II   INTERLUDIO POÉTICO
A   Justificación de la poesía

GLOSA A BUENOS AIRES






Antaño, fronteras y destierros
configuraban las penas que solo la muerte superaba,
ominosa con sus reflejos de nada y sufrimiento.
Quimeras en los bosques y puentes inconmensurables
guardados por gigantes ocluían los caminos
y en las posadas de más allá los mares, la leyendas
temores y prudencias vertían en los parcos oídos
que las escuchaban. Y, de este lado, minuciosos viajeros
las aventuras y el amor narraban
que aquellas exóticas comarcas
depararan a sus pasos erráticos y codiciosos.

Hoy, Buenos Aires, la técnica y la historia
anulan las distancias y el misterio y la línea prolija
del cemento tu silueta iguala a la de mil ciudades.
Antes el límite era también huida y esperanza,
reconfiguración del hado y epopeya.
Hoy, Buenos Aires, en algún sitio de vos donde te escribo,
la misma sucesión de signos y expectancias
me dice que ya no estoy en vos y no hay refugio
o salvataje que nos tiendan un lazo
capaz de importunarnos en lo diferenciado.
Desde la cárcel de un mundo sin arcanos,
confecciona el hastío tu ruido y laberinto abierto
y esa fealdad bullente en tus entrañas,
cuando la miseria lapida tus falsos esplendores.
 

Buenos Aires, 1997/1998.



Siguiente

Anterior




Stevenson (Home)


Lista de títulos publicados