Si bien nuestra ley de protección animal es un tímido paso adelante ante tanto abuso y crueldad, al parecer ha sucumbido ante los argumentos taurinos, ya que hace excepciones en el caso de las corridas de toros y las peleas de gallos, es decir, que para los promotores de esta ley, los toros y los gallos no son animales. Este fatal error ocasiona pues, que se le reste seriedad a una ley que pudo ser positiva y que pudo colocarnos en la lista de países en los que se respeta la vida en todas sus especies.
Titulo I Disposiciones Generales