apareció un muerto.
Saca la lengua, infla los cachetes, muestra los dientes, frunce
las cejas, tuerce la boca, levanta una ceja, haz un violín
con tus dedos en la nariz, haz un gesto de asombro, pon cara de
orgasmo, muestra que te estás orinando, que no vienes borracho,
que eres muy formal o muy tímido! Bien, es necesario practicar
los otros sentidos. Búscate un compañero. ¿Ya?
Empecemos, o más bien sigamos, con el sentido del gusto.
¡ No ! No te lances a lamer a tu compañero de inmediato.
Primero dale un dulce, convídale un cigarro, invítale
a comer algo sabroso, haz que pruebe un licor. Ahora el beso. ¿
A qué te supo, qué te comunicó? ¿ Qué?
.Mejor sigamos con el tacto. Tócalo en el hombro para llamarle
la atención, dale la mano, apriétasela con efusión,
dale un abrazo de bienvenida, felicítalo por su cumpleaños,
juega con su cabello, dale un beso en la mejilla, un pellizco de
broma, una nalgada cariñosa, acaríciale la cara, las
manos, los brazos, los...Ahora camina con tu pareja tomados de la
mano o del brazo, dale un empujón, juega una lucha libre,
manoséala, dale una cachetada para que no te ande faltando
al respeto, agárralo a golpes, acarícialo para que
se le quite el dolor, llora abrazado a él. Vamos a practicar
el olfato. Llévale a tu pareja una taza de aromático
café, báñate con esas sales tan sabrosas, huélele
el cabello, aspira el olor de la comida que te ofrece tu peor es
nada. ¿ Qué te parece el olor de este brandy? La palabra,
los sonidos y la música no se necesitan practicar pues los
usamos en nuestra vida diaria continuamente. Los otros sentidos
también los usamos, qué conste, pero la palabra es
la única que utilizamos conscientemente para comunicarnos.
¿ Qué es lo que dices? ¿ Que todo esto ya lo
sabías, que hasta los niños lo saben? Sí, los
niños lo saben y lo saben mucho mejor que nosotros. Ellos
no han dejado de tocarse por miedos o tabúes, ellos se echan
un pedo tranquilamente, ellos viven divirtiéndose a costa
de los demás, viendo sus defectos. Ellos disfrutan intensamente
de los sabores y olores, juegan con mímica, hacen todo tipo
de ruidos, se dicen verdades con la palabra. Nosotros no, nosotros
vamos aprisionando cada vez más a nuestros sentidos hasta
que dejamos de utilizarlos. ¡Perdón! ¿ Qué
más dices? ¿ Que qué tiene que ver todo esto
con el teatro? ¿ Es qué no lo sabes ya? Por si te
queda alguna duda vamos a aplicar los cinco sentidos al teatro,
al escenario o al espacio teatral que gustes y mandes. Empezaremos
con el sentido de la vista.
Vamos a pensar en un foro a la italiana con sus cortinas y todo
lo que debe de tener un teatro que se respete. Que quede claro que
la comunicación será con el público y no solamente
entre los actores.
Al abrirse el telón cuando se inicia la representación
vamos a recibir una información mayor, en muchos casos, que
toda la contenida en el resto del primer acto. Y esto va a suceder
instantáneamente. Veremos una escenografía que nos
hablará de una determinada época, una hora del día,
una clase social, una situación, un lugar determinado. Si
en el escenario aparecen personajes nos vamos a enterar de edades,
clases sociales, oficios, estados de ánimo, belleza o fealdad,
buen o mal gusto. Pero esto no es todo. También nos enteraremos
del estilo de la obra, si va a ser realista, expresionista o impresionista.
Vamos a poder juzgar a la producción, si fue la adecuada
o no. Las luces marcarán tonos, atmósferas y volúmenes.
Los actores usarán maquillajes para acentuar lo que nos quieran
transmitir. Los colores usados serán igual de importantes:
algunos nos alegran, otros nos entristecen o nos llevan, como espectadores,
a otros estados de ánimo. Si al abrirse el telón vemos
un campo de batalla y algunos soldados tirados en el piso ya podemos
saber al tipo de obra a la que nos vamos a enfrentar, si en lugar
de ellos contemplamos un cabaret y a varias coristas en trajes sugerentes,
nuestro estado de ánimo será muy diferente. Si en
la escenografía aparecen ventanas que parecen volar y que
están mal colocadas, si los muebles son estrafalarios, si
todo está pintado de rojo, de principio podremos pensar que
vamos a ver una obra no realista y que muy probablemente será
fársica.
Pero no solamente veremos aciertos, también podremos contemplar
fallas en la escenografía, en el vestuario, en la iluminación.
Si éstas son muy ostensibles no vamos a creer en nada de
lo que suceda en el escenario. El primer minuto es determinante
para que una obra sea aceptada o no. La impresión inicial,
como sucede con la primera impresión que nos causan los humanos,
es difícil de modificarla. Si es negativa puede llevar al
fracaso una puesta en escena, en cambio, si es positiva, se perdonarán
muchos defectos posteriores.
A continuación numeraré todo lo que puede comunicarme
a mí, como espectador, el primer minuto después de
abrirse el telón.
1.- Época.
2.- Hora del día.
3.- Estación del año.
4.- Clima.
5.- Lugar físico.
6.- Lugar geográfico.
7.- Clase social.
8.- Posibilidad de historia.
9.- Posible género teatral.
10.- Posible estilo teatral.
11.- Tipo de producción.
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