. . . . . . . : : : : D I S T R I T O -:- T A U R I J A : : : : . . . . . . .

 
 
 


El Ragao. (cuento)

Los molinos de Aráncante danzan con fiereza sobre los sonrientes granos de trigo. Por Gícas las hachas devoran los Alizos, potacas, pipis, quiswáris, chillcas, goshgos, carhuatuctos, tayáncas, chinchancos y toda laya de shumpa.

Así mismo por el Temple se escucha aquí y acullá el golpeteo de las hachas y el timbal de los machetes al caer con violeta furia sobre los lloques, guaraguas, chalanas, guamangos, clarines, molles, arbichilcas y la mínima chamíza que lo echan de oberna a los fletes.

Tauríja hermosa y reluciente, alfombrada de guijarros y picullo; simplona y alegre; bajo su cielo inmenso se refleja un cuadro multicolor, pintado al puro estilo de su santo patrón "San Antonio de Padua", para cuya fiesta la gente se prepara durante un año para asi hacer de cada fiesta mejor que la anterior. Y ya es costumbre ver por la inmensidad de los caminos, gañanes de casta recia, inextintos labradores de la fe y de la esperanza. Es hermoso ver por las mañanas a la gente en una gran caravana, tras de sus animales y por distintos caminos que los lleva a sus chacras ya sea por la culluna, por el chogo o por chozapata; por chacpa o por macanita; o por taureshga y chinapuquio; van cantando algunos versos de los incaicos o silbando alguna tonada de los huaris o de los antirrunas , como tambien otros van tocando su travesera o su roncadora. Hombres alegres y joviales que entierran sus tristezas y pesares.

La misma fanfarria es por las tardes , cuando el sol empieza a desaparecer por quiches dibujando sonrojadas figuras en las nubes que decoran el crespúculo cándido de la tarde . Es de extasiarse al ver por los caminos guengoguengo a aquellos cautivantes mensajeros de la libertad y de la justicia, que contrasta con el paisaje milenario, transido de fuerza y poesia.

Don Bernabé Acuña y Doña Florentina Chimorra muchos años de casados no habían podido tener hijos, siendo la habladuría de la gente, que se burlaban de ellos murmurando " Ahí pasan los hurhuas", o "El es el machorro por que dicen que lo a capado el duende en su molino de ñu Retreta "o "Ella es la machorra, por que cuando era joven , pasteaba sus borregas por ambras, lo había enredado el cútico", pero ellos como todo Taurijano muy devotos a San Antonio, nunca perdieron la fe: y después de tantos ruegos , oraciones, ofrendas y limosnas el santo les hizo un milagro y por fin lograron tener el ansiado hijo y con ello callaron toda las habladurías y murmuraciones.

La fiesta ya estaba por realizarse y los comentarios era como siempre, "la fiesta este año vestar mas tronao que nunca".

Don Berna era prioste de Doña Chimorra sacaba una mojiganga, además van a bautizar a su hijo Raúl aprovechando que va a venir el cura Pajuelo y por lo tanto hay que hacer una buena preparación. Don Berna se ha ido a Ongón a traer piñas y chancaca para echar ala chicha , aguardiente de Uctubamba, coca para chacchar (plumita de loro) de la finca de Don Pedro Quesada y de los Haros que tienen en camote, piri piri, ajonjolí y chacparrosa para echar al turco y toda laya de pepas y remedios que encuentre . Doña Chimorra ha cebado el mejor coche, una borrega chumbra, un suche, cuyes, gallinas, patos que están todos llutititos.

La plaza abre sus brazos , enormes y grandiosa, toda laya de mercachifles que se llenan en las veredas, carperas de tayabamba se instalan en las calles. La bamda de músicos del chorro dirijidos por Don Benito y la otra de collay dirijida por Don Enrrique que se hacen delirar con su música, mojigangas de todo los anexos y de los cuatro barrios . Caravanas interminables de gente forastera, muy alegres y contentos ataviados con sus mejores ropas , llegan ya sea a pie, en burro, o a caballo . Arriban las delegaciones deportivas; una de Urpay encabezados por sus cholos de Don Benjamín Viera, de Shalta y de Clemente que han sido invitados por el "Esportivo" siendo presidente Don Efigenio. Otra delegación de Buldibuyo, encabezados por los Mendietas, los Ricce y los Romero que han sido invitados por el club "Bolivar" siendo presidente Don Juan Jara. También llegan las delegaciones de mujeres, una es de Saire dirigida por Doña Matilde Viera, han sido invitadas por el club "Juventud"siendo presidenta Doña Rebeca y la otra delegación de Chilia , dirigida por Doña Panchita Acuña que han sido invitadas por club "Santa Rosa" siendo presidenta Doña Clara.

La fiesta es pintoresca y bulliciosa, cohetes, castillos, chiroques, huaris, pallas, incaicos, antirrunas, chacreros, pirhuash, huananais, amicos y otras danzas más que son sus canciones y versos convierten a la fiesta en un encanto de poesía .Y después de una semana de jolgorio, de chumaderas , de broncas y de alegrías, termina la fiesta y la plaza se queda palida y sollozante; pero se siente la caricia de felicidad, es como un soplo tibio y fulgurante que converge con el paisaje ambarino, a la que el Taurijano se entrega insaciable a su tesoro de tamizada luz destinada en finos cedazos de la atmósfera .

Cuando Raúl apenas tenia tres años don Berna murió y no se supo de que enfermedad, se sospechaba que lo dio la chaquipestia, una noche que se había ido a anzueliar al marañon, cuando trabajaba con Melanio o quizás lo chuparon las piedras garachupampa porque cuando salía de Uchos se sentó en un Pate a magayar y se había quedado chucro dormido así lo había encontrado Mashe que salía de Pumauco.

Doña Flure se hizo cargo de todo lo que don Berna tenia, así como la crianza y buena educación de Raúl, inculcándole moralejas, ejemplos y refranes del acontecer cotidiano; doña Flure había hecho sus refranes y moralejas como códigos:

"Hijo mío donde quiera que vayas lleva siempre mis consejos. Cuando veas a tu prójimo en apuros, ayúdale sea tu amigo o enemigo sea rico o sea pobre. Debes de ser siempre respetuoso, ya sea con el chico o en grande, ya sea tu mayor o tu menor, Has de ser siempre humilde, pero jamás permitas que te humillen, Has de ser honrado, y discreto, para que seas confiado los mejores tesoros y secretos, pide, pero jamás implores, Vive siempre agradecido de Dios . De tus padres y de tu patria, nunca seas ingrato por que la ingratitud es la peor moneda con la que se puede pagar".

Raúl había resumido en cuatro palabras. Ser acomedido, respetuoso, honrado y agradecido. Y asi lo cumplía cada día; llegando muy estimado en el pueblo y tomado muchas veces como buen ejemplo a seguir.

En medio de un verdor incomparable de aburneos, eucaliptos, pencas, saucos shirajes, chillcas, chungales y ancucashas en donde anidaban pichupinas, pichuchancas, santa rosas de canticos melodiosos y hermosos plumajes; allí se imponían arrogante la casa de Don Laure Pichon y de Doña Meshe Lanta; padres de la china Nelidia quien desde la aurora empieza a vociferar en un cielo de brisas oscilantes la llegada de un joven día, no se da descanso, ya desatando los terneros que estaban chiqueritos; ya atizando la tullpa donde jierve que jierve el tacape con garan de coche huachuco; ya bajando al puquio a lavar los shajpes con choloques y airampo, tarareando canciones como si fuera una sirena de peinao. Lleva su pelo gashpo amarrado con una piltana de muchos colores como si fuera una cinta huaraca. De un andar soberbio; su cuerpo estaba formado de una esbeltez fascinante y se van curvando sus bien torneadas caderas virginales, y en la vibración turgente de sus senos se desborda el rió de la pubertad. Tensa de emoción ya piensa en el amor, en su sueño burbujea las corrientes invisibles de su exuberancia sexual y así en su mente la será con fuerza el nombre de Raúl, quien a sus 20 años se convirtió en un gallardo semental con una destreza y elegancia señoril para tocar la cajón y hacer delirar su flauta; lo mismo con la travezera.

Raúl también se había fijado en la china Nelidia y varias noches en compañía de Manglio y su guitarra ya había ido a echar sheres. Un día Raúl dijo a su Mama que quería casarse con la Nelidia; Doña Chamorra se puso muy contenta y en ese momento se fue a buscar padrinos para ir a hablar con los padres de la china. Y después de tres noches, Don Laure y Doña Meshe, aceptaron quedando que para la próxima fiesta lo iban a hacer casar, luego Doña Chimorra entrego todo lo que tenia a Raúl ¡claro! No era poco ya que Don Berna como fundador de aquel pueblo tenia terrenos por todos los sitios como en: Montegrande, La Jalca, Luchiyana, Chinchil, Mirador, Gas ajiaco, Los Sarros, Pucayaco, los Puquios, Carnicero, Chape, Lomesauco, El chorron, El gallinero, Aguilera, Ambras, Arrancarte, El Rincón, Molino pampa, Macanita, Caracha, Los Antarpos, Uchucolpa, Yargo, Canyas, Piruro, Loma Gorda, El Alto Redondo y el Potrero. Tambien lo entrego ollas vidriadas, que había comprado en la fiesta de Purhuay y de Santo Cristo; una talega llena de plata y una picsha de zorro pallán llena de oro y por ultimo todas sus cosas y todos sus animales.

Sumergida en el desorden, llevaba una vida ahogada en desvarios de una adolescencia reprimida, y a sus escasos diecisiete años ya cargada en sus brazos un niño, fruto de una efervescente entrega desenfrenada en las caricias de un macho, anónimo y confuso, guiada solamente por el instinto sexual de un funámbulo sueño que vulnera las normas del verdadero amor.

Es en la china Maria. Esta china era hija de Doña Jicho; su padre fue un sillico que estuvo de pasada por aquel pueblo y nunca más se supo de él. Del hijo que tenía la china Maria no se sabía quien era el padre y le pusieron el nombre Juan Chichica; en torno a quien era el padre se tejieron muchas versiones. Unos decían que era de un músico de Acobamba; Guto Sagastigui decía que se parecía a un cholo de Exshe. Por que varias veces les había visto shingrirse tras de su casa de Alfonso Ñungo a ese cholo badulaque y trotamundo que paraba borracho declamando versos de pueblo en pueblo, era un talento perdido, tirado en las veredas de la bohemia pero que albergaba en su fárrago intelectual grandes conocimientos y estaba al día con todo acontecimiento político, que daba gusto oírlo hablar. Otros afirmaban que era del Hacendado; pero al final lo hizo firmar a un cholo de huayao; ella misma no sabia quien era el padre verdadero de su hijo; como andaba de fiesta en fiesta, de brazos en brazos, no dejaba baile alguno ni hombre que lo gustase, pero que su vida era un mar revoloteado en la sombra de un páramo enhiesto.

Veinte de setiembre. Se desempolvaban las cajas, las roncadoras de huarayhua o de potaca de zorro han sido afinadas con shullo nuevo. La cofradía del Esportivo se va a celebrar en el campo; hay cuarenta tablados; siete cajeros, chicha, aguardiente y turco por la grande.

Empieza el golpeteo de la caja y el cantar de las flautas. Raúl esta tocando solito parado en su puerta de la Eshpe, desde donde hace delirar a su flauta y hace cimbrar a su caja. Multicolor es la fiesta. Mujeres adornados sus sombreros con flores de chaullis. Hombres con ponchos nuevos, ávidos de sorber un trago para sacar a baliar a las chinas y asi chumaos hacerles parla con palabras salpimentado de sabor pícaro y propicio para hacer estremecer la piel al goce de las hembras.

Los pucos , las tutumas de chicha; las teteras con turco, las botellas con aguardiente, pasan de mano en mano, de boca en boca, confundiéndose con la coca y la cal. Con el golpe de las cajas y el cantar de las flautas aquella turba se convierte en un ronco vocerío de cuajes, risas y zapateo. La Nelidia cansada de tanto bailar de va temprano a recoger sus animales. Raúl un poco chumadito lo da su caja a Esha y se pone a bailar con la china Maria, quien ya no lo dejo bailar con nadie mas, era un bailar desenfrenado, a codazos, nalgazos, a empujones y tropezones como si Raúl presagiara que era su despedida.

Cerca del amanecer el Cholo Raúl y la china Maria desaparecieron de la fiesta; se habían ido robándose a montegrande.
La Anita amante del chisme, jupa-jupa ya estaba tocando la puerta de ña Chimorra para contarle todo lo que había pasado aquella noche.
Al enterarse doña Chimorra se quedo pasmada y de una pieza; en su alma bulle y resplandece la sombra de la desilusión, hasta convertirse en un alarido de bestia, las aguas del dolor descuartizan sus cantares de amor de madre no sabe que hacer ni que decir, solo su silencioso llanto apaga aquel fuego de impotencia y desengaño. Piensa que es castigo, de San Antonio por haber dejado de de ser prioste y ya no sacar ninguna mojiganga durante tantos años.

Pasaron muchos años y a Raúl nunca más se le vio por el pueblo. De aquella fortuna que le había dado su madre no quedaba nada. Todo lo había dilapidado la china María yéndose a las fiestas de los pueblos aledaños.

Raúl vivía con sus siete hijos en montegrande el mayor de quince años y el último de ocho. Aquellas criaturas vivían mal alimentados, mal vestidos, desnutridos, abandonados por su madre, criados a la intemperie, niños que no pueden defenderse del flagelo tumefacto de un sufrimiento q descuaja la carne transida de otoños varogines y de llorosos inviernos; caminan zigzagueantes por los senderos de la miseria esperando que tal vez en algún recodo les envuelva las andrajosas garras de la muerte.

Cuando bajan al pueblo dan lastima al ver aquellos cuerpos tan frágiles y descalzos, envueltos en ponchos viejos y rotos, shillpe-shillpe; de triste mirar, tímidos y quebradizos; bajan a buscar coca, sal o fósforo; a cambio traen pisgochaqui, panizara o valeriana q lo cambian en la tienda de Pablito o de mochito pedro. Pablo les había regalado sus llanques a cada uno y mochito pedro sus chompas para que cubran algo sus mugrientos y desnudos cuerpecitos. El maestro Erne les ha puesto su apodo a todos como: Mashe Garán, Shile Conse, Juan Chicharrón, Rosa Bola, Pancho Soto, Pico Alegre y el último Lucho Modorra.

La Maria les tena prohibido visitar a su abuela pero a veces Mashe Garán a escondidas iba llevándole alguna paloma o perdiz o algún otro pishgo que mataba con su hondilla que lo había regalado Meléndez, Dona Chimorra apenas lo veía llegar, se ponía muy contenta y abrazándose a su nieto rogaba a dios y al Patrón San Antonio que la china Maria deje de ser chaganuda y shillmay con sus cosas.

Doña chimorra se había tullido. La miseria el dolor, la tristeza y el infortunio lo habían convertido en una figura lamentable; incapaz de buscarse sustento por si sola, en su rostro siempre llevaba reflejado el dolor de una llaga viva. Le temblaban las manos, la boca y los pies, por eso que sus cholos de la Gaudilia que eran tremendos pishcudos lo llamaban "Ña Teritana", además la gastada vista no le permitía dedicarse a hilar o ha hacer otro mandado de la gente, aun así a pesar de todo, nunca le falto que comer; por que la gente Taurijanano es indolente al dolor ajeno. Juan Baulito, por ejemplo, en cada cosecha lo mandaba desde pacobamba su trijo y su maíz. Melanio desde Uchos lo mandaba cada semana frutas, camotes, yucas y quesos.

Raúl, de pronto se hizo notar, había barbechado toda la pampa de su chacra, casi hasta media ladera para sembrar papa como nunca antes lo había echo, ello fue motivo para estar en cada conversación. Y cuando empezó a cosechar llegaba gente de diferentes lugares, iban llevándole de todo, a cambio de papas.
Aquella cosecha era digna de admiración por que de cada planta salía un almun y puro cusais. ¡Y eso era tapia!.

Era el mes de Marzo y en Ucrumarca se celebra la fiesta de San José, y aquel año estaba a cargo de Don Mequi quien era mentadito como presidente y los priostes eran los hermanos Trujillo Roldan con el primo Juan "Chévere" y por su puesto que la china Maria no podía faltar. Mientras tanto Raúl aprovecho para bajar a ver a su Mamá, después de tantisimos años.

Al asomarse a Plomirca fue tanto su añoranza que parecía que el corazón se le iba a reventar, se puso a contemplar el paisaje lleno de recuerdos. Sentía temor de entrar a aquel pueblo ¡su pueblo!; se sentía forastero, ajeno, ajeno a sus costumbres y tradiciones, lejos estaban aquellos días que solía ser la admiración de la gente por su comportamiento y por hacerles delirar cuando tocaba su caja.

Al pasar por panteón se persigno y se puso a rezar sobre la tumba de su Padre y a la vez se encomendó al alma de Don Berna. Caminaba con temor. Casi a la entrada del pueblo los socios del club Esportivo estaban levantando su local y al verlo de pronto a Raúl se quedaron sorprendidos, parecía que era su rante, Raúl un poco avergonzado les saluda levantando la mano.

Ñu Garay capo de la camorra cuando esta chumao le grita:

"oye so cojudo recién te acuerdas de tu Madre, pero por lo que veo que te vienes shuitito, ni si quiera unas cuantas acapas lo has traído y todo por culpa de la dañada de tu casera que te a mayhuanquiado su pollerudo, y naides pensó eso de ti".

"Pero vas a ver que castigo te va a caer por haber abandonado a tu madre a la caridad de la gente, o si no yo mismo ahorita boy a darte una reverenda maja como para que te acuerdes el resto de tu vida".

Y ¡botándose! el saco empezó a bajar pero Donato lo atajo diciéndole: "déjalo hermano que Dios; o San Antonio; o la Soberana lo deán su merecido". Raúl sin decir nada siguió su camino agachando la cabeza; se fue directo a la tienda de Pablito de donde compro medicina para toda laya de enfermedades, además Pablito lo regalo un tónico welton diciéndole que es para la debilidad. De la tienda de mochito Pedro compro un pañolón pelo de cabra, trajes zapatos y otras chucherias que Pedro traía de contrabando del Ecuador. Y quipichandolo todo en su millca de su poncho, se fue directo a donde estaba su Mamá.
¡huichiga!... ¡huichiga! Murmuraban algunos al ver a Raúl ¡amachay!... ¡tapia!... decían otros.

Ña chimorra arrastrando su miserable figura se sentó a recibirlo en sus brazos, sus ojos se lleno de lagrimas le temblabas aun mas las mejillas y los labios, abraso a su hijo con todo el amor de una Madre en agonía, cuando a sido herida de muerte, le lleno de besos y empezó a reír... reír y reír; Raúl confundido por aquella actitud de su madre no lograba entender nada y pareciole que era un rante de su Mamá y tuvo miedo como si hubiese estao hablando con algún jupay, luego pasado aquel momento de estupor, lo prometió a su Mamá que lo iba a regalar unos cuantos surcos de papa.

Raúl regreso a su chacra, con el corazón oprimido y acongojado; y lloraba... lloraba con un llanto amargo e impotente. Lloraba por todos los años de olvido, de ingratitud. Lloraba por el infortunio de su Madre; de él mismo; de sus hijos; pues hoy no bastaba con quererlo remediar con regalos. Vio a su Madre convertida en una mujer andrajosa y enfermiza, vio a sus hijos flacos, casi puros huesos, con el pupo hinchado y totalmente abandonados, y eso por que su mujer a quien no debió ni mirarlo, nunca, los tenia, a la voluntad de Dios lo que el totalmente embrutecido. Al llegar a su chacra lo encontró a Maria echa una fiera, sus hijos en un rincón de la choza rumiaban su dolor junto a una lapa de ruchuco, que a la vez era remojado con las lagrimas de aquellos mustios niños infortunados, puesto que Maria ni si quiera la tullpa había encendido.

Aquella noche Raúl no lo armaba ñuno, ñuno la coca; solamente callapa y callapa lo salía; la cual lo había pillpao su lengua; el cigarro de huajanco se hacia sepultura; el tuco desde la potaca de la tasajera tapiaba con su canto de dolor; con su voz lastimera se escuchaba al chushej; haciéndole coro el pihuish con su triste silbido fúnebre; gonchiya el zorrillo; como si aquella noche todos los jupais se hubiesen juntado. A la Maria ya lo había jupayllao el rante. La luna llena escondida detrás de unos negros nubarrones solamente por momentos guiñapeaba. Se escuchaba a lo lejos como si fueran voces que se llamaban o como si se quejaran con unos ayes tan tristes.

Lloraban los gatos como si fueran una tracalada de chiquillitos. Ruidos de cadenas arrastrándose; tapas de ollas como si alguien los botara sobre las piedras. Ya por la chacra. Ya por el camino. Ya por la quebrada. Ya por detrás de la choza. Era de verdad un ruido infernal. Raúl estaba muy pensativo, pues por primera vez lo había discutido a su mujer; la china Maria lo había recriminado el por que ha ido ver a su Madre. Sus hijos arrinconados junto a la tullpa, chancaban sus tristezas, lloraban en silencio, acurrucados entrelazaban sus pequeños brazitos, temiendo ver entrar en cualquier momento por la puerta de la choza al mismísimo shapingo, de pronto se escuchaban el balido de un chivo y el maullido de los gatos, confundidos en una sola voz, el cuerpo se les escarapelaba, les daba tanto miedo que no podían ni hablar, solo gemían y sus lagrimas era un desfogue de su dolor, lloraban tanto que al quedarse dormidos los gopes de sus camas estaban chunitos por el llanto. Raúl no pudo dormir toda la noche y cuando la aurora empezó a rayar por Gachil, se puso a preparar sus cashapas para luego bajar a la chacra y a seguir con la cosecha de la papa.

Aquella mañana nadie había llegado a comprar papas, ni si quiera había pasado gente por el camino real. A eso del mediodía, cuando estaban por sentarse a almorzar, vieron asomar por el Mirador a doña Chimorra, quien iba muy garbosa. Raúl se alegro sobre manera igual que sus hijos pero la china Maria apenas lo vio empezó a gritarle a Raúl:

"seguramente que ayer le has ido a ofrecer papas a esa vieja de tu madre por eso viene garbosa y campante; pero no va a salir con su gusto; así es que antes que te vea escóndete en el medio de los surcos de papas".

Raúl miro a su madre con infinita ternura, hubiese dado cualquier cosa por volver a sentir aquel abrazo caluroso de su madre, quería salir al encuentro y llenarle de besos y decirle que ¡nunca! ¡Jamás!.Lo iba a volver abandonar; pero mas pudo el mandato y miedo a su mujer que el amor que sentía por su madre y antes de echarse en el medio de los surcos de papas, levanto la cabeza para mirar quizás por ultima vez a su pobre madre; luego la Maria lo tapo con matas de papas, lo mismo hizo con sus hijos y ella se fue a sentarse en un canto de la parva.

Apenas llego, ña Chimorra le dijo: "Si ha venido a buscar a su hijo, él no esta se ha ido a ñu Nati Grande para que lo aguce las puntillas y ahora así como ha venido váyase por que papas no hay, todo lo que usted ve ya esta ajenao".

Doña Chimorra estaba en medio de los montones en donde estaban escondidos Raúl y sus hijos, haciéndole tres venias le contestó: "Esta bien solamente quería verlo para darle mi bendición y esta a de ser la primera y la ultima vez que he venido a verlo pero como voz lo escondes así que sea; pero eso si chinita de cuerno, tenlo muy presente que ni tu ni yo lo vamos a volver a ver y de nada te va a servir tu chaganeria, tampoco estas papas, porque te vas a ver en peores condiciones que yo". Y diciendo esto dio tres venias a los dos ushnos, levanto la mirada al cielo como si fuera a elevar alguna plegaria, pronunciando palabras ininteligibles se sacudió algunas shumpas que se habías pegado a sus luripas y salio al camino real sin volver la mirada atrás.

Apenas desapareció por la loma, pareció que la tierra en ese momento se hubiese detenido en un punto infinito de la galaxia, el tiempo se quedo estático y tembloroso, reinaba un silencio total, el eco del río arancante no se escuchaba como si algún huaraco lo tuviese detenido, no se escuchaban ningún trinar de las aves, tampoco el zumbar de algún insecto. El cielo a pesar de estar completamente lliuj parecía ensombrecido.

La Maria, desesperada corrió a destapar a Raúl y se dio con la gran sorpresa que todo su cuerpo se estaba convirtiendo en Ragao y apenas vio en sus ojos rodar dos gruesas lagrimas. Al destapar a sus hijos, también estaban convertidos en pequeños ragaditos. Atónita, no supo que hacer, su mente se quedo en blanco, llamaba gritaba, se revolcaba en medio de los surcos de papas y empezó a correr, corrió, por los montes, corrió por los cerros, se iba arrancando los pelos que se convertían en ratanya. Así anduvo mucho tiempo por quebradas ríos y puquios.

A doña Chimorra aquel mediodía Antuluco, habiale encontrado muerta en la puerta de la iglesia ¡bien! Mudada. Don Modesto contó que la Nelidia se había encantado en la Piedra Grande y que la china Maria lo había parecido la soberana y andaba loca, y su chacra de papas estaba llena de gusanos blancos con cabeza negra.

Después de muchos años, encontraron sobre la tumba de doña chamorra un ismailungo, con ojos de cristiano, era un animal gigante y espantoso. Los pobladores sugestivos y supersticiosos a los acontecimientos extraños creyeron que era la conversión de la Maria y hasta hoy a aquellos animalejos los llaman nueras. Y a los que se llaman Raúl por mote o sobrenombre se les dice Ragao.

 

Moraleja
"Si por culpa de tu mujer
no das a tu madre comer
gusano te vas a volver"

fin

AUTOR: ABNER VIERA

>>>>Siguiente cuento>>>>>>

 
 
Copyright TAURIJA Oct. 2000
 
 
Sugerencias a: Luis_eclaro@hotmail.com