Capítulo 7
Traté de convencer a Kouji que sería mala idea regresar a esa parte de la ciudad. Volver a pasar por nuestro antigua barrio nos traería solo malos recuerdos pero él estaba terco en el hecho de querer ir a ver a Takuya. Yo también quería ir a verlo por que en medio de todo él seguía siendo nuestro amigo pero si íbamos todo nuestro esfuerzo podría haber sido en vano.
Si… aún no teníamos la seguridad de que “papá” estuviera vivo o no. Todo este tiempo habíamos permanecido escondidos de él y el resto del mundo y ese había sido nuestro plan hasta llegar a la mayoría de edad… con lo que no contábamos era con que alguien nos pudiera descubrir. Takuya no le diría nada a nadie, en parte por que no tiene a nadie importante a quien decirle y por que Kouji dice que se lo pidió. Yo confió en Takuya pero no confío en la gente que pueda haber estado alrededor en ese momento… y si alguien los vio? Creo que era una paranoia que había crecido conmigo durante estos años pero no podía evitarla.
De camino a la casa de la abuela de Takuya iba recordando todo lo que había pasado desde que dejamos por última vez nuestra casa… a pesar de los años esa noche todavía seguía fresca en mi cabeza…
FLASHBACK
Jalé a mi hermano por toda la calle, no podía dejar de correr. Por momentos miraba de reojo hacia atrás, me deba pena ver como se consumía nuestro hogar. Se que no era un hogar decente pero era algo que habíamos conservado por años y verlo ahora en ese estado era como perder parte de nosotros mismos, como un brazo o una pierna.
No sabía con seguridad si el hombre que nos había seguido hasta ahí permanecía en la casa, o seguiría mirando su destrucción desde afuera por que aparentemente nadie nos seguía. Mi problema era que ahora estábamos solos en la calle sin un lugar seguro a donde ir. Me daba un poco de miedo ir ahora a la casa de Takuya por que de repente le podríamos ocasionar problemas, por otra parte no conocíamos un lugar más seguro que su casa.
-“No podemos ir donde Takuya! No podemos ponerlo en peligro a él y a su abuela… además… sería bueno que nos fijáramos en los Akamine… no?” – Kouji había captado mi preocupación y tenía razón, no podíamos ser tan ingratos con los Akamine, teníamos que ver que estuvieran bien, aunque sea de lejos.
-“Ya había pensado en eso. Vamos para allá pero los vemos, nos aseguramos que estén bien y nos vamos. No podemos arriesgarlos más… entendido?” – Kouji aceptó mi condición aunque creo que lo hizo por que no teníamos otra opción. Cambiamos de calle y nos fuimos por otra, no tardamos mucho en llegar ahí. La casa se veía bien, todo estaba donde lo dejamos pero ellos ya no estaban tirados en el piso de la cocina. Desde la ventana vimos que estaban caminando algo adoloridos por la casa. El señor caminaba hablando por el teléfono y ella estaba sentada preocupada en el sillón. Tenía ganas de entrar a la casa y abrazarlos pero si hacía eso era seguro que nos vendrían a buscar otra vez. Por otra parte tuve que agarrar varias veces del polo a mi hermano por que sus pies lo llevaban hasta adentro, con ellos.
-“Quieres que te repita lo que puede pasar si llegamos a entrar otra vez a esa casa?”
-“No, ya entendí pero… míralos! Están preocupados por nosotros! Ni siquiera podemos hacerles saber que estamos bien?”
-“Si se enteran que estamos bien entonces todos lo sabrán, incluso él! Si él lo sabe nos volverá a buscar. Por ahora lo mejor es desaparecer un tiempo hasta que se enfríe la situación” – me sorprendía lo frío que podía pensar pero en estos momentos tenía que velar por la seguridad de mi hermano y la mía… sino quien lo iba a hacer?
Hasta ahora no sé como llegué a convencer a Kouji para irnos de ahí. Pasamos la noche en la calle esa vez, dormimos en el parque en un árbol para ser más exactos y no bajamos de ahí hasta la noche siguiente para inspeccionar el terreno y buscar comida. Nos moríamos de hambre. Las calles a cierta hora siempre están desocupadas así que no teníamos la necesidad de ocultarnos con cada ruido de la calle. Nuestras piernas nos llevaron hasta nuestra derruida casa al final de nuestra calle. Había restos de vasos descartables tirados por todo el jardín, Una cinta amarilla rodeaba toda nuestra propiedad tratando de impedir el paso de algún curioso. Nos escabullimos hasta la parte trasera de la casa, todo estaba casi igual excepto que algunas paredes se habían caído y toda la casa era una acumulación de polvo y deshechos. Se me hacía difícil creer que algo hubiera quedado intacto. Tratamos de entrar a la casa por nuestra vieja ventana pero adentro estaba demasiado oscuro y las cenizas no eran de ayuda por que se nos metían a la nariz.
-“Ponte tu polo en la cara para que no respires las cenizas” – Kouji se quito el polo y se lo puso como le sugerí, yo también hice lo mismo. Nuestro templo había sido consumido por completo, desde la mesa en la que estudiábamos hasta la cama hecha con cartón y ropas sucias y algunas frazadas. Salimos por entre una pared derruida hasta lo que fue la cocina. La casa estaba tan llena de polvo que no se podía ver el diseño de las mayólicas, las ventanas estaban reventadas por el calor del fuego. La escalera principal estaba hecha un desastre, algunos escalones se habían perdido en el incendio y para llegar al segundo piso tuvimos que realizar algunas acrobacias.
El segundo piso estaba mejor conservado que el primero pero igual de sucio. Lo que mejor conservado estaba era el baño en el que nos habíamos metido antes de bajar. Habíamos dejado el agua corriendo y eso como que había frenado un poco el fuego.
-“Y ahora que vamos a hacer?” – Era una buena pregunta, ni yo sabía la respuesta.
-“Se te ocurre algo?” – los dos estuvimos sentados en el piso de la casa pensando algo pero pasaron como diez minutos y no teníamos una idea fija.
-“No podríamos dormir un poco?”
-“Tienes sueño? Si quieres duerme, yo haré la guardia primero”
-“Creo que estas un poco paranoico. Nadie puede llegar hasta aquí, con las justas lo hicimos nosotros! Yo no quiero esconderme… quiero un lugar normal… quiero una familia o por lo menos alguien que se preocupe por nosotros… por que no podemos ser como los demás y tener una familia?” – no sabía que responder… era algo que también quería y en su momento también me había cuestionado lo mismo… a veces me parecía como si estuviéramos malditos o como si tuviéramos algún tipo de hechizo encima.
-“No estoy paranoico. Solo estoy pensando un poco por los dos. Hagamos esto, averigüemos si ese hombre sigue en la ciudad. Si esta aquí entonces tenemos que escondernos pero si no esta… entonces regresemos con los Akamine. Te parece?”
FIN FLASHBACK
Antes de llegar a la casa de Takuya nos quedamos un rato al pie de la nuestra. Seguía intacta y al parecer nadie había tratado de refaccionarla o venderla y mucho menos usarla… después de todo en las condiciones que estaba lo mejor era derrumbarla. Cuando me di la vuelta para ver la reacción de mi hermano me di cuenta que no estaba a mi lado… donde se habría metido? Empecé a buscarlo y me comencé a preocupar que no estuviera por ninguna parte.
-“Ryo? Donde estas?” – no podía arriesgarme a llamarlo por su nombre, no hasta estar en un lugar seguro. Escuche unos sonidos y me acerqué a la parte posterior de la casa… - “Ryo?”
-“Ayudame!” – Pensé lo peor cuando escuche sus lamentos, sería acaso… - “Mi pie se atasco con un arbusto… no lo puedo sacar!”
-“Me asustaste! No lo vuelvas a hacer!” – en verdad me había asustado bastante si es que no llegaba a matarme del susto. – “Vamos de una vez por todas donde Takuya para acabar de una vez con esta excursión” – saqué a Kouji de su embrollo y salimos del lugar. Alguien debería cortar aunque sea las plantas
Desde nuestra antigua casa a la de Takuya era un corto trecho. Recordaba el camino más largo pero después de pensar un poco debía ser por que antes mis piernas eran más pequeñas y ahora más alto todo se me hacía más rápido. Durante todo el camino traté de relajar a mi hermano pero el seguía muy tenso bajo la espera de que algo malo podría pasar. Entendía muy bien el por que de su preocupación pero ese hombre no se había vuelto a aparecer y hacerlo justo ahora, hoy, después de tanto tiempo era por demás improbable, teníamos que tener mucha mala suerte para que justo este día que decidimos salir aparezca… no?
Las cosas desde que dejamos la casa no cambiaron mucho para nosotros. Salimos de este lugar sin un cobre en el bolsillo y ahora no teníamos un montón de plata pero por lo menos nos alcanzaba para sobrevivir. De la plata del banco aún no podíamos tocar nada por que aún faltaban unos cuantos años más para nuestra mayoría de edad y en cuanto a la plata escondida… todavía no la habíamos sacado del escondite de mamá, ni siquiera habíamos corroborado nuestras suposiciones… no habíamos querido volver a saber de eso.
Tantas cosas habían pasado en nuestras vidas desde ese día que a veces se me hacía imposible creerlo. Ese día volví a hablar… no fue bajo las mejores circunstancias pero por lo menos pude hacerlo. Lo que si aún conservo de eso es la mínima cantidad de palabras que utilizo, es decir, no hablo si es que no se me permite como en el colegio por ejemplo. Con mi hermano la cosa cambia, con él si hablo hasta el cansancio, es más a veces noto que el como que se cansa un poco de mí pero eso no importa, yo se que a veces lo desespero y en medio de todo su enojo es superficial y no altera para nada nuestra relación.
Ya estábamos a una cuadra de la casa de Takuya y pasamos por una de las casa más antiguas de su calle. Yo no la recordaba tan llena de ventanas… las lunas me mostraban la imagen de lo que me había convertido y me mostraban a mi hermano casi como otra persona. Sabía que seguíamos siendo nosotros pero ahora que nos veía bien… habíamos cambiado bastante pero si habíamos cambiado… como fue que Takuya nos llego a reconocer?
En la oscuridad de la noche atravesamos la reja que separaba el patio de la abuela con la calle. La casa no había cambiado casi nada… solo el color parecía más nuevo a pesar de seguir siendo la misma tonalidad. Las macetas seguían conteniendo las plantas de la abuela y milagrosamente conservaban la misma disposición y longitud que antes. No faltaba ninguna planta, todas alineadas, la misma cantidad a cada lado de la puerta principal. La ventana por la que nos veía Takuya se veía limpia y detrás de la maceta… había envases?
Kouichi y yo nos acercamos más a la puerta de la casa y como lo hacíamos antes nos sentamos en los escalones. Mis pies que antes solo abarcaban un escalón ahora abarcaban dos exactos. Nos recostamos contra la puerta a esperar a que Takuya nos diera una muestra que estaba ahí aunque los envases hablaban por si solos. No esperamos mucho hasta que detrás de la ventana se oyó una voz…
Los vi llegar, pensé que no vendrían. Había alistado su comida así como lo había hecho hace tiempo cosa que extraño a mi abuela pero ella no me dijo nada y solo se fue a su cama a descansar. Como siempre jale mi banco y senté a esperar. Los dos aparecieron un poco más tarde de lo que tenían acostumbrado. Habían crecido bastante aunque seguían igual de delgados pero sus enormes ojos azules eran los que los hacían especiales del resto y resaltaban más sus figuras. Lo que no me gusto de verlos era que ninguno de los dos conservaba su cabello negro. Como ya lo había visto antes Kouji tenía el cabello rubio y Kouichi estaba con una tonalidad entre rojo y marrón… se les veía muy raros.
-“Pense que no vendrían!” - les dije por la ventana
-“Se nos hizo un poco tarde… hicimos una pequeña parada en la antigua casa”
-“Ya veo… como han estado después de todo este tiempo? Ya sé que Kouji puede hablar… eso es bueno! Cuéntenme que ha sido de ustedes, desde que desaparecieron nadie los ha vuelto a ver…”
-“Excepto tu Takuya. Como diste con nosotros?” – Kouichi estaba muy curioso de cómo había dado con ellos así que le explique aunque con más detalle lo que le había explicado a Kouji. Era obvio que alguien los reconociera, poca gente en Japón tenía ojos azules de verdad, la mayoría usaba de contacto. Esa explicación pareció satisfacerlo… al menos por un rato.
-“Bueno… me van a contar que onda con ustedes?”
-“Mira Takuya, cuanto menos sepas de nosotros es mejor para ti. No quiero ser malo pero es mejor que te olvides de nosotros… al menos por un tiempo más”
-“Se puede saber por que Kouichi? Si me dejas adivinar es por que alguien los sigue… verdad?” – Pude interpretar su silencio – “Se que los están siguiendo no por que haya visto a alguien detrás de ustedes sino por la manera en la que se comportan… están paranoicos. De quien se esconden?” – se empezaron a mirar entre los dos como decidiendo si contarme o no y la verdad eso no me gusto. Detestaba que se me ignorara en algo, tan grave era el asunto como para no atreverse a contarme algo?
-“Takuya… nosotros… en verdad es mejor que no lo sepas pero si tanto te interesa…” – bien! Al parecer Kouji me iba a decir algo más que simples evasiones.
-“Te diremos pero tienes que prometer que no se lo dirás a nadie, ni siquiera a tu abuela, ni a tu almohada!”
-“Esta bien Kouichi… ni a mi almohada!”
-“No es una broma Takuya. Tómalo en serio!”
-“Esta bien… disculpen pero no se queden callados y cuéntenme que fue lo que paso”
-“Esta bien pero no nos interrumpas. Tus preguntas al final!” – los deje que me contaran, una historia bastante difícil de creer. Yo no sabía nada de su papá y tampoco me había atrevido a preguntarles nada de él en aquella época, me alegraba no haberlo hecho.
-“Ya veo… eso fue lo que paso. Pero no han averiguado nada? Me refiero si saben algo de él”
-“No sabemos nada de él desde ese día y esperamos no volverlo a ver. Muchos problemas nos ha ocasionado desde entonces. Más bien, sabes si la familia Akamine esta bien?”
-“Lo único que se es que se mudaron poco después. Eso es lo que se dice. Se les veía preocupados y temerosos desde ese día, quizás por eso se fueron”
-“Ya veo… me hubiera gustado despedirme de ellos” – note un tono de tristeza en la voz de Kouji, recordé que él se había encariñado mucho con esa señora. Lo que más me daba pena de todo este asunto era el hecho que habían tenido que renunciar a la familia que les habían dado para seguir con vida, lo que ellos más querían era una familia ya que la suya les fue quitada. Yo todavía tenía mi familia, viajaban mucho pero solo estábamos a una llamada de distancia y tarde o temprano vendrían por mí en cambio ellos…
-“Y que planean hacer ahora? Vivirán alejados del mundo hasta cuando?”
-“Nuestro plan era hasta la mayoría de edad, después de eso así nos mate no podrá usar la plata” – El plan de Kouichi era medio loco, alejados por tanto tiempo de la gente no valía la pena…
-“Si pero también esta el hecho que quiere la plata que mamá escondió”
-“Su mamá escondió plata?” – Kouichi le dio un codazo a Kouji, al parecer había dicho algo indebido.
-“Shhh! Se supone que no diríamos nada de eso en la calle!”
-“Pero nadie nos esta viendo Kouichi!”
-“Shhhh! Tampoco digas mi nombre! SI él esta por aquí nos podría escuchar!” – las medidas de Kouichi eran extremas, tenía razón de preocuparse por que su papá parecía ser una mala persona pero jamás en mi vida me había imaginado a Kouichi dándole codazos a Kouji, ni en mi sueño más descabellado.
-“Bueno… y cambiando el tema… que han hecho ustedes en todos estos años? Se han escondido bien al parecer” – se relajaron un poco pero aún así siempre estaban atentos a cualquier sonido extraño.
-“No hemos estado nunca en un sitio fijo y la verdad después de hoy tendremos que volver a mutar que tu nos descubrieras significa que nuestro disfraz no fue bastante bueno como para engañarte”
-“Hemos ido a varios colegios…” – Kouji interrumpió.
-“Al principio estábamos en la calle… no teníamos a donde ir ni a donde quedarnos”
-“Por un tiempo vivimos en un templo. Buena comida, ropa, educación pero…”
-“El padre nos hacía muchas preguntas sobre nuestra familia y una de las señoras nos quería mandar a un orfanato” – con cada palabra que decían me los imaginaba en malas circunstancias pero en medio de todo siempre juntos.
-“Aprovechamos bien nuestra estancia ahí, aprendimos mucho y con la ropa que nos dieron estábamos listos para salir a la calle otra vez”
-“Empezamos a trabajar de cualquier cosa” – a medida que hablaba Kouichi se miraba las manos – “Limpiando tiendas, cargando cajas, paseando perros…”
-“Nadie quería contratarnos por que éramos menores de edad, tuvimos que mentir a medias diciendo que estábamos aprendiendo el manejo del dinero y esas cosas… lo vimos en la tele. Tuvimos que decir que éramos mayores solo que bajitos”
-“No convencimos a todos. Había gente que nos ayudaba como lo hizo tu abuela que nos dejaba comida, otros nos botaban y no nos daban nada. Pero el gran problema era encontrar un lugar donde dormir” – Kouichi se sobaba los brazos mientras que Kouji comenzaba a toser.
-“Cuando nos mudábamos a un lugar nuevo la primera noche dormíamos en el parque pero a la segunda encontrábamos una iglesia donde quedarnos o un centro comercial donde escondernos. Cuando juntábamos dinero pagábamos un cuarto, algunos no querían dárnoslo por lo mismo que somos menores de edad pero a otros no les importaba”
-“Y ahora donde están?”
-“Eso Takuya no se dice. No te lo diremos por medidas preventivas. Pero no te preocupes por que estamos bien. Por lo menos estamos mejor que cuando nos fuimos. Ahora tenemos nuestro propio dinero y si bien no es mucho por lo menos nos es suficiente”
-“Pero por que no usan el dinero que escondió su mamá? Eso debe de darles mejor calidad de vida”
-“No podemos sacarlo. Primero por que no estamos seguros del lugar donde esta y segundo por que queremos estar seguros que él este muerto” – Kouji se veía bastante seguro de lo que decía pero me daba la impresión que ellos si sabía el lugar donde estaba ese dinero.
-“Bueno, mucha plática por esta noche. Ya nos tenemos que ir. Mañana tenemos que trabajar temprano y vivimos lejos de aquí. Un gusto volver a hablar contigo Takuya pero ya nos vamos” – Kouichi se estaba comenzando a levantar para irse, sabía que no aceptaría lo que les iba a decir pero de todas formas prefería arriesgarme.
-“Por que no se quedan a dormir hoy? Tenemos un cuarto desocupado, a demás ya es tarde como para que ustedes dos estén caminando por la ciudad de noche y encima solitos”
-“Gracias por el ofrecimiento pero por si no has caído en la cuenta desde que salimos de aquí hemos vivido prácticamente en la calle y caminar solitos por la calle ya no nos asusta” – Kouichi siempre seguía poniéndose de pie y jalando a su hermano.
-“Y que pasaría si ustedes se van ahora y mientras están caminando por la calle aparece él? No hubiera sido mejor que se quedaran a dormir esta noche acá? Asegurare bien la puerta para que nadie pueda pasar” – mis palabras ocasionaron el efecto que había esperado y por un segundo pensé que había ganado esta vez pero el sorprendido seguía siendo yo.
-“No podríamos” – Kouji fue el que se puso esta vez de pie – “Si llegara pasar algo esta noche acá en la casa de tu abuelita no me lo podría perdonar. Prefiero irme a mi casa y quedarme ahí, gracias por tu ofrecimiento de todas formas”.
-“Pero les aseguro que no pasara nada malo! Por favor! Me sentiré más tranquilo si se quedan esta noche. Todo este tiempo han estado lejos de mi abuela y yo y nosotros no hemos podido ayudarlos durante todo este tiempo. Por favor! Ustedes han pasado por mucho… quédense solo esta noche. Mañana si quieren se van temprano” – puse mi cara de tristeza extrema para convencerlos. Se miraban entre ellos tratando de decidirse…
-“Esta bien. Tu ganas” – me sentí feliz y sin perder el tiempo les abrí la puerta para dejarlos entrar. Afuera hacía frío por que entro un chiflón de aire. Al entrar dejaron sus abrigos en el perchero y se quitaron los zapatos. Yo los guié hasta el cuarto vacío en el segundo piso. Ese cuarto era relativamente grande por que era el cuarto que alguna vez fue el de mi mamá, aún conservaba algunas de sus cosas pero mi abuela prefería usarlo para los invitados que nunca venían.
-“Espero no les moleste el color morado. Era el cuarto de mi mamá cuando era soltera. Esperen aquí que les prestaré ropa para dormir” – los deje un rato en el cuarto mientras iba al mío que estaba a su costado para traerles algunos pijamas que me quedaban justos. – “Tomen, espero que les queden bien” – Mientras yo les ponía cobertores a la cama ellos se ponían el pijama. Los pijamas que me quedaban a la medida a ellos les quedaban un poco grandes y era por que eran sumamente delgados. Cuando levantaban los brazos se les veía más las costillas.
-“Te ves sorprendido” – me dijo Kouji. No sabía como decirles sin ofenderlos que estaban muy flacos así que busqué otro pretexto para mi sorpresa.
-“No, es que como se estaban escondiendo pensé que se habían teñido el cabello pero ya veo que eran pelucas”
-“Ah… verdad! Las pelucas son parte del disfraz, jamás nos cambiaríamos el color del cabello” – y tenía razón. Los dos habían conservado el largo de sus cabellos. Los de Kouichi seguían siendo cortos mientras los de Kouji eran largos.
-“Bueno mejor los dejo para que descansen. Hasta mañana chicos!” –cerré la puerta tras de mí. Me daba gusto haberlos vuelto a ver.
Siempre había sabido que Takuya era una persona de confiar y un buen amigo. Me alegraba volverlo a ver después de tanto tiempo pero no podía de dejar de sentir cierto miedo de que algo pudiera pasar. Mi cuerpo toco las almohadas de la cama… hacía tiempo no dormía en una cama tan mullida como esa o con unas frazadas tan calentitas y con olor a limpio. Mi cuerpo se relajaba y comenzaba a olvidarme de todas las cosas feas de la vida y por primera vez después de tiempo me concentraba en dormir tranquilo. Mis ojos se cerraban lentamente hasta que me di cuenta que no sentía la presencia de mi hermano en la cama… a mi lado.
Abrí los ojos y rápidamente comencé a buscarlo por toda la habitación. Kouji se había entretenido con el tocador de la mamá de Takuya. Pero ahora que lo veía bien comprendía perfectamente la fijación de mi hermano por aquel mueble y es que nuestra mamá había tenido uno igual en la casa. Aparentemente era una cosa de mamas llenar la superficie del tocador con perfumes y cremas con olor y por supuesto un gran espejo. Volví a concentrarme en mi hermano y vid que con sus dedos bordeaba todo el contorno del mueble… estaría recordando algo?
Yo si recordaba muchas cosas. Recordaba que siempre que tomábamos una siesta con Kouji y nos levantábamos para ver a mamá ella siempre estaba arreglando sus cosas sentada frente al espejo del tocador. Mamá siempre se peinaba frente al tocador y nos arreglaba antes de salir a la calle. Almacenaba todos nuestros trabajos manuales ahí…
-“Que estas pensando?” – Salí de mi mismo y me concentré en mi hermano.
-“Nada… me quede dormido con los ojos abiertos. Tu que hacías ahí, mirando el espejo?”
-“Me recordaba al tocador de mamá. Solo que el tocador de mamá tenía una manchita oscura en el cajón izquierdo y este no” – me sorprendía que se acordara de eso. Nos quedamos mudos un rato como si el espejo hubiera absorbido nuestras almas. – “Me pica la garganta”
-“Trata de no hablar para que no tasas y despiertes a la abuela y a Takuya. Ven a dormir de una vez” – Kouji se acerco a la cama pero necesitaba toser. Se echo y tosió fuerte ahogando el sonido con la almohada. – “Esa tos me preocupa, de repente deberíamos ir a ver a un doctor”
-“No, estoy bien! Lo que pasa es que ya esta empezando a hacer más frío y tú sabes que siempre me resfrío. Estoy bien. No te preocupes por mí” - no podía dejar de preocuparme pero también era cierto que esta situación la pasábamos todos los años, en especial en invierno. Cuando volví a reaccionar Kouji ya estaba tapado hasta la nariz y se empezaba a acomodar para dormir. De repente era mejor dejar la charla para más tarde, para cuando regresáramos al cuarto donde vivíamos.
La cama estaba deliciosa como para dormir placidamente pero ahora no sabía por que pero no podía dormir. Permanecí varias horas mirando el techo concentrándome en figuras y cosas por el estilo pero cuando las ganas de dormir me entraban Kouji sin querer ahogaba un sonido en la almohada. Habíamos pasado varias cosas juntos desde momentos feos hasta bonitos pero lo principal era que siempre habíamos logrado permanecer juntos.
Cerré mis ojos y empecé a recordar como si todo eso lo hubiéramos vivido ayer, como si nunca hubiéramos abandonado nuestra antigua vida…
Capítulo 8
Te has puesto a pensar que la vida es mejor cuando uno es niño? Por lo general uno no tiene preocupaciones y vives de una manera más libre. Bueno yo siempre he vivido así y creo que siempre lo haré. Me gustaba quedarme dormido encima de mi alfombra y que mi mamá o mi papá me cargaran hasta mi cuarto. Era bonito despertar en la comodidad de mi cama todas las mañanas con el olor de algo delicioso para el desayuno en especial si era un olor a salchichas asadas. Me causaba pavor pensar que esto algún día pudiera acabar pero me daba más pena pensar que mientras yo la pasaba bien había gente que estaba en situación contraria a la mía. Desde que conocí a los gemelos ese sentimiento fue en aumento y desde que me enteré bien de su situación supe que los había conocido para ayudarlos. Siempre pensé que todos los problemas se resolvían de la manera más simple y era por que nunca me había tocado un caso tan difícil como este.
En estos momentos me estaba rompiendo la cabeza para encontrar una solución para ellos. Debía ser muy feo vivir reprimido en algún lugar con temor a mostrarse y peor aún si la persona que te quiere hacer daño es tu propio padre. Nunca había estado en una situación como esa pero al ponerme en su lugar creo que no sabría que hacer. No creía haber tenido el mismo valor que ellos para hacer lo que hicieron. Solo la gente valiente o muy miserable se atrevería a dormir en la calle…. Yo creo que hubiese muerto la primera noche. Con esto no digo que yo sea un cobarde pero no estoy acostumbrado a tener carencias.
En la noche se me pasaron varias ideas por la cabeza, cada una más imposible que la otra pero una de todas esas me gusto mucho… pero no sabía si podía hacerse realidad…
No podía dormir bien. Solo cerré mis ojos para tratar de hacerlo pero no podía. Kouichi también estaba medio despierto pero por momentos parecía conciliar el sueño pero yo y mi tos lo terminábamos levantando. Trataba de toser lo menos posible o en todo caso ahogar mi bulla en la almohada. Sabía que mi tos fastidiaba a la gente, varias personas me lo habían dicho antes en especial con las cuales yo trabajaba pero en ningún momento alguien me ofreció ayuda. Es más nadie nunca nos había ofrecido ayuda, solo Takuya. Era raro que después que le contáramos todo lo que nos había pasado insistiera en ayudarnos o dejarnos dormir en su casa; cualquier otra persona nos hubiera corrido de su hogar o sacado con perros.
La cama era muy cómoda pero yo estaba más acostumbrado en dormir en el piso o en un colchón duro y vieja. Quizá era por eso que no podía dormir… necesitaba no tener comodidades. Me paré de la cama para caminar un poco. Kouchi al fin se había quedado dormido y no se percato que lo dejé solo. Abrí con cuidado la puerta y salí del cuarto. Todo estaba muy oscuro pero ya estaba acostumbrado a ver en la oscuridad así que pude sortear los muebles sin chocar o hacer un golpe. Mis pies me llevaron a la sala y mis ojos me obligaron a ver por la ventana. Estuve un buen rato mirando la calle desértica hasta que me dio sueño… hacía frío al borde de la ventana…
Me desperté asustado… había tenido un mal sueño y más miedo me dio cuando al abrir mis ojos mi hermano no estaba a mi lado. Su lado estaba vacío pero su ropa seguía doblada encima de la silleta donde la dejo… sus zapatillas también estaban ahí. Si se había ido no estaba muy lejos entonces… mientras comenzaba a pensar donde se podía haber metido escuche su tos tan característica de él por el parecido a la tos de un perro.
Me puse mis zapatos y seguí el sonido. No fui el único que escucho eso. En el camino a la sala me encontré con Takuya pero su abuela ya estaba abajo. La señora estaba al costado de Kouji quien se había olvidado de ponerse la peluca… no le podía decir nada por que con el susto yo también me olvide ponérmela pero ya no era necesario. La señora se saco el chal de su espalda y se lo puso a Kouji mientras él seguía tosiendo.
-“Tu deberías estar en tu cama. Que haces afuera de ella y todo desabrigado?” – La señora lo ayudo a parar – “Uyyy! Estás muy flaquito… tu no estas comiendo… con razón estas enfermo, tu cuerpo no tiene defensas”
-“Abuela… “ – Takuya trataba de distraerla para que no se ocupara tanto de Kouji
-“Tu también te despertaste! Que milagro que te levantes tan temprano hijo. Tienes hambre? Voy a hacer el desayuno….” – la abuela miro a Takuya y luego me vio a mí – “Veo que han venido tus amiguitos… hacía tiempo que no los veía. Tu también estas muy flaco… por que no comen?”
-“Abuela ellos se tienen que ir… tienen que ir a su casa”
-“Tonterías! Ellos no tienen casa! Si se van no van a comer. Quédense a desayunar aunque sea” – me dio risa la manera en como lo dijo pero después me di cuenta que estaban esperando mi respuesta.
-“No se preocupe mi hermano y yo tenemos que irnos. Nos encantaría quedarnos pero tenemos que trabajar ahora. Verdad Ryo?” – Kouji se estaba recuperando de su tos y yo esperaba que afirmara lo que dije pero no fue así… o al menos reaccionó muy tarde.
-“No voy a dejar que salgan de mi casa si no toman el desayuno! Takuya! Pon la mesa…. Yo voy a cocer algunas salchichas” – Takuya paso por mi lado y me dijo que mejor le hiciera caso a su abuela por que sino se iba a poner de un humor insoportable y me iba a seguir por toda la calle. Kouji y yo nos sentamos en la mesa mientras la abuela nos traía la leche y las salchichas calientes. – “Quieres más?” – la abuela le pregunto a Kouji quien se había comido solo una salchicha.
-“No, gracias. Estoy satisfecho señora” – pero a la abuela no le importó y le sirvió otro pan con salchicha.
-“No te vas a ir de la mesa si no terminas lo que te he servido!” – vi. la cara de susto de Kouji y me dio risa verlo comer rápidamente. – “El desayuno es lo más importante del día. SI no desayunan pueden caer desmayados por cualquier parte. Necesitas alimentarte para tomar la pastilla!” – cuando la abuela se volteo puso una caja de pastillas al costado de Kouji. – “Antes de terminar tu leche te tomas una”
Casi nunca tomábamos desayuno, solo cuando teníamos suerte lo hacíamos pero este fue el mejor de todos los desayunos. Después de comer nos fuimos a cambiar para irnos de una vez. Los dos ya estábamos tarde para trabajar así que tratamos de no tomarnos mucho tiempo. Ponernos la peluca y olvidarnos de esta noche nos daba cierta flojera pero era algo necesario. Salir de la casa sentía como si dejara la mía… hacía tiempo no tenía esa sensación… desde que murió mamá.
Mientras caminábamos par la calle trataba de concentrarme de nuevo en nuestras cosas. Caminamos dos calles y dimos tres vueltas a mano derecha hasta llegar a la zona comercial. Kouji me dejo en mi trabajo mientras él iba al suyo. Mi peluca roja estaba despeinada por el viento. Mientras subía por las escaleras traté de acomodármela mientras me veía en el espejo de la misma escalera y fue ahí cuando noté algo. Alguien me estaba mirando pero no sabía quien era y de donde venía esa mirada. Traté de no hacerle caso, quizá era alguien que nunca había visto a alguien con el cabello rojo.
Entré a la tienda donde me tocaba trabajar y me puse detrás de la caja registradora como de costumbre. Mi jefe me perdonó el hecho de que llegara tarde ya que nunca me había pasado antes. Hoy fue bastante gente a la tienda así que hicimos buena venta en adornos navideños. A la hora del almuerzo Kouji vino a verme para almorzar juntos.
-“Vamos a comer juntos hoy Kyo?”
-“Si, espérame un momento. Le diré al jefe que ya vuelvo” – me paré y le fui a avisar a mi supervisor cosa que el entraba a suplirme en mi hora de refrigerio. Mientras comíamos sentados en una de las graderías del centro comercial me empezó a picar la oreja.
-“Tu también has sentido esa mirada?” – me asusté. No era yo entonces el que estaba paranoico, Kouji también lo había sentido.
-“SI. Desde cuando lo has sentido?” – se puso a pensar
-“Desde la estación de buses hermano. Todo el camino hasta acá y después en mi trabajo y ahora aquí. Alguien nos esta mirando ahora… tu crees que sea él?”
-“Era justo lo que estaba pensando. Sería bueno empezar a pensar en cambiarnos de lugar… a donde iremos ahora?”
-“No lo sé. La última vez llegamos aquí de pura casualidad pero la verdad… ya me cansé de huir. Y que si es él? Que nos va a hacer ahora? No siquiera sabemos donde esta la plata que quiere… si no sabemos nada no nos puede hacer nada…”
-“Salvo matarlos!” – Era una voz rasposa y tenía un olor nauseabundo – “Párense con cuidadito. Nada de trampas… vamos a ir a dar un paseito a un viejo lugar… creo que ustedes lo conocen muy bien” – la voz se apago y sentí como se me iba el alma del cuerpo. No me atreví a voltear para verlo pero Kouji si y su cara era más de asco que de otra cosa. – “Que me miras mocoso? Avanza o te mato!” – empujo a Kouji que casi se cae por las escaleras si no fuera por que lo agarre del brazo.
-“No lo empujes!”
-“Tu no estas en condiciones de hablar enano! Ahora avancen… vamos al estacionamiento!” – Me tenía agarrado del brazo pero Kouji iba suelto. Sabía perfectamente que teniendo a uno tenía a los dos. Yo miraba a Kouji diciéndole que huyera pero él no quería separarse de mi. Los tres terminamos en el estacionamiento buscando al parecer un carro. – “Tú… agarra las llaves y abre la maletera!” – le lanzó las llaves a Kouji que con el nerviosismo se le cayeron al piso – “Que muchacho para más estúpido! Abre esa maletera o quieres que maté a tu hermano?” – Me tenía sujeto del cuello y un cuchillo se acercaba peligrosamente a mi garganta. Kouji se puso más nervioso y casi llorando cogió las llaves del piso y abrió la maletera. –“ Entra! Apúrate!”
-“Pero… es muy pequeño el espacio…” – El espacio no era muy pequeño, Kouji podía entrar tranquilamente pero lo que pasaba era que le tenía miedo a los espacios oscuros y pequeños… era medio claustrofóbico.
-“Tengo cara de que me importa? Metete ahora!” – me agarró más fuerte del cuello y empecé a sentir que la respiración se me hacía más difícil por lo mismo que mi garganta estaba siendo apretada. Kouji entendió la situación delicada en la que nos encontrábamos y sin decir nada más se metió. El cerró la maletera con Kouji adentro que comenzó a pedir que lo sacara de ahí. Luego me soltó. – “Entra al carro… apúrate!”
-“Saca a mi hermano de ahí primero y pensaré en subirme a tu carro”
-“No puedes poner condiciones. SI no te subes me llevo a tu hermano y si te subes podrás venir con nosotros y vigilar que tu hermano no muera en el trayecto. Que decides?” – tenía razón. Estaba en sus manos. Me subí al carro y esperé a que él subiera también. –“Sería bueno que le dijeras a tu hermano que guarde silencio… ya no lo aguanto!” – me pase a los asientos traseros y traté de hablarle.
-“Kouji… cálmate… se que no te gusta estar ahí pero ya pronto saldremos. Cierra tu ojos y cue…”
-“Que estupidez! Si con eso se tranquiliza es un bobo!”
-“Quiere que siga haciendo bulla para que la gente se de cuenta?” – Me miro con cara de pocos amigos – “Por que podría hacer que Kouji gritara más fuerte!” – empezó a hacer más bulla y yo también, no había forma que nos cerrara la boca por que hacíamos más bulla que nunca.
Pero nuestra acción no tuvo el efecto deseado. Al contrario, aumento la velocidad y con las frenadas que daba me paraba golpeando hasta que en una de esas termine tirado a su costado. Sus pies iban del freno a mi estómago para callarme pero también las frenadas golpeaban a mi hermano. No sabía como estaba él en estos momentos y el dolor de mis costillas que iba en aumento no me dejaba respirar bien…
No sabía cuando me iban a abrir la puerta pero ya sentía que me faltaba el aire. No sabía si era por tanto gritar o era por que en verdad se estaba acabando el aire en ese lugar… no sabría cuanto tiempo más iba a poder aguantar ahí… Cuando sentía que el aire se me iba completamente el carro paro y una mano me jaló hacia fuera del carro. La misma mano que me sacó del encierro me lanzó al piso estrellándome con unos botes de basura. Cuando me recuperé del aturdimiento me di cuenta que yo no era el único que estaba mal. Kouichi estaba tirado en el suelo cogiéndose las costillas mientras se retorcía de dolor.
-“Párate holgazán! Me tienes que llevar a donde esconden el dinero!” – por que no podía entender que no sabíamos donde estaba el dinero? Decíamos la verdad!
-“Por que no puedes entender que no sabemos donde esta el dinero? Decimos la verdad! Por que no nos crees!” – Kouichi le gritó con el poco aliento que le quedaba pero el otro parecía no entender. Con sus manos trató de poner de pie a Kouichi pero él era peso muerto para él.
-“Tú!” – me hablaba a mí ahora. Me quede frío y sin reaccionar más cuando me di cuenta el ya estaba a mi costado agarrándome del cabello y lanzándome hacia mi hermano. –“ Tu me vas a llevar a donde esta el dinero. No sé como vas a hacer pero espero que a donde me lleves este el dinero… por tu propio bien y el de tu hermano!”
-“Pero… no sé donde hay dinero. SI supiéramos hace rato hubiéramos usado el dinero no crees?” – me golpeó con su zapato directo en la cara
-“No te me hagas el chistosito y tampoco al sabelotodo. SI no me llevas a ese lugar no vuelves a ver a tu hermano… asi como tampoco volviste a ver a tu mamá con vida…” – yo no quería ser responsable de una muerte, no me quería quedar solo y tampoco quería que le pasara algo malo a mi hermano…. No lo soportaría. Por otro lado Kouichi me miraba diciéndome que no lo llevara al lugar. Yo no sabía que hacer. Pero de repente era mejor hacerle caso a mi hermano, de repente podía hacer tiempo como para que ocurriera algo… cualquier cosa… un milagro.
Me puse de pie olvidándome del dolor y empecé a caminar entre las plantas. Al principio no me había dado cuenta pero después de oler el grass supe que estaba en casa. Entré a la casa por la ventana de atrás, la misma ventana que nos hacía de puerta hacía ya varios años. Pero cuando me di cuenta el no me estaba siguiendo, al parecer no podía entrar por la ventana. Tuve que volver a salir y buscar un lugar por donde pudiera pasar él pero no encontramos como…
-“Te vas a meter por esa estúpida ventana y vas a ir a la puerta principal y la vas a abrir para que yo pase. SI te demoras mas de lo necesario a tu hermano le van a empezar a faltar partes de su cuerpo así que si lo quieres completo apúrate!” – era una buena amenaza pero yo no quería encontrar a mi hermano en pedazos así que entre por la ventana lo más rápido que pude. Pase entre los escombros del lugar hasta que reconocí la puerta principal. Le saqué los seguros manuales pero habían unos que estaban ya oxidados y eran muy duros de remover.
-“Está oxidado… tengo que buscar algo para romperlo!” – le grité. Pegué el oído a la puerta y lo escuche rabiar.
-“Apúrate muchacho… me estoy empezando a impacientar… ya sabes lo que le puede pasar a tu hermano si te demoras más de la cuenta…” – no tenía por que recordármelo. Salí corriendo a buscar algo lo suficientemente fuerte como para ayudarme a abrir la puerta. De todos los escombros encontré una madera que se veía dura y algo resistente… de repente con eso podía empujar el seguro…. Corrí a hacer la prueba y si bien al principio fui algo torpe para abrirlo lo conseguí. La puerta se abrió de par en par empujándome contra la pared. – “Muy bien… ahora… donde esconden la plata?”
-“Eh…” - No me había puesto a pensar a que parte de la casa lo podría llevar como para hacer tiempo pero se me ocurrió que lo más lejos posible sería lo mejor y lo más lejos era el ático… dos pisos más arriba. Llevarlo hasta allá sería arriesgado teniendo en cuenta que a la escalera le faltaban escalones. – “Creo que mamá debió esconderlo en el ático… si, sospecho que puede ser el lugar correcto”
-“Andando entonces!” – si tenía suerte lo podía empujar por la escalera – “Espera muchacho que estoy cargando al traste viejo de tu hermano. Pobre de ti que me hagas subir hasta allá por gusto… me las vas a pagar!” – pase saliva… no podía dejar que cayera por las escaleras por que Kouichi también caería por ellas… tenía que haber otro modo de librarnos de él…
Me dolía respirar y hubiera preferido mil veces permanecer tirado en el piso que vivir en semejante movimiento. Para colmo de males este sujeto no dejaba de amenazarme con el cuchillo que tenía en la mano. Cruzar la escalera sin tres peldaños fue un logró para mí teniendo en cuenta mi condición física actual y que Kouji estuviera actuando de esa manera tranquila era otro milagro. Kouji no era de las personas que aguantaran semejante presión, al contrario, era fácil de destrozar. Mientras caminábamos el segundo piso me preguntaba que brillante idea se le había ocurrido a Kouji para llevarnos directo al tercer piso. Se me ocurría algo pero no podía saber si esa era la idea que él también tenía en mente.
Cruzamos el pasadizo y atravesamos el traga luz que había en medio de la entrada. Pasamos por los cuartos de la casa, incluso los más oscuros hasta que a lo lejos pude ver la siguiente y última escalera… la que nos llevaba directo al ático. Era la escalera mejor conservada de la casa pero también era la más empolvada. Tenía telarañas en las esquinas del techo y entre los peldaños. Los pasamanos eran como toboganes para las arañas de la casa que habían hecho de esta su mansión. Los tres nos detuvimos al pie de la imponente escalera. Por favor Kouji… ojala que se te haya ocurrido algo… por favor…
-“Muy bien muchacho… que esperas para traerme la plata?”
-“No puedo… debe estar allá arriba pero hay que mover muchas cosas… yo solo no podré…” – creo que el plan de Kouji era muy fácil de predecir… y al parecer él también se había dado cuenta por que montó en cólera y se lanzó contra él. Yo caí en el acto al piso ya que con las justas podía ponerme de pie… estaba muerto. Solo escuchaba a mi hermano que gritaba y cuando alcé la vista para verlo se veía peor de lo que yo creía estar. Su cara estaba cubierta de sangre, lo iba a matar a golpes…
-“Detente! Déjalo…! EN verdad arriba todo es muy difícil de mover… si nos sigues golpeando ni siquiera podremos subir las escaleras… ya déjanos en paz!” – Se detuvo y considero también su situación, nosotros no le valíamos de nada si no nos podíamos mover.
-“Párense de una vez y suban esas escaleras!” – me paré y fui a auxiliar a Kouji a pesar que a mí también me dolía todo.
-“Estas bien?” – le susurré al oído a lo que el solo respondió con un rápido movimiento de cabeza. Íbamos subiendo los dos juntos la escalera cuando una fuerza que venía de atrás me detuvo.
-“Que él suba primero” – Kouji se tuvo que ir arrastrando solo hasta el ático y a duras penas logró abrir la puerta de madera. Cuando el lugar estuvo abierto el viejo y yo subimos; yo delante de él para no escaparme. Con cada paso que dábamos las viejas maderas que armaban la escalera crujían… algunas se veían apolilladas por el desuso. Cuando crucé el marco de la puerta otra mano me jaló hacia adentro. Sin perder tiempo Kouji movió un mueble para trancar la puerta e impedirle el ingreso. Desde la protección que nos daba este ático podíamos escuchar al viejo gritar de la cólera grosería y media pero después de un rato dejo de hablar y a reírse como un loco.
-“Si ustedes creen que se salieron con la suya están muy equivocados. Ahí encerrados no tienen otra manera de salir que por esta puerta… o me equivoco? Saben que pasaría si esta casa se quema con ustedes adentro? Yo sí sé lo que pasaría…. Me quedaría con su plata. Por mi quédense ahí enanos estúpidos…. Para mí valen más muertos que vivos!” – Nos quedamos mirando con Kouji y luego entendimos bien a que se refería con eso. Tratamos de mover el mueble que trancaba la puerta para salir de ahí ya que nuestra idea no era morir achicharrados pero creo que ahora estábamos en otro problema más… El mueble se había quedado atorado y ya no se movía para ningún lado.
-“Y ahora que hacemos?” – lo primero que se me ocurrió fue gritar pero eso no nos sacaría de ahí. Con Kouji comenzamos a buscar algo con que poder mover el mueble o en el mejor de los casos romper el mueble. Al principio no encontramos nada que nos pudiera servir, lo único que yo encontré fue una ventana que sin dudar abrí ya que el humo se empezaba a colar por debajo de la puerta. Saltar por la ventana también era una opción pero no era una muy buena por que eso solo acercaría nuestra muerte – “Kouichi… encontré algo!”
Me acerqué a Kouji que había encontrado un hacha vieja y algo oxidada pero si era lo mejor que teníamos entonces era bien recibido. Comenzamos a destrozar el mueble como podíamos. Entre los dos nos turnábamos pero al final lo conseguimos. Cuando abrimos la puerta toda la casa era humo así que volvimos a entrar al ático a tomar algo de aire por la ventana. – “A la hora de entrar tápate la nariz y cúbrete lo más que puedas con tu casaca… hay que correr sin detenernos hasta la siguiente escalera… de ahí veremos como salimos… entendido?”
-“SI… pero”
-“No hay peros en este caso Kouji… te veo en la escalera… suerte!” – lo abracé antes de salir del ático… según yo era cuestión de suerte salir con vida de ahí y si toda nuestra vida habíamos vivido sin suerte entonces este era el momento de tenerla… ahora o nunca…
Capítulo 9
No sé por que me sentía triste, era algo que no podía comprender teniendo en cuenta que me había sentido muy bien con una buena acción. Me sentía como un niño otra vez… esta bien, puede que sea una exageración por que tampoco soy un viejo pero hacía tiempo que no me sentía así. Había sido como una pillamada pero bastante más callada por que todos queríamos dormir pero era más o menos ese tipo de emoción. La abuela también estaba contenta en especial por que los había vuelto a alimentar teniendo en cuenta que para ella los dos eran un saco de huesos. Ella quería volverlos a tener en la mesa para la hora del almuerzo para volver a vigilarlos comer.
Ese fue el principal motivo por el que me mando a la calle para buscarlos y traerlos a almorzar. Hasta ahora había recorrido varios lugares pero no pude encontrarlos. Las tripas me sonaban en el estómago y hacían ruidos fáciles de escuchar para las personas que estaban caminando a mi costado. Donde se podían haber metido esos dos?
Recordé la tienda de Kouichi y decidí y por ahí, quizá podía dar con ellos por ahí.
Entre al lugar donde al parecer había una gran venta de adornos navideños. La gente estaba aglomerada enfrente de los estantes pero lo que sorprendía era la fila especialmente larga en caja para pagar y despachar las compras. Me acerque un poco más a la caja para ver si veía a Kouichi por ahí pero solo me encontré con un señor bastante alterado y sudoroso que trataba de complacer a sus clientes dándoles una atención rápida en la medida de sus posibilidades.
Una vez más me dio miedo preguntar si había visto a Kouichi teniendo en cuenta que no recordaba cual era su nuevo nombre. Busqué en toda la tienda pero no lo vi… estaría en su hora de refrigerio? Si era así entonces había llegado muy tarde y ya no los podría llevar donde la abuela para almorzar… la abuela se iba a enojar conmigo por ser tan demorón pero esta vez tenía que comprender que no había sido mi culpa… no soy adivino después de todo.
Vencido por estas circunstancias de la vida regresé a casa caminando lento haciendo tiempo y pensando que decirle a la abuela por que después de todo no me iba a creer. En mi camino todo estaba tranquilo. Las calles como siempre estaban desérticas por que el barrio siempre fue muy tranquilo en especial por la zona donde había sido la casa de los gemelos. Se me ocurrió pasar por ahí y de paso recordar algunas cosas como cuando me metí a esa casa por la ventanita de la parte trasera… aún podría entrar por ahí? O quizá abría crecido demasiado? Por que ellos si podían entrar, habían crecido pero seguían flacos y eso los hacía moldeables como para cruzar cualquier ventana.
Desvié mis pasos hacía esa zona pero me di con la sorpresa de un carro no conocido estacionado en la puerta de la casa… alguien más estaría inspeccionando? Me acerque un poco más a la casa, a la parte de atrás por donde sabía era la entrada que ellos utilizaban más. Algo llamo mi atención en la ventanita, habían marcas de dedos en el marco de la ventana… parecía como algunas manchas de sangre pero ya algo seca… serían recientes? Para mi suerte pude pasar aunque con mucho esfuerzo, no era tan elástico como antes. Camine entre escombros y suciedades tratando de ver quien podría estar dentro de este lugar… mi sentido común quería irse del lugar y correr con mi abuela a contarle todo como si fuera un niño pequeño pero… mi curiosidad crecía a cada minuto, tenía que ver quien estaba aquí dentro.
Llegue al área del recibidor desde donde podía escuchar algunas voces que venían del segundo piso. Pero las voces se tornaban en gritos y luego carcajadas… la verdad no sabía que pensar, no tenía ideal de lo que pasaba ahí arriba pero intuía que no podía ser nada bueno. Lo único que pude reconocer y con toda seguridad era la voz de Kouichi. La otra voz debía ser Kouji pero las carcajadas no era de ninguno de los dos…
Me acerqué a las escaleras para subirlas pero tenía que hacerlo con cuidado. A cada paso las escaleras sonaban y alguna tenía que saltarlas con cuidado por que faltaban escalones. Cuando llegue por fin al segundo piso pude percibir un olor… como cuando mi papá intentaba cocinar pero terminaba por quemarlo todo, o como la vez que me fui de campamento y logré prender la fogata… ese olor no estaba bien… Me escondí en el baño cuando oí los pasos de alguien que se acercaba corriendo pero yo sabía que no eran ellos, los pasos se oían de manera diferente… como de alguien con más peso que los dos juntos.
Lo vi de espaldas tratando de bajar las escaleras lo más rápido posible… alguien debía haberle enseñado que en estos casos era mejor bajar lento pero seguro. Cuando me asomé por la escalera vi al hombre en apuros… estaba intentando cruzar uno de los huecos de la escalera sin mayor resultado que quedarse enganchado y colgando… No podía dejarlo ahí así que me acerqué para ayudarlo.
-“Cuidado! No se meza… se puede…” – pero mi intervención llego muy tarde. El señor me vio y al parecer mi presencia lo asustó más de lo que había pensado podía reaccionar. Sus manos resbalaron de donde se estaba agarrando y sin remedio cayo por el hueco… no me atreví a mirar por que imaginaba que la escena no sería agradable. Por un momento, después de ver esto me olvide de lo demás, la casa ya empezaba a arder y todo se comenzó a llenar de humo, yo también tenía que salir de ahí. Salté a ciegas y rezando por llegar al otro trecho de la escalera vivo, luego corrí escaleras abajo y fue entonces cuando me di cuenta de lo que había olvidado…
-“Kouichi!!! Kouji!!” – pero no tuve ninguna respuestas; yo sabía que no me los había imaginado y si no me escuchaban o bien habían logrado salir por otra parte o simplemente no me podían oír. Me quedé perdido en mi mente pensando en que hacer hasta que mis pies me guiaron hacia fuera del lugar… en la calle uno podía ver las cosas desde otro ángulo y pensar era algo más fácil. Miré hacia el cielo y vi una ventana abriéndose… tenían que ser ellos! Estaban vivos pero no permanecerían así mucho tiempo… corrí hasta un teléfono para llamar a los bomberos… sería esto lo máximo que podía hacer?
Kouichi
Tenía miedo de correr y llegar a la calle sin mi hermano pero por otra parte siendo yo el mayor tenía que darle ánimos y no darle miedo. Nuestro futuro era incierto una vez más pero si teníamos suerte entonces quizá todo podía ser mejor. Empezaríamos una nueva vida lejos de acá sin la preocupación de que alguien nos estuviera siguiendo principalmente por que pensarían que estamos muertos. Podríamos irnos para el norte que hacía frío, a Kouji le gustaba mucho la nieve y sería un sueño para él tocarla nuevamente, la nieve de acá era un poco blanda y no duraba mucho en el piso. Al sur también podría ser por que tenía un clima más cálido y no tendríamos frío, las frutas más dulces estaban al sur.
Pero yo seguía soñando en mi mente mientras corríamos hacia la escalera como era el plan. Con las justas podía ver dos centímetros más allá de mi nariz por el denso humo que llenaba la casa, no podía ver a Kouji pero por los sonidos sabía que estaba casi a mi lado aunque un poco atrás. Durante el recorrido a la escalera nos íbamos chocando con algunas cosas que no sabíamos bien que eran, la temperatura de la casa se elevo notablemente… la escalera estaba rodeada de humo…
-“Algún plan?” – miré a mi alrededor pero no vi nada, el fuego estaba por todas partes y si calculaba bien de repente la escalera también estaría siendo carcomida. Me acordé del baño y lo que vi en un programa aquella vez. Nos metimos al baño.
-“Te acuerdas de la vez pasada? El mismo plan!” – mojamos nuestras casacas y a nosotros mismos lo máximo que pudimos. Kouji empezó a toser otra vez y su cara estaba negra por el humo, la mía debía verse igual solo que con menos sangre. – “Vamos!”
Salimos del baño pasando entre llamas. Las escaleras estaban casi extintas a mi parecer. Tanteamos los escalones uno por uno lo más rápido que pudimos hasta que encontramos un hueco, señal que las escaleras se habían acabado ya. Si mal no lo recordaba habíamos andado ya seis escalones; las escaleras cuantos peldaños tenía?
Hacer memoria en un momento como ese era difícil pero esa memoria siempre la había tenido muy presente por que para mía había sido especial…
Flashback
-“Kouichi… deja de jugar en las escaleras que te puedes caer”
-“Ya mamá” – Kouchi bajo cuatro peldaños y se sentó en el primero al costado de Kouji.
-“Mira lo que tengo en mi mano!” – Kouji le extendió la mano a Kouichi y lentamente abrió su mano para revelar lo que tenía escondido. Las cuatro canicas eran las más brillantes que él había visto – “Vamos a subir y hacerlas rodar desde arriba de la escalera! A ver cual canica gana!” – los dos subieron la escalera lo más rápido posible pero en el camino Kouichi iba contando los peldaños
-“Uno… dos… tres… cuatro… cinco…” –cada peldaño era especial. No eran ni muy grandes ni muy pequeños. – “Seis… siete… ocho…” – la primera vez que se cayó había sido en el peldaño número ocho y la primera vez que Kouji se cayo fue en el 10 – “nueve… diez… once… doce…” – algún día tendrían doce años y podrían subir a los juegos de niños grandes donde su mamá no los dejaba ir – “trece… catorce… quince…” – quince había sido el número de veces en que habían jugado este juego – “dieciséis… diecisiete… dieciocho!” – a los dieciocho serían mayores de edad y mamá los dejaría jugar cerca al pozo o al menos eso era los que les había dicho a ellos.
-“Por que cuentas los peldaños Kouichi? Espero que no me hagas trampa” – Kouji se puso medio pensativo.
-“Por que estaba viendo si cada número era especial y por que. Que te recuerda el número uno por ejemplo?” – Kouji se puso a pensar pero no paso mucho tiempo sin que lanzará su respuesta.
-“Uno eres tu por que eres mi único hermano y también eres el mayor. Dos, el dos soy yo por que vine después de ti y siempre hemos sido dos. Tres… tres son las veces que mamá cuenta antes de mandarnos a la cama. Cuatro…”
-“Cuatro son las veces que nos hemos disfrazado para halloween… aunque este año serán cinco!”
-“Cinco… son los dedos que hay en cada mano!”
-“Eso que tiene de especial Kouji?”
-“Si te faltase el dedo gordo podrías agarrar la crayola para dibujar?”
-“No…”
-“Entonces somos especiales por tener cinco dedos en cada mano!” – fue una respuesta bastante lógica
-“Seis son los carritos que tenemos en el estante!”
-“Siete… esa es la hora en que podemos ver la tele y ocho cuando nos vamos a dormir” – Kouji no sabía exactamente que tenían esos números de especial pero dijo lo primero que se le ocurrió para seguir el juego
-“Nueve es el número de colonias en el estante de mamá y diez es el número de la casa donde vivimos!”
-“Diez es el número de caramelos que me como a diario”
-“Once es el número de la lista del salón!”
-“Yo soy el doce! Trece… son los gatos de la señora que vive al final de la cuadra” – a Kouji le encantaba quedarse parado en la cerca de la casa de la señora y ver a los gatos salir a correr y trepar árboles.
-“Catorce… a los catorce podremos ver las películas que mamá no quiere que veamos”
-“Quince… es la cantidad de chocolates que mamá guarda en el escondite”
-“Como sabes de los chocolates?”
-“Los vi el otro día mientras ella limpiaba la cómoda de caoba… sigamos con los números!” – Kouji estaba entusiasmado con el juego
-“Dieciséis…” – los dos se quedaron pensando un rato sobre que podía representar ese número… - “dieciséis es el dia de nuestro cumpleaños!”
-“Diecisiete… son los minutos que nos separan uno del otro… eso dijo mamá te acuerdas?”
-“Si… diecisiete minutos mayor que tu!” – Kouichi se reía con fuerza algo que a Kouji no le importaba mucho por que diecisiete minutos no era nada al fin y al cabo.
-“Dieciocho…”
-“Mayoría de edad” – los dos se rieron por que dijeron lo mismo a la vez. No es que quisieran a esa edad independencia pero esa frase la habían escuchado en varias películas que solían ver con su mamá. Luego se miraron… los escalones ya se habían terminado… el juego de la carrera de las canicas podía comenzar…
FIN DEL FLASHBACK
Dieciocho escalones… eran dieciocho escalones… solo nos separaban
doce escalones del primer nivel y de ahí correr a la puerta sin mirar
a tras pero… cuantos escalones serán los que falten… una
vez más necesitábamos suerte para llegar. Tomamos impulso los
dos y saltamos lo más lejos que nos dieron nuestras piernas…
tenía una sensación de vacío debajo mío…
me sentía como volando pero sabía que después de esa
sensación vendría un fuerte impacto… no sería nada
bueno…
El vuelo pareció interminable pero la caída llego con toda intensidad segundos después. Habíamos conseguido llegar al otro extremo pero nuestra suerte fue a medias por que ni bien pisamos el peldaño la escalera se vino abajo… o al menos el escalón en el que estábamos parados. Tratamos de aferrarnos a cualquier cosa antes de caer pero mi mano solo alcanzó a agarrar la de Kouji. La de mano de Kouji estaba aferrada a un pedazo de madera.
-“Suéltame y sal… déjame caer!”
-“Estas loco? Si caes me lanzó contigo!” – Kouji estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para agarrarme a mí y mantenerse agarrado él. Yo veía que su mano poco a poco iba perdiendo fuerza e iba cediendo ala caída hasta que con fuerza que no se de donde saco logró mecerme y darme la oportunidad de agarrarme del siguiente peldaño.
Los dos tratamos de subir pero otra vez le vino la tos… no solo a él… a mi también… el lugar estaba lleno de humo y quien sabe cuanto habríamos inhalado yo. Logré llegar a salvo y ayudarlo a subir pero otra mano se apareció ahí también… no supe quien era por el humo denso y su voz se oía medio distante… lo que estaba seguro es que no era aquel hombre…
Takuya
Me asusté al ver la figura de uno de ellos… al principio no le capte los detalles pero no parecía poder caminar bien… pero solo ví a uno… el otro donde podría estar?
Me acerqué un poco más y vi el problema más a fondo. Kouji, sabía que era el por la inconfundible tos, colgaba de un pedazo de madera mientras Kouichi trataba de sacarlo de ahí pero al parecer tenía problemas en eso ya que con las justas se podía mantener de pie solo. Me agaché a su lado y entre los dos hicimos lo que uno solo no podía.
Los tres salimos de ahí lo más rápido que pudimos. Adentro del lugar no se oía nada pero ya en la puerta los sonidos se hacía más fuertes y reconocibles… la sirena del camión de bomberos acababa de llegar al lugar y trataba de buscar agua de alguna de las tomas de la calle. La ambulancia estaba cerca o al menos eso fue lo que nos dijo uno de los bomberos cuando trato de llevarnos lejos del lugar calificándolo como altamente peligroso para niños de nuestra edad… no éramos tan niños…
Ahora con la luz de la calle y fuera del humo denso los podía ver mejor. Los había visto en la mañana por última vez antes de abrirles la puerta para que se fueran y no los recordaba de esa manera.
Kouichi no podía mantenerse de pie y Kouji no paraba de toser. Los dos tenían la cara negra por el humo y con algo marrón que parecía ser sangre… Kouichi también estaba tosiendo…
-“Que paso?” – era mala idea preguntar en ese momento pero no sabía que más hacer…
-“El hombre… *cough cough* …quería plata…” - fue lo único que le entendí a Kouichi. La ambulancia se hizo presente al poco rato y se los llevaron en camilla a cada uno. A mi solo por haber estado adentro del lugar me inspeccionaron pero no había inhalado humo… yo estaba en óptimas condiciones en comparación a ellos.
Como me dejaron ir corrí a la casa con mi abuela para contarle lo que había pasado aunque no era gran cosa mi información… tenía una idea de lo que había pasado pero era solo uno idea, no era lo que de verdad paso. Mi abuela me dijo que me alistara para ir a verlos así que me limpie lo más rápido que pude y salimos los dos a verlos. Con el apuro de la situación me acorde que no sabía a donde los habían llevado así que tuvimos que volver al lugar del incendio para que nos dieran esa información.
El hospital no quedaba muy lejos de donde estábamos así que logramos llegar en corto tiempo. Al principio no nos dejaron verlos por que estaba tratando de ver como estaban. Según el doctor que hablo con la abuela los dos habían estado mucho rato ahí adentro y si bien no presentaban mayores quemaduras si estaban bastante golpeados y con problemas respiratorios.
El doctor tenía sus dudas sobre si podrían seguir vivos por eso prefirió tenerlos en observación. Yo estaba preocupado pero con preocupaciones nada podía hacer o al menos eso es lo que me decía mi abuela. Traté de no pensar en nada malo… puse mi mente en blanco y me los imagine comiendo, conversando, riendo y todas las cosas que eran normales para el común de las personas y que ellos poco habían gozado.
Tantas desgracias juntas parecía una broma cruel
del destino pero así se había dado. Lo que ellos necesitaban
era un lugar tranquilo donde descansar y desarrollarse normalmente…
ahora si lo podrían lograr en especial por que ese hombre, por que
así era como lo llamaban, no estaba más en este mundo…
podrían estar por fin tranquilos… que más podían
pedir?
TBC..