para Antonio di Benedetto, in memoriam.
Blanco, el caballo,
blanco,
como la espuma del
mar,
blanco el caballo
viaja
sobre el fresco pastizal.
"Quisiera tener dos
alas
y regresar de una
vez
al prado donde naciera
y anhela mi corazón.
Blanco, el caballo,
blanco,
como los lirios y
nubes
desea, cual unicornio,
a una doncella cuidar.
Blanco, el caballo,
blanco,
como sal de salitral,
ignora que ya no existen
los prodigios que
soñó.
Blanco, el caballo,
blanco,
tropieza en los cenagales
y el lodo seco reduce
su tamaño al
de un ratón.
Blanco, el caballo,
blanco,
rodeado se encuentra
ahora
de cangrejos que aplastara
con desprecio y sin
maldad.
Blanco, el caballo,
blanco,
como caliza y papel
por su vida lucha
ahora
contra monstruos sin
igual.
Enardecido relincha
y en el sopor que
se aleja
su blancura en la
mañana
brinca alegre con
el sol.
Blanco, el caballo,
blanco,
como la tez de su
dios,
galopa hacia el infinito,
galopa sin descansar.
Buenos Aires, 1997