de la familia, además de la intensidad del resentimiento
que va a tener para con el pequeño y la expresión de ese
resentimiento en comportamientos dañinos.
Un factor
adicional que empeora este problema es cuando los padres, por la razón
que fuera (obligaciones de trabajo, o la falta de valores y prioridades sociales y personales apropiados), dejan solos
en casa a sus hijos cuando todos aún están muy pequeños.
Sin la supervisión de los padres, no existe ningún factor
que detenga la agresividad de unos y de otros, y fácilmente se pueden
llegar a dar incidentes que provoquen resentimientos que duren toda una
vida. En general, niños menores de unos doce años no
se pueden dejar solos. Vale mencionar que la televisión es
un pésimo sustituto para la supervisión de una persona mayor
responsable.
Un factor adicional que tiende a complicar aún más este problema, es cuando existe
un "trauma familiar," o sea cuando ocurren tragedias en la familia (la
muerte de uno o ambos de los padres, o si estos se divorcian o se separan)
quedando uno o ninguno de ellos a cargo de la crianza de los hijos.
Esto puede ocurrir por guerras, enfermedades, accidentes y toda clase de
desastres naturales y sociales. El problema acá ocurre porque
los padres simplemente no tienen la oportunidad de enseñarles a
sus hijos sobre el cómo evitar la rivalidad fraternal (además
de muchos otros conocimientos necesarios y útiles para la vida)
y cuando estos hijos crecen y a su vez forman sus familias, a su vez ellos
no tienen los conocimientos de las formas y métodos de cómo
evitar esta rivalidad entre SUS hijos. Este factor empeorante del
problema, lógicamente, también se transmite de generación
en generación.
Como contraparte, los factores más importantes para el desarrollo de las buenas relaciones entre los hermanos (y para la salud mental de los niños en general) son el conocimiento y habilidad en técnicas
de crianza que tengan los padres (o quiénes cuiden de los niños
en cuestión), así como la oportunidad y el deseo que tengan
los padres o quienes cuiden, de aplicar estos conocimientos y habilidades.
Es sólamente cuando hacen falta éstos últimos (conocimiento,
habilidad, oportunidad y deseo) que van adquiriendo importancia las diferencias
de edad, sexo o temperamento, orden de nacimiento, y otros factores potencialmente negativos.
LA ESTRUCTURA MENTAL HUMANA
Lo discutido anteriormente también se puede deducir de algunos principios básicos respecto a la estructura mental humana.
Estos principios son verdades relativamente auto-evidentes que pueden ayudar
a decidir cuales acciones pueden ser beneficiosas para la salud mental de los niños (Ver también Stent, 1972). 1. "La estructura más compleja que existe en el universo
conocido es cada mente humana."
2. "La estructura mental humana es primariamente producto del
medio ambiente en el cual ha ido evolucionando, y los aspectos más
importantes de este medio ambiente son el emocional y el informacional.
Este medio ambiente no es estático, sino que va cambiando con el
tiempo."
3. "La estructura mental humana es auto-organizante."
4. "Luego de cierto período inicial, el factor más
importante en el medio ambiente de cualquier niño, es ese niño
mismo, o sea SU estructura mental."
5. "Todos los niños son egocéntricos."
6. "Todo niño tiende a la auto-individuación."
Continúa en la
Parte 3.
De regreso al Indice - Parte 1.
W.A. Boyle - 14 de diciembre de 1998
Algunos de estos principios son:
La ciencia moderna, con todos sus avances, aún solamente esta
comenzando a comprender esta compleja estructura (Ver por ejemplo, Pinker, 1998; 2002). La mente humana
es una estructura que, con el ambiente y preparación adecuados,
es capaz de descubrir los misterios del universo, realizar viajes a la
luna, crear belleza en obras de arte, o resolver los múltiples problemas de la vida cotidiana - y producir abundancia de riquezas (así
también, con una preparación NO adecuada, es igualmente capaz
de producir sufrimientos y destrucción en pequeña o en gran
escala). Así pues, CADA niño en particular ES la estructura
más compleja que existe en el universo. Esto da una idea de
la gran reverencia con que los padres y educadores deben contemplar a CADA
niño.
Esto no quiere decir que los aspectos genéticos, biológicos
y físicos no sean importantes. Pero, en general, estos últimos
aspectos no son muy controlables por los padres En cambio, los aspectos
informacional y emocional se pueden considerar, al menos en cierto grado,
como manipulables por los padres.
Este principio tiene al menos dos corolarios:
a) "Todos los medios ambientes en los que se han desarrollado todos
los niños tienen algunas similaridades; por lo que todas las estructuras
mentales humanas tendrán también algunas similaridades" (o sea que hasta
quienes somos lo más diferentes tenemos necesariamente puntos en
común) y,
b) "No existen dos medios ambientes que sean exactamente iguales, por
lo que tampoco habran dos estructuras mentales humanas exactamente iguales"
(y viceversa, hasta los más iguales tenemos algo de diferente).
Tal como se mencionó anteriormente, cada hijo u hija sucesivo
en la familia tendrá menos acceso al tiempo exclusivo (de uno a
uno) de sus padres. Además, él o ella estará
influenciado por la presencia de sus hermanos anteriores, a sus respectivas
etapas de desarrollo mental y físico. Y, la infuencia de los
padres que recibe cada hijo (u hija) sucesivo reflejará el hecho
de que los PADRES también evolucionan y cambian con el tiempo.
Todos estos factores contribuyen a diferencias en las estructuras mentales
de hermanos y hermanas. Por lo tanto, NO puede esperarse de que hermanos
(y/o hermanas) tendrán estructuras mentales muy similares simplemente
por el hecho de haberse criado en el "mismo" ambiente familiar.
Esto es
una realidad con bases biológicas, neurológicas
y psíquicas. Por una parte, el desarrollo de las estructuras subyacientes de la
mente que permiten la adqusición de conceptos prosigue una secuencia bien
definida; cada etapa de esta secuencia va permitiendo la adquisición de
conceptos de diferente tipo y por lo general de mayor complejidad y abstracción (Véase por ejemplo, Piaget e Inhelder, 1966).
Y luego, el desarrollo de la estructura mental misma es secuencial y arborescente:
Los conceptos que son adquiridos primero determinan el desarrollo posterior de esta
estructura al permitir o no la subsiguiente adquisición de conceptos
relacionados. Así pues, los factores ambientales pueden acelerar, o atrasar,
o impedir el desarrollo de las estructuras subyacientes, y de la estructura conceptual
misma (Esto está comprobado por los trabajos de investigación de Lev Vygotsky en los 1920 y 30 - Ver, e.g., Berk y Winsler, 1995). Adicionalmente, el contexto emocional en el que un concepto es
adquirido determinará en gran parte si ese concepto será usado como punto de partida para la adquisición de conceptos relacionados - ver, e.g., Vail, 1994.
Además, como es bien conocido, los niños humanos imitarán
los comportamientos sociales que observen en otros a su alrededor.
Si estos comportamientos son adquiridos a una edad lo suficientemente temprana,
fácilmente se tomarán como "naturales" por el niño
o niña al llegar a ser mayor. Entonces es fácil caer
en la falacia de que, "si yo siento que éste es un comportamiento
natural, y además yo lo observo en otros, entonces éste ES el único posible comportamiento natural (en este tipo de situación social)." Una sencilla pregunta de contraejemplo es la siguiente:
-"¿Existen siquiera ALGUNOS seres humanos que presenten patrones
de comportamiento diferentes ante este tipo de situación social?"
Si los hay, entonces ésto significa de que, -"No, éste NO es el único
posible patrón de comportamiento natural, sino más bien es
sólamente UNO de varios o de una gama de posibles patrones de comportamiento
(ante un determinado tipo de situación social)." - Véase,
e.g., Rivalry Behavior in Dogs (Comportamiento de Rivalidad en Perros).
Esto indica la importancia de los
factores presentes en los medios ambientes iniciales, ya que es en base a éstos que procede
cualquier organización posterior. (También hay que notar lo peligroso que puede ser el tratar
de derivar principios morales a partir de ejemplos de la naturaleza - ya que
los animales no tienen valores morales; en cambio los seres humanos sí
deberían tenerlos).
O sea que, los factores que se encuentren presentes en el medio ambiente INICIAL son más importantes que aquéllos posteriores.
Así pues, esto indica la importancia de los factores emocionales
presentes en el medio familiar en que se cría al niño (cariño,
atención, cuidados, aprobación, o la falta de ellos) con
respecto a la eventual estructura mental adulta de ese niño.
Esto también indica la gran importancia que tiene la presencia o
ausencia de hermanos, y la actitud emocional de ellos frente al nuevo bebé.
O sea que el centro del universo de cualquier niño es él
mismo (o ella misma) y su meta más importante es su propia satisfacción.
Esto significa que, durante la fase inicial de su desarrollo mental, todo
ser humano es incapaz de pensar (y por lo tanto de en realidad actuar)
desinteresadamente. El conocido psicólogo Erich Fromm considera
que esta etapa inicial egocéntrica dura al menos hasta los ocho
años de edad. Sin embargo, los niños pueden perfectamente
APARENTAR o IMITAR el actuar desinteresadamente, lo cual lo harán
para obtener la aprobación de los padres. Es más, estas
actuaciones o imitaciones iniciales forman las bases para la verdadera
actuación cooperativa posterior.
Esto quiere decir de que todo niño tiende a enfatizar el desarrollo de sus capacidades y aptitudes DIFERENTES a aquellas que presentan las personas en su medio ambiente temprano, especialmente aquéllas que
él vea que presentan sus hermanos.
Se le agradece su apoyo:
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El Dr. Boyle es salvadoreño, y reside en Washington D.C., Estados Unidos.
Puede enviarle preguntas o comentarios respecto a este artículo a su dirección de correo electrónico: wboyle@pgcc.edu
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