Caerdyd (o así)

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Caerdyd (o así)
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7 de Julio...

 

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          Érase una vez una chiquilla llamada Núria Estrada, a quien la posteridad no conocerá así sino como Nuns, Mai, Nadawah o con algún otro apodo que aún no nos ha sido desvelado. Lo que nos interesa ahora de nuestra heroína es que había nacido con indudables ansias viajeras... Una serie de circunstancias la llevaron de Orgasmus a la ciudad de Cardiff, en Gales, a donde la fui a visitar hace ya más de un añito. Esta es la crónica resumida de ese viajecito.

          Durante el viaje Barcelona-Londres-Cardiff y mi semanita allá, fui escribiendo una especie de diario de a bordo, un cuadernillo regalado por Núria en el que anoté las cosas que me pasaban, los sitios a los que íbamos, y en general, todo lo que se me pasaba por la cabeza. Bien, para ser sincero allá apunté solamente notas generales, y las junté en un solo cuaderno una vez de vuelta en Barcelona. Tal vez estaría bien que escaneara partes de ese diario para ponerlas aquí, pero voy a ahorraros ese tormento. Eso sí, transcribiré algunos trozos mientras os explico alguna cosilla de la Caerdyd, la  Perla de Gales... 

      Hay una conexión de autobús de cuatro horas entre Londres y Cardiff. El punto de salida es la estación Victoria, una enorme mole con aspecto de nave industrial dentro de la cual, por algún motivo, encontré palomas paseando tranquilamente junto a la gente. En cada andén había un vestibulillo de embarque, en el que esperé pacientemente dos horas a que se abriesen las puertas que daban al enorme patio central del que salían los autobuses. Cuando al fin se abrieron las puertas y entré en el patio, tuve la mala suerte de que una de mis bolsas de plástico se rompiera, esparciendo de todo por el suelo de la estación.  Rápidamente empecé a recogerlo todo, mientras dirigía una mirada al conductor del autobús, en el que creí reconocer un gesto de "tranquilo, me hago cargo". Terminé de recoger, seguí caminando hacia el bus, y me quedé de piedra al ver que el muy hijo de la gran puta de conductor cerraba la puerta y arrancaba el motor. Corrí hasta allá, gesticulando como un loco. El conductor repetía: "no", "no", "get the next one", (sí, en tres horas, ¿no te jode?), "It's forbidden to open the doors once the engine is on" (pero si aún no te has movido, pastel!),.... Movido más por inercia que por otra cosa, seguí corriendo al autobús hasta que salió de la estación y se paró en el primer semáforo de la calle. Sin darme cuenta de lo que hacía, enarbolé el paraguas mientras le gritaba de todo al conductor (sin perder los buenos modales, o perdiéndolos muy poco, "you bastard" no es un gran insulto, ¿no?). En algún momento se unió a mis gritos un hindú, turbante y todo, gritando obscenidades en su idioma al conductor. Cuando el bus se perdió en la distancia, el hindú y yo nos quedamos mirando, sintiéndonos algo ridículos, y fuimos de nuevo al andén a esperar otras tres malditas horas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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