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Océanos, un mar de estragos

1998, Año Internacional de los Océanos, comienza con un balance desalentador de contaminación y daño de los recursos marinos y costeros de Colombia. Las materias fecales frente a las playas de Santa Marta y Cartagena, la persistente salinización de la Ciénaga Grande de Santa Marta y la reducción de los arrecifes son algunas muestras del deterioro.

Los océanos no se salvan de la contaminación terrestre. Allí llegan también los estragos producidos por el hombre, que afectan estuarios, bahías, playas y plataforma continental.

Es desalentador el panorama con el que el país inicia 1998, Año Internacional de los Océanos, el cual incluye problemas tan graves como contaminación con materias fecales frente a playas de gran importancia turística como las de Santa Marta, El Rodadero y Pozos Colorados (Magdalena) y Cartagena.

De acuerdo con el ministro del Medio Ambiente, Eduardo Verano de la Rosa, "nuestras costas se encuentran en un estado alarmante en cuanto a contaminación microbiológica (principalmente materias fecales), ya que en casi todas la estaciones de monitoreo, los niveles de coliformes fecales totales sobrepasaron los límites permitidos por las normas colombianas para aguas recreativas".

Según un informe del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar) del Ministerio del Medio Ambiente, son alarmantes los resultados de un monitoreo de las aguas y la contaminación en la franja costera del departamento de Magdalena.

Aguas negras al mar

El mal estado de los recursos marinos y costeros se debe principalmente a las aguas negras o servidas.

En Cartagena, de acuerdo con un estudio realizado en 1996, se estimaron altos niveles de bacterias coliformes fecales, incluso en inmediaciones de playas turísticas, como Castillo Grande y El Laguito.

Las principales fuentes de contaminación son las aguas 'negras' del alcantarillado de la ciudad, las cuales hasta la fecha se siguen descargando sin ningún tratamiento a la bahía y ciénagas adyacentes. Otras fuentes de polución son las descargas de la zona industrial y portuaria del Canal del Dique.

La contaminación también ha afectado las especies animales. En las ostras se ha encontrado niveles preocupantes de cadmio, los cuales pueden tener efectos toxicológicos, y en otro trabajo reciente de la Facultad de Biología Marina de la Universidad Jorge Tadeo Lozano se halló contaminación con mercurio en peces y sedimentos.

Las alteraciones significativas de la bahía de Cartagena se remontan al siglo XVII con la apertura del Canal del Dique que, con la entrada de agua dulce, generó el cambio de un ambiente marino (con arrecifes de coral) a uno de estuario.

Posteriormente, el desarrollo urbano e industrial de Cartagena dio origen a una problemática compleja de contaminación, destrucción del hábitat y agotamiento de recurso, entre otros.

Un problema salado

El informe del Invemar sobre el estado de los estuario y lagunas costeras, arrecifes coralinos, praderas de pastos marinos y playas y fondos blandos de la plataforma, reseñó viejos problemas que persisten en estos ecosistemas naturales y que afectan los dos mares del país.

Según el documento, en la Ciénaga Grande de Santa Marta también es alto el grado de contaminación bacteriana (materias fecales, entre otras), el cual sobrepasa los niveles legales permisibles para aguas con fines recreativos,

Se halló también una alta concentración de plomo (metal pesado) en la almeja comercial Polymesoda solida de la zona.

Esta Ciénaga hace parte del estuario más importante, más estudiado y más alterado del país. Se trata del delta exterior del río Magdalena, con aproximadamente 450 kilómetros cuadrados de superficie, el cual es la laguna costera más grande de Colombia.

Algunas de los problemas de este estuario son las mortandades masivas de manglar y peces, los cambios de la calidad de las aguas especialmente en salinidad y la disminución de la fauna.

En 1995 se culminó la reapertura del canal Clarín, con el objetivo de aumentar la entrada de agua dulce desde el río Magdalena y reducir la elevada salinidad de las aguas y suelos y la consecuente regeneración del manglar.

Según el Invemar, ya se empieza a reducir la salinidad en un 25 a 50 por ciento, y la transparencia del agua, en un 20 por ciento.

Se reduce el arrecife

La degradación de los arrecifes también ha sido notable en el mar Caribe, y las áreas arrecifales de Colombia no han sido la excepción. El Invemar ha registrado reducciones significativas en la cobertura de coral vivo, mortandades masivas de corales y otros organismos del arrecife y ocurrencia frecuente de enfermedades en prácticamente todas la áreas del Caribe colombiano.

Los arrecifes más extensos y desarrollados de Colombia se encuentran en el archipiélago de San Andrés y Providencia, gracias a las características de sus aguas oceánicas, cálidas y transparentes.

En el Caribe continental la presencia de grandes ríos ha limitado el desarrollo de arrecifes coralinos a unos escasos sectores, estando los más desarrollados en la costa chocoana del golfo de Urabá, las islas de San Bernardo, las islas del Rosario y el Parque Natural Tayrona.

En el Pacífico colombiano la presencia de arrecifes de coral es escasa. Los más extensos están en la Isla Gorgona.

Estos arrecifes también han sufrido recientemente fuertes procesos de mortandad, en particular durante 1982 y 1983, en la isla Gorgona y la ensenada de Utría, cuando se presentó un evento muy severo de 'El Niño'.