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Así que permitidme que desvaríe un poco hablando de las tonterías que a mí me gustan. Y como esta mañana me levanté ambicioso (y con resaca, aunque esa es otra historia), he decidido empezar aquí una sección a la que auguro un gran futuro: el parto mental de la quincena. Sí, una sección en la que aprovecharé para hablar de las cosas que me interesan, una especie de columna de opinión absurda que espero os interese... Su nombre: "Seré breve". Ya me diréis si el experimento funciona o no... ¿Sabéis? Cuando estaba en el colegio, años ha, me lo pasaba genial durante las estúpidas "Reflexiones" sobre temas de actualidad o filosóficos que teníamos que pergeñar cada mañana antes de entrar en la materia propia de la clase. Así, con el objetivo claro de perder la mayor cantidad posible de tiempo de clase, mis amigos y yo montábamos animados debates sobre los temas más peregrinos, desde el aborto hasta la existencia o no de Dios (pensad que esto tenía su mérito en un colegio católico). Muchas veces, para conseguir que el debate fuera más animado, me divertía defendiendo posturas claramente ridículas, bestias o aberrantes, para que el personal dijera algo ni que fuera criticándome. Aunque generalmente era Gimeno (un compañero de clase) el que soltaba barbaridades adrede, y él y yo acabábamos montando una especie de numerito de poli bueno-poli malo. Ay, qué tiempos... Hace poco, en la asignatura de libre elección "Tecnologías de la Información y sociedad", me di el increíble gustazo de volver a dedicarme de nuevo a animador de debates, sosteniendo adrede opiniones discutibles y que en realidad no comparto como "las armas nucleares molan" o "el ABC es un periódico perfectamente neutral y apolítico". Jajajaja... Aún me acuerdo cuando después de un debate especialmente movido sobre aborto (en el que solté alguna barbaridad como "sí, debería poder abortarse retroactivamente hasta que el bebé tuviera un par de años"), un compañero de clase se me acercó muy serio y me preguntó si realmente creía lo que decía. Consideré su confusión una especie de triunfo de mis supuestas dotes de actor... Todo este rollo venía como posible explicación de dónde me vienen esas ganas por filosofar a todas horas sobre los temas más peregrinos. Pero basta de autojustificaciones. ¡Adentrémonos en el mundo de las afirmaciones gratuitas con las variadas secciones de que dispone esta subpágina!
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