Capítulo 4
Después de mi charla con Takuya las cosas marcharon mejor… no sabía exactamente por que pero tenía la idea que él me podía ayudar en hacer hablar a mi hermano… era mas que una intuición… era un deseo. Nos juntábamos en los recreos a conversar en el patio echados en el pasto o sentados en una banca, el lugar era lo de menos… lo importante era hablar… recuperar todas esas horas en las que me moría por hablar pero no tenía con quien, no era que no apreciara la compañía de mi hermano era que en verdad necesitaba algo más que un movimiento de cabeza o una simple señal con los ojos…
Al parecer de los dos el que disfrutaba más era yo, Kouji solo se quedaba sentado a mi lado escuchando la conversación. De cuando en cuando llamaba mi atención para decirme que iba al baño o a caminar por ahí. El se había acostumbrado a estar callado o en lugares con mucho silencio. En estos momentos no sabía si pararme y acompañarlo o dejarlo que este solo y quedarme hablando con Takuya… a veces lo dejaba ir… pero otras me daba mala sensación y lo seguía para volverlo a traer y sentarlo a mi lado. No me considero un hermano sobre protector es solo que después de tanto tiempo juntos no podía aguantar estar tanto tiempo sin él o sin saber donde estaba y que estaba haciendo.
Hoy día por ejemplo salimos al recreo y nos sentamos en el pasto a hablar. Estuvimos los tres un buen rato conversando hasta que Kouji dejó mi lado. Me indicó que iría a caminar un poco… yo lo había sentido sin mucho ánimo así que lo deje ir, de repente así se le pasaba un poco y lograba sentirse mejor. Pero pasaron diez minutos y no regresaba, eso me comenzó a preocupar en especial por que él no podía pedir ayuda si es que se encontraba en problemas. Takuya me ayudó a buscarlo por todo el colegio pero no dábamos con él en ninguna parte. Mis instintos de hermano me decían para buscarlo en el gimnasio o por esos lares, a pesar que era muy raro que Kouji fuera por ahí por que no le gustaba ese lugar. Los dos fuimos hasta ahí y lo encontramos pero no estaba solo…
“Por que no intentas hablar ah?”
“Te comió la lengua el ratón o simplemente te haces el tonto para no hablar?” – Kouji estaba arrinconado contra la pared por tres chicos mayores que nosotros. Lo tenían agarrado del cuello mientras lo pinchaban con la punta de sus dedos. Kouji por otra parte trataba de zafarse sin mayor resultado… tres contra uno no era nada justo.
“Por que mejor no lo dejan en paz? El no puede hablar!” – Grite para que me escucharan tratando de causarles algo de temor. Nunca se metieron con los dos juntos por lo mismo que siempre cuidábamos el uno del otro pero jamás habían intentado atacarnos por separado… esta era la primera vez.
“Uyy! Ya llego el interprete! Y dime que quiere decir tu hermano cuando empieza a gemir? O solo son simples lloriqueos?” – un chico alto y flacucho me pregunto. Tenía pinta de los típicos fastidiosos que no tienen nada mejor que hacer y son tan corchos que solo atinan a hacer preguntas igual de estúpidas que ellos.
“Kouji quiere decir que eres lo más estúpido que el haya visto. Por que no entiendes? El no puede hablar! Así que déjalo por que lo estas lastimando!” – a propósito no lo dejaban libre.
“Y que pasaría si le grito en la oreja? Escuchara? Sabrá hablar, me responderá?” – lo levanto del cuello y como provocándome acerco la oreja de Kouji a su boca… tomo aire y… - “HABLA ESTUPIDO!” – pero fue demasiado tarde para los dos. Para Kouji de frenarlo y para él por gritarle. Había algo que Kouji no soportaba y eso eran los gritos… se volvía loco cuando escuchaba sonidos muy fuertes cerca de él. Kouji saco fuerzas de flaqueza y le pego tremendo patadon en la rodilla, el chico solo cayo al piso para sobarse. Kouji en cambio cayó de pie y corrió hacia mí y Takuya.
“Me olvidaba decirte que no soporta los ruidos” – nos alejamos del lugar antes que Kouji se pusiera peor. Me preocupaba su estado por que se cogía la oreja con fuerza, por la cara se notaba que le dolía el grito que le habían pegado. – “Te sientes bien? Quieres que te lleve a la enfermería para que te revisen el oído?” – Kouji no hacía más que mover la cabeza fuertemente cogiéndose la oreja como si se le fuera a caer.
“Mejor lo llevamos a la enfermería… no vaya a ser algo malo” – Takuya tenía razón, más importante era prevenir así que en el poco tiempo que nos quedaba lo llevamos con la enfermera. Ella lo revisó y dijo que ya se le pasaría dentro de un rato, que por un simple grito no era necesaria tanta preocupación y tuvo razón por que después de una hora ya se le había pasado completamente. Para el segundo recreo del día ya actuaba con más precaución, ya no se quería alejar más de mí, prefería estar a mi lado así la conversación estuviera aburrida.
“Pero… por que no intentas hablar? Ya sé que no puedes y no te sale pero si practicas todos los días y tratas de repente puedes volver a hablar? No te gustaría volver a hablar?” – Kouji se quedó pensando y después de un rato movió la cabeza.
“A mi también me gustaría que hables… ya me estoy empezando a olvidar como era tu voz. Hace tiempo que no dices nada…” – Kouji volvió a aceptar el hecho, el también se había olvidado de su voz pero yo tenía temor a que se hubiese olvidado como hablar.
“Entonces esta dicho! A partir de mañana empezaremos con el entrenamiento para que vuelvas a hablar!” – los dos nos miramos, sabíamos que eso no sería sencillo, ya lo habíamos tratado anteriormente pero sin ningún resultado… que haría Takuya para lograr que Kouji hablase? Esa duda dio vueltas en mi cabeza el resto del día y la verdad no tenía idea en consistiría su entrenamiento y si Kouji podría con él. Kouji era un chico que estaba acostumbrado a sacar buenas calificaciones pero esto no sería como un curso… no tendría nota ni nada de eso… me daba miedo que no pudiera lograrlo y se deprimiera en el proceso.
EL entrenamiento de Takuya empezó al día siguiente solo durante los recreos para no cansarlo mucho. Los tres nos sentamos en el pasto como ya se nos estaba haciendo costumbre y empezamos…
“Bueno Kouji… a mi parecer tu voz sigue ahí pero esta como medio dormida. Lo que tenemos que hacer es despertarla y para eso tienes que practicar todos los días entendido?” – Kouji lo miraba atentamente… él quería hablar – “Muy bien entonces esto es lo que haremos primero! Intenta hablar… trata de gritar” – Kouji no estaba muy seguro que eso fuera a funcionar pero aún así lo intentó. Abrió la boca y se supone que grito pero no se escuchó nada. Kouji seguía gritando en silencio hasta que noté que se empezaba a poner azul y después empezó a toser.
“De repente podría empezar con algo más ligero no crees? Algo que no lo haga atorarse ni que lo ponga azul por favor!” – me preocupaba mucho mi hermano y el empeño que ponía y el que se pusiera azul tratando de ser escuchado no era nada normal.
“Humm esta bien. Kouji de repente deberíamos empezar por tratar de hacer algún sonido. Puedes silbar?” – Kouji no podía silbar, nunca había aprendido – “Bueno pues… es un poco difícil de explicar como hacerlo pero tienes que juntar tus labios como para soplar pero más pegados, luego sueltas el aire. Inténtalo!” – Kouji lo intentó y aunque le salió bastante parecido no logró hacerlo bien. El aire parecía más un soplido que un silbido.
A Kouji le tomo una semana aprender a hacer un silbido decente tanto soplando el aire como absorbiéndolo. Después empezaron con la imitación de sonidos pero eso no le salía muy bien. Logramos crearle una especie de idioma haciendo ‘tut tut’ para decir No y ‘tit tit’ para si. Esos sonidos los podía hacer chascando la lengua y era lo mejor que podía hacer. Haciendo esos sonidos intentaba decir algunas palabras pero el único que entendía era yo por lo mismo que teníamos las mentes conectadas, Takuya no entendía ni una palabra.
Izumi también se nos unió y ella con un poco más de paciencia lograba captar algunas cosas aunque más lo hacía por intuición y por que lo sacaba del contexto. Como estornudando parecía que dijera algunas palabras pero eso solo nos parecía un poco. Podía hacer diferentes sonidos con la lengua. Poniéndole piedritas en la boca lográbamos que sus intentos por hablar sonaran como a sílabas sin sentido como ‘glo’, ‘clo’, ‘tss’, ‘tshu’, ‘tshi’. Estuvimos un mes practicando a diario todo esto hasta que noté que poco a poco Kouji se comenzaba a cansar de no obtener resultados… tal y como me lo había imaginado.
En casa ya no quería practicar, solo se echaba en la cama y se cogía el cuello como apretándoselo un poco. No sabía por que hacía eso y la verdad me daba temor preguntarle en especial por que se sentiría mal al no poder responder. Preferí dejarlo en paz en casa y no forzarlo para no deprimirlo más de lo que se le veía pero en el colegio no podía controlar la situación como en casa. Takuya insistía en no darle tregua y seguir forzándolo a hablar pero Kouji ya no quería continuar con esto y simplemente se iba a la biblioteca a leer un poco pero Takuya había aprendido cual era su escondite y siempre iba sacarlo de ahí. Me daba pena parar a Takuya por que él en verdad estaba decidido a hacerlo hablar y le agradecía el gesto pero por otra parte me daba pena mi hermano que con cada sesión nueva de entrenamiento parecía odiar más su condición de no poder hablar. Izumi por su parte trataba que Takuya se frenara un poco a la hora de obligar a Kouji y de paso le daba ánimos a mi hermano para que siguiera. Por momentos captaba su mirada como preguntándome de parte que quien estaba si de él o de Takuya.
Yo estaba departe de él pero al estar de su parte era también querer que volviese a hablar y eso era estar de parte de Takuya también. El sabía que yo quería que volviese a hablar y el también quería, se veía que se esforzaba mucho… pero a veces también me preguntaba que tanto le serviría esto a Kouji… lo más probable era que mis esperanzas fueran infundadas.
Bueno trate de suavizar las cosas poniendo algo de diversión al asunto. Propuse la idea un día en el que como siempre Takuya perseguía a Kouji y a todos pareció agradar la idea. Mi idea era ir todos de paseo a algún lugar, de preferencia el campo para despejarnos un poco. Kouji mi miraba con ojos de felicidad pero después se dio cuenta que takuya también lo fastidiaría allá.
“Me parece una idea fantástica! Yo le diré a mi abuela para ir a algún club campestre que ella conozca… de repente ella nos pueda acompañar… para estar más seguros”
“Genial! Así mi mamá me dejará ir por que con ustedes solos… una persona mayor es más seguro!” – verdad una chica entre varios chico sonaba algo feo, nosotros no le íbamos a hacer nada obviamente pero a los ojos de su madre nosotros debíamos ser una amenaza potencial.
“Bueno entonces esta dicho! Vamos!” – con la mirada le hice una seña a Takuya para hablar con él en privado sin que mi hermano se diera cuenta. Takuya me entendió y disimuladamente nos alejamos de Izumi y Kouji. – “Quiero pedirte un favor!”
“Un favor? Bueno… si esta en mis posibilidades lo haré!”
“Me gustaría que durante el paseo no hagas trabajar a mi hermano… ya sé que debe de practicar a diario porque es importante y lo entiendo pero… en la casa él no se ve bien. Me parece que él mismo esta perdiendo las esperanzas. Solo déjalo descansar un poco de todo eso” – Takuya se veía que estaba pensando en lo que le acababa de decir
“Bueno… me coges de sorpresa… pero… esta bien! Lo dejaré descansar de mi y mi entrenamiento pero no debería. Si ya empezó con esto debe terminarlo, además así poco a poco podrá hablar! Pero tienes razón… yo también lo he notado medio decaído en ese sentido… es mejor que se relaje un poco”.
“Gracias por entender”
“Gracias por hacerme dar cuenta” – después de nuestra pequeña platica nos fuimos a clases. Kouji estuvo todo el rato curioso queriendo saber a donde me había metido pero no se lo conté hasta que llegamos a casa. A él le pareció bueno el descanso y se echó en la cama a leer. Desde que estuvimos solos le había cogido mucho cariño a los libros, se pasaba horas echado leyendo cada vez que podía. Sacaba libros de la biblioteca del colegio y a veces se aventuraba a la casa a sacar uno de estudio de la casa que estaba lleno de libros.
Los libros llenos de polvo no hacían más que enfermarnos cada vez que los abríamos. Guardaban gran cantidad de información pero también tenían un alto contenido en polvo y el olor ha guardado nos mataba. Pero te das cuenta la rapidez con la que vas creciendo? A veces me parece mentira creer que ya crecí, solo me doy cuenta cuando comparo mis medidas con las marcas de la pared. Me parece mentira que antes no podía dormir y no lo hacía si mi mamá no venía y me contaba un cuento, ahora soy yo el que le cuenta cuentos a mi hermano cuando se despierta por un mal sueño. Sigo pensando que es increíble que nadie se haya dado cuenta donde vivimos y nos dejen vivir solos sin la supervisión de alguien, por una parte mejor que ni se percaten de nuestra presencia pero por otra parte es como una falta de preocupación vernos y no hacer nada por nosotros.
Con todo esto de las prácticas y los sonidos siempre me preguntaba una cosa… en verdad algún día podría volver a escuchar la voz de mi hermano? La verdad me estaba empezando a olvidar como solía ser… de repente sería como la mía o al menos bastante parecida. El sueño me invadía poco a poco y soñaba que aún estábamos con mamá. Ella siempre nos contaba un cuento en especial pero las palabras, sus palabras se iban de mi memoria con el tiempo y sus cuentos estaban casi extintos en mi cabeza al igual que el olor que solía perfumar la casa y el sonido de sus tacos bajando o subiendo por la escalera. Una vez más trate de combatir mi cansancio y el sueño que me abatía en ese momento y me puse de pies como todas las noches y desperté a Kouji que una vez más se había dormido con un libro viejo tapándole la cara. Los dos teníamos sueño pero por sobre todo teníamos hambre y ya era hora de hacer nuestra visita nocturna a Takuya.
Salimos de la casa por nuestra pequeña ventana que era lo suficientemente grande como para nosotros, un adulto no podría pasar por ella. Hacía frío y el viento que corre de noche es más violento que uno de día por que te cala los huesos y se ingenia para atravesar la ropa. Siempre salíamos más abrigados de lo usual a estas horas pero teniendo en cuenta que éramos niños en crecimiento y la ropa ya no nos quedaba como el año pasado habíamos optado por salir con las frazadas de la cama a modo de capa. La escena debía ser muy misteriosa para quien la viera a pesar que para mi y mi hermano era muy normal. Pasamos por varias calles y por algunos callejones saltando por algunas cercas hasta que llegamos a la casa de Takuya o más bien la casa de la abuelita de Takuya.
Como era costumbre también Takuya ya había preparado nuestra comida y la había puesto en envases plásticos escondidos detrás de la maceta de la entrada de la casa. La comida estaba calentita como siempre y para el frío nos había dejado un termo con agua caliente. No cabía duda Takuya era el mejor amigo que nos habíamos podido encontrar. Mientras comíamos en la puerta de la casa Takuya me hablaba, preguntándome algunas cosas como de costumbre.
“Han hecho la tarea de matemáticas? Dicen que mañana revisaran los cuadernos”
“Por eso no hay problema, tenemos el cuaderno al día. Mañana te lo prestó si te falta algún problema”
“Gracias. Oye… mañana quieren venir a comer a mi casa? Mi abuelita dice que puedo invitar a unos amigos de colegio y me gustaría invitarlos a ustedes chicos… que dicen?” – Mire a Kouji, el no parecía presentar algún tipo de problema así que aceptamos la invitación a almorzar en una casa. De paso su abuelita nos conocía un poco antes del día de campo. Le dejamos los envases y nos regresamos a casa para dormir.
A la mañana siguiente fuimos al colegio. Noté que Kouji tenía algo de miedo a la hora de salir, yo también había sentido una presencia extraña pero estábamos con las justas y si no nos apurábamos llegaríamos tarde a clases. Ya en el colegio le presté mi cuaderno a Takuya como se lo había ofrecido la noche anterior aunque no fue necesario por que en ningún momento revisaron los cuadernos, todo había sido una falsa alarma solamente. Los chicos del colegio estaban un poco sorprendidos de lo bien que parecía que nos llevábamos con Takuya, eso iba en contra de todos sus pronósticos. Por otra parte Izumi siempre estaba a nuestro lado aunque nunca sola, más cuando estaba Takuya. Takuya ahora era el hombre del momento, había capturado el corazón de Izumi (era lo que todos creían), había logrado que nos integremos al grupo del salón y había conseguido que Kouji ya no se mostrara tan arisco con los demás aunque eso era básicamente por que yo se lo había pedido aunque de un momento a otro me parecía que a pesar de todo compenetraban muy bien. Kouji tendía ser arisco con cualquiera que se nos acercara demasiado en especial si era un adulto.
A la hora de recreo, ahí sentados los cuatro me enteré que Izumi también había sido invitada para almorzar con nosotros en casa de Takuya lo que me parecía muy bien por que me volvía a sentir unido a ella, unidos como antes que mi vida cambiara. Después de clases Kouji y yo nos fuimos a nuestra casa, iríamos a almorzar después que dejáramos nuestras cosas. Takuya aceptó y nos dijo que nos esperaría junto con Izumi. Les dije que no demoraríamos mucho así que corrimos a dejar nuestras cosas. Entramos por la ventanita de siempre y dejamos nuestras maletas encima de la mesa.
“Vamos Kouji? Mira que no es bueno hacerlos esperar mucho” – Kouji afirmo con un movimiento de cabeza y corrió hacia mí. El fue el primero en salir por la ventana. Después salí yo pero todo se oía con demasiado silencio… era muy extraño. Apenas puse un pie en el jardín un par de manos me agarraron, un par de manos diferentes a las que tenían prisionero a mi hermano. – “Que pasa? Quienes son ustedes?”
“Los atrapamos! Vamos chicos que hay una familia que espera por tenerlos!”
“Nosotros no necesitamos ninguna familia! Podemos vivir solos! Déjenos en paz! Nos esperan en otra parte!”
“Vamos de una vez Kouichi! Esta vez los han adoptado a los dos así que traten de no huir esta vez”
“Ya te dije que no necesitamos familia”
“Muy tarde. Ya tienen los papeles firmados son totalmente legales” – No teníamos alternativa esta vez. Nos subieron al carro pese a las protestas y nos llevaron hasta un hogar de niños huérfanos para asearnos y que nuestros ‘nuevos padres’ no se asustaran con nuestro aspecto sucio y gastado. Para cuando nos terminaron de arreglar les pedí prestado el teléfono, con todo el ajetreo no le habíamos avisado nada a Takuya. Pero cuando lo llame solo alcancé a pedirle disculpas por que justo en ese momento llegaron nuestros nuevos padres.
“Ustedes son? Se ven tan adorables!”
“Ustedes se ven tan… melosos?” – no se me ocurrió decirles otra cosa más, no quería caerles bien ni encariñarme con ellos por que no planeaba quedarme con ellos mucho tiempo.
“Tu debes ser Kouichi… y tu hermano Kouji dicen que no habla verdad?” – era verdad pero por que era eso lo primero que decían al vernos? Era como si esperaran pellizcarlo para comprobar que no hablaba, no los iba a dejar.
“Si, no habla pero por favor no intenten pellizcarlo, los últimos que lo hicieron recibieron un patadon” – se asustaron con lo que les dije y al parecer desistieron de probar eso de pellizcarlo, Kouji solo se reía en silencio, con la mirada y estirando un poco los labios. Después de la presentación nos subieron al carro y nos llevaron con ellos hacia la nueva casa que resulto ser más bonita que las anteriores.
“Bueno chicos espero que les guste su nuevo hogar. Nos gustaría llevarlos a comprar ropa nueva por que las que les compramos les va quedar un poco grande. Por que no suben a ver su cuarto?” – la señora se veía bastante agradable pero eso era por ahora aunque quería acercarse mucho a Kouji. Por un momento lo agarró desprevenido e intento escarmenarle el cabello largo… esa era la debilidad de las mujeres el cabello largo de Kouji, no podían resistirse a no tocarlo. Por su parte Kouji estaba conforme…se le veía relajado y sin objeciones.
Fuimos a ver el cuarto, estaba simpático. Pintado de azul igual que el cuarto que teníamos en la casa antigua. Tenía dos camas una frente a la otra, dos veladores, algunos muñecos y carritos, libros de lectura y algunos de algunas materias. Todo estaba bonito, hasta ahora no tenía más queja que la presencia de los muñecos. Había algo que si me gustó mucho y eso era que en medio de todo si se podía sentir una cierta sensación de hogar, como si este en verdad si fuera un buen lugar. Esa noche fue difícil dormir. Cama nueva, techo desconocido, almohada nueva, padres desconocidos, casa nueva, nuevos olores, nuevos sonidos… eso me hacía pensar cuanto tiempo duraríamos en esa casa y si la nueva familia en verdad era tan buen como parecía. No bajaría la guardia hasta que estuviera completamente seguro que era un buen lugar para mí y para mi hermano.
A la mañana siguiente nos tocaba colegio, como la casa era por nuestra zona, a solo dos calles de la de Takuya, seguíamos asistiendo a la misma escuela solo que con apellidos diferentes si antes éramos Kimura ahora éramos Akamine. Eso era lo que no me gustaba, no quería quitarme el apellido de mamá pero ahora esos serían nuestros nombres legales al menos mientras permaneciéramos con ellos. Ahora si pude contarle a Takuya e Izumi que era lo que nos había impedido ir a su casa a la hora que habíamos acordado. El comprendió muy bien y se alegro que al fin tuviéramos una vida decente.
Pero al estar en una casa nueva con padres nuevos el lugar ameritaba algunas reglas que teníamos que aprender a cumplir. Como número uno estaba portarnos bien, eso no sos sorprendió por que eso es lo que quiere todo padre por lo general; ser buenos hijos, ayudar en lo que se nos pidiera, sacar buenas notas en el colegio… lo usual, lo que todo padre quiere. Como segunda regla había una hora para llegar a casa y un horario que seguir, una hora a la que se comía, una hora a la que se cenaba, una hora para ir a dormir y levantarse. Esas eran todas las reglas por ahora… si es que no se les ocurría unas nuevas. Después de colegio entonces teníamos que regresar directo a casa, no podíamos dar ningún paseo ni siquiera a nuestro antiguo lugar y así lo hicimos. Hasta ahora se habían portado muy bien con nosotros y no había por que desobedecer… si nos aburríamos de esto bien podíamos huir y escondernos por un tiempo hasta que dejaran de buscarnos aunque nuestro lugar ahora no era un secreto para la gente que le gustaba buscarnos un hogar.
Ya en la casa estuvimos toda la tarde con la señora que se llamaba Naoko. Ella cocinaba divinamente y nos quería mucho aunque según yo ella le había cogido más cariño a mi hermano. Caso contrario sucedía con el Señor Hirokazu, él me quería más a mí y me pedía que lo ayudara ordenando sus libros en las gavetas del estudio. A Hirokazu le gustaba conversar igual que a mí, sería por eso que casi nunca se le pegaba a Kouji?
Pasamos un mes con ellos, yo me sentía feliz que ahora podía hablar más y todos estaban sorprendidos que aún siguiéramos en esa casa con ellos. Al parecer al fin nos había tocado una buena familia y en un mes más estaría dispuesto a decirle al juez que aceptaba completamente a esta familia al igual que mi hermano, este solo era un hogar momentáneo para nosotros siempre y cuando no diéramos nuestro consentimiento para quedarnos para siempre y eso era un gran paso.
A mi lo que más me gustaba de esta nueva vida era el hecho que se preocupaban por nosotros, ellos a comparación de los anteriores nos trataban bien. Me apenó cancelar nuestra salida al campo con Takuya e Izumi pero nosotros si llegamos a tener esa salida con Naoko y Hirokazu. Tuvimos un día de campo como esos que uno suele ver en la tele. Con en mantel en el pasto, aire puro, cielo azul, comida rica y caliente… en verdad era bueno respirar paz, relajarme un poco. Estando con ellos me había dado cuenta de algunas cosas que me había rehusado a ver. Yo por mucho tiempo había llevado sobre mi espalda la responsabilidad de mi hermano, no lo veía como una carga pero si como una gran responsabilidad, no comprendía como había logrado hacerlo solo. Era bueno ahora levantarme a diario y no tener que pensar en buscar que comer, era bueno tener ropa limpia y de nuestra talla a la mano, el aseo era más fácil con agua caliente y en las noches una cama rica y mullida lejos del frío del piso… era como el paraíso… no quería que acabara jamás.
Pero había algo raro. A Kouji también parecía gustarle pero por momentos me parecía notarlo preocupado o como si algo lo fastidiara, la verdad era difícil saber que era. Yo tenía que dejar de ser tan egoísta y ver que le pasaba a mi hermano. No perdí mucho el tiempo y espere a la noche para hablar los dos. Nos metimos a nuestras camas a dormir con las luces apagadas y le pregunte…
“Kouji… dentro de poco tenemos que decidirnos si nos quedamos acá o no… no sé tu pero me parece un buen lugar este, pero yo no puedo decidir solo. He notado que a veces no estas muy conforme aquí… pasa algo malo?” – Kouji se apresuró a negarme con la cabeza. – “Entonces que pasa? Hay algo que no te gusta?” – se apresuró a tratar de hablar pero la voz seguía sin salirle, las practicas con Takuya se habían visto reducidas a solo los recreos. Se tranquilizó y trató de explicarme. Traté de vaciar mi mente y captar lo que me trataba de decir pero parecía que estuviera escuchando a una radio mal sintonizada. No le quedó otra cosa más que escribirme en una hoja lo que pensaba.
Extraño la casa, aquí no esta mamá. Naoko
es muy buena pero no es mamá
“Te entiendo pero tienes que pensar en otras cosas también Kouji.
No toda la vida la íbamos a vivir de esa manera. Hasta cuando podríamos
haber seguido así? Necesitábamos atención así
tu no lo quieras aceptar, no podíamos seguir viviendo de la caridad
de la gente. Aquí en cambio estamos bien. Hace un tiempo ya no te oigo
toser, no tenemos la necesidad de salir a la noche a buscar comida, no tenemos
que usar ropa vieja y gastada. Mamá nos quería mucho pero ella
ya no esta, ni aquí ni allá, tenemos que sobrevivir de alguna
u otra manera” – Kouji lo estaba pensando seriamente. Yo también
extrañaba a mamá aunque se me estaban olvidando algunas cosas
de ella. Su presencia siempre había sido importante en todas partes
pero mucho más para nosotros que vivíamos con ella, ella era
lo único que teníamos.
Después de un rato de batallar con su cabeza Kouji aceptó quedarse conmigo y con los Akamine. De repente solo lo aceptó por mi, quizás lo hizo por que aceptó lo que le había dicho o quizás a él también le gustaba.
Pero la vida no es color de rosa y eso lo supe desde que perdimos a nuestra mamá aquella vez. Este era un sábado y como ya se nos estaba haciendo costumbre Hirokazu y yo nos fuimos de pesca muy temprano, en otras oportunidades que había estado a solas con él me había sido franco y me había confesado que Kouji le daba un poco de miedo por lo mismo que era demasiado callado. Me pregunto si sabía por que había dejado de hablar a lo que solo pude decir que para mí también era un misterio aunque preferí no comentarle nada sobres sus intentos por hablar, no quería que se esperanzara tanto como yo.
Kouji se quedó con Naoko para ayudarla con las compras semanales y la limpieza de la casa, después de todo alguien tenía que hacerla. Esa mañana pescamos varios peces, todos tenían buen tamaño así que cuando dimos el día por terminado regresamos a casa. De camino a casa tenía una sensación extraña como si algo malo hubiese ocurrido pero preferí quedarme callado por temor a equivocarme. Entramos a la casa y se sentía rara… Hirokazu parecía darse cuenta del tremendo silencio y las cosas no le empezaron a cuadrar muy bien a él. Subió a buscar a Naoko al segundo piso mientras yo buscaba en el primero. Me fije en el baño, en la sala, el comedor, el patio y por último a la cocina. Hirokazu entró conmigo… todo se veía bien hasta que me fije en el piso. Tanto Naoko como Kouji estaban tirados, parecía como si los hubiesen golpeado, había un poco de sangre alrededor de ella, habían gotas de sangre alrededor de la mesa pero no lograba identificar de donde venían ni hacia donde iban. Me acerqué al cuerpo de mi hermano para ver si estaba bien…
“Kouji? Despierta…despierta!” – tenía la sensación que él estaba bien y no me equivoqué, poco a poco empezó a reaccionar – “Kouji? Que paso?” – fue lo único que le alcance a decir por que de un manotazo Hirokazu me hizo a un lado. Agarró a Kouji por el cuello y lo alzó samaqueándolo en el aire.
“Que paso? QUIEN FUE?” – comprendía que estaba desesperado por una respuesta pero era inútil maltratarlo de esa manera si no podía hablar. – “CONTESTA! QUE PASO?”
“DEJALO! No te va a decir nada… déjalo!” – pero no lo soltaba, sus manos se habían quedado adheridas a su cuello y no planeaban soltarlo. Traté de calmarlos a ambos pero algo en la mirada de Kouji me hacía suponer que lo peor estaba por venir… su boca se empezaba a mover queriendo hablar pero de sus labios no salía palabra alguna, aunque… aunque por breves momentos parecía que podría llegar a hablar…
“CO… CO…OORREEE!” – Pero fue muy tarde… al menos para Hirokazu que cayó de rodillas al suelo. Me voltee para ver quien había dado el golpe pero lo único que alcancé ver fue una silueta que se empezaba a hacer más sólida y emergía del sótano. Kouji trataba de jalarme con todas sus fuerzas hacia la calle, mis piernas lo siguieron aunque con curiosidad por saber que había pasado exactamente en la casa de los Akamine.
Kouji no paro de correr hasta que llegamos cuatro calles más arriba, de ahí entramos al parque a buscar refugio. No entendía nada pero sabía que Kouji sabía más que yo, él si tenía una idea más clara de lo que pasaba y no necesariamente de lo de ahora, también de lo de mamá, el sabía algo que yo también merecía saber.
“Que rayos fue lo que paso allá?” – Kouji trataba de recuperar el aliento y sus ojos huían de los mios. – “Tu sabes algo! Puedes contarme ahora que paso?” – Kouji se cogió la garganta y se acomodó en el piso, todo estaba demasiado oscuro ahí, con las justas podía verlo. Tomo aire una vez más, esto ya me estaba empezando a cansar…
“No creo que te diga nada… no si no me dices donde esta el dinero” – esa era una voz bastante gruesa y no podía ser de mi hermano, era una persona mayor… la sentía rodearnos por el parque pero no la podía ver. Algo jaló a Kouji por atrás y ahora lo mantenía sujeto del cuello.
“Quien eres? Que quieres?”
“Quiero el dinero! Ustedes saben donde esta! Denme el dinero!”
“No sabemos nada de dinero. No tenemos plata! Estas loco!”
“Si saben! El dinero de su madre… lo tienen ustedes…. yo lo sé!” – dinero? Lo único de dinero que teníamos lo recibiríamos a la mayoría de edad al igual que la propiedad, después de eso no había más plata.
“Suéltalo! Nosotros no sabemos nada de la plata de la que hablas. No tenemos nada de dinero así que déjanos en paz!”
“Esta bien… de repente tu no sabes nada pero Kouji si sabe… si o no Kouji?” – Kouji seguía mudo tratando de zafarse de su prisión pero no podía. – “Vamos Kouji… dile a papá todo lo que sabes de la plata!”
“El no puede hablar!”
“Ah si? De repente el NO podía hablar, ahora si que lo hace… sino quien le hubiera dado la voz de alerta a la señora? Muchachito infeliz… HABLA!” – Imposible… Kouji no podía hablar pero… entonces quien había dicho ‘CORRE’ en la casa… tenía que haber sido él… entonces si podía hablar… - “Auuu! Enano infeliz!” – en un descuido Kouji logró morderle la mano a la sombra, una sombra que decía ser nuestro papá. Kouji corrió hacia mí y jalo mi mano a su paso, mis pies una vez más lo siguieron en la carrera por alejarnos de ese lugar. A medida que salíamos del parque podía sentir como nos seguía de cerca. Ninguno de los dos paro de correr hasta que entramos a nuestra antigua casa. Iba a serle un poco difícil a él entrar en ella dado que la única entrada era la ventana y la ventana era hecha a nuestra medida, ningún adulto podría profanarla.
Entramos a nuestro refugio de años, cerré la ventana por dentro para que no se atreviera a entrar. Kouji seguía sin mirarme fijamente… ya me estaba aburriendo de esto… estaba seguro haberle oído hablar en la casa de los Akamine y estaba seguro que de esta no se salvaría, me tenía que decir todo si o si… así tuviera que golpearlo. Por su parte Kouji estaba intranquilo y no lo culpaba por eso.
“A que hora me vas a decir algo? Exijo una explicación!” – Kouji se acercó a mi y me empezó a guiar adentro de la casa. Sus manos estaban frías y aún temblorosas pero con cierta fuerza jalaban de mí hacia el segundo piso. Nos encerramos en nuestra antigua habitación – “Ya me puedes decir algo?”
Kouji se cogió
de la garganta y se la empezó a sobar. Luego como haciendo un esfuerzo
trato de hablar… - “No… no sé por donde empezar…”
– la voz le salía de manera rara… parecía como si
le costará hablar, como si su voz una vez perdida se estuviera acostumbrando
a ser oída nuevamente…
Capítulo 5:
“A que hora me vas a decir algo? Exijo una explicación!” – Kouichi sonaba molesto, tenía razón, tenía que contarle todo pero ese no era el lugar apropiado así que lo llevé a un lugar más privado, lejos de cualquier tipo de oído agudo y el único lugar era nuestra antigua habitación – “Ya me puedes decir algo?”
“No… no sé por donde empezar…” – instintivamente me agarré la garganta antes de intentar otra vez a hablar, la voz me salía de manera rara… parecía como si hubiera hecho gárgaras con vidrios, mi voz había estado en desuso por mucho tiempo, la verdad me dolía hablar.
“Que paso en casa de los Akamine? Que rayos paso!” – La pregunta que me hizo mi hermano era difícil de responder ya que no sabía a ciencia cierta que había pasado, o mejor dicho por que después de tiempo había vuelto a ocurrir. Sabía a groso modo la causa. Comprendía que Kouichi se había encariñado mucho con la familia Akamine, yo también había empezado a tener afecto por ellos, en especial por ella por que me recordaba mucho a mamá.
“No estoy muy seguro como paso… tu te fuiste y me dejaste con Naoko…” – le comencé a explicar, mi voz aún me sonaba extraña, irreconocible, algo raspada – “yo me quede ayudándola como siempre. Hicimos las compras y regresamos en el carro. Empezamos a guardar todo en la alacena… fue entonces cuando sentí que algo no estaba bien en la casa… como que había algo fuera de lugar. Baje al sótano a guardar las bolsas pero cuando regrese a la cocina ella ya estaba en el piso, alguien la había botado… no supe que era él hasta que lo vi” – hasta ahora seguía teniendo pesadillas con él, por más que trataba no podía olvidarme su cara – “Me pregunto por el dinero pero no sabía que responderle, no podía hablar, no me salía ningún sonido hasta que ustedes llegaron. Me tiro al piso y ahí me quede… no me atreví a abrir mis ojos hasta que tu me levantaste pero no lo vi… hasta que se apareció detrás de Hirokazu. No sé en que estado estarán ellos pero Naoko solo estaba desmayada la última vez que la vi”.
“Ese hombre dice que es papá… tu sabes si es verdad?” – esa pregunta me la había hecho miles de veces y me costaba entender la respuesta, al menos todo se me hizo raro aquella vez…
“No sé si será verdad exactamente pero… puede que sea cierto”
“¿Cómo es eso¡Explícate¿Es o no es?” – mi hermano estaba siendo implacable conmigo con sus preguntas.
“Es que… fue hace tanto tiempo… yo no lo había visto nunca… esa fue la primera vez que lo vi… no lo volví a ver hasta hoy”
“¿Cuándo lo viste?” – ya le había adelantado un poco la explicación, su interés era lógico, después de todo nunca había tenido la oportunidad de contarle algo.
“El día en que mamá murió… él… él la mató!” – había sido él. Después de tantos años… al fin pude decírselo a alguien, el ser el único que lo sabía me carcomía por dentro, esa vez no lo pude identificar, aquella vez ninguna de las personas que me pusieron enfrente era él… aunque ni siquiera yo lo conocía bien como para decir como era, solo recordaba bien sus ojos… - “Fue ese maldito día que me enfermé y no fui al colegio…”
Flashback (retrocedamos en el tiempo para una mejor explicación de los hechos nn)
“Kouji, hijito… estas con fiebre. Será mejor que te quedes en cama… esta bien? No quiero regresar a este cuarto y verte fuera de la cama… comprendiste?” – mamá me cuidaba mucho al igual que cuidaba a mi hermano, a Kouichi. El tenía la suerte de poder ir hoy a la escuela mientras yo, yo me quedaría con mamá en casa, aburrido, aunque mamá siempre podía leerme un cuento pero no era lo mismo sin mi hermanito.
Toda la mañana la pase en cama esperando a que la fiebre me bajara aunque sea un poquito. Mamá estaba abajo en la cocina preparando la comida para cuando llegara mi hermano. Yo mientras tanto podrido en mi cama… me atreví a salirme de ella y agarrar un libro del estante… trate de leer algo pero aún no aprendía a leer de corrido pero las letras daban vueltas en mi cabeza, me estaba mareando. Me eche en mi cama poniendo el libro abierto a mi lado, cerré mis ojos y no los volví a abrir hasta que se me ocurrió ver el reloj de la pared que se movía despacito y poco a poco sus manecillas se acercaban a la hora en la que por lo general regresábamos a casa.
No se cuanto tiempo anduve mirando enfermizamente el reloj pero debió ser un buen tiempo por que me maree. Pude sentir los tacos de mamá entrando a la habitación y su cuerpo sentándose a mi lado. Su mano fría en mi frente me recordaba que no debí salirme de la cama y su suspiro al aire solo me confirmaba más mi enfermedad.
“Si querías un libro podías haberme llamado sabes?” – la mira a duras penas y cerré mis ojos – “Como te sientes? Te duele algo?” – no quería decirle nada por que sino se preocuparía más así que era mejor decírsela a medias.
“Solo me duele un poco la cabeza mamá, nada más” – le sonreí para que me tuviera algo de confianza con mis palabras.
“Tu hermano ya debe estar por llegar. Quieres esperarlo para almorzar o ya tienes hambre?”
“Lo espero, ya debe estar por llegar!” – prefería esperarlo a que llegara, era mejor que comer aburrido, además él tenía que contarme todo lo que había hecho hoy sin mi y el mejor momento para ese tipo de conversaciones era la hora de la comida. En ese momento como caído de cielo se oyó en toda la casa el ruido del timbre… lo más seguro era que fuese él aunque era un poco raro… había llegado media hora antes de lo usual… le habrían dejado salir antes?
“Voy a abrirle la puerta a tu hermano, quiero que te quedes en la cama y no intentes bajar. Tu hermano y yo subiremos a almorzar contigo. ¡Quédate quieto!” – mamá se fue haciéndome un mar de recomendaciones para que no abandonara mi cama pero en el fondo ella sabía que no le haría caso y que por lo menos me acercaría a la escalera, era capaz de eso y más para estar cerca de mi hermano. Solo me quede un ratito después que ella se fue en mi cuarto después de eso me fui corriendo hasta las escaleras. Pero había algo raro… por las voces la persona que había tocado la puerta no era mi hermano. Rápidamente me escondí detrás de una de las barandas de la escalera para ver mejor quien era.
Mamá seguía parada en el recibidor tratando de botar a quien sea hubiese sido el que toco el timbre. Por la voz era un hombre mayor y no tenía un buen humor y mucho menos buena pinta. Empujo a mamá y se dio permiso para entrar a la casa. Su aspecto me daba miedo, tenía la piel cetrina y medio amarillenta, era relativamente delgado aunque tenía una barriga que le estaba empezando a crecer. Tanto su cabello como sus ojos eran oscuros pero las rayas de su cara ya empezaban a arrugarla como si fuera una uva volviéndose pasa.
“Donde esta la plata?”
“La plata? La plata que te correspondía ya te la di. El resto es para mis hijos así que no te la voy a dar!”
“Dame la plata que la necesito! Donde esta?”
“Ya te dije que no esta acá..!”
“MIENTES! Sé que escondes la plata en la casa y si tu no me lo dices entonces haré que lo hagas! Donde están los mocosos?”
“No están aquí! Están en el otra parte!”
“Ya van al colegio?”
“No, ni siquiera sabes en que grado están. Vete de mi casa ahora o llamo a la policía!”
“No creo que puedas, no te dejaré llegar al teléfono. Dame la plata y me voy! No me obligues a hacer algo que no quiero”
“Mira… mejor vamos adentro para hablar si? No quiero que los vecinos escuchen estas cosas desde la calle” – mamá se fue para la cocina y el tipo la siguió. Dudaba mucho que mama lo llevara adentro para evitar las habladurías de los vecinos… lo hacía por mí. Me daba miedo el aspecto del hombre pero también me daba curiosidad saber que pasaba y quien era así que sin hacer ruido baje las escaleras y me escondí detrás de la alacena del comedor que estaba junto a la cocina. Desde ahí podía escuchar todo lo que decía mamá, no podía dejarla sola, alguien tenía que cuidar de ella.
“Mira, no tengo más plata para darte, lo poco que queda es para mis hijos! Debiste usar mejor la parte que te toco a ti!”
“Me parece que estas siendo acaparadora. Tus hijos? Son nuestros hijos y si tu no me das la plata entonces los chicos me la darán. Ellos tienen que saber donde la guardas.”
“Los chicos no saben nada, y no lo sabrán hasta que sean mayores y la puedan usar mejor que tú”
“Si lo sé. El banco me dijo lo mismo. Los chicos recibirán la plata a la mayoría de edad siempre y cuando no mueran en el proceso de llegar a su mayoría de edad”
“Ni se te ocurra matarlos por que te juro que te mato!”
“No se me había ocurrido eso pero ya me diste la idea… aunque yo la verdad tenía otra… igual espero que no pienses que no las usaré por que lo haré… tu podrías evitarlo dándome la plata”
“Así lo quisiera no podría. La plata esta en un lugar seguro lejos de ti y de mi”
“NO MIENTAS!” – De un salto el tipo que decía ser papá se lanzó contra mamá y la tiro al piso. Le estaba pegando… no lo podía permitir. Salté también de mi escondite y entre a la cocina sin darme cuenta, sin detenerme a pensar en lo que hacía, solo me importaba que dejara a mamá en paz. Pero que podía hacer yo? Si era chiquito y a las justas podía romper un huevo con una mano. Vi lo inútil de mi intento por salvar a mamá cuando él me sacó volando, aún así lo único que había conseguido arañarle la cara.
“No era que los mocosos no estaban?”
“Te dije que te quedaras en tu cuarto!” - Era la primera vez que mamá me gritaba y no fue agradable escucharla histérica.
“Pero él… te estaba pegando y pense que el que había llegado era mi hermano… pensé que era Kouichi… quien es él mamá?” – sabía quien era pero era mejor disimular mi ignorancia en ese momento.
“Es nadie, ahora regresa a tu cuarto por favor!” – me paré despacio y me acerque a la puerta para irme. Ni iba a irme en verdad, solo me quedaría a un costado por si volvía a suceder algo malo pero…
“Pero por que lo botas? Deja que el chico se quede. Ven aquí… como sea que te llames” – no quería acercármele pero por otra parte ante mi negativa él era quien iba acercándose poco a poco a mí, hasta que me agarró por el cabello. – “Ya que no vienes a mí tendré que agarrarte. Ahora se buen niño y cuéntame donde guarda tu mamá la plata”
“No lo sé… ella nunca nos lo dijo, es más no se de que dinero hablas”
“No me obligues a ser malo. Ahora piensa antes de contestarme y dime donde guarda tu mamá el dinero. Mira que papi no te quiere hacer nada malo”
“Ya te dije que no lo sé. Además papá se murió para nosotros hace tiempo” – por un momento me pareció ofendido por mis palabras pero eso solo me pareció.
“Eres un enano maleducado!” – me dio una bofetada que me tiro al piso, senti que su mano me había rota la cara como si fuera un muñeco, por otro lado mamá se empezaba a incorporar del piso y se acercaba a nosotros dos.
“Déjalo en paz! Ni el ni Kouichi saben nada del dinero. Este asunto es entre nosotros dos así que suéltalo!” – él la empujo con fuerza y me volvió a levantar pero esta vez del cuello, me lo estaba apretando…
“Donde esta el dinero?” – no podía hablar… sus manos me apretaban el cuello y se me hacía difícil respirar… sentía que los huesos que formaban mi cuello se apretujaban en un lugar y si la cosa seguía así moriría antes de ir al colegio - “Donde esta? Donde esta el dinero?”
“M –a m –a … no… puedo… res – pi – rar. A –y –u –d –a –m –e!”
“DEJALO!” – por lo poco que podía ver mamá estaba tratando de que él me dejara. Había saltado encima de él y ahora estaba trepada en su espalda jalándole el cabello y pegándolo tan fuerte como podía. Yo trataba de respirar en todo ese rato hasta que por fin me soltó. Ahora él se concentraba en mamá y ella trataba de defenderse. – “Llama a la policía!” – No perdí el tiempo y salí corriendo a buscar el teléfono. Los gritos de la cocina perforaban mis oídos. Traté de concentrarme y acordarme el teléfono de emergencia… la llamada entro rápido.
-“Servicio de emergencias buenas tardes. Que sucede?” – traté de contestar pero por algún extraño motivo la voz no me salía.
–“Este es un número de emergencias y no es un juguete Si eres un niño travieso será mejor que cuelgues el teléfono” – yo no era un niño travieso, había una emergencia en mi casa pero no podía decírselo, la voz no me salía. Intenté gritar pero no emitía ningún sonido, al contrario cada vez que intentaba hablar me dolía la garganta… el lugar donde él me había apretado con fuerza. Me sentía mal de no poder hacer nada y me puse a llorar…
“Que sucede niño? Hay problemas en casa? No puedes hablar?” – SI! Pero No le podía decir nada, si le mecía la cabeza no me vería por que estabamos conectados por el teléfono pero entonces se me ocurrió una idea… Agarré el teléfono e intenté llevarlo hasta la cocina para que ella oyera lo que pasaba. Conforme me acercaba los gritos se hacían más fuertes…
-“Niño? Donde vives? Que pasa?” – la podía escuchar pero no le podía responder hasta que escuche un grito superior a los anteriores… me daba miedo entrar a la cocina… el teléfono seguía encendido y la chica al otro lado me gritaba por una dirección… yo no podía hacer nada… me armé de valor y entré a la cocina… él ya se había ido pero no veía a mamá. Entré un poco más… habían manchas de sangre por todo el piso… las manchas me llevaban a detrás de la isla (mesa de la cocina). Mi mamá estaba tirada ahí pero no se movía… tenía un cuchillo en su pecho… intenté sacárselo hasta que una mano salió de la nada y me agarró.
“Donde esta el dinero!” – intenté decirle que no sabía donde estaba el dinero por que simplemente no lo sabía pero no podía hablar… solo atine a protegerme la cara y él si más preámbulos me soltó – “La policía? Llamaste a la policía?” – el teléfono seguía encendido y la chicha seguía en la línea…
“Quien es el que esta gritando? Niño… estas ahí?”
“Engendro del demonio! Como te atreviste?” – me empujo y caí encima de mamá, luego él salió corriendo de la cocina… de la casa. Me pare para ver a mamá… intenté hablarle, la moví para que reaccionara pero nada… el cuchillo que estaba en el pecho la había matado… aunque no solo sangraba por ahí… tenía heridas en su cara y brazos. Me dio miedo… le di un beso en la mejilla y le cerré los ojos… salí de la cocina y me escondí debajo de la mesa del comedor… me gustaba estar ahí… nadie me veía.
Después de un rato escuche la puerta que se abría… sería él? Habría regresado? Me abracé a mis rodillas esperando a que no me encontrara. Sentía sus pasos en el segundo piso y luego bajando las escaleras… pero no eran sus pasos… eran los pasos de Kouichi. Kouichi me encontró debajo de la mesa después de un rato.
“Kouji? Que paso? Que haces debajo de la mesa? Y mamá?” – me puse a llorar mientras miraba la cocina, Kouichi comprendió que mamá estaba en la cocina por que abandonó mi lado y entró. Yo salí e mi escondite para ver a mi hermano… él ya había visto a mamá y estaba igual de impactado que yo. – “Mamá?”
“Hay alguien ahí? Quien es?” – Kouichi agarró el teléfono, la chica seguía ahí.
“No sé que ha pasado en mi casa… soy Kouichi.”
“Quien fue el que llamo? Otro niño llamó a la central, había varios gritos… que fue lo que paso en esa casa?”
“No lo sé. Yo acabo de llegar… mi hermano debe haberla llamado yo… yo no sé lo que ha pasado aquí… mi mamá esta tirada en el piso… no se mueve…”
“Donde vives? Dame tu dirección” – Kouichi le dio la dirección de la casa. Podía oír a la chica que le daba instrucciones mientras llegaba la policía, yo solo me quedé a un lado, trataba de tranquilizarme. Me recosté contra la pared y me deje caer… el frío de la pared bajaba mi fiebre.
Fin del Flashback
“…No debí haberme enfermado… no quise saber nada desde ese día de él. No lo volví a ver hasta hoy”
“Entiendo… ese día te vi mal… no sabía que te había pasado… me preocupe cuando ya no hablabas… es más, mi única preocupación, la principal… era que volvieras hablar” – por fin pude volver a ver a mi hermano como lo había visto antes de que todo esto pasara. Ya estaba algo más calmado y su voz empezaba a sonar menos angustiada y más preocupada por mi. Su voz por momentos parecía cortarse, me pareció ver una lágrima mientras me miraba. – “me gusta que ya puedas hablar… debo de decirte que me sentía solo por momentos” – Me abrazó fuerte, sentía que por fin los dos compartíamos la pena, la habíamos compartido todo el tiempo pero ahora más que nunca me sentía comprendido, comunicado.
“La verdad aún no sé como es que puedo hablar otra vez… debe haber sido el apretón que me dio en el cuello como la vez pasada… recuerdo que cuando me hizo eso hace tiempo me dolió por una semana”
“Una semana en la que me costo lograr que comieras algo. Hasta los policías estaban preocupados por eso, me decían que si seguías así te ibas a morir”
“No podía morirme, no sin ti… no quería dejarte solo, tampoco quería que te muriearas y me dejaras solo”
“Por que me iba a morir?”
“Por que él sigue libre y todavía merodea la casa. Él quiere la plata y en medio de todo somos sus hijos… o al menos eso se supone. Si es así el podría pedir nuestra custodia… no?”
“Si lo sé pero no se la podrían dar. Nunca se ha preocupado por nosotros y prácticamente nos abandono… no tiene derecho a reclamar nada, ningún derecho sobre nosotros”.
“Entonces no sé que podría hacer… ese hombre me da miedo”
“A mí también pero… tu sabes algo de esa plata? Mamá nunca nos dijo nada, ni nada que nos diera una pista” – Kouichi tenía razón. Ninguno de los dos sabía nada sobre ese dichoso dinero, si lo hubiéramos tenido hace rato nos habríamos comprado un montón de cosas necesarias como ropa decente. – “Aunque… se me ocurre algo pero no sé si será posible”
“Que cosa Kouichi? Tienes alguna idea?”
“La verdad que si pero la respuesta… eso es algo que no me acuerdo bien” – Me parecía raro que me dijera que había la respuesta pero no sé acordaba bien… era ilógico. O lo sabía o no lo sabía. – “De repente tú si te acuerdas… te acuerdas cuando mamá nos contaba cuentos? Había uno en especial que nos contaba a cada rato… uno de unos niños que encontraban un tesoro…” – Algo se me venía a la mente cuando mi hermano me recordaba la historia… mamá nos la había repetido mil veces antes de ir a dormir pero siempre terminaba el relato con la misma frase…
“El pozo es más de lo que uno piensa… el pozo no es un pozo común y corriente…”
FLASHBACK
“Mamá… yo no quiero ir a dormir!”
“Yo tampoco mamá! Quiero jugar todo el día! Podemos quedarnos despiertos?”
“Ya es hora de que se duerman. No hay permiso para que se queden despiertos así que de una vez cierren esos hermosos ojos que ustedes tienen y duérmanse”.
“Yo me duermo siempre y cuando me cuentes un cuento!” –siempre le fuimos un fastidio a mamá a la hora de ir a dormir. Nos gustaba estar despiertos y no había nada mejor que hacer cosas juntos, aunque siempre tratábamos de negociar nuestra hora de dormir por una historia.
“Cuéntame uno a mi también mamá! Mira que yo ya estoy dentro de mi cama…” – a veces entre nosotros hacíamos competencias pero ninguna tenía un valor oficial, era un simple juego de niños ver quien podía realizar las cosas antes que el otro, en nuestro caso Kouichi era un rompedor de marcas.
“No, a mi!” – por mi parte a mi me gustaba que mamá me prestara algo más de atención a la hora de dormir al menos.
“A los dos les contaré el cuento siempre y cuando se duerman!” – los dos nos metimos a la cama y esperamos a que mamá nos tapara. Siempre nos gustaba fastidiarla un poco antes de dormir. No lo hacíamos de malos sino más bien de engreídos, siempre mamá nos había consentido bastante, a los dos por igual y en vista que no conocíamos a papá entonces ella era nuestra mamá favorita.
“Cuéntanos un cuento de piratas!”
“No, mejor uno de carros!” - las eternas peleas por ver quien gana eran algo digno de recordar siempre. Sino eran piratas o carros entonces eran aviones, tesoros, barcos, peces…
“No, les voy a contar una historia que les servirá de mucho cuando sean grandes. Nunca deben de preocuparse demasiado por las cosas que pasan, para problemas grandes existen soluciones sencillas. Este cuento es importante y tiene algo de cierto… las cosas sencillas y simples y feas tienen grandes cosas encerradas dentro de ellas…”
“A que te refieres?”
“Shhh Kouji! Deja que mamá ya empezó el cuento.”
“Esta bien, la historia es de dos chicos como ustedes que no tenían nada que comer… no tenían nada a su favor ni nadie que los pudiera cuidar. Sus papas ya no estaban con ellos y de una u otra forma tenían que sobrevivir…”
“Es una historia triste mamá? Me va a dar pena?”
“No Kouichi, escucha. Los niños necesitaban muchas cosas pero sin dinero no podían tenerlas. Un día ellos tuvieron sed y no tenían agua para tomar. Salieron de su casa y se encontraron con un pozo viejo y feo. Nadie tomaba agua de ese pozo por que ya se había secado, o al menos eso era lo que decía la gente. Como ninguno de ellos había comprobado eso decidieron averiguarlo por ellos mismos. Uno de ellos cogió una piedra que estaba al costado del pozo de piedras y la tiro. El otro hermano…”
“Eran hermanos… como nosotros?”
“Si, eran hermanos igual que ustedes”
“Eran gemelos?”
“Si Kouji, eran gemelos”
“Somos nosotros mamá?”
“Bueno… algún día pueden ser ustedes Kouichi, por eso les digo que presten atención a la historia. Continuo… el hermano pequeño pego su oído al pozo para escuchar el sonido del agua y lo alcanzó a escuchar. Bajaron el cubo para recoger agua pero cuando lo subieron solo había traído poco agua. Los gemelos necesitaban más por que estaban sedientos así que volvieron a tirar el balde. Lo hicieron como tres veces hasta que ya no pudieron subir más agua pero se dieron cuenta que el balde estaba mojado, eso significaba que había agua solo que ya no la podían subir con el balde. Esta vez el más pequeño se trepó al balde mientras el otro lo bajaba lentamente”
“Se metió al pozo? Eso es peligroso.”
“Si, es peligroso pero ellos tuvieron cuidado”
“Y habían bichos adentro?”
“Si, pero no solo habían bichos… a medida que el hermano iba bajando montado en el balde todo se hacía más oscuro… cuando llego al fondo encontró el agua y con sus manos empezó a llenar el balde. Luego le grito a su hermano para que subiera el balde pero el hermano ya no podía subirlo a él y al agua juntos, tendría que subirlos uno por uno. El menor se quedó dentro del pozo mientras el agua subía. La luz se reflejaba en el agua e iluminaba el pozo. El menor se puso a jugar con el agua y de paso se lavo la cara pero cuando metía las manos al agua encontró algo.”
“Que encontró mamá?” – los dos estábamos sorprendidos con la historia, cada uno de nosotros se tomaba muy en serio lo que hacía cada personaje, al menos yo me sentía como el hermano menor de la historia.
“Encontró una bolsa con dinero adentro. Era un montón de dinero así que lo cogió y cuando su hermano bajo el balde par subirlo se trepo en el. Arriba le mostró a su hermano lo que había encontrado y juntos llevaron el dinero y se compraron todo lo que necesitaban y vivieron muy felices para siempre”
“Pero ese dinero no sería de alguien más?”
“No, ese dinero estaba ahí escondido para que ellos lo encontraran!”
“Tu historia me parece medio rara mamá pero algún día la tomaré en cuenta” – Kouichi lo dijo entre risas.
“Tómenlo en serio. Imagínense que algo me pasara a mi y ustedes se quedasen sin plata… podrían buscar un pozo como el que tenemos abajo por ejemplo y sacar de ahí plata”
“Puede ser pero a mi me da miedo que el pozo sea oscuro, además tu no nos dejarías solos verdad? Verdad mamá?”
“Nunca los dejaría solos pero cualquier cosa podría pasar Kouji” – como que podía pasar cualquier cosa? Si mamá decía que no nos dejaría entonces no lo haría… que de malo podría pasar?
“Y por que no encontró el dinero un adulto? Algún adulto también pudo tener sed y hacer lo mismo”
“SI pero no lo hizo Kouichi… sabes por que?” – Kouichi negó son la cabeza – “Por que el pozo es un lugar angosto y solo un niño puede pasar por ahí… un adulto lo haría si derrumbara el pozo”
“Esta bien mamá te creo! Ya tengo sueño” – mamá se levanto y dio el beso de las buenas noches como era costumbre. Apenas cerró la puerta del cuarto nos salimos de la cama y nos pusimos a jugar… eran divertidos los juegos nocturnos en especial si no teníamos que ir a clases…
FIN DEL FLASHBACK
“Entonces de acuerdo a la historia de mamá el dinero esta en el pozo!”
“SI… así parece” – era algo raro que mamá nos haya dicho lo del dinero en un cuento, nunca lo había entendido bien. El pozo estaba abajo detrás de la casa perdido en medio de los arbustos que nadie cortaba. La mayoría de personas ni siquiera sospechaba de la existencia de es pozo, nadie sospecharía tampoco que el dinero se escondía allí.
“Como saldremos de esta casa sin que él nos vea? Seguro nos está esperando afuera”
“Tienes razón… felizmente el no puede entrar a la casa, no hay manera para él”
“Tienes razón Kouji. Para mañana saldremos, nos fijaremos antes si esta por ahí, saldremos rápido para que no nos alcancé e iremos a la policía” – salir de día era más fácil lo único malo era que nuestros estómagos crujían de hambre. No habíamos comido nada y abajo no había comida y en el remoto caso que hubiéramos dejado algo con el tiempo ya se habría podrido.
Los dos nos encerramos en el cuarto azul y nos echamos en nuestras antiguas camas. Hacía algo de frío pero nuestras colchas estaban en el sótano. Decidimos bajar juntos al sótano a traerlas. Fuimos caminando a oscuras por el pasillo hasta la escalera que estaba iluminada por la luz de la luna que comenzaba a salir. Tenía la sensación que él estaba afuera ahora esperando a que saliéramos. Me escurrí de Kouichi y me asome por la ventana de la sala. Efectivamente el estaba ahí, parado al lado del poste que no funcionaba. Kouichi me jalo y me llevo hasta el sótano. Las cosas estaban tal y como las había dejado solo que llenas de polvo y con bastantes bichos.
“Cuidado con las cosas, no te tropieces con las sillas, hay que tratar de no hacer ruido para que no nos oiga.” – Kouichi doblaba las frazadas para llevarlas arriba mientras yo recogía algunas cosas como el album de fotos, y algunos libros que solía leer antes de dormir. Cuando terminamos volvimos a salir del sótano y una vez más pasamos por la sala. Estábamos subiendo las escaleras cuando un ruido rompió el silencio. – “Que rayos fue eso?” – Kouichi y yo volteamos para ver que había pasado. Alguien había tirado algo por la ventana, lógicamente el único que pudo haberlo hecho era él pero no fue el hecho que tirara alguna piedra, tiro una botella prendida… la casa comenzaba a prenderse, el fuego avanzaba rápidamente. – “TENEMOS QUE SALIR DE AQUÍ! CORRE!”
“Por donde? El fuego esta en toda la sala” – kouichi me jalo hacia el segundo piso, al parecer se le había ocurrido una idea. Entramos al baño y empezó a mojar las frazadas.
“Vi esto en una serie. Nos pondremos las frazadas mojadas encima y pasaremos a través del fuego. Tenemos que llegar al sótano y salir por nuestra ventana. Apenas salgamos correremos a la casa de Takuya. Ahí llamaremos a la policía” – el plan parecía bueno. Cuando las frazadas estuvieron completamente mojadas bajamos lo más aprisa que pudimos. El fuego estaba en todas partes. Pasamos por el hueco y llegamos al sótano de un salto. EL humo estaba por todas partes y nos hacía toser. Sentí que alguien entraba a la casa pero por la puerta principal. Me deba pena que la casa quedara destrozada de esta manera… todos nuestros recuerdos se quedaban en ella al igual que…
“El álbum de fotos! Deje el álbum en el baño! Tengo que ir por el!”
“Olvida el álbum! Vámonos de aquí!” – Kouichi me jalo hacia la ventanita, los dos salimos por la rendija hacia el patio trasero. Nos alejamos de la casa… o lo que quedaba de ella. Era oficial, no teníamos una familia, y ahora no teníamos casa, ni refugio, ni fotos… a este paso nos olvidaríamos de nuestro pasado… aunque habían cosas que uno jamás podría olvidar. A medida que corríamos podía ver la casa a lo lejos, una casa grande, vieja, derruida y envuelta en llamas… nuestra vida había tenido ausencias desde nuestros primeros años, luego todo fue pérdidas… me costaba trabajo pensar ahora en la definición de un hogar.
Capítulo 6
Era una mañana tranquila de Julio. El calor se hacía cada vez más insoportable teniendo en cuenta que el verano estaba en todo su apogeo. Hoy, como se me hacía costumbre, regresaba a la casa de mi abuelita a visitarla como cada año. Las vacaciones de verano se me hacían algo divertidas aquí a pesar que también era un lugar que me traía a la memoria un mal recuerdo. Por otra parte conocía a muchas personas y tenía amigos que había logrado hacer por el año que me quede estudiando aquí. Este año sin embargo me recordaba mucho al primero que pase por aquí por que esta vez también mis papas se habían ido de viaje.
Camine hasta la casa de mi abuelita que estaba más arrugada que de costumbre. Creo que los años conforme pasaban trataban de consumirla a pesar que se ponía una infinidad de cremas en la cara. Su casa era algo que nunca cambiaba. Los muebles nunca habían probado estar en otra posición, es más parecía que estuvieran adheridos siempre al mismo sitio, lo único que me alegraba que no cambiara era la comida, me encantaba comer en casa de la abuela en especial si hacía algún tipo de postre. Me pare enfrente de su casa y toque la puerta… se demoró un buen rato en abrir
“Hola abuela! Ya llegue! Que hay de comer? Me muero de hambre!” – ella solo se rió de mi comentario. Ella siempre pensaba que lo hacía de broma pero esta vez lo dije muy en serio, no había comido mucho antes de salir de casa y en el tren no me dio hambre.
“Pense que llegabas mañana, por eso no te prepare nada!” – mi mundo cayo al piso… no había nada de comer? – “Me creíste?” – era la primera vez que caía en una mentira de mi abuela… me sentí como un tonto pero el olor de la cocina me hizo olvidar el mal rato por un momento.
“Huele muy bien… que es?”
“Sopa de carne y fideos”
“Suena bien! Podemos comer ya?” – Mi abuela me llevo a la mesa y me sentó mientras me servía mi comida. A pesar que ya era grande, mi voz ya no era la de un niño de diez años sino de uno de casi dieciséis, mi abuela me seguía tratando como un niño de cinco, no me quejo de eso, al contrario me gusta que me engría.
“Que tal estuvo el colegio Takky?” – lo único vergonzoso sería que alguien escuchase a mi abuela decirme Takky pero eso no me preocupaba mucho.
“El colegio estuvo bien abuela pero ahora estoy de vacaciones por un tiempo y me gustaría olvidarme de eso. Más bien me quedaré por un buen tiempo así que estudiare aquí este año”
“Esta bien hijo, solo acuérdate de averiguar la inscripción y hacerlo con tiempo. Pídele ayuda a tu amiga la rubia… como se llama? Izumi verdad?”
“No te preocupes por eso. Ya se como tengo que hacer” – almorzamos los dos juntos y luego la ayude a arreglar su cocina que para ella es algo así como su templo. Después nos sentamos en la sala a leer un poco. – “Abuela… no se ha vuelto a saber nada de ellos… verdad?” – mi abuela alzó la mirada y negó con la cabeza.
“No, la tierra se los trago por completo. Tampoco han regresado por aquí y la familia que los había adoptado se mudo a otra ciudad durante el invierno… ya no creo que regresen”
“No crees que regresen ellos o la familia que los adoptó?”
“La familia… a los chiquitos se los trago la tierra no te digo? Ya deben estar grandes si es que siguen vivos…”
“Que cosas dices! Yo si creo que están vivos! Algún día regresaran!” – esa charla termino ahí nomás. Los dos nos quedamos callados, yo sabía que la abuela los quería mucho, casi tanto como a mí y le dolía que estuvieran desaparecidos pero de un momento a otro se había aburrido de esperar.
Mis vacaciones pasaron sin mayor novedad. Me la pasaba algunos días en casa con la abuela, la acompañaba a hacer sus compras a la tienda, me dejaba conducir… creo que esa era la mejor parte. Otros días salía a caminar y a hablar con Izumi que era la amiga a la que más recordaba. Días antes que empezaran las clases comenzamos a repasar las materias por que yo tengo memoria a corto plazo y las vacaciones me dan amnesia y me olvido de todo lo que aprendí. El repaso me sirvió de mucho en especial por que habían cosas que no había entendido antes y ahora las comprendía mejor que nunca. Lo único que no me gustaba del retorno a clases era que tenía que usar uniforme de pantalón y corbata… detestaba usar la corbata.
El primer día de clases por lo general uno siempre se esmera y yo no iba a ser la excepción. Me levante temprano y me arregle… el uniforme no me gustaba mucho pero tenía que admitir que me quedaba muy bien. Tome mi desayuno y me despedí de la abuela. De camino al colegio pase por la casa vieja, quemada y destartalada de los gemelos. A pesar del tiempo y que daba mal aspecto a la calle nadie se había atrevido a tocar o a refaccionarla. Tuve ganas de entrar pero no podía perder mucho tiempo así que lo deje para después. En el colegio las cosas estuvieron bien, lo mejor del día fue ver la mini falda que era el uniforme de Izumi… le quedaba muy bien. Las clase no estuvieron tan duras como en mi otro colegio pero por lo menos no andaba tan perdido… ese repaso me había servido bastante.
Después de clases regrese con Izumi a la casa a comer, luego la acompañe hasta su casa y regresé a la mía pero de camino decidí hacer una parada… Me fui a la parte trasera de la casa y busque la ventanita entre la maleza que crecía de manera salvaje por esa zona. Los gemelos habían tenido razón, un adulto jamás hubiera podido pasar por esa ventana… yo no podía pasar ahora por esa ventana. Me hubiera encantado entrar una vez más a esa casa pero ahora si parecía imposible. Derrotado abandone el lugar aunque por un segundo pensé que alguien me miraba pero eso solo fue una impresión… yo y mis paranoias.
Mi vida siguió pasando de manera muy normal para mi hasta que un día vi algo que me llamo mucho la atención. Era finales de noviembre y el tiempo ya estaba enfriando bastante, los vientos se hacían cada vez más fríos. La abuela me había mandado a comprar algo de pan a la tienda y yo regresaba con el mandado cuando me pareció ver una cara conocida… por un momento me pareció ver a alguien muy parecido a Kouichi o a lo que yo creía podía ser Kouichi o Kouji. Lo seguí por dos calles para corroborar mi versión pero al voltear a ver el semáforo y volver a enfocarlo ya había desaparecido. La duda me persiguió toda la noche… habría sido una alucinación?
A la mañana siguiente lo conté a Izumi lo que había visto pero ella no se mostró muy sorprendida cosa que me apareció bastante rara. Por lo general ella era bastante expresiva cuando se trataba de ese tipo de cosas. También me pareció como si ella supiera algo pero no me lo decía… sabría algo ella?
“Tu sabes algo de eso o me parece?”
“Bueno… no exactamente… verás a mí también me paso algo parecido el otro día solo que yo si estoy segura que eran ellos por que los vi caminando. No los pude seguir por que el carro iba en otra dirección pero…”
“Pero que?”
“Pero puede que estemos equivocados. Se supone que somos amigos y si están cerca entonces deberían venir a vernos o a pedirnos ayuda no? SI no lo han hecho entonces de repente no son ellos, De repente son personas muy parecidas a ellos y con el apuro o la emoción hemos visto cosas que no son”
“No lo creo. No podemos alucinar lo mismo… son ellos!”
“Entonces? Por que no vienen con nosotros?” – eso era una buena pregunta que tan pronto diera con ellos me la tendrían que responder.
No paso mucho tiempo hasta que lo volví a ver… La verdad creí ver por que era una persona algo diferente a ellos pero la característica principal que me arrastró a él fueron sus ojos azules… nadie tenía un par de ojos azules de ese tamaño… nadie. Claro que no sabía cual de los dos era pero esta vez no se me iba a escapar. Al parecer no se había dado cuenta de mi presencia por que caminaba bastante despacio, lo seguí hasta que entro a una tienda… quise entrar pero preferí quedarme afuera para no cruzarnos y perderlo de vista. La tienda solo tenía una puerta así que apenas saliera lo iba a ver pero no salió… me pareció extraño así que una hora después me decidí a entrar. La tienda no estaba muy llena pero si tenían varias señoras probándose ropa y zapatos. Busqué con la mirada pero no di con ellos.
“Busca algo señor?” – una señora me pregunto
“No, este… solo entré por que pensé que había visto a un amigo. Por casualidad usted no ha visto a un chico de ojos azules y cabello negro? En realidad no se le ve el cabello por que tiene un gorro. Se llama Kouichi o Kouji… no se cual de los dos vi, son gemelos”
“Chico de cabello negro y ojos azules? No… no lo he visto. Lo que si he visto es a un chico rubio de ojos azules, es el único que he visto. Trabaja aquí, ahora esta atrás pero se llama Ryo” – me pareció extraño lo que me decía esta señora… de repente…
“Usted cree que podría entrar para ver si es mi amigo o no?”
“Entra si quieres pero no lo distraigas de su trabajo” – le di las gracias y entre a la parte trasera de la tienda. Podía oir el sonido de una computadora a lo lejos. Con cuidado abrí la puerta, lo suficiente como para que mi ojo pudiera dar un vistazo.
Había un chico rubio efectivamente sentado en un escritorio con un cerro de papeles a costado del monitor ingresando números aparentemente. El chico tenía un lápiz en la boca como tratando de pensar en algo, luego se rascó la cabeza. Traté de ver su cara y me di con la sorpresa que era como la de los gemelos solo que algo más grande y delgada como de costumbre. El teléfono de la oficina sonó y el chico rubio tiro el lápiz del susto y contestó el teléfono.
“Alo?” – hice silencio para tratar de oír algo de la conversación pero la conversación no me hacía mucho sentido – “Si, ya sé que te toca trabajar hasta tarde hoy pero tenemos que ir a clases, sino se va a molestar la profesora.” – pero había algo raro aquí…si este era Kouichi entonces el otro no podía ser Kouji por que Kouji no hablaba… nuca pudo hablar salvo que… no… imposible! – “Ya sé! Que te parece si me hago pasar por ti la primera hora y a la segunda soy yo? No, mejor le digo que me enferme y me hago pasar por ti….. esta bien… me quedaré en casa y te espero, de todas formas es mejor que lleguemos juntos…. Si, entendido, nos vemos onichan”
Onichan? Eso significaba que el del teléfono era Kouichi y Kouji trabajaba en esta tienda? Entonces podía hablar?
“Quien anda ahí?” – Kouji o quien yo pensaba era Kouji saco un bate del costado de su escritorio y empezó a agitarlo en el aire. – “Quien sea que este ahí deje de esconder su cara!” – me dio un poco de gracia su actitud así que decidí mostrarme.
“Alto! No quiero hacerte daño! Solo quería verte!”
“Te conozco?”
“Si pero creo que ya te olvidaste. De repente te olvidaste mi cara… por cierto cuando pudiste volver a hablar… Kouji?” – su rostro palideció por completo pero después pude reconocer una sonrisa en su cara, algo poco común si mal no lo recordaba.
“Takuya? Por Dios! No te había reconocido… hace tanto tiempo… como diste conmigo?” – no entendía como al principio podía mostrarse feliz de verme y después cambiar a un tono más preocupado.
“Me pareció verte el otro día pero desapareciste, Izumi también te vio pero no pudo decirles nada. Te teñiste el cabello?”
“Me reconociste? Hace cuanto tiempo? Cuando me viste? Donde me viste? Le has dicho a alguien?”
“Hace un tiempo pero recién hoy te volví a ver y te seguí. Por que no nos fueron a visitar? Después de ese día desaparecieron y…”
“No podíamos… me tengo que ir! No le digas a nadie que me viste, tu no me conoces… ya me voy!” – Kouji agarro su saco y su lapicero y salio de la oficina. Yo lo seguía de cerca – “Deja de seguirme que me asustas!”
“Tu asustas más con el bate que tienes escondido debajo del saco. De quien huyen?”
“Shhhhh! Cállate! Otro día hablamos si?”
“Cuando?”
“Que te parece mañana?”
“Perfecto! Donde y a que hora?”
“En donde tu ya sabes a la hora de siempre… como lo hacíamos antes… si?”
“te refieres a…”
“Si! Exacto! Pero no digas nada si?” - Kouji parecía muy alterado de un momento a otro… que le habría pasado durante todo este tiempo para que actúe de esa manera… Kouichi también actuaría igual?
“Esta bien… pero…”
“Hablamos otro día si? Adios!” – Me quede parado en una esquina, intersección con dos avenidas mientras su cabello rubio desaparecía entre la multitud… Fue una actitud bastante cortante pero aún así me dio gusto verlo y saber de él… y un poco de Kouichi también a pesar que no lo llegue a ver ni a escuchar su voz.
Las circunstancias en las que habían desaparecido ellos habían sido muy sospechosas y nunca se llegaron a aclarar. La familia con la que vivieron tampoco dijo mucho ya que no entendían la situación, solo llegaron a hablar de alguien, un hombre al parecer pero nadie pudo decir como era y mucho menos quien era… Lo sabrían ellos? Sería por esa persona que habían huido hace tiempo? Sería por él que seguían actuando a la defensiva? Eran demasiadas preguntas para alguien que sabía muy poco como yo… traté de calmarme y pensar en otra cosa por que sino no podría estar tranquilo para mañana que por fin volvería a verlos… como en los viejos tiempos.
TBC