Caretas - Kouji

Capítulo 5: Comenzando a conocer

No pude vivir pensando en la noche del viernes, no me concentraba absolutamente en nada. No hacía caso a nada ni a nadie y me gane algunos problemas con eso. En principio estaba tan distraído que cuando me hablo la directora, voz que no reconocí como superior, la ignore completamente, una falta muy grave de educación según ella, yo diría que eso más fue por omisión pero eso ya no importaba. Me castigo para la tarde del viernes, problemas para mí por que el viernes tenía que verme con la persona que me mando ese sobre. Vi el papel del castigo y me tenía que quedar en el colegio purgando condena hasta las seis de la tarde, eso solo me dejaría una hora para llegar hasta la estación de trenes, a parte no tendría tiempo de decirle nada a papá de que llegaría tarde.

Aún era jueves y tendría todo el resto de la noche para contarle a papá, si él tenía ganas de escucharme, lo que había pasado y ponerlo sobre alerta sobre mi castigo. Pero aún así tenía el problema que si salía a las seis en mi casa tendría que estar a más tardar a las siete, hora que se supone estaría en la estación. Que problema! Como iba a hacer para estar en dos lugares a la vez y todo por mi maldita manía de no prestar atención a nadie. Me levante de mi cama, que en estos momentos era el lugar donde mejor pensaba y miré por la ventana, el carro de papá se estaba estacionando. La mejor decisión era decirle a papá lo de mi castigo e ignorarlo cuando me requinte por llegar tarde mañana, total no sería la última vez que se enojaría conmigo o sí?

Tome aire y le pedí suerte a la fotografía de mamá. Bajé por las escaleras muy despacio y me oculté detrás de la mesa del descanso para tantear de que ánimos había llegado papá y planear la mejor manera de contarle las cosas. Esa noche papá estaba normal, no estaba ni muy gruñón ni muy despreocupado lo que significaba que si le decía algo no estallaría pero si haría demasiadas preguntas. Las preguntas de papá siempre eran motivo de preocupación para mí por que al ser periodista de profesión siempre lograba sacarle la verdad a la gente, en este caso lograba acorralarme y siempre tenía la manera de saber lo que en verdad había pasado, así no me creyera al completamente.

Esperé hasta que Tomoko lo recibió, él desajustó su corbata y se quito el saco. Al parecer captó mi mirada por que empezó a buscarme. Traté de hacerme el inocente y bajé. Para estar normal tenía una mirada muy inquisitiva como si estuviera probando mis intenciones.

“Que ha pasado? No es común que tu me salgas a recibir apenas llegue. Tu no eres como mayordomo usualmente. Que has hecho?” – que rápido lo sacó esta vez! Puse una cara disimulada pero igual daba, por más que se lo dijera más tarde de todas formas lo iba a saber. Abandoné la estrategia de inocencia y le dije la verdad.

“Me castigaron. Mañana llegaré tarde a casa. De nada servía que te lo pintara de otra manera, de todas formas te ibas a enterar. No quería ganarme otro golpe por llegar tarde por que con uno me basta. Es bastante difícil de esconder sabes?

“Esta bien. Pero se puede saber que hiciste? O esperas que llame y averigüe por mi cuenta que paso?”

“Ignore a la directora sin querer. Estaba distraído y no me di cuenta que era ella. No me castigo por que hice algo malo, lo hizo por mi falta de educación.”

“Esta bien, te creo. Eso de la falta de educación sé té esta haciendo costumbre no? Mañana te quiero en la casa a las siete en punto para que comiences tu castigo aquí. No quiero excusas! Ahora ve a tu cuarto y no bajes hasta la hora de comer” – Estaba de buen humor, me pregunto por que sería? No puse mayor impedimento y me fui a mi cuarto. Había tomado bastante bien lo que le dije ahora el problema era afrontarlo mañana cuando llegue tarde y sin una excusa decente y creíble. Por lo menos se saldría con la suya y resolvería algunas dudas como quien le mandó la foto de su mamá por ejemplo.

La distracción era algo que nadie me lo podía quitar, ni siquiera la cara de papá cuando veía mis inútiles intentos por atrapar con el tenedor un pedazo de papa. Me demoré un siglo en terminar la cena y otro par de milenios en limpiar la cocina. Hasta Tomoko se dio cuanta lo poco presente que estaba. Incluso hasta echado en mi cama pensando no me había dado cuenta que el perro estaba babeándome la cara y eso era algo que no soportaba por que me daban cosquillas.

A la mañana siguiente salí temprano. Me puse mi pantalón, zapatillas, la casaca para la noche y un gorro para taparme la cara tal y como había hecho ayer. El gorro era con visera para el sol y la sombra que hacía en mi cara era perfecta por que ocultaba el moretón del otro día. Tomoko me alcanzó el refrigerio por que llegaría más tarde de la habitual y me podría desmayar del hambre según ella.

Mi nerviosismo aumentó en clases conforme se acercaba la hora de salida. Cuando al fin sonó el timbre de salida y los chicos se iban a disfrutar sus fines de semana a excepción de los que practicaban algún deporte y eran miembros de algún club o simplemente los castigados como yo. Antes de empezar el castigo intenté comer algo pero simplemente no pude, la emoción iba en aumento a velocidad increíble, mi corazón bombeaba más rápido que de costumbre pero todo esto fue bajado un poco cuando me enteré que tenía como castigo que trapear todo el segundo piso aparte de arreglar las carpetas.

Fue un trabajo difícil, especialmente cuando sentí que se me cerraba el pecho. Sería por los productos de limpieza? El dolor era insoportable y sentía que por momentos se me cortaba la respiración. Me dolía también mucho el brazo tanto que sentí la necesidad de mirarlo para ver si me había hecho alguna herida o algo parecido. Cuando lo vi me extrañe, tenía un moretón horrible, no me acordaba haberme golpeado con algo, miré mis piernas y también estaban algo golpeadas. Cuando acabe miré el reloj… ERAN LAS SEIS Y DIEZ! Tendría que volar para llegar a tiempo! No perdí mucho el tiempo y agarre mi maleta y salí como alma que lleva el diablo. No paré de correr hasta que llegue a la estación, eso significaba todo el camino de una hora y descansar en las escaleras para tratar de recuperar el aliento. Me fije en el reloj de la estación. Eran las siete y cuarto, había llegado quince minutos tarde! Empecé a buscar a alguien, pero no sabía a ciencia cierta a quien. Lo del chico nuevo solo había sido una suposición, nunca tuve pruebas de él.

Esperé pero nadie vino y nadie parecía tener interés de querer hablar conmigo. No era justo que arriesgará de aquella manera mi pellejo si nadie iba a ir. Entonces se me prendió el foco. SI me había pedido que llegará a las siete a la estación del tren significaba que la persona iba a venir de otra parte… y lo más probable era que el tren de esa persona debía llegar un rato antes de las siete o a las siete a mas tardar. Corrí hasta un guardia y le pregunte que tren había llegado a las siete.

“A ver… a las siete llegaron dos trenes. Uno de Shibuya y otro del sur pero no me acuerdo de donde exactamente”. – le di las gracias por el dato y salí corriendo hacía la boletería. Compraría un boleto e iría a buscar a quien me envió el sobre, no importaba si me demoraba, de todas formas ya estaba castigado. El problema era que habían llegado dos trenes a esa hora, cual de las dos rutas tomaría…

“Toma la de Shibuya… alguien quería verte en Shibuya” – pasé tan rápido al costado de esa anciana que cuando asimilé lo que me había dicho ya estaba como a veinte pasos de ella. Voltee para preguntarle pero ya no estaba la anciana. Se me vino a la mente Shibuya, sería cierto lo que escuchó? Cuando llegue a la boletería compre un pase para ir a Shibuya.

“Apúrate niño por que el tren sale en un minuto!” – salí corriendo tan rápido que ni siquiera recibí mi vuelto. Tomé el tren un segundo antes que empezara a moverse. Mi corazón latía más rápido que nunca, por algún motivo me sentía bien, sentía que estaba en la pista correcta.

Llegué como a las ocho a la estación de Shibuya. Bajé del tren y empece a buscar a alguien. Saqué la carta y examiné algún detalle. La caligrafía no era de chica pero si de alguien bastante minucioso por que no tenía faltas ortográficas. No tenía letra de garabato por lo tanto no era alguien muy mayor. Para que me hubieran dejado el sobre en el casillero tendría que haber sido un chico del colegio, un adulto hubiera ocasionado sospecha. Entonces si pudo haber sido el chico nuevo del otro día. El problema era que nunca me digne a verle la cara… rayos!

Caminé por toda la estación buscando a un chico como de mi edad pero no vi a ninguno, los que habían eran algo mayores que yo o menores y todos iban con sus papas, ninguno estaba solo. Entre caminada i caminada llegue hasta un tumulto de gente que trataban de ver algo, aparentemente un accidente por que habían unos paramédicos que se llevaban a alguien en camilla. La gente no me dejaba ver nada así que le pregunte a alguien que había pasado. A mi costado había un chico bastante grande así que le pregunte al como quien no quiere la cosa y sin mirarlo a la cara.

“Ah si, yo también acabo de llegar aquí. Tampoco sé muy bien pero parece que un chico se cayó de las escaleras y esta inconsciente, se lo acaban de llevar al hospital más cercano.” – de pronto el chico pareció clavar los ojos en mi. – “Kouichi! Que sorpresa! Hacía tiempo no te veía!”

“Eh.. Te has confundido, yo no me llamo Kouichi.” – alguien parecido a mí? Pobre… pero esa voz se me hacía familiar… ese cuerpo, esa cara… ese olor a chocolate… - “Jumpei… Jumpei Shibayama?”

Al parecer el aún no reconocía mi cara pero aguzó su vista… - “Kouji? Minamoto! Por Dios! Siglos que no te veía! Ya te estaba comenzando a extrañar a ti y a tus cartas. Te has mudado por aquí?”

“No, a decir verdad estaba buscando a alguien por aquí. De repente tu me podrías ayudar a buscar!” – Verdad, no me había acordado que Jumpei se había mudado por esta zona. Lo más probable era que él conociera varios sitios para poder buscar! – “Verás… alguien me escribió una carta y…” – Por algún motivo empecé a perder la atención de Jumpei que miraba como a través de mí o había algo a tras? Voltee para ver que había acaparado su visión. Había un policía hablando con dos chicos. Uno de cabello alborotado y casaca roja y una chica rubia que tenía cara de preocupación, ella estaba llorando. Cuando volví a ver a Jumpei él estaba corriendo al lado de la chica. Me acerqué un poco para tratar de escuchar algo pero no entendía muy bien lo que había pasado.

“Tranquilícense por favor. Una vez más cuéntenme que fue lo que ocurrió.” – el policía trataba de serenarlos.

“Bueno es que nosotros veníamos acompañando a un amigo y parece que el se tropezó, no sabemos como exactamente pero se rodó las escaleras” – el chico del cabello alborotado estaba algo más tranquilo que la chica pero aún así su voz estaba intranquila.

“Esta bien. Cómo se llama el accidentado? Y a donde podemos contactar para avisarle a algún familiar?” – El chico iba a contestar cuando Jumpei los interrumpió.

“Que paso Izumi? Por que estas llorando?”

“Habíamos venido a la estación para acompañar a Kouichi y el se cayó por las escaleras. Se golpeó la cabeza y ahora esta mal en el hospital, se lo acaban de llevar y justo cuando iba a… iba a…” – ahora era el chico de cabello alborotado el que le deba codazos a Izumi pero curiosamente mirándolo a él. La chica volteo a verlo también y se quedó pasmada. – “Tu!” – corrió hacía mi. No sabía que hacer, no pude ni siquiera moverme. No la conocía, no había manera que ella me conociera tampoco.

“Ya estas bien Kouichi? Amigo, pense que te habían llevado al hospital, iba a ser una pena decirle algo a tu mamá” – El chico de cabello alborotado le hablaba como si lo conociera de toda la vida. Pero ese nombre… Kouichi… se parecía bastante al suyo y aparte Jumpei también lo había confundido con él… quien era este Kouichi?

“Tu también lo confundiste Takuya, la verdad el parecido es asombroso. El no es Kouichi, es Kouji. No sé si les comente de él antes, cuando conocí a Kouichi también lo confundí. Parecen gemelos no?” – las caras de los dos chicos eran una mezcla de exasperación con algo más, ellos sabían al parecer algo que yo no. El policía les volvió a preguntar y ella fue quien respondió esta vez.

“Se llama Kouichi Kimura. Su mamá esta trabajando en estos momentos si es que no esta en su casa ya. Le doy el teléfono”. – Habría escuchado bien? Dijo Kimura? Kimura era el apellido de mamá cuando era soltera. – “La señora se llama Kimura, Hitomi Kimura”.

“HITOMI KIMURA!” – Ese era el nombre de mi mamá. No perdí tiempo, tenía que estar seguro. Saqué la foto de mi mamá que tenía en uno de los cuadernos y se lo mostré a la chica. – “Es ella? Es Hitomi Kimura? Es mi mamá? RESPONDÉ!” – se quedó muda de pronto pero su silencio fue como un si para mi. Salí corriendo de la estación. Era la primera vez que venía a este lugar y no conocía absolutamente nada de ahí. Paré el primer taxi que paso y le pedí que me llevara al hospital más cercano.

Entre corriendo al hospital y pedí información sobre Kouichi. Me dijeron que estaba en el área de emergencias, me indicaron por donde ir. Entre a la sala esquivando a las enfermeras que trataban de detenerme. Busqué una cara igual a la mía en alguna parte hasta que la encontré. Lo habían tratado de resucitar aparentemente pero no había surtido efecto. Le estaban tapando la cara. Tuve un montón de sentimientos encontrados en ese momento. Tenía una rabia tremenda, el había hablado conmigo y yo no le había hecho el menor caso pero el tampoco había tratado de llegar a mi o si? Si, si lo había hecho, después de todo él me había encontrado y yo no le hice caso.

Los doctores me dejaron llegar hasta él ya que no habían podido hacer nada. Empecé a llorar y de la impotencia empecé a golpearlo. Hasta ahora pienso que fue suerte por que cuando me di cuenta los doctores de separaban de él por que la máquina había vuelto a sonar. Estaba vivo! Traté de estar a su lado, le cogí la mano. Traté de calentársela frotándolo, empezó a mover los dedos. Era una sensación mágica, por primera vez en mi vida me sentía completo, como si toda mi vida hubiera estado esperando por él y por mi estupidez casi lo pierdo por completo.

Ahora si las enfermeras luchaban por sacarme del costado de mi hermano pero yo no me quería ir de su lado, quería quedarme con él. Aún así lograron apartarme de su lado, me llevaron a un cuarto aparte y me dieron unas pastillas tranquilizantes. Yo no me las quería comer, no me quería dormir pero se aprovecharon que estaba solo y las estorbaba.

Desperté no sé cuantas horas después. Salí del cuarto y busqué a mi hermano. Cuando llegué a su habitación se le veía bastante mejor a pesar que estaba dormido. La luz del sol entraba por su ventana, me sentía frío así que me senté a su lado. Recordé que odiaba a los hospitales por el olor especialmente, pero ahora tenía la sensación de paz. Cerré mis ojos y apoye mi cabeza en sus brazos, me amodorré a su lado, me sentía muy cómodo. Sentía como se me bajaba la presión, me moría de frío por la mala noche a pesar que me habían puesto a dormir.

Habría pasado un rato cuando sentí sus dedos moverse. Me incorporé a su lado. Era igual a mi. Sus ojos se veían cansados pero estaban igual de brillantes que… no sabía con certeza a que. Intentó hablar y a pesar que traté que no lo hiciera habló.

“No quería que la cosa hubiera sido así. Lamento no haber llegado ayer.” – lamentar? – “Quería decirte lo que ya sabes de otra manera. Izumi me lo contó todo, dijo que no te pudo parar, ella no es buena mintiendo ni ocultando las cosas. Te voy a pedir un favor. Que mamá no te vea, aún no le he dicho nada… si? Quiero que sea una sorpresa.”

“Esta bien. Yo me iré para que mamá no me vea pero… como sabías?” – antes de irme necesitaba algunas respuestas, como había sabido el de mi?

“No te puedo contar todo ahorita pero básicamente la abuela me lo contó todo. Te fui buscando por dos años hasta que di contigo.”

“Pero…” – iba a preguntarle algo mas pero sus ojos se cerraban. Lo último que alcanzó a decirme fue…

“No te…puedo decir mas… por ahora… lo siento. Si quieres saberlo con urgencia pregúntale a… I.z.u.m.i” – sus ojos se cerraron por completo, me quedé estático. Salí de la habitación y busqué a la tal Izumi que no estaba en ninguna parte. Ya iba a desistir encontrarla hasta que la ví entrando a la cafetería con el chico del cabello alborotado. Corrí hacia ellos y la abordé.

“Kouichi me dijo que me contaras lo que sabes. Dime por favor!” –la cogí fría por que titubeo a la hora de hablar.

“Por lo menos pediste por favor” – El chico del cabello alborotado me miraba con cara de exasperación. – “Nos dejaste preocupados ayer por que no te encontramos.”

“Ya Takuya, comprende que estaba angustiado, esas cosas se perdonan por las circunstancias.” – me miró saliendo del shock anterior y me dijo – “Vamos a la mesa que tengo hambre, ahí te digo todo lo que quieras saber” – Nos sentamos en la mesa, mientras esperábamos a que llegara su desayuno me iban contando todo lo que sabían. Me dijeron que Kouichi tampoco sabía nada de mí por que hacía solo dos años su abuela le había confesado eso. Me contaron las circunstancias por las que había pasado él para poder encontrarme. Como dio conmigo a través de Jumpei. Que había hecho varias averiguaciones por su cuenta y otras cosas más. Me dijeron que a pesar del tiempo mi hermano no se había rendido para encontrarme ya que sabía que ignoraba todo.

Al final de su desayuno les agradecí los relatos y me fui. – “No vas a desayunar? El desayuno es la mejor parte del día! Si no desayunas te puedes enfermar”

“NO, gracias. Tengo mucho que hacer antes de pensar en comer”.

“Deberías pensar en comer. Estas más flaco que Kouichi y eso es decir mucho. A parte te ves muy pálido, hace cuanto no comes?” –Takuya recién me conocía y se preocupaba bastante por mi. Mi hermano tenía muy buenos amigos.

“No, en serio, no estoy acostumbrado a tomar seguido desayuno. Aprendí a vivir sin el. Además…”

“Te esperan en casa seguro” – upps! Papá no sabía nada de mi desde ayer! Yo esperaba llegar tarde no volver al día siguiente!

“Me van a matar! Ya me voy! Nos vemos!” – y salí corriendo. Cuando me sentaba en el tren caí en la cuenta de algo. Por que me preocupaba tanto tan de repente. Papá según sabía ahora no había sido ningún santo. Me había mentido en el hecho que mamá estaba viva, me había llevado a ver la tumba de quien sabe quien cada vez que le preguntaba por mamá. Si el me hubiera dicho la verdad desde el principio de repente mi vida hubiera sido diferente a lo que era ahora. Por otra parte si bien me ira se incrementaba por eso también significaban otras cosas. Papá debió quererme mucho para inventar semejante historia. Si él me hubiera dicho que mamá estaba viva lo más probable era que me hubiese ido a vivir con ella, entonces no lo hubiera vuelto a ver. Cabe el hecho que para hacer valer su historia mando hacer una tumba o busco a alguien con el nombre de mamá para que pudiera rezar por ella. El también a pesar de todos sus problemas en el trabajo me ha criado y educado a pesar que me porto como si no tuviera educación. Pensando en mi ya que siempre lo fastidiaba con mamá se casó. Papá no era tan mal padre después de todo aunque eso no le justificaba semejante mentira. Si me iba a dar una cachetada la recibiría con gusto, así me la fuera a poner roja otra vez.

Salí del tren y corrí a la casa por que ya me había quedado sin plata para pagarme un taxi o un bus para que me dejara cerca. Entre a la casa sudando por el ejercicio, en ese momento pense que Izumi tenía razón, me hacía falta el desayuno, mis piernas ya no daban más. En la sala vi a mi papá sentado en el sofá. Tomoko estaba tratando de calmarlo sentada a su lado, ella también estaba triste. Me acerque a ellos, mi papá se paró frente a mi y me pegó la cachetada más fuerte de mi vida, una cachetada que no solo iba con fuerza, le sentí preocupación. Mis piernas se doblaron y caí arrodillado al costado de la mesita, frente de ellos. No me atrevía a mirarlo a la cara, me sentía mal por haberlo preocupado de ese modo. Recuperé el aliento, los brazos que sostenían la parte superior de mi cuerpo temblaban, sentía que me caía sin fuerzas pero unos brazos más fuertes llegaron a alzarme cuando me iba a chocar con el piso.

Me levantó como no lo había hecho en mucho tiempo y me abrazó fuerte, hacía tiempo que no lo hacía tanto que ya me había olvidado de esa sensación. Sentí como si no hubiera pasado el tiempo y a pesar que ya había crecido me sentí chiquito en comparación a él. Esta vez nos separamos, logré que mis piernas me mantuvieran parado.

“Donde estuviste hijo? Por que no llegaste a dormir anoche? Acordamos que llegarías a las siete.” – tenía razón, no se la podía negar. En este caso era mejor decir la verdad ya que ahora el también la sabía.

“Tenía que verme con Kouichi. El esta ahorita hospitalizado en Shibuya, casi se muere ayer, tuvo un accidente con las escaleras” – pude ver la cara de mi papá palidecer a cada momento.

“Desde cuando lo sabías? Por que no me dijiste nada?”

“Recién desde ayer a grandes rasgos. Hoy pude averiguar algo más.” – hice una pausa antes de seguir hablando – “Por que no me dijiste nada acerca de mamá? Me hubieras ahorrado muchas cosas y te hubieras ahorrado psicólogo si me hubieras contado acerca de ella y de mi hermano” – Noté la cara de Tomoko en ese momento, parecía que ella tampoco sabía nada de eso.

“No sabía que tu esposa estaba viva”.

“Ex esposa. Nos divorciamos después que nos separamos. Como eran muy pequeños no sabrían nada, era mejor para nosotros que no supieran que tenían gemelo, así sería más fácil criarlos. Me divorcie para poder casarme contigo Tomoko, era algo que ya lo había planeado, lo hubiera hecho antes pero el papeleo duró mucho más tiempo del planeado.”

“Por lo menos me hubieras explicado, yo no soy tan malo, puedo entender sabes? Kouichi si sabía de tu existencia pero yo pensaba a mamá muerta. Lo único que no sabía Kouichi era de mi hasta hace poco, la abuela se lo contó antes de morir” – recién me ponía a llorar por la abuela a pesar que nunca la conocí. – Me gustaría volver a Shibuya más tarde para ver como sigue mi hermano. Tu también deberías venir a ver a tu otro hijo, el debe estar más triste ya que sabiendo los dos de cada uno nunca lo ibas a visitar, seguro que ni siquiera lo llamabas”.

“Hace como dos años que no hablo con él. Si lo llamaba pero muy de vez en cuando. Tu también hablaste con tu mamá una vez. Ella te vino a ver pero estabas durmiendo. Te acuerdas que ella se llevó tu regalo, esa vez no fue un sueño, era ella. me acuerdo que se puso muy feliz” – Por que me decía esas cosas ahora? Por que no me las pudo decir antes? – “Come algo y báñate. Saldremos en dos horas para Shibuya. Tomoko vienes con nosotros? Sería bueno que conozcas a mi otro hijo”

“Me encantaría ir a conocerlos. A él y a tu mamá Kouji” – Asentí con la cabeza. Subí a bañarme. El agua me relajo bastante tanto que casi me quedo dormido en la bañera. Noté las marcas de los moretones de ayer, habían bajado su hinchazón. Traté de recordar como me las había hecho pero aún así no supe como. Baje a comer algo. Takuya había tenido razón, los pantalones me quedaban anchos de todas partes, debía empezar a comer de nuevo y más seguido. Papá cumplió esa tarde. Antes de llegar al hospital hicimos un par de paradas para comprar algunas cosas como flores para la habitación, unas para mi mamá, unos chocolates para mamá también.

Cuando llegamos al hospital papá estaciono el carro. Yo bajé corriendo para ver a mi hermano. Recordé que aún no había visto a mamá, Kouichi ya le habría contado sobre mi? Tuve miedo de entrar a la habitación pero papá me empujó hacia adentro y caí de bruces. Me incorporé rápido pero ya había llamado la atención de todos los presentes. En la habitación estaban Jumpei tratando de abrazar a Izumi que por todos los medios se trataba de alejar de él, Takuya por otra parte aprovechándose que Jumpei había bajado la guardia trataba de quitarle un chocolate que se asomaba de su bolsillo, Kouichi se había estado riendo de la situación frente a él y mamá estaba sentada a su costado. Pero ahora sus ojos me miraban a mí, así como siempre lo había soñado. Papá también estaba a mi costado y Tomoko no se atrevía a entrar, su situación ahí era bastante incómoda.

Izumi se dio cuenta de la situación y agarró a los dos chicos y se los llevó afuera. Me acerqué a mamá, tenía miedo de ella, no por que me fuera hacer algo, no, pero ella se veía muy frágil y triste, obviamente por Kouichi. Vi a mi hermano que me hacía señas para que me acercara más. Me puse rojo e hice lo que me había muerto por hacer toda la vida… la abracé. Ella se puso a llorar y yo me uní a ella. mamá me alejó de ella para verme bien.

“Estás muy flaco Kouji. Tienes que comer hijo! Te extrañe un montón, siempre quise ir a verte pero la mayoría de las veces no sabía donde estabas”. – le alcance a mamá las flores que le había traído. – “Que gusto que hayas venido Musashi. Kouichi estaba preguntando por ti también. Tu debes ser…” – Tomoko se acerco para saludar a mamá.

“Ella es Tomoko, es mi otra mamá!” – era increíble mi cambio al ver a mamá. En medio de todo era verdad. Después de todo lo que había pasado me pareció lo más justo para ella. Tomoko siempre se había portado bien conmigo y si al principio no se lo dije era por que estaba resentido con papá, ella no tenía que pagar pato todo el tiempo. Por otra parte sentí que Tomoko había agradecido mis palabras. Deje que mis papas conversaran y me acerque a mi hermano.

“Como estas… niisan?” – me sentía raro diciéndole niisan ya que no era normal para mi tener hermanos y mucho menos mayores que yo. Cuando lo vi parecía que no le incomodaba el hecho, al contrario se veía complacido. – “Te puedo decir niisan.. no?”

“Me siento mejor… otouto. Solo me quedan unos cuantos moretones de la caída, pero me siento mejor.” – se remango la camisa y me mostró el moretón de su brazo y luego el de sus piernas… caí en la cuenta que ya los había visto antes. Lo mire y me remangue también el pantalón y al camisa. Yo tenía los mismos moretones que mi hermano. Los moretones de ayer no me los había hecho yo, se los había hecho él. – “Veo que compartimos más que el dolor… tal y como me lo dijo la abuela. Apuesto a que antes has sentido cosas parecidas pero no tenían motivo aparente de ser.” – Ahora que lo decía él tenía razón. Durante toda mi vida había sentido todo tipo de cosas, por momentos era confuso pero en medio de todo tenía algo cierto lo que decía la gente. Los gemelos pueden compartir las emociones, ellos tenían empatía.

Mis papas nos dejaron solos en la habitación para que pudiéramos hablar un poco más. Me hubiera gustado quedarme un rato más con mamá pero al parecer ellos tenían interés en que nos conociéramos un poco más primero.

Mi hermano me contó todo acerca de él. Su relación con mamá y la abuela. Me contó que casi llego a ir a la boda pero como la abuela se puso mal no llegó a ir. EL había resuelto más misterios que yo por que me dio respuestas que ni siquiera podía recordar como por ejemplo, que yo me había puesto mal el día e la boda justo en el momento que la abuela se había puesto mal. Recordé también cosas como por ejemplo el día que nos mudamos para la isla, también me puse mal ese día y a la semana me enferme según Kouichi coincidía esa fecha con al muerte de la abuela. Yo no podía creer que había sentido todo eso a la distancia y sin saber nada incluso.

Habían pasado tantas cosas en nuestras vidas que no creía posible que algún día fuéramos a ponernos al día. Me eche al costado de mi hermano para compararnos, puede sonar idiota pero cuando no conoces a tu gemelo es bastante lógico tratar de buscar alguna diferencia. Kouichi era un poquito más alto que yo, yo era más flaco que él por lo mismo que me había saltado algunas comidas, Kouichi tenía un lunar al lado izquierdo del cuello, yo lo tenía al derecho. Sus dedos eran como los míos pero un poquito más gruesos. La diferencia más saltante entre los dos era el cabello.

“Ese moretón es del otro día no?”

“Más o menos. Ese moretón se me estaba desapareciendo pero no le avise a papá que llegaría al día siguiente. Me lo merecía.” – estiró su brazo y lo tocó. Sus manos aún estaban algo frías pero su contacto con mi mejilla actuaba como un calmante.

“No fue mi intención causarte ese moretón. Lo siento.”

“No te preocupes, me lo merecía, en serio. Por ser terco, malo, y temperamental” – no pasó mucho rato cuando entraron los chicos. Nos pusimos a hablar entre todos. Jumpei me contó como había dado con mi hermano y que no llegó a sospechar nuestro lazo en ningún momento hasta que Izumi le hizo el favor de explicárselo.

Esa tarde pude conocer un poco más a Takuya. Al principio pensé que no era de su agrado pero caí en la cuenta que el grosero había sido yo y no él seguramente. Takuya era de esa clase de chico a la que nunca me habría acercado en el colegio bajo cualquier otra circunstancia. Era buena persona, no era tan malo como me lo había imaginado.

Izumi para ser niña era bastante agradable. Yo no planeaba pensar en chicas hasta dentro de un buen tiempo por que todas son muy bulliciosas, pero ella esta bien. O al menos eso aparenta.

Poco después entró el doctor y le dio de alta a Kouichi, podía dejar el hospital en cualquier minuto siempre y cuando mamá firmara los papeles. Papá entro a vernos. El se quedó en el cuarto para hablar con Kouichi mientras que mamá me llevo afuera de la habitación. Tomoko se llevo a los demás a comer un helado para que nos dejaran en paz un rato. La idea le encantó a los chicos en especial a los más glotones.

Con mamá salí a pasear un rato. Nos tomamos un carro hasta que llegamos al cementerio, íbamos a ver a la abuela. Compre unas flores en la puerta y entré con mamá. Kouichi me había contado el deseo de la abuela de conocerme a pesar que físicamente era igual a Kouichi.

Recé con mamá en la tumba. Le prendimos unas velas a la abuela. De algún modo medio extraño de esos que no se como explicar sentía que la abuela me había guiado hasta Kouichi, sentía que aquella vez que casi me moría, fecha que había coincidido con la muerte de la abuela había sido ella la que me había abrazado, me había buscado para despedirse de mi. A pesar que nunca la llegue a conocer le estaba eternamente agradecido por todo lo que había hecho.

“Kouji… estabamos hablando con tu papá y estabamos llegando a un acuerdo. Las cosas seguirán como siempre. Tu vivirás con el y yo con Kouichi. El cambio viene con que te puedes quedar conmigo y tu hermano un fin de semana y al siguiente irían con tu papá. Hay otra cosa más pero esa te la va a decir tu papá, a él le corresponde ya que es tu tutor.”

“Entonces podremos vernos todos más seguido?” – eso ya era un gran cambio. Sentía como mi vida cambiaba con cada segundo que pasaba. Me sentía más feliz.

“Si pero no es tan fácil. Verás, esto será cuando… te lo diga tu papá. Por ahora me puedes visitar una vez por semana, igual va para Kouichi.”

“Por que no me lo quieres decir?” – poco a poco iba entrando en confianza con mamá. Me resultaba extraño, tan extraño como me había resultado acostumbrarme a Tomoko. De un día para otro mi familia se hizo más numerosa. Tenía mamá, tenía hermano, tenía perro, tenía otra mamá, tenía a papá.

Cuando regrese al hospital Kouichi estaba sentado en la banca de la recepción sonriendo. Papá había pagado la cuenta del hospital y ahí nos despedimos. Yo tenía que volver a mi casa y me esperaba un largo viaje en carro. Le dije a Kouichi y a mamá que los vería al fin de semana, papá me había dicho que mi castigo estaba pendiente y de todas formas lo iba a cumplir, y no los vería hasta el próximo fin de semana por que las tareas de colegio no se hacían solas.

Capítulo 6: El cambio no es eterno… por que todo tiene un final

“Por ahora ya no le veo sentido pensar en lo que fui o deje de hacer, solo me importa lo que soy ahora”

Ni bien llegamos a casa se acabó mi felicidad. Si bien las cosas con papá se habían calmado aún tenía que cumplir mi castigo. Papá no me pediría nada imposible así que por ese lado no había preocupación pero mi preocupación se vino cuando me llevo a su estudio. Pocas veces había entrado a ese lugar, principalmente por que ese era el lugar donde papá se encerraba para hacer sus cosas, ya sean de trabajo, de la casa o simplemente para descansar de mi. El estudio era un cuarto bastante oscuro y no por la falta de una ventana sino por las torres de papeles que mi papá había hecho ahí.

“Bueno Kouji bienvenido a tu castigo. He aquí el trabajo de toda mi vida. Papeles y papeles de casos, reportes periodísticos de asesinatos, mafias, malversaciones de fondos, fraudes y un sin fin de cosas más.” – creo que ya sabía por donde iba el castigo y la verdad no era justo. – “Tu trabajo será ordenarlos por fecha, y por tipo. Los pondrás en estas cajas sin arrugarme nada. Luego…”

“significa que hay más por hacer?”

“Es eso una queja? Es tu castigo señor infringidor de normas, tienes que cumplir tu condena. Bueno como te decía, a parte de eso tienes que poner en orden este estante de acì Pon los libros abajo y las enciclopedias arriba”

“Teníamos enciclopedias?”

“Si, estan debajo de esos caso de asalto” – tenía varias cosas por hacer, me alcanzaría el tiempo? Sin más papá me dejó solo con toda su vida laboral encerrado en el cuarto. Por una parte era mejor estar aquí, así el perro no entraba y echaba a perder mi trabajo.

No se cuanto me demoré en arreglar todo eso, lo único que podía decir era que papá tenía una buena colección de crímenes ahí. No pude arreglar todo en un solo día, me llevaría por lo menos una semana. Todos sus papeles estaban llenos de polvo, algunos estaban arrugados, habían algunos mordidos y rotos. El trabajo entonces no solo era limpieza, era reconstrucción. Con razón Tomoko no entraba a este lugar, ella era alérgica al desorden. Al final del día me dolía la espalda y me picaba la nariz. Me fui a dormir temprano con la promesa de tratar de tomar desayuno antes de ir al colegio.

Se han dado cuenta que cuando algo bueno te pasa de alguna forma por más que no quieras tu buen humor se exterioriza? Esa mañana de lunes me levante de buen humor, tome mi leche cosa que nunca suelo hacer por que por lo general tomaba jugo y mi tostada. Salí corriendo al colegio. Sería por el azúcar de la mermelada que tenía más energía? Me notaba más inquieto. Llegue al colegio y todos me quedaron mirando. Hice algo que no hubiera hecho de no ser por Kouichi, sonreí. Me sentí raro a principio pero después esa sensación paso y me sentí mejor. Corredor por donde pasaba sonreía a todos y saludaba a quienes conocía que en verdad no era mucha gente por que nunca presté mucha atención.

En el salón la noticia de mi buen ánimo corrió como chisme de pueblo. Todos querían saludarme para ver si era cierto lo que la gente decía. Kouji saludando? Kouji sonriendo a diestra y siniestra? El cambio era bueno, la gente se acercaba un poco más a mí. Me sentí de lo mejor. Cuando regresé a casa seguí con mi castigo. Papeles, papeles y más papeles. Era increíble la cantidad de crímenes. Avancé con ese trabajo por lo menos unas tres horas después lo dejé para seguir con mis tareas.

Mi semana transcurrió de esa manera, limpiando, haciendo tareas, estudiando. Pero ya para el viernes que me obligue a acabar con todo me sentía mal. Estaba orgulloso de lo limpio y ordenado que había quedado mi trabajo forzado pero la nariz me estaba matando. El polvo de repente me había ocasionado alergia o no se. Me fui a lavar la nariz con agua para que se me pasara pero aún así sentía la picazón. Si decía algo acerca de eso no me dejarían ir mañana donde Kouichi y ya había quedado con él en la tarde que yo iría para allá. No podía llamarlo a las once de la noche por que seguro estaría durmiendo y no quería despertarlo ni a él ni a mamá. Decidí no hacerle caso a mi nariz y me fui a dormir, mañana se me pasaría seguramente.

Debí recordar que mis suposiciones eran más o menos acertadas. La picazón no se me fue, me fastidio toda la noche tanto así que no dormí bien. Me levanté sudoroso a buscar un vaso con agua, aún era temprano y nadie se había levantado. Abrí el refrigerador para sacar un poco de jugo y estornudé. Me había resfriado. Me vi a un espejo, con este aspecto no me dejarían salir de casa. Del botiquín saqué unas pastillas para el resfriado y me las tomé. Entre a bañarme para quitarme ese aspecto, sabía que no era lo correcto pero tenía que lograr salir de casa, quería ver a mamá hoy.

Calenté el agua y me bañe rápidamente, me cambie en el mismo baño para no enfriarme a la salida hacia mi cuarto. Me veía mucho mejor pero aún tenía ojeras. Sabía que Tomoko tenía maquillaje para eso así que me metí en su cuarto y saqué su maquillaje. Tenía un montón de maquillaje, cual podría usar? Encontré unas sombras pálidas que de repente podían disfrazarme y no funcionaron tan mal. Me amarré el cabello para que no tuviera contacto con mi espalda y me enfriara más. Me puse mi casaca y baje a comer algo. Tomoko me había preparado mi jugo helado, ella ni nadie sabia que estaba resfriado. Hice una maniobra y bote el vaso, antes que me sirviera otro le dije que estaba corto de tiempo y me fui corriendo a la estación.

Compre mi boleto a Shibuya pensando que sería mejor si vivieramos un poco más cerca pero así eran las cosas y yo no podía cambiarlas principalmente por que era menor de edad. No era que mi opinión no valiera nada pero a mi papá le quedaba más cómodo este lugar para trabajar. Tuve algo de tiempo para dormir durante el viaje aunque la nariz seguía fastidiándome, ya para cuando llegue a Shibuya me estaba comenzando a sentir algo más caliente. Miré el mapa y traté de seguir las instrucciones que me había dado Kouichi. Me dolía la cabeza pero aún así seguí caminando. Llegue a la intersección de cuadras del mapa, ahora solo tenía que girar a la derecha y entrar por la calle más angosta pero cual… empezaba a ver todo doble, para no caerme me sujete de un poste de luz y se senté recostando mi espalda en el.

Puse mi cabeza entre mis piernas y me quedé a esperar a que el dolor me pasara un poco para llegar a casa de mamá. No se cuanto tiempo me habré quedado ahí pero sentí que alguien movía mi hombro. Levanté mi cabeza que ahora me dolía más que nunca y vi una cara conocida.

“Si te sentías mal debiste llamar sabes? Estaba preocupado por ti. Pense que te había pasado algo”. – Había preocupado a Kouichi tanto que había salido a buscarme. Me ayudó a levantarme y me puso la mano en la frente. – “Eres un tonto al salir de casa con fiebre, nunca más vuelvas a hacer eso!” – me sentía peor ahora.

“Lo siento, pero recién me empecé a sentir mal en el tren” – por que tenía que mentirle? – “No te enojes… niichan”

“Bueno… no te preocupes. Ahora vamos a casa para que te abrigues por que esta corriendo bastante viento ahora. Takuya, Jumpei e Izumi llegaran pronto. Mamá salió temprano pero volverá en la tarde. También sería bueno que llegando llames a papá y le cuentes todo” – Llamar a papá no creo que sea una buena idea. Lo más probable sería que vendría a recogerme. – “Pero después el querrá recogerme ahora.”

“No lo creo. El de todas formas iba a venir más tarde por ti, salvo que… tienes razón sabes? Pero tenemos que decirles, al menos a mamá” – la casa no estaba muy lejos de donde me había recogido Kouichi. La casa era igual a como me la había imaginado. Tenía la puerta un montón de macetas. Conforme iba entrando pude captar un aroma dulce como a pie…

“Han hecho pie? Huele muy bien”

“No. Mamá solo preparó sopa y arroz con carne.” – que raro… la casa olía a postre, a cosas dulces. Al parecer Kouichi estaba pensando algo… - “Ya sé. Debe ser la abuela. Parece que ha venido a verte. Ella siempre preparaba postres, ese es su olor” – La abuela? Pero no estaba… muerta ?

Me recosté en el sillón de la sala. Kouichi entró a traerme un té de la cocina. Me dio una pastilla para que me lo tomara. Se saqué la casaca y me tape con una manta. Pude escuchar que Kouichi llamaba a mamá.

“Mamì acabo de encontrar a Kouji en la avenida pero esta con fiebre. Aún no lo he medido pero creo que es alta la temperatura.” – En verdad parecía que había sido entrenado para ser un hermano mayor. Responsable, tenía don de mando, sabría hacer más cosas? – “Esta echado en el sofá por ahora. Si le acabó de dar una pastilla… ok yo se lo daré. Demorarás mucho? ……… Ok… entonces te esperaremos. Chau” – colgó el teléfono. Cuando regreso a la sala tenía una sudadera.

“Mamá dice que no demorará mucho. Dice que llames a papá de todas formas por que tiene derecho a saber esto. Y me pidió que verificara algo…” – se acercó a mi y me puso el termómetro mientras medía el tiempo con su reloj. Cuando vio se sorprendió. – “uhmm… Estas seguro que me has dicho la verdad?”

“Verdad?”

“Mira. Ahorita tienes 39.6 grados, eso es bastante fiebre. Si bien la fiebre puede subir rápido no te puede dar si antes no te has sentido mal. Lo que significa que…”

“Esta bien. Si me sentí mal en la mañana pero quería venir. Es el primer fin de semana y no podía fallar… pero ya lo hice.” - Respiré profundamente. Me paré y busqué el teléfono. Si algo me había enseñado la vida eso era enfrentar los problemas antes que se hicieran más grandes. – “Alo… papÿ”

“Hola Kouji. Llegaste bien?” – Parecía como que hubiera olido el peligro, como saben los padres estas cosas?

“Bueno… de eso quería hablarte. En la mañana me sentí mal y no te dije nada por que quería venir a ver a mi hermano y si te decía algo no me ibas a dejar salir así que no te dije nada y me vine aca.”

“Habla más despacio hijo que no te entiendo nada. Que paso?”

“Papá… estoy con fiebre y no te dije nada… Estas enojado?”

“Si, un poco. Pensé que las cosas habían mejorado entre nosotros, pensé que ahora me contarías todo como cuando lo hacías antes. Ahorita estoy por la zona así que iré por ti tan pronto pueda.”

“Esta bien. Pero podrías tratar de demorarte un poco… me gustaría quedarme de todas maneras un rato más por aquí.” – papá me dio un gruñido de aceptación y luego colgó. – “Ya le dije, va a venir a recogerme dentro de un rato, dice que esta por la zona.”

“Uhmm.. de repente mamá puede dilatar eso. Todo depende de lo que demore papá en llegar. Ahora trata de descansar”

“Pero yo no quiero descansar! Quiero ver la casa. Muéstrame tu cuarto! Quiero ver donde duermes” – Kouichi se rió.

“Esta bien. Pero abrígate, no quiero que te enfríes por mi culpa.” – Kouichi me hizo un tour por toda la casa. Me enseño donde dormía la abuela, su cuarto, el baño, la cocina y el dormitorio de mamá.

Tanto el dormitorio que había sido de la abuela como el de mamá estaban llenos de cosas que había hecho Kouichi. Entre cofres, cuadros, pinturas, collares de fideos, fotos, habían varias cosas pero una captó mi atención. En el tocador de mamá estaba un joyero que yo había hecho, de todas las cosas de Kouichi por lo menos había una cosa hecha por mi, eso me hizo sentir bien, al menos el hacer todas esas cosas en el colegio había servido de algo.

Los chicos llegaron un rato después y nos sentamos todos en la sala. Izumi había traído una cámara fotográfica y nos tomamos algunas fotos. Jumpei trajó como era su costumbre una caja enorme repleta de chocolates y Takuya trajo una torta que su mamá había hecho. Se veía deliciosa, estaba bañada en crema y tenía trocitos de merengue aparte de unas fresas enormes encima. Los comentarios de todos me hacían reir como nunca lo hice en toda mi vida. La copla de Jumpei Y takuya era bastante cómica, incluso las peleas entre Izumi y alguno de los chicos eran memorables.

Mamá llegó para la hora del almuerzo, llego junto con papá y Tomoko, tendría que decirle más seguido mamá. Los tres me rodearon, me sentí como un acusado ante el tribunal. Mamá me tomó la temperatura una vez más. La fiebre había cedido un poco ahora estaba en 38.8 Takuya se moría de risa por la manera como me trataban. Papá me llevó a un lado, suponía para hablarme.

“Desde cuando te sentías mal?”

–“Desde que termine de limpiar tu estudio. Me empezó a picar la nariz, pero pensé que era por el polvo y ya se me pasaría. No fue mi intención excluirte de esto, es que ni yo le tomé importancia.” – era la verdad. No pense que se me complicaría tanto.

“Que no se vuelva a repetir entonces.” – Me estaba dejando volver a la sala y me dio una palmada en la cabeza. Empecé a caminar pero mis pasos fueron detenidos por sus manos. – “Kouji… sigues con el cabello mojado. Olvidaste usar la secadora?”

“Upps!” – Las palabras de mi papá resonaron en toda la habitación y al minuto siguiente estaba sentado en la sala con Izumi cepillándome el cabello y Tomoko secándolo con la secadora. – “A propósito… Que hacían todos ustedes por aquí?” – al parecer mi pregunta era buena pero no tuve respuesta por que mi mamá me empezó a meter la sopa, estaba tan caliente que me olvide de preguntar después.

Todo este día había sido divertido a pesar que estaba enfermo. Ya no volvería a verlo hasta dentro de una semana. Esta vez trataría de estar sano para poder disfrutarlo mejor. En casa apenas llegue me metieron a la cama y no salí de ahí hasta el lunes de colegio. La gente ya se había acostumbrado al nuevo yo. Yo estaba tratando de acostumbrarme a este estilo de vida sin descuidar las tareas sino tendría problemas.

Ese viernes volví a hablar con Kouichi para ver a que hora vendría a mi casa.

“Bueno Kouji. Para eso te llamaba, mañana no podré ir a tu casa.”

“Pero… por que? Tienes algo que hacer?”

“A decir verdad si. Pero si quieres puedes venir a verme. El sábado hay una maratón en mi colegio. En verdad son varios juegos y los chicos y yo vamos a participar. Ven, así conoces mi colegio”

“Ya! Esta bien. Pásame la dirección para poder llegar.” – Kouichi me dio la dirección, no quedaba muy lejos de su casa asi que no sería difícil. Quedé en ir temprano, llegaría antes de las nueve de la mañana.

El sábado me levante temprano para llegar al colegio. Papá me dijo que si quería quedarme a dormir allá. Al toque le dije que si y salí corriendo. No había necesidad de regresar a la casa así que disfrutaría mejor el día.

Llegué al colegio, todos me miraban raro. Habían otros que me saludaban como Kouichi. Hasta una chica me pregunto donde había dejado guardado mi uniforme. Nadie notaba mi cabello largo amarrado atrás. Estaba tratando de encontrar a mi hermano en un mar de uniformes de educación física, lo más fácil era que el me encontrara. Por ahí me di de lleno con la espalda de Jumpei.

“Tu también estudias aquí? No lo sabía!”

“La verdad es que me transferí la semana pasada. Es mejor estar donde esta la mayoría de tus amigos no? Así todo es más divertido!” – tenía razón. Ahora él era el único que estaba en un colegio diferente. – “Estas buscando a Kouichi?”

“Aja. Es difícil encontrar a alguien cuando todos están uniformados. Lo has visto?”

“Aja. Vamos, te acompaño. Justo tengo que ir por ahí a ver si veo a Izumi. Es bien bonita no lo crees?” – Jumpei se moría por ella y eso era más que obvio. – “sabías que tu hermano competirá en la última carrera? Ojalá gané, que yo sepa la competencia de este año es bastante fuerte." – la verdad que no sabía nada de eso. Con el apuro Kouichi no me había contado nada de eso.

Kouichi estaba rodeado por un montón de chicas y chicos que le daban ánimo. Lo miré y lo saludé de lejos. El me sonrió y vino hasta mi. Me presento con todo su salón. Todos se quedaron maravillados por el hecho que veían doble. Me cohibí un poco por todas las miradas. A los diez minutos comenzaron las competencias. Los chicos me señalaron donde podía sentarme para tener mejor visión del asunto.

La primera que compitió fue Izumi en una carrera de postas. Su grupo lo hizo bastante rápido pero una de ellas perdió la posta al final y perdieron. Takuya logró ganar la carrera de postas masculina junto con Kouichi y otros dos chicos más. El único que no competía era Jumpei por que no tenía físico para las carreras, a cambio el se encargaba de pasar las toallas y las botellas de agua, el no se quejaba por que así entre competencia y competencia podía seguir comiendo.

Los problemas vinieron en la carrera de obstáculos cuando al final uno de los competidores del otro equipo le cerraron el paso a Kouichi quien tuvo que frenar de golpe pero aún así no logró detener por completo la caída y aterrizo en las bancas. Todos corrimos hacía él para ver como estaba. Su pierna no se veía muy bien. Le sacaron la media y pudimos ver como se le iba hinchando poco a poco el tobillo.

“Con el pie así no podrás correr la última carrera Kouichi” – tenía razón Takuya, con ese pie ni siquiera lograría estar parado ni diez segundos. – “Tendremos que buscarte un reemplazo”

“QUIEN CREE PODER REEMPLPAZAR A KOUICHI PARA LA ULTIMA PRUEBA!” – Para ser tan flaca Izumi tenía una voz muy potente. Todos se miraban entre todos pensando a quien podían nominar para la carrera final. Aparentemente no había nadie capaz.

“tengo una idea… ouch!” – Mi hermano tomo la palabra, aparentemente el sabía quien podía reemplazarlo. – “Que me reemplace Kouji. El corre rápido, Takuya tu lo has visto, los dejara atrás a todos. A parte es igual a mi, puede pasar como yo!” – Tenía que estar bromeando. Yo corriendo?

“No es mala idea sabes? Tiene razón chicos, yo lo he visto correr y en verdad es un rayo. Que dices Kouji… lo harás verdad?” – sentía toda la presión del salón sobre mi, Kouichi estaba confiando en mí, el creía que podía hacerlo.

“Bueno… creo que al menos puedo intentarlo. Nunca he corrido en competencia” – No paso mucho rato hasta que tenía el uniforme de Kouichi puesto, habíamos cambiado ropa, una de las bondades de ser gemelo, aunque su short me quedaba un poco holgado. Kouichi me ordeno calentar para poder correr mejor. Me dio algunos trucos para tener una buena partida. AL principio me faltaba una hora para esa carrera, en todo ese tiempo me tenían practicando la salida y solo una vez corrí para medirme el tiempo. Al parecer corría bastante rápido por que todos se sorprendieron, corrí cien metros en menos tiempo que Kouichi. Me iba a quedar sin aliento en la verdadera carrera pero lo haría así muriera en el camino.

A la hora de la prueba me puse el gorro de Kouichi escondiendo todo mi cabello debajo. Estaba nervioso. Todos me dieron ánimos hasta que los dejé por que me llamaron a la pista. Takuya también participaba nos pusimos en carriles juntos y esperamos el sonido del silbato.

“A la una… a las dos… a las tres!” Sono el silbato y todos partimos. No podía decir como iba la carrera por lo mismo que ya no estaba sentado en la banca pero la gente gritaba como loca. Teníamos que dar dos vueltas a la pista y eso era bastante, a la primera vuelta ya estaba cansado. Aún así parece que tenía distancia del resto y me di el lujo de bajar un poco la velocidad, ya para cuando me faltaba poco para la meta traté de esforzarme, imagine a mi hermano cuando estuvo en el hospital, Takuya me dio esa idea por que según el ese día corrí como flash. Al final ya casi llegando me tropecé pero me paré rápido antes que llegaran un chico de otro salón. Me sorprendí cuando me dijeron que llegue primero a pesar de mi caída. Todos estaban felices, y yo también a pesar que me dolía el rasguño que me había hecho.

Cuando termino el día todos llevamos a Kouichi hasta la casa en carro. Felizmente me quedé a dormir esa noche así pude ayudarlo en todo lo que pude… como ir al baño por ejemplo o alcanzándole el teléfono. Mamá se asustó un poco cuando vio el estado de su tobillo pero en general solo había sido un golpe y la enfermera del colegio lo había atendido muy bien. Esa noche dormimos juntos. No podíamos dejar de hablar de todo el día. A pesar del susto del golpe ese día había sido muy divertido.

Pero todo día siempre se acaba. Al día siguiente papá vendría por mi aunque no me había dicho la hora exacta en la que me iba a recoger. Aún así estuve listo desde temprano. Como era domingo mamá estuvo todo ese rato con nosotros. Jugamos damas chinas, vimos algo de televisión vinieron los chicos a ver como seguía el pie de Kouichi que se estaba desinflamando poco a poco. Pero papá no se apareció hasta la tarde. Tenía cara cansada y no veía un motivo aparente por que era domingo y el se tomaba muy en serio su descanso ese día.

“Bueno ya nos vamos. Trae tus cosas Kouji. Si quieres pueden venir ustedes también.”- Llevar a Kouichi y a mamÿ

“Pero papá… después va a ser difícil para mamá regresar con Kouichi y su pie.”

“Si pero yo los puedo regresar, no te preocupes” – no entendía nada. Si ibamos a la casa en carro y por la autopista eran por lo menos unas tres horas y de regreso igual y era poco probable que se quedaran mas de una hora así que serían siete horas y de ahí papá regresaría a la casa en otras tres horas más… eso serían prácticamente diez horas y en ese tiempo papá no podría dormir bien.

“Papá… necesitaría por lo menos diez horas para estar tranquilo en casa… no es que no quiera que vengan pero… te puedes quedar dormido en el carro…”

“Que cosas dices… por supuesto que no! Vamos todos suban al carro!” – papá me estaba ignorando otra vez. Aún así subimos al carro. Papá conducía pero en ningún momento tomaba la carretera, si íbamos por una vía normal eso tomaría más tiempo. Yo seguí rompiéndome el cráneo pensando en eso cuando de pronto el carro se detuvo enfrente de una casa – “Llegamos!”

“Papá esta no es la casa!” – Pero todos se reían. Me voltee y de la casa salió Tomoko. Mi cabeza empezó a atar los cabos más rápido. Me habían jugado una broma, todos sabían de esto.

“Que te parece la nueva casa. Ahora podrás pasar más tiempo con tu hermano. Irás a su misma escuela. Que te parece?”

“…” – Me quede sin habla por un buen rato. – “Tu sabías de esto no?” – por más que Kouichi no me miraba sabía cual era su respuesta. No me pude enojar por que en verdad era una gran sorpresa. Lo malo es que no sabía cuanto íbamos a durar en esta casa, ser sedentario nunca había pegado mucho con papá.

La casa era bastante agradable. Tenía varias ventanas, una terraza, la cocina, sala comedor, estudio, dormitorio principal con baño, tres dormitorios extra y dos baños más. Con Kouichi fuimos a ver nuestro cuarto que era bastante grande, las camas ya estaban puestas y solo faltaban acomodar algunas cosas. Todo era un sueño, demasiado bueno para ser verdad.

Tengo que decir la verdad, no duramos tanto como hubiera querido en esa casa. A decir verdad solo estuvimos tres años que era el tiempo que más duré en una casa. Todo ese tiempo fue maravilloso y lo gocé al máximo. Nunca había tenido buenos amigos como ellos y a mi hermano mayor, pero como ya lo voy repitiendo varias veces nada es perfecto.

Si bien me mudaba constantemente jamás les perdí contacto a ninguno de ellos. Cada vez que me sentía triste y deprimido me escapaba de casa e iba a verlos, no importaba el lugar donde estuviera, papá ya sabía que estaba ahí. Esa fue mi vida hasta que cumpli la mayoría de edad y pude decidir que hacer con mi vida. Seguir a papá todos estos años no fue lo mejor para mi y para mi carácter pero no dire que fue horrible. Aprendí muchas cosas y conocí mucha gente, aprendí a ser sociable y sacar lo mejor de cada situación. Aún después que me fui de la casa para hacer mi camino por mi cuenta estudiando en una universidad seguía visitando tanto a papá como a mamì a ella era más fácil por que permanecía siempre en un solo lugar, a papá… bueno a el tenía que buscarlo a donde sea que se hubiera metido. Al final cuando por fin se jubiló papá volvió a Shibuya para darse un largo descanso por todo el trabajo que se había dado en su vida. Aún cuando entro a su casa me doy una vuelta por ese estudio tan lleno de polvo ya papeles que se incrementaron a través de los años, ese estudio lleno de libros y cosas.

Lo mismo paso con mamá. Ella en cambio tenía un hobbie mas enriquecedor como cuidar las plantas de la abuela, algún día trataría de aprender como hacerlo.

Por otra parte Jumpei heredó la fabrica de chocolates. El seguía con su título de catador oficial, supongo que cuando le nazca algún hijo el ocupara su lugar. Jumpei se casó con una chica de la universidad a la que asistió, el siempre tuvo una vida muy llevada a las reglas pero aún así siempre la vivió de la manera más simple, eso es lo que siempre admiré de él.

Takuya e Izumi fueron pareja a pesar de sus problemas, siempre se peleaban pero terminaban hablando después de un rato. Esa pareja me recordaba bastante a papá y mamì o al menos por lo que ellos nos contaron como habían sido las cosas aquella vez. Takuya estudió para Ingeniería Informática e Izumi para economía. Siempre que salían a comprar ella ponía la mano dura, era toda una experiencia salir a comprar con ellos.

Kouichi siguió los pasos de papá. Estudio periodismo. Trabaja ahora en un periodico de la ciudad. Siempre busca trabajos en ese entorno por que no le gusta dejar sola a mamá. Esta con enamorada y esta juntando plata para la boda. Su plan es casarse y tener dos hijos por lo menos para que no se sientan solos, yo comparto esa idea también. Kouichi decidió llevarse a mamá a vivir con él, ojala la logre convencer.

Y yo… bueno yo no sabía mucho que sería de mi. Como primera carrera estudie psicología, me llamaba trabajar con niños y eso es lo que hago hasta ahora. A parte estudie dibujo pero eso lo hago más por hobbie que por otra cosa. Es bonito relajarse y mirar todo desde otra perspectiva. Un dibujo nunca es el mismo por que cada uno le da un significado, yo le di un significado a mi pintura así como hace tiempo se lo di a mi vida y ahora soy feliz.

Fin


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