Capítulo 5: Supossed to Warm
Era un miércoles normal común y corriente pero por alguna extraña razón me sentía renovado y lleno de energía… no, a decir verdad si sabía a que se debía mi buen humor, era por ayer, la compañía de mi hermano era única para mí. Me alisté lo más rápido que pude y con el apuro de salir casi me olvido de desayunar. Como resultado a mi hiperactividad llegué demasiado temprano al colegio, no había nadie, tanto el patio como los salones eran espacios desérticos. Alisté mis cosas para las clases del día de hoy, tenía tanto tiempo de sobra que me tome algo más del tiempo usual para arreglar mis tareas. Como el reloj estaba de mi parte y en vista que no tenía nada mejor que hacer me puse a leer, de cuando en cuando levantaba un ojo por encima del libro para ver que pasaba en el mundo. El salón se iba llenando poco a poco y el silencio absoluto que reinaba hacía unos diez minutos parecía cosa de broma por que lo que había ahora en el colegio era algo similar a un campo de batalla donde todos corrían para preparar sus cosas.
Pero entre toda esta algarabía no veía a mi hermano. Me estaba empezando a preocupar por él cuando lo vi entrar al salón con cara de sueño y algo agitado, al parecer había corrido para llegar a tiempo, se habría quedado dormido?
-“Como estas?”
-“Me levante tarde y perdí el tren. Papá me llevo en el carro hasta la siguiente estación”
-“Ya veo. Te acostaste tarde anoche” – nuestra conversación podía haber durado algún tiempo más pero la profesora entró al salón. Voltee mis ojos hacia la profesora para prestar atención pero no pude. Mis ojos pasaron de la cara de mi hermano a su rodilla. – “Estas sangrando!” – todos voltearon hacia nosotros… creo que dije eso en voz muy fuerte.
-“Esta sangrando señor Minamoto?” – la profesora le pregunto a Kouji quien no sabía donde esconder su cara.
-“No es nada, en serio” – pero la profesora obró igual que yo y al contrario se acercó a Kouji a examinar la herida – “Ouch!”
-“No era que no era nada serio?” – la profesora le había tocado la herida sin levantarle el pantalón pero cuando le remango la pierna el salón se ahogo en un grito. El pantalón de Kouji cubría completamente la herida pero al descubierto la cosa era ya un poco más complicada. La herida era un hueco en la rodilla, un hueco donde había una piedrita. – “Kouichi… te puedes llevar por favor a tu hermano a la enfermería? Esa herida se le puede infectar” – no tenía que habérmelo preguntado por que de todas formas se lo iba a pedir yo. Me pare de mi carpeta como un resorte y ayude a Kouji a pararse. A la hora que lo cogí del brazo sentí como me absorbía energía, sentí de alguna manera su dolor.
Salimos despacito del salón hacía la enfermería. Como ya no tenía nada que ocultar se estaba dando el lujo de cojear un poco, a parte por que flexionar la rodilla le dolía.
-“Sabes que en lugar de entrar al salón pudiste ir a la enfermería? Como te hiciste la herida?” – Kouji se quedo un rato callado. No sabía si se estaba inventando una historia o la herida le dolía demasiado como para poder hablar.
-“A la hora que baje del tren lo hice corriendo. Cuando venía para acá me caí y me hice la herida, por eso también llegue tarde” – entramos a la enfermería y lo senté en la camilla, la doctora no estaba por el momento.
-“Quédate acá, voy a ir a buscar a la doctora” – me di la vuelta para salir pero su mano me detuvo.
-“No me dejes solo. No te enojes conmigo tampoco”
-“No estoy enojado pero no te mentiré en decirte que me tienes preocupado. Por que no me dijiste lo de tu herida cuando llegaste? Que esperabas? A que se te infectara la herida?” – soltó mi mano de pronto pero el ambiente seguía callado. Cerré mis ojos para calmarme un poco y note la respiración algo agitada de mi hermano. – “Tu tienes algo más verdad?” – detestaba cuando se quedaba callado.
-“No te enojes. No te enojes” – me empecé a preocupar, de que me podría enojar?
-“Si no quieres que me enoje entonces dime que te pasa. Sé que hay algo que todavía no me dices” – note como tomaba algo de aire para hablar… sentía como me quitaba algo de energía… podía ser eso posible?
-“Me siento mal. No me quería quedar solo en casa por eso vine al colegio. No le dije nada a nadie para no preocuparlos.”
-“Que sientes?”
-“Se me hace difícil respirar ahora por ejemplo. Me duele el pecho” – lo que me decía eran cosas serias. – “Cuando corrí para llegar al colegio me caí pero fue por que pare de pronto, ya no podía correr más, estaba agitado” – me dio cólera escuchar su estupidez y sin darme cuenta mi mano lo había golpeado. Nos quedamos más callados que antes a no ser por su respiración fuerte y agitada.
-“Quédate ahí que voy a buscar a la doctora” – lo deje ahí sentado y salí corriendo por el pasillo hacia la sala de profesores, de repente la doctora estaba ahí. Toque la puerta del salón y una profesora de edad me abrió la puerta.
-“SI?”
-“Buenos días, se encuentra aquí la doctora? Mi hermano esta mal en la enfermería, no respira muy bien” – la profesora se volvió a meter al salón pero cuando la puerta se volvió a abrir salió la doctora. Sin mucho tiempo que perder fuimos hasta la enfermería y en el camino le iba contando la situación.
Lo primero que hizo fue revisarle la respiración con el estetoscopio. Yo seguía parado en una esquina para ver si mi hermano mejoraba. Me sentía más aliviado por que la doctora lo estaba examinando pero me preocupaba que Kouji ya no me mirara a los ojos, creo que fui muy duro con él.
-“Tu eres su hermano no? Bien, llama a tu casa y pídeles que vengan a recoger a tu hermano. Es mejor que se quede en casa” – me hubiese querido quedar ahí pero la doctora me mando con una nota a la dirección para llamar a papá. La secretaria marco el teléfono de papá por mí y para suerte él no estaba muy ocupado por que me contestó.
-“Kouichi? Paso algo?”
-“Si pero no te asustes mucho. Kouji se puso mal y ahora esta en la enfermería. La doctora dice que vengas a recogerlo que tiene que estar en casa”
-“Pero que tiene tu hermano?”
-“No estoy seguro, la doctora no me dijo mucho pero lo que me dijo Kouji era que no podía respirar bien… tu sabes algo?”
-“No, pero voy para allá” – papá colgó el teléfono, se escuchaba tan preocupado como yo. Colgué el teléfono y regresé a la enfermería. Kouji seguía sentado en el mismo lugar donde lo deje solo que ahora tenía una mascarilla en la cara, se veía algo más calmado y estable. Lo sentía mejor. Me acerqué y me trato de hablar pero la doctora le pidió que no hablara.
-“Hablaste con tus padres?”
-“Mi papá viene en camino para recoger a mi hermano. Usted cree que me podría quedar con él hasta que venga? No será mucho, créame” – la doctora me miro evaluándome y accedió a dejarme cuidar a Kouji hasta que papá llegara. La nebulización que le dieron a Kouji le ayudo a respirar mejor. La doctora le ordenó reposar en una de las camas de la enfermería y yo me senté a su lado a hacerle compañía. – “te sientes mejor?”
-“Mejor que antes si pero… aún me duele el pecho. Kouichi… lo siento”
-“Uh?” – al principio no entendí por que me dijo que lo sentía pero después caí en la cuenta.
-“No quise preocuparte, en verdad no fue mi intención…”
-“No te sientas mal… me preocupaste bastante pero ahora estas mejor verdad?” – movió la cabeza asintiendo – “ Lo que tienes que hacer ahora es cuidarte y si te sientes mal es mejor que avises… lo que sea que hayas tenido se te ha podido complicar” – en ese momento entro le enfermera interrumpiendo nuestro momento
-“kouji Minamoto, tu papá esta aquí. Levántate y agarra tus cosas” – Lo ayude a levantarse a pesar que me repetía que ya estaba mejor. Cargue su maleta y lo tome del brazo para ir a buscar a papá que justo se dirigía para la enfermería.
-“Que paso? Por que no me dijiste que te sentías mal Kouji? Hemos podido prevenir esta situación” – Kouji estaba arrepentido y yo con señales le pedía a papá que le diera tiempo, aparentemente había aprendido la lección. – “Vienes más tarde para traerle la tarea a tu hermano?”
-“Tan pronto acabe la escuela iré a verlo a la casa. Podrías llamar a mamá para decirle eso? No quiero que se preocupe” – papá me prometió que llamaría a mamá apenas llegara a la casa a dejar a Kouji por que su celular estaba sin batería. Los acompañe hasta el carro y subí a mi hermano a su asiento. – “Nos vemos más tarde” – le di un beso en la frente que lo ruborizo completamente.
Las clases transcurrieron normales para mi por el resto del día. Tuve que prestar atención por los dos para cuando fuera a verlos poder explicarle todo. Le lleve los scripts d e la obra que la profesora estaba preocupada que su estrella no pudiera sanar para ese día. Yo sabía que el estaría bien y en medio de todo lo deseaba… no quería actuar… era uno de mis pequeños miedos. En fin, finalizado el día de clases fui a verlo, los chicos me dijeron que también irían a darle una visita pero un poco más tarde.
Cuando llegue a la casa me dí cuenta que papá se había tenido que quedar con él por lo mismo que no lo podía dejar solo. Al parecer Tomoko tenía el día muy ajetreado hoy y no había podido hacerle compañía a Kouji. Papá cuando me vio me dio las gracias y corrió al carro para regresar a su trabajo. Yo no tenía problema en quedarme a cuidar a mi hermano, al contrario, me encantaba la idea de estar solos en casa o al menos hasta que alguien llegase.
-“Ya llegué Kouji! Como estas?” – entre a su cuarto y lo encontré ahí echado o mejor dicho sobre sentado. Se le veía cansado.
-“Hola Kouichi” – me daba ganas de besarlo ahora que lo veía mejor. Estaba con su pijama de rayas azules y una bata de color amarillo encima. Lo que lo hacía más provocativo para mi eran sus mejillas que estaban rosadas y el contraste con su piel blanca y su cabello suelto de color negro que al estar libre de ataduras le daba un aspecto adorable. – “Pasa algo malo?” – me acerqué a él y se senté a su lado; me quedé mirándolo extasiado por un buen rato ante su completa extrañez pero no me aguante más y lo besé. Sus labios estaban tibios y a pesar de su sabor a medicina los sentí darme la bienvenida. No podía soltarlo pero tuve que hacerlo o mejor dicho, él mismo corto el beso para toser… esa tos no se oía nada bien.
-“Te sientes bien Kouji? Necesitas algo?” – no dejaba de toser, me empecé a preocupar. Como no me respondía salí corriendo a traerle un vaso con agua pero cuando volví ya estaba mucho mejor.
-“Me pica la garganta, pero no te preocupes, ya estoy mejor” – puse el vaso a un lado y me volví a sentar a su lado.
-“Pero que tienes en si? La enfermera lo único que me dijo era que estabas mal y me mando a llamar a papá”
-“Son bronquios, nada más”
-“Bueno… oye! La profesora me dio tu parlamento de la obra. Se asustó cuando le dije que te habían llevado a casa. Ella penso que tu herida era grave pero después la enfermera le contó todo y como no sabe cuando regresaras al colegio me pidió que me la aprendiera también. Creo que teme por su obra” – los dos nos reímos pero Kouji detuvo un poco sus risas por que empezó a toser de nuevo.
-“Tiene razón, yo tampoco sé cuando podré ir al colegio. De repente papá me va a poner una enfermera, no se puede quedar todos los días conmigo hasta que mejore, nadie puede. Tu tienes que ir al colegio, mamá trabaja, Tomoko trabaja, no hay nadie que se quede conmigo… otra vez estoy actuando como una carga!”
-“Tu no eres una carga!”
-“Si lo soy! Apenas llegaste papá se fue corriendo a su trabajo por que no podía dejarme solo”
-“Yo creo que estas sacando conclusiones adelantadas. Papá decidió quedarse contigo por que de verdad le importas y yo he venido por que te amo y para mi no es molestia venir a verte. Y los chicos… ellos van a venir por que quieren saber como estas. Tu no eres un estorbo para nadie”
-“Seguro? En verdad no te estoy molestando?”
-“No, para nada” – le di un beso en la frente y la noté algo tibia pero supuse que sería por lo mismo que estaba demasiado abrigado para estar en casa. Después de esto nos pusimos a hacer las tareas y a aprendernos las líneas. Yo se las tomaba a él y él me las tomaba a mi, era una relación muy simbiótica. Los chicos vinieron para eso de las cinco de la tarde y se quedaron más o menos una hora para tratar de animarlo y ver si estaba mejor y si regresaría mañana. Cuando se fueron volvimos a estar solos.
Había algo que me moría por hacer desde que lo vi en su cama echado. Empecé a pasarle el peine por su cabello que estaba super liso. Era increíble que pudiera mantener ese largo sin una sola orquilla y sin enredarlo. EL peine pasaba como si tuviera mantequilla. Sin querer puse mi mano en su espalda y sentí como le roncaban los pulmones, sonaba como una especie de ronroneo de gato. Lo sentí adormecerse a los masajes y veía como poco a poco caía hacía delante cada vez más relajado. Por momentos las manos se me iban más debajo de la espalda y sin darme cuenta poco a poco mis manos se colaban por debajo de su pijama, siempre sobándole la espalda.
Kouji por otra parte no decía nada. Decidí que si no decía nada era por que estaba de acuerdo y mis manos decidieron explorar un poco más allá. Mis dedos recorrían toda su espalda hasta llegar al final de la línea por donde el elástico del pantalón me estorbaba. Me detuve. No era el momento, tampoco la situación, después de todo Kouji estaba enfermo y eso lo podría agitar más. Me fui de ese lugar y volteé a Kouji para masajearle el pecho y ahí fue cuando me dí cuenta que se había quedado dormido. Sus labios estaban ahí, rojos, húmedos y medio abiertos, como extendiéndome una invitación para que los besara. En todo el día no me había aguantado a mis impulsos y esta vez no fue diferente. Levante un poco su cuerpo dejando que el cabello chorreara y lo besé una vez más. La sorpresa para mi esta vez fue encontrar sus brazos alrededor de mi cuello sin poner la menor resistencia.
El mejor día de mi vida no fue este pero estaba muy cerca de serlo. Nos quedamos en ese plan de besos hasta que llego mi papá y Tomoko donde forzosamente tuvimos que dejarnos de esas cosas para comportarnos de una manera más formal. Papá me llevo donde mamá. Yo me quería quedar a pasar la noche con mi hermano pero yo era quien tenía que ir al colegio para así tener una excusa y regresar a su casa con la tarea. Este había sido un miércoles maravilloso y al parecer los siguientes días serían iguales… pero no conté con algo…
AL regresar del colegio a la casa de Kouji el día jueves él estaba con una enfermera al lado. Al parecer mi hermano había tenido razón en que nadie se podría quedar con él y la solución más fácil había sido contratar una enfermera para cuidarlo la mayor parte del día. La enfermera era una mujer de más o menos cuarenta años, se le veía una buena persona pero era bastante recta y casi no le dejaba hacer nada a Kouji. Lo vigilaba hasta en el baño y eso incomodaba a cualquiera. Felizmente su turno solo era hasta las cinco de la tarde, a partir de esa hora Kouji era todo mío. Por lo general hacíamos las tareas en el horario de la enfermera y cuando se iba nuestra diversión y tiempo juntos comenzaba.
No hacíamos nada malo aunque siendo sinceros estábamos muy cerca de hacer algo que Kouji jamás se hubiera permitido hacer. Comenzábamos con los masajes que siempre lo relajaban pero poco a poco nuestras manos pedían más. La ropa nos daba mucho calor. Kouji un poco que se resistía a sacársela pero al final terminaba cediendo. Solo queríamos conocernos más afondo pero no nos atrevíamos a hacer nada más, creo que para llegar a ese punto nos faltaba más valor, además no teníamos mucha idea de cómo era eso.
El jueves papá me volvió a llevar con mamá pero al día siguiente que regresé era para quedarme todo el fin de semana. Creo que mi turno para quedarme a dormir con él en su casa nunca fue mejor recibido. Papá tenía que cubrir un evento en una universidad y eso le tomaría todo el sábado y en cuanto a Tomoko, ella tenía que trabajar hasta tarde también, era como si algo fuera a pasar….
Capítulo 6: Freezing Touch
Kouichi vino a verme toda la semana a pesar que le quedaba un poco lejos de su casa. Se lo agradecía mucho por que estar todo el día con la enfermera me iba a volver loco. Mi día esta semana había sido muy aburrido por las mañanas y parte de la tarde, es decir hasta que llegaba mi hermano a hacerme compañía. Mi papá y Tomoko salían temprano cada uno a sus trabajos y como no podían dejarme solo se les había ocurrido la brillante idea de contratar a Hatsu. Hatsu cumplía muy bien su labor por que no me dejaba solo en ningún momento pero estaba bien que me acompañara pero había momentos en los que hubiera preferido estar solo… como en el baño por ejemplo.
Ahora, brindar compañía es una cosa, cuidar que no me pasara nada era otra cosa y otra muy diferente es dejarme inmóvil y vigilarme todo el día. Eso era algo que le gustaba a papá por que así no se sentía tan culpable de dejarme solo todo el día y bueno, en medio de todo le convenía bastante. Mi vida con Hatsu como lo dije antes era muy aburrida y mi día con ella empezaba a las siete y media de la mañana, hora en que ella ponía un pie en la casa y mis papas la dejaban a cargo de mí y de la casa. Lo primero que ella hacía era entrar a mi cuarto y despertarme. Me sentaba en una silla al costado de mi cama y me cubría hasta la nariz para evitar que me diera el aire, eso era imposible ya que todas las ventanas y puertas de la casa estaban cerradas; mis pies estaban prohibidos de tener algún tipo de contacto con el suelo frío. Ella mientras tanto se encargaba de orear mi cama y cuando volvía a ella me envolvía de manera que parecía una larva. Sin movilidad estaba condenado a no hacer nada, además de adormecerme de vez en cuando. Mi única manera de escapar de esa prisión de mantas era pedir ir al baño pero hasta ahí me seguía su mirada. SI por ella fuese habría alfombrado el piso del baño para evitar mi contacto con una habitación tan fría.
Mi desayuno era servido a las ocho en punto y solo me traía un jugo tibio, detestaba la fruta en jugo con agua tibia, un mate caliente, y un pan tostado con jamón, mantequilla o mermelada. Le gustaba sentarse a contar cuantas veces masticaba cada mordida de pan y no me dejaba dar otra más hasta que cumpliera unas 32 como mínimo. La televisión para matar el tiempo era un vicio no permitido por que mataba mis neuronas, si me dejaba ver tele pero solo por una hora al día, los juegos de video estaban lejos del alcancé de mis manos y solo los podía ver desde la posición en la que estaba colocado mientras ellos se empolvaban en el armario pero eso de empolvarse es solo un decir por que en mi cuarto no podía haber polvo, de eso se encargaba ella. Mi cuarto nunca estaba bien limpio según ella que se empeñaba en pasar el trapo por los muebles de manera enfermiza cada vez que podía hacerlo.
En mi horario estaba incluido un tiempo para la siesta que era lo único que podía hacer solo. Mi siesta duraba una hora y a veces un poco más por que no quería levantarme. La siesta era mi salvación para matar el tiempo mientras esperaba la llegada de mi hermano que era el momento más divertido del día. Mi almuerzo ella quería servírmelo al mediodía pero yo prefería morir de hambre y almorzar con mi hermano cuando el llegaba a las tres de la tarde más o menos. A veces no podía con ella y me hacía comer antes que el llegara, en esos casos yo comía lo mínimo y ella se veía obligada a servirme el resto cuando llegaba Kouichi. Según mi hermano ese era un capricho mío pero según yo lo merecía por que estar con ella todo el día sin alternativa a huir era un gran sacrificio que solo pocos podían lograr. EL se reía de mi comentario por que al principio no creía que tan fea pudiera ser mi vida prisionero en mis cuatro paredes hasta que vio el momento en que quise ir al baño y ella me siguió hasta adentro…
Pero mi día con ella no acababa ahí nomás. Mi papá le había pedido que en algún momento del día me repasara las cosas del colegio, no por que no confiara en mi hermano, era por que no confiaba en mí. Me leía los textos y me los hacía aprender, eso no eran tan malo pero escucharlo con su voz casi apagada los hacía extra aburridos y tendía a caer muerto de sueño cosa que ella lo atribuía a que estaba lánguido y debía haber almorzado debidamente en vez de espera a mi hermano. Había algo que no me gustaba mucho tampoco y era que mis piernas estaban cada vez más perezosas. Cuando me levantaba para ir al baño sentía que ellas seguían dormidas y que con las justas podrían sostenerme. Las veía más blancas que de costumbre, más flácidas de lo habitual y casi extrañas para mis ojos por que casi no las veía.
De repente todas estas cosas no eran tan feas como la última y era lo que me daba más vergüenza. Mi vida personal se fue completamente cuando llego el día del ‘baño de esponja’. Mi intimidad se fue completamente pero no tenía manera de escapar. No estaba acostumbrado a que me bañaran desde que aprendía a bañarme solo y eso fue a las cuatro años cuando por fin papá entendió que podía bañarme solo en la tina mientras jugaba con las burbujas. Ahora soportar que una persona ajena a mí me diera un baño era completamente inconcebible. SI esto significaba estar enfermo prefería nunca más volver a estarlo. Fui sometido al baño de esponja a diario y cada vez me sentía peor.
Nunca le conté a Kouichi lo del temido baño de esponja por que sabía que se iba a burlar de mí. Lo que si era un asco era mi cabello hasta que por fin logre convencerla que debía de lavármelo para poder sentirme bien conmigo mismo. El lavado de mi cabeza fue algo que me ánimo en estos tiempos de sufrimiento personal. Con agüita caliente, mi shampoo de frutas, me gustaba consentir a mi cabello. Lo único malo fue someterlo a la secadora, eso lo podía resecar pero esa era la condición que me había puesto Hatsu. Ya en mi cama yo mismo me encargue de peinarlo, esa fue mi única diversión con Hatsu… hasta que llegaban las tres de la tarde.
Pero aún así Kouichi hubiese llegado Hatsu se quedaba hasta las cinco. Las tareas que me traía mi hermano eran supervisadas por ella de cabo a rabo. Ella no se iban sin ver por lo menos la mitad de las tareas terminadas debidamente y eso incluía subrayar los títulos, que las palabras estuviesen bien escritas, los dibujos pintados, las cosas bien cortadas y pegadas… en lo que ella describía como un trabajo muy ‘pulcro’. No nos atrevíamos a desobedecerla eso claro mientras ella estuviera ahí presente. Cuando ella se tenía que ir Kouichi la iba a despedir. Cuando escuchaba el sonido de la puerta cerrarse completamente trataba de zafarme de las colchas que me atrapaban y estirarme un poco.
Kouichi se reía al verme hacer esto, siempre me decía: ‘si te disgusta por que no le dices?’ y su cuestionamiento tenía razón pero no podía hacerlo… y si la hacía sentir mal? Kouichi notaba eso y trataba de levantarme el ánimo, me contaba lo que había pasado en el colegio, las cosas que decía Takuya a la hora del recreo, que Izumi se cayo encima de Tomoki en la escalera, que Jumpei tenía una nueva empleada que le preparaba cosas ricas para comer, que la profesora estaba histérica esperando a que me recuperara para ir a ensayar la obra, que pintaron el salón… en fin, un montón de cosas que me daba ganas de regresar pronto al colegio para verlas por mí mismo.
En mis tiempos con Kouichi veíamos televisión, él mismo me peinó… sentía confort cuando acariciaba mi cabello… se sentía suave, era como una sensación relajante que fluía por todo mi cuerpo. Pero hubo algo mejor que eso… era como Kouichi trataba de relajarme, los masajes siempre surtían efecto y lograban dejarme justo donde el quería que estuviese… Llegaba un momento en que los dos descansábamos de tanto juego pero no podíamos evitar las ganas de conocernos un poco más pero por lo general era yo quien frenaba un poco esa situación y no sabía por que… no entendía por que.
Hoy me siento un poco mejor, es viernes y se viene un gran fin de semana. Kouichi vendrá en la tarde y se quedará conmigo hasta el domingo que regresará con mamá a la otra casa. Hatsu como siempre llegó a las siete y media en punto y dentro de un rato subirá con mi desayuno mientras que yo, como siempre estoy acá tirado echo una larva sin movimiento espero. Por lo que papá me había dicho mañana Hatsu no trabajaría al igual que el domingo, pero algo que me hizo pensar un poco más era el hecho en que pasaría todo el sábado con Kouichi solos en la casa por que tanto papá como Tomoko tenían su agenda llena para ese día. Todo un día solos los dos podían significar muchas cosas pero tenía una idea donde podrían terminar y eso me asustaba un poco. No era que le tuviera miedo a mi hermano, yo sé que él también tiene cierto límite pero yo… yo no sabía si podría soportar esta vez el límite…
Estaba cansado del mate caliente por la mañana… siempre me quemaba la lengua tratando de tomarlo… estaba nervioso y tenía que tratar de controlar mis nervios pero al tener tal perspectiva de mi fin de semana sentía que no podría controlarme más. Conté hasta diez para que se me pasara y lograr controlarme una vez más pero una torpeza mía boto el vaso de jugo que no me dio ganas de acabar y bueno… tuve que someterme al baño de esponja antes de tiempo.
Hatsu no se molestó como pensé que lo haría… estaría acostumbrada a este tipo de cosas que ya no sentía nada como para enojarse conmigo? O simplemente como mi papá pagaba ella tenía que soportarme sin decir nada? Si ese era el caso entonces si yo me quejaba de algo no la haría sentir mal? Era uno más que se quejaría de ella? Todo eso me daba vueltas pero aún así era incapaz de preguntarle o decirle algo…
-“Te noto tenso… algo nervioso… No quieres tomarte ahora tu siesta?”
-“No, no tengo ganas de dormir”
-“Hay pastillas para ayudar a dormir a los pacientes… si te sientes muy cansado y no puedes dormir te puedo dar una, solo por esta vez” – su oferta sonaba tentadora… de repente podía tomarme una… un sueño no estaría mal
-“Y si por las noches no tengo ganas de dormir podría tomarme una?” – me miro más seria que antes con una mirada evaluadora que intentaba leer hasta el más oscuro de mis pensamientos.
-“Tu eres un niño y no deberías acostumbrarte a estas cosas. SI por las noches no puedes dormir es mejor que te provoques el sueño leyendo algo. Las pastillas solo las recomiendan los doctores y nosotros las proveemos pero solo si es una caso extremo. Mejor trata de dormir” – ella guardo el frasco que me estaba apunto de mostrar en su maletín y me envolvió bien fuerte en mis frazadas. No me podía mover para ningún lado…
Se me ocurría una idea… le pedí permiso para ir al baño y me soltó de mi prisión. Caminé un poco hasta el baño y puse en marcha mi plan. Haciendo un movimiento torpe boté un porta retratos rompiendo la luna del marco. Ahora los mil pedazos del vidrio podían hacerme daño. Hatsu espantada fue al primer piso a buscar la escoba y el recogedor mientras yo iba rápidamente por el maletín de Hatsu. Tenía muchos frascos dentro de ese maletín pero solo dos se parecían al que había visto. Ya podía escuchar a Hatsu subir y como no lograba decidirme cogí los dos y los escondí en el segundo cajón de mi velador. Como un rayo regresé al lugar donde ella me había dejado pero mi plan tuvo un desperfecto… pise un vidrio. No me di cuenta de esto hasta que di un paso adicional que fue el que termino metiendo el pedacito más al fondo de lo que ya estaba.
Regresé a mi cama mientras que Hatsu habría nuevamente el maletín para curarme. Tenía miedo que se diera cuenta que le faltaba algo pero felizmente eso no paso. Me sentía intranquilo una vez más, le pedí una vaso de agua… quería probar la pastilla. Hatsu fue por un vaso con agua mientras yo cogí una pastilla cualquiera y me la metí a la boca antes que ella me viera. Al parecer hice una buena elección por que después de un rato ya sentía la pesadez y comencé a quedarme dormido… que rico era dormir…
Cuando volví a abrir los ojos me dolía la cabeza… Hatsu y Kouichi estaban sentados a mi costado… tan tarde era?
-“Hasta que al fin te despiertas!”
-“Es que no dormí bien anoche” – mentí… estaba cruzando los dedos para Hatsu no sospechara nada pero debí haber tenido una cara muy rara por que se quedaron preocupados por mi.
-“Te ves enfermo… debe ser por que no has almorzado nada” – hatsu salió a la cocina a traer mi comida.
-“Hace cuanto llegaste? Almorzarás conmigo?”
-“Bueno… si quieres me como una manzana contigo por que yo ya comí. Llegue hace una hora más o menos” – no me gustaba comer solo… de pronto mi tripa dejo de rugir. Cuando la comida llego solo le di unas cuantas mordidas por que no lo acabe… me daba náuseas. – “Estas seguro que te sientes bien?”
-“Si, seguro”
-“Mentiroso. Tu cara me lo dice todo” – Kouichi se dio cuenta… que vergüenza!
-“Esta bien… pero no es que me sienta mal, mal es que… cuando me duermo y me levanto a veces no me siento muy bien pero ya vas a ver que se me va a pasar dentro de un rato” – hice de tripas corazón y traté de olvidar el malestar. Nos pusimos a hacer las tareas hasta que Hatsu se fue. Automáticamente me sentí mejor, quizás me sentí mal por que sabía que había hecho mal y verla me lo recordaba a cada rato.
Cuando acabamos las tareas nos echamos como siempre en mi cama a mirar el techo. La cabeza me seguía doliendo pero no tanto como en un principio. Cerré mis ojos y traté de concentrarme en desaparecer el dolor. Me sentía como flotando en una nube, para mí el tiempo se había tenido en ese momento. Solo conté hasta diez en mi cabeza y me decidí a volver a abrir los ojos y ver tele con Kouichi… el programa de las seis debía estar a punto de comenzar y el día de ayer se había quedado interesante pero cuando abrí mis ojos todo estaba oscuro. Palpé a mi lado buscando a Kouichi pero yo estaba solo en mi cuarto. Me concentré y me desperté por completo. Podía escuchar voces en el primer piso. Levanté mi mirada hacia el escritorio, el reloj digital me decía que había dormido casi por tres horas… ahora eran las nueve de la noche. Papá y Tomoko debían estar cenando en el primer piso. La barriga me dolía, ahora si tenía hambre. Traté de hablar para que alguien viniera pero tenía la garganta seca así que preferí bajar sin hacer mucho alborota, total ya eran casi cinco días que no iba al primer piso.
Me destapé y me agache a buscar mis babuchas, debajo de mi cama estaba oscuro pero las pude encontrar. La cabeza me daba vueltas… En la puerta colgada estaba mi bata así que me la puse también. Camine hacia la escalera apoyándome en todo lo que podía apoyarme, mis piernas estaban muy flojas. Me demoré en bajar las escaleras por que me dio algo de miedo rodármelas, daba un paso por vez pero a pesar de todo llegué solo al primer piso. Podía ver la luz en el comedor, me apoyé en la pared para que pudieran ver mi cara asomarse. La aparición de mi cara por el marco de la puerta tuvo un efecto casi deseado…
-“Que demonios haces aquí? Deberías estar en tu cama! Sube ahora mismo!” – a papá no le gusto mucho mi gracia pero Kouichi corrió a ayudarme.
-“Me dio hambre y quise bajar un rato. Estoy aburrido allá arriba, quiero caminar un poco!”
-“Quizá deberías hacernos caso Kouji. Aún no estas bien… te ves cansado” – Tomoko tenía razón en lo de cansado pero ya estaba aburrido de ver todo el día mi cuarto, quería caminar un poco nada más, de repente quedarme un ratito en la sala.
-“No me puedo quedar un rato aunque sea? Solo hasta que termine de comer?” – traté de poner mi cara de perrito tratando de convencer a Tomoko, si la convencía a ella quizás también podía persuadir a papá… Tomoko miro a mi papá… al parecer mi plan había tenido el resultado esperado…
-“Esta bien, pero come rápido” – papá se dio por vencido y me dejaron quedarme. Tomoko me sirvió una sopa caliente de carne y unos palitos de yakitori y obento. La comida estuvo deliciosa pero cuando la acabe me dio sueño… sería por la pastilla? – “Ves? Ya te sientes mal seguro. Mejor regresa a tu cuarto” – no lo contradije, me levanté y comencé a caminar hacia mi cuarto… Llegué a la escalera pero no la veía bien… me senté en uno de los escalones y comencé a treparla como lo hacía cuando tenía 3 años. Llegué a mi cuarto gateando y con las justas tuve fuerzas para subir de nuevo a mi cama… quizá no debí tomarme la pastilla entera… quizá solo era la mitad de una para mí… Kouichi no tardo en subir a verme.
-“Como te sientes?” – me sentía en una nube…
-“Me ha dado sueño… creo que me he mal acostumbrado a dormir a cada rato… no quieres dormir conmigo?” – note un sobresalto en Kouichi, mis palabras pudieron ser mal interpretadas por cualquiera, lo sé pero en verdad quería dormir al lado de mi hermano. Paso siguiente papá ayudo a Kouichi a juntar su cama con la mía para poder dormir juntos. No era la primera vez que hacíamos esto pero siempre era molesto tener que mover una de las camas y peor si uno tenía que hacerlo solo.
Kouichi se puso su pijama y se acostó a mi lado. El cuarto solo era alumbrado ahora por la luz que venía del poste de la calle, muy raras veces recibía algún tipo de luz extra producto de algún carro que pasase por ahí. Los dos estábamos mirando una vez más el techo… no habíamos hecho otra cosa más hoy, al parecer algo tenía que nos atraía mucho. Todo estaba muy callado hasta que Kouichi volvió a hablar.
-“Kouji… descansa… mañana será un gran día…” – sus palabras se oían casi en susurro… no lo culpaba… yo también me estaba volviendo a quedar dormido.
Cuando me vino el alma al cuerpo ya era de mañana, los benditos pájaros de la ventana me despertaban a diario, eso además que ya me había acostumbrado a levantarme a esa hora. Cuando noté Kouichi seguía durmiendo a mi lado… eso era algo extraño por que él siempre se levantaba temprano, so importaba si era domingo o sábado. Cuando me fije más detenidamente nuestras manos estaban entrelazadas al igual que nuestras piernas, me sentía algo acalorado por la situación pero por suerte nadie había entrado al cuarto como para que se dieran cuenta. Me desligué de Kouichi y traté de sobre sentarme. Saqué mis piernas encima de las frazadas y traté de jugar con ellas. Les caería bien un poco de ejercicio a las perezosas.
-“Que gracioso es verte jugar así… desde cuando no lo haces? Desde que estabas en pañales?”
-“No te burles de mí! Tu también lo harías si tus piernas estuvieran todo el día echadas sin hacer nada!” – Kouichi solo se reía de verme actuar de esta manera.
-“Bueno… creo que hoy te ves mejor que ayer… eso esta bien!” – nos pusimos a reír un rato hasta que escuchamos la voz de Tomoko que llamaba a Kouichi para desayunar.
-“Pregúntale si puedo bajar a desayunar… dile que ya me siento mejor, y que estoy aburrido de mi cuarto y si no la convences entonces dile que venga por favor… o mejor ponle ojos de cachorro… eso casi siempre funciona!” – Kouichi salió del cuarto con mi recado en la cabeza. Convencer a Tomoko no le llevo mucho tiempo por que al parecer papá se había ido desde temprano y dentro de un rato más ella tendría que salir también.
Esta vez el desayuno no fue tan monótono como de costumbre. Tomoko había preparado algunas salchichas y había leche con café para tomar a parte de un jugo de naranjas recién hecho… todo se veía apetitoso.
-“Lo siento Kouji pero Hatsu me dejo dicho que no podías tomar leche y el jugo de naranjas por que es muy frio para ti… o prefieres tomarlo caliente?” – mi ánimo cayó al piso… hatsu había hecho un plan para malograr mi desayuno.
-“Esta bien… dame un té entonces y sin jugo por favor” – por lo menos podía comer la salchicha. Me moría de ganas por comer lo que Kouichi comía y me daba ganas de tirar la mesa más cuando Tomoko me dijo que tampoco podía comer tanta grasa, a cambio me dio un pan tostado con jamón y queso que también es rico pero ya me había hecho la idea que comería salchichas…
Después del desayuno tuve que volver a mi cuarto como lo había prometido. Parecía un león en su jaula, no quería meterme a la cama así que me puse a caminar por todo mi cuarto. Por la ventana veía como el carro de Tomoko se iba de la casa y desaparecía por la calle. Al poco rato subió Kouichi…
-“Humm no sé si debería hacer esto pero.. dejemos que sea un secreto entre los dos…” – su espalda escondía un pan… y por ese olor….
-“Salchicha!” – me entrego el pan… hacía tiempo no comía grasa… que bien se sentía. Cuando me terminé el pan mi posible mal humor se había esfumado por completo. Me fui al baño a lavarme los dientes junto con Kouichi.
-“Muy bien… a que hora te quieres bañar?” – mi cabeza dio vuelta por lo que acababa de escuchar – “Tomoko me dejo la lista de Hatsu, aquí dice que te tengo que ayudar a bañarte… ‘baño de esponja’… como es eso?” – me puse rojo…
-“Es un baño normal común y corriente solo que con esponja, nada más” – omití la parte que no debía tocar mucho el agua pero hoy también me tocaba lavarme el cabello así que de todas formas tendría que mojarme… un poco de agua más no me iba a hacer daño.
-“Entonces te bañas ahora o dentro de un rato más?” – me quede pensando… - “Creo que es mejor ahora por que me tengo que secar el cabello y cuanto más pronto mejor” – Kouichi salió y fue por la toalla. Yo mientras prendí la bañera… me gustaba el agua caliente… le eche burbujas y todo lo que Hatsu no me había dejado hacer durante la semana. Cuando Kouichi volvió había traído muchas toallas. Con algo de vergüenza me desvestí para entrar a la bañera pero me di cuenta que no estaba completamente solo.
-“Tu… te vas a… bañar conmigo?”
-“Si, por que no?” – me parecía tan extraño como que Hatsu entrara conmigo al baño pero si ya había permitido eso bañarme con Kouichi entonces no tenía nada de malo. Los dos entramos a la bañera. Kouichi empezó a jabonarme la espalda… se sentía tan bien… yo después lo ayude a él. En medio de todo fue divertido. Lo que me tomo algo de tiempo fue lavarme el cabello por lo mismo que lo tenía bastante largo pero fue algo que tenía que hacer.
Al acabar me envolvió con todas las tollas que pudo y luego se cubrió a él mismo antes de abrir la puerta. Me cargo hasta mi cuarto para no mojar mucho el piso… me sentía como un bebé. Me sentó en la cama y conectó la secadora para mi cabello. Era rico cuando el pasaba el cepillo y me secaba el cabello a la vez… me relajaba bastante cuando me tocaban la cabeza. Poco a poco mi cabello se iba secando hasta que sonó el teléfono y Kouichi fue a contestar. Yo seguí secándome el cabello y peinándolo de vez en cuando. Me miraba al espejo… mi cara se veía más delgada que antes de enfermarme… sería por lo mismo que no me dejaban comer grasas? Estaba absorto mirándome el cabello que no me percate cuando Kouichi entro al cuarto para asustarme de un salto. Los dos caímos al otro lado de la cama… él encima mío… no podía hacer nada más que ponerme rojo por la situación. Kouichi estaba también en el mismo plan pero por lo menos él atino a ponerse de pie y ayudar a pararme. Sentí como un imán que me jalaba hacía él… el imán tenía mucha fuerza… no pude más y lo abracé.
Mi abrazo fue correspondido con un beso en la frente que poco a poco fue bajando hasta mis labios. Mi toalla automáticamente cayó y la fuerza de otro imán me llevo de nuevo a mi cama. Me quede ahí mirando a Kouichi esperando a que pasara algo… cualquier cosa… Cerré mis ojos y con mis brazos lo jalé hacía mí. Le di un beso una vez más y le hable con los ojos… él también estaba nervioso y tan perdido como yo…
-“Tienes alguna idea?”
-“Se me han ocurrido algunas cosas pero nose…” – Kouichi parecía sincero pero si a él se le había ocurrido algo entonces…
-“Podemos probar… verdad?”
-“Bueno…” – Kouichi comenzó con lo de siempre… a jugar un poco conmigo mordiéndome el cuello sin dejar marcas por que eso podía ser peligroso… sus manos pasaban por todas partes al igual que las mías. Yo ya sabía que su punto débil era su oreja y él sabía que el mío era el cuello. Tener nuestros cuerpos pegados de esta manera me provocaba hacer más… pero no sabía que…
Kouichi sin embargo parecía acertar en todo por que comenzaba a sacarme grititos… él era muy cuidadoso conmigo hasta que en medio de todo creo que lo llegamos a hacer. Me dolió en el alma pero después me sentí mejor a pesar que él cuerpo me siguió doliendo por dos días. Kouichi por otra parte se preocupo por mi dolor y trataba de hacer todo por mi en compensación por eso… Reflexionando después en la noche mirando el techo de mi cuarto me di cuenta que a pesar del dolor la experiencia me había llegado a gustar… y mucho… me preguntaba cuando podríamos volverlo a repetir…
En la noche nos volvimos a echar juntos en la cama. Nadie sabía nada de lo que habíamos hecho y no tenían manera de averiguarlo. En la oscuridad de la noche volvimos a jugar. Estaba conciente que no podíamos hacer ruido por que mis papas podrían oírnos pero no podía evitar tocarlo y dejar que él me tocara… esto era como un vicio…
TBC
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