El misterio de la isla de Tökland

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Título: El misterio de la isla de Tökland

Autor: Joan Manuel Gisbert

Editorial Austral Juvenil

Barcelona, 1981

10

 

       Resumen: Un excéntrico millonario llamado Anastase Kazatzkian alquila el islote perdido de Tökland, y en sus profundidades instala un laberinto lleno de trampas y enigmas. Poco después lanza un desafío al mundo: aquel que sea capaz de llegar al centro del Laberinto recibirá una fuerte suma en metálico y se convertirá en depositario del secreto, del gran motivo que ha movido a Kazatzkian a realizar su obra magna. Decenas de voluntarios se enfrentan a los enigmas y fracasan uno detrás de otro, hasta que un grupo de conjurados liderados por el aventurero Cornelius Berzhot trazan un astuto plan...

 

       Opinión: Este es un libro extraño, extraño y maravilloso. De hecho, es uno de los que de niño me inculcó ese sentido de la maravilla (sense of wonder, que dicen los ingleses), ese gusto por lo sorprendente, fantástico, mágico e inimaginable, ese gusanillo por lo increíble que desde entonces me ha acompañado siempre. Los mejores trozos de la novela son los que transcurren en el laberinto, una sucesión de cuevas plagadas de enigmas y paisajes a cuál más hermoso, a cuál más desconcertante. 

       El argumento de la novela es intrigante, y en su desarrollo se emplea el suspense con maestría: cadas pocas páginas hay un anzuelo que te obliga a seguir leyendo, cautivado. Enigmas intrigantes, personajes amenazadores, silencios inexplicables, muertes aparentes... El mayor de estos anzuelos, por supuesto, es conocer el secreto de Kazatzkian, el motivo que reside detrás de la aparentemente loca decisión de montar su Laberinto. Este gran misterio, obviamente, no se revela hasta las últimas páginas, y resulta ser mucho más sorprendente de lo que mi joven mente de diez años podía imaginar. Me impactó lo suficiente como para que desde entonces me diera por mirar el mundo de una manera diferente y replantearme algunas cosas que daba por supuestas, y me proporcionó material para varias sesiones de mi mayor hobby: la  Filosofía Fisher-Price.    

       Por lo demás, vale la pena destacar el estilo simple y directo de Gisbert (recordemos que este es un libro dirigido a niños-jóvenes), su habilidad por jugar con un buen montón de personajes en varias líneas argumentales paralelas (en ningún momento hay confusión a pesar de la avalancha de nombres), y su enorme ingenio a la hora de presentar algunos enigmas. Desgraciadamente no son muchos los acertijos que se presentan con planteamiento y resolución (muchos quedan a la imaginación del lector), pero los que sí lo hacen resultan ingeniosos y considerablemente hermosos (me viene a la cabeza el fabuloso enigma del bosque petrificado)

        No soy el único al que la lectura de este libro impresionó bastante. De hecho, toda la gente que conozco que tuvo la suerte de leerlo en el momento apropiado (es decir, de pequeñín) lo recuerda con mucho cariño y un punto de reverencia. Es uno de esos libros que fuerzan a usar la imaginación y a pensar, a la vez que entretienen muchísimo: la verdad es que no se me ocurre mejor combinación. 

 

             Fragmento: "El lago estaba iluminado de tal modo por fuegos de artificio impermeables, que toda su masa líquida era visible. Sumergidas en ella, formando una alucinante ciudadela subacuática, cientos de imágenes de piedra, maquetas de templos, palacios y castillos, de todas las épocas y civilizaciones, mostraban sus diversas formas como una fauna de ensueño. Allí había catedrales góticas, templos funerarios japoneses, santuarios de la India, mansiones del Renacimiento, mezquitas del Islam, fortalezas nórdicas, pirámides precolombinas, pagodas birmanas, tumbas imperiales chinas, basílicas romanas, mausoleos turcos, monasterios europeos... y muchas otras construcciones inexplicables, tal vez más antiguas que la memoria de los hombres."

 

 

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