A.M.S.
ASOCIACIÓN MADRILEÑA DE SIMULACIÓN
Los ánimos estaban por los suelos tras nuestro encuentro con la Inkauteladen y, tras pasar la noche lo mejor que podíamos, decidimos dar por acabada nuestra misión. Habíamos hecho todo lo posible, pero la situación estaba muy revuelta y para cumplir la misión necesitábamos por lo menos dos divisiones. Decidimos volver vía Bayeux, casi por el mismo camino por el que habíamos venido. Llegamos rápidamente a nuestro objetivo y nos hicimos con las raciones que nos correspondían por los días pasados en misión. La verdad es que nos íbamos a pegar un gran festín, porque según la hoja de misión éramos una escuadra de doce al completo. Buscamos un lugar tranquilo junto a un cruce de carreteras y desplegamos las provisiones. Teníamos de todo, carne en lata, piña, sopa, judías... Por tener teníamos hasta helado. Desde luego las tropas aliadas no iban a pasar hambre en esta campaña aunque para ser honestos, las tropas aliadas no habían pasado hambre desde el asedio de Kut en 1917. Decidimos abrir varias latas y mezclarlo todo mientras lo calentábamos con un infiernillo de alcohol. Un olorcillo bastante apetitoso nos empezó a envolver, lo que es mucho decir para la bazofia que reparte el ejército inglés, y de repente una vocecilla temblorosa dijo a nuestras espaldas " Podéis darme algo de comer. Tengo hambre." Nos volvimos. Un soldado muy joven de los paras nos miraba con la cabeza ladeada desde un portal. "Por favor" dijo.  Justo cuando le iba a decir que sí escuché un rugido monumental que provenía de la bocaza del Tte. Martin abierta de par en par "¡¡¡Pero si es Charlín!!! ¡¡¡Es el puto Charlín!!!" " Si", contestó, "Soy Charlie Ryan de la aerotransportada" Gavin dijo "¡Que cabrón!" Y de repente Gerardo soltó una carcajada enorme que poco a poco se fue contagiando a todo el grupo. hasta Charlín se reía. "Todo el rato buscando a este mamón y resulta que está en Bayeux. Menudo viaje más tonto. "Gerardo seguía riéndose. "¿Pero que haces aquí, chaval? ¿No deberías estar en el frente?" "Bueno" respondió "tuvimos un encuentro con los alemanes y corrimos un poco." "¿Un poco?" "La verdad es que corrí un día y una noche sin parar y luego me escondí aquí. No he comido en tres días nada de nada y tengo mucha hambre." Entre risas le alargamos un plato lleno y no dijo esta boca es mía durante una hora excepto para pedir más comida. Cuando estuvo harto se quedó dormido como un tronco y nosotros empezamos a comentar lo mal que lo habíamos pasado. Al rato tuvimos que dejar la conversación para sujetar al Tte. Martin que quería endiñarle con la pala por escaqueado, aunque Gerardo le daba la razón. Al final nos serenamos pensando que la misión estaba cumplida y que estábamos más cerca de casa y nos echamos a dormir.
 

 Justo antes de abandonar la búsqueda. El cartel de arriba con la flecha dice "Pesos Pesados" y a fe mía que lo son.

 Aunque el soldado Charlín se nos presentó de manera tímida, a la vista de la comida recuperó rápidamente su porte.
 
Continuar
Al comienzo