Puppet

 


Capitulo 3: Make me happy

Hoy me sentí mejor que otros días. Los dolores del cuerpo se me habían quitado casi por completo y lo único que me hacia recordar mi aparatosa caída era el yeso que persistiría por unas semanas mas en mi brazo izquierdo. La mayoría estaban preocupados por si esos golpes cambiarían mi estilo de juego y si no tendría repercusiones por lo mismo. Ahora también tenía un poco más de libertad en casa y por lo que oía pronto regresaría al colegio. Las tareas y las cosas que tenía que estudiar me llegaban a diario para no atrasarme. Momo senpai me las traía de camino a su casa pero tenía entendido que eran Horio el que recopilaba estas cosas ya que con el llevaba la mayoría de mis cursos.

Habían cosas que no comprendía como hacerlas… no se si era por que en verdad no las entendía o la cama tenía la cualidad de apagar mi cerebro a determinadas horas. En estos casos cuando no sabía que hacer recurría a mi prima pero su fuerte no eran los números así que en ese rubro tenía desventaja. Mi solución era pedir ayuda a alguien más… por suerte tenía ahora amigos… si bien no eran de mi edad exactamente y no llevaban clases conmigo eran mis amigos… o al menos así los empezaba a sentir.

Antes no sabía el valor de esto por lo que nunca sentí la necesidad de tenerlos. Siempre tuve gente cerca de mi que trataban de hablarme o simplemente pasar el rato pero nunca los considere amigos… la gente a veces es muy ruidosa y no va mucho con mi personalidad aparte que suele complicarse demasiado y en esas épocas las complicaciones no iban conmigo aunque eso lo sigo arrastrando hasta ahora. Un amigo… el único que podía recordar de USA era Karupin pero la mayoría solía expresarse de él como mascota.

Estaba pensando muchas cosas ahora último… era lo único que podía hacer a ciertas horas. De cuando en cuando venía Nanako para hacerme compañía, mi mamá venía generalmente por las mañanas y por las noches y oyaji cada vez que estaba aburrido y quisiera fastidiarme… el resto del tiempo la pasaba al lado de Karupin. En mi velador aparte de las medicinas tenía mis libros y algunas revistas deportivas. Mi ventana estaba plagada de tarjetas de ‘recuperate pronto’ y ‘espero que estes bien de salud’. Todo esto me cansaba mucho a pesar que no requería un esfuerzo físico… estaba a punto de dormirme una vez más cuando entro oyaji con cierta cara de seriedad y un sobre en la mano. Era poco común verlo tan serio… es más jamás lo había visto tan serio en mi vida…

-“Por que traes esa cara? Mamá te boto las revistas de nuevo?” – quise bromearle un poco para tantear que era lo que le rondaba la cabeza eso si es que había algo en ese cerebro enmohecido.

-“Calla hijo estúpido! Tu no sabes nada…”

-“No lo sabré nunca si es que no me lo dices. Si no son tus revistas entonces que pasa?” – parecio buscar sus palabras cuidadosamente lo que me hizo pensar que el contenido de la carta sería algo que me concernía a mi también – “Si has venido hasta aquí para ponerme esa cara y encima no decirme nada entonces mejor vete y déjame descansar”

-“Bueno, veo que no estas siendo muy cortés conmigo y eso que yo estaba buscando la manera de darte esta noticia sin matarte de un paro”

-“Soy joven y práctico deporte… no crees que tu excusa de un paro cardiaco es un poco mal fundamentada? Dilo de una vez que no me moriré por lo que me vayas a decir!” – me estaba impacientando y mi humor en estos momentos no era el mejor, después de todo siempre había sido mala idea no dejarme dormir.

-“Nos regresaremos a América dentro de un par de semanas. Tengo que hacer cosas por allá y tu mamá también. Esta demás aclararte que tu vienes con nosotros pro ser menor de edad” – me quede mudo… si bien no había muerto de algún paro como lo supuso oyaji si me quede sin habla.

-“Por que? Que problema tan serio hay en América que no lo puedas resolver con una simple llamada telefónica? Por que tengo que ir yo?” – por que tenía que ir yo? Esa última frase se me escapó de los labios

-“Ya te dije que no podemos dejar solos a niños de tu edad… es parte de nuestro deber como padres no dejarte abandonado en un país. Y en cuanto al motivo pues es un problema con el banco por parte de tu mamá. Por mi parte tu tía que esta allá quiere que vaya para el matrimonio de tu prima y tu también tienes que ir… están contando contigo” – trataba de hacerme entender pero yo no quería… tenía que haber una solución.

-“Ni siquiera me acuerdo de ellos! No quiero ir! Vamos a entrar a un torneo dentro de dos semanas! No me puedo ir!”

-“Dos semanas es buen tiempo para que le vayas diciendo a tus compañeros de equipo que vayan pensando en un reemplazo para ti. Nos vamos y tu vienes con nosotros” – sentía una inmensa desesperación en el pecho… no podía irme y dejarlos solos… contaban conmigo… el capitán me lo había dicho y no pasaba un día sin que Momo sempai no me lo recordase.

-“No me podría quedar con Nanako?”

-“Ella también va pero se regresa después de la boda…”

-“Por que dices que ella se regresa después de la boda? Eso suena como que ella va a regresar sola… vamos a regresar… verdad?”

-“Ve avisándole a tu equipo… no lo dejes a último momento” – oyaji se paro de mi silla del escritorio y salió por la puerta. Las ganas de dormir se me fueron totalmente… como les podía decir que no regresaría? Por que de repente les pude haber dicho ‘me voy pero regreso en un par de semanas’ o ‘tratare de volver lo antes posible’ pero ahora como les iba a decir eso?

Ahora no tenía ganas de hacer mis tareas… tampoco quería ver a nadie pero eso iba a estar un poco difícil por que hoy iba a venir Fuji sempai a explicarme lo que no había entendido de matemáticas… no le podría decir nada a él… tampoco a Momo sempai cuando regresara del colegio con sus tareas del día… y si alguien lo llamaba? Como iba a hablar sobre el tema? Intuirían algo?

Volver a América… ya no estaría más aquí con mis sempais a los cuales ya me había acostumbrado… ya no me iría en bicicleta con Momo… tampoco iría a los torneos con ellos… me perdería de muchas cosas… Allá no tenía amigos, solo rivales de juego, gente que había conocido en los torneos en los cuales había participado pero a nadie más. Amigos de colegio que vinieran a mi casa cuanto me sentía mal nunca tuve… tampoco llamadas telefónicas ni tarjetas de salud…. Mamá me dejaría regresar con Nanako? Si oyaji no lo hacía menos lo iba a hacer ella.

Cuando menos me di cuenta vi a Momo asomarse por el marco de la puerta. Me sonrió como siempre pero su sonrisa desapareció al ver mi cara. Se acerco a mí dejando mis deberes junto a mis demás libros en el velador y se sentó a mi lado.

-“Echizen… te sientes mal? Tienes cara de dolor… te duele algo? Quieres que llame a tu prima?” – por que tenía que darse cuenta de mi estado de ánimo?

-“No. Es que el sol esta muy fuerte y toda la tarde me dio en la cara… Gracias por traerme los libros Momo sempai!” – traté de sonreírle aunque mi sonrisa salió demasiado fingida y aparentemente el no se la creyó.

-“Por que no eres honesto y me dices que te sientes mal? No comprendo por que te pones así si eso te hace mal… dilo de una vez!”

-“Ya te dije que fue el sol que me dio a la cara pero si tu prefieres no creerme ese es tu problema!”

-“El problema aquí es que a ti no te gusta decir las cosas además hoy se nota que estas de mal humor así que mejor te dejo solo para que aprendas a comportarte mejor con tus sempais! Eres un mal educado!” – Momo al parecer también estaba de cierto humor hoy por que ni él ni yo nos pudimos aguantar. Sin más que decir me dejo solo en mi cuarto. Si antes que viniera él me sentía mal ahora me sentía peor.

Pero eso no fue todo… la conversación con Momo había tenido algo de verdad. A mi no me gustaba hablar y decir las cosas. Un mal educado? Bueno a él le podía parecer así pero en América eso no era mala educación solo una simple discusión. Me dejo pensando todo esto un rato. Ahora si ya no quería hacer nada y para cuando llego Fuji sempai me hice el dormido y fingí malestar cuando Nanako intentó despertarme por lo que Fujj tuvo que regresar a su casa. Me sentí mal por hacer eso por que lo hice perder su tiempo… no fue mi intención hacerlo de lado pero ya no tenía ganas de ver a nadie por más que fuera descortés.

Mamá como todas las noches fue a verme y a preguntarme como me sentía y más si había dicho en la tarde que me sentía mal. No sabía como encararla y preguntarle si me podía quedar en Japón. Ella primero se sentó a mi lado para despertarme pasando sus dedos entre mi cabello… yo no quería pelear con ella ni hacerla sentir mal pero tenía otra opción?

-“Como estas tesoro?” – dude un poco en contestarle

-“Es cierto que vamos a regresar a América en dos semanas?”

-“Tu papá ya te lo dijo… bueno… si es verdad. Tu no te quieres ir verdad?”

-“No quiero regresar a América… en dos semanas empieza un torneo aquí y el equipo esta contando conmigo… no los puedo dejar!”

-“Si sé lo de tu torneo pero también entiende que somos una familia y las familias tienen que estar juntas. Me encantaría que te quedes pero aquí no te puedes quedar solo. Cuando Nanako regrese ella se tiene que ocupar de sus cosas y tu serías una responsabilidad más para ella. Tu quieres darle más responsabilidades a tu prima y preocuparla?” – eso fue un golpe bajo. Mamá sabía que mi prima me caía muy bien y la quería mucho a pesar que no se lo demostraba a diario.

-“No…”

-“Entonces con quien te vas a quedar? La familia de tu papá no te cae muy bien como para que te quedes con ellos”

-“Y con un amigo?”

-“Y cuanto tiempo te quedarías? Hasta que termine el torneo? Hasta que termine el año? Hasta que te gradues? No crees que también le estarías dando una carga más a la familia de tu amigo?” – para todo las respuestas de mamá eran coherentes

-“Y por que no podemos regresar? Por que no vamos y regresamos? Aquí estamos bien!”

-“Bueno… mi trámite va a durar un buen tiempo… no menos de un mes. Tenemos que ir a ver la casa si esta entera todavía… y ya se viene tu cumpleaños! No querrás pasar tu cumpleaños solo aquí en japón verdad?” – mi cumpleaños solo no me importaba mucho pero no quería regresar a América… aquí era mejor – “Y en cuanto a regresar… bueno quizás lo podríamos hacer pero de aquí a un año… no podemos gastar tanto la plata”

-“Pero…”

-“Bueno ya es tarde hijo y tu tienes que descansar. Mañana regresas al colegio y tienes que verte bien. No te olvides de avisarle a tu equipo de nuestra decisión así ellos tendrán tiempo de encontrarte un reemplazo” – me dio un beso en la frente como queriendo acabar de una vez con este tema – “Hasta mañana!” – mamá salió de mi cuarto dejándome con la palabra en la boca. Sus razones eran ciertas pero yo no quería que fueran así.

No pude dormir pensando como serían las cosas cuando me tocara regresar… Ya nada sería lo mismo… me había acostumbrado a este ritmo de vida. Me revolcaba en la cama tratando de dormir pero no podía… todo me daba vueltas en la cabeza… y encima tenía que ver una manera de decirles que me iría… como?

La mañana llego y me vi al espejo con ojeras. El brazo izquierdo me picaba y no me lo podía rascar por que el yeso no me dejaba. Me puse el uniforme lo mejor que pude y baje a tomar desayuno. Nanako ya lo tenía servido en la mesa. Comí en silencio y luego salí para llegar a tiempo a clases. A medio camino Momo me alcanzo con su bicicleta pero no me podía subir en ella por que iba a necesitar un brazo por lo que tuve que caminar todo el camino.

Entre al colegio, recibía saludos de todo el mundo… si esto me hubiera pasado en América a nadie le importaría, nadie me saludaría, nadie me haría caso. Seguí mi rumbo hasta mi salón. Me encontré de camino con Oishi sempai quien cargó mi maleta hasta mi salón. Aún no llegaba la profesora así que me fui a la ventana. Como iba a extrañar a este colegio… los pasadizos, las ventanas, las vistas… Cuando regresé de mis pensamientos el capitán estaba a mi lado tratando de captar mi atención.

-“No hay necesidad que te presentes al club en la tarde por que tu brazo sigue con el yeso. Si quieres puedes ir pero solo sería a recoger pelotas…” – no iba a desperdiciar lo que me quedaba de tiempo en el club recogiendo pelotas…

-“Iré pero puedo jugar con el derecho sin problemas”

-“No vas a jugar hasta que te quiten el yeso. SI quieres puedes alcanzar los jugos y tomar notas con Inui”

-“No! Voy a jugar de todas formas! No voy a perder mi tiempo…!” – no se lo podía decir ahí con toda la gente oyendo… sería demasiado – “Discúlpame pero tengo que entrar a clases. Nos vemos después… Tezuka buchou”

Entre a mi salón aún sin creer que había dejado al capitán plantado en el pasadizo y encima le había alzado un poco la voz! Lo más probable era que si me presento me va a hacer correr por lo menos unas treinta vueltas pero eso no me importa… lo que yo quiero es ir y vivir mis últimas semanas normalmente… si no tuviera este estúpido yeso todo sería mejor.

No pude prestar mucha atención a las clases por que me moría de sueño. Debía tratar de dormir mejor ahora en la noche sino mañana me volvería a sentir cansado como hoy. Por ratos sentía que Horio le daba patadas a mi carpeta para despertarme o en algún descuido del profesor aprovechaba para jalarme del brazo… solo en esas ocasiones lograba abrir completamente los ojos. En una ocasión me quede dormido con la cabeza apoyada en mi brazo… cuando mi brazo se durmió mi cabeza cayó y golpeo con fuerza a la carpeta… todos se morían de la risa sin considerar mi dolor. El profesor ya se había dado por vencido y ya ni siquiera llamaba mi atención pero de cuando en cuando soltaba comentarios como para que durmiéramos mejor en las noches y no nos desveláramos mucho estudiando pero ya para el cambio de clases me paso la voz para que me fuera a lavarme la cara.

Eso paso con la mayoría de mis clases ese día pero no con matemáticas. Para Matemáticas me forcé a no dormirme por que de esto no había entendido lo que Horio me había enviado mientras estuve en casa. Cuando sentía que mis ojos se cerraban me pinchaba con la punta del portaminas hasta que el dolor me obligaba a abrir una vez más mis ojos. La profesora no era muy estricta pero ese día parecía estar de mal humor. Por que tenían que poner esta clase en la tarde? En la tarde uno por lo general esta más cansado y en lo único que se piensa es en que termine para ir de una vez a casa, por eso la gente nunca esta bien en matemáticas. En mi caso el sueño iba en aumento… ya no podía más así que puse mi libro parado para dormir detrás de el. Era increíble que en una carpeta tan incómoda pudiera conciliar el sueño cosa que no había podido hacer en mi cama por la noche. Otra vez volvía a sentir las patadas de Horio pero no me importaban… estaba cómodo… ahora un brazo me movía… que pesado era Horio como para no dejarme dormir ahora que podía hacerlo…

-“ECHIZEN! LEVÁNTATE!” – brinque de la carpeta con el grito agudo que escuche en mi oreja. Perdí por un segundo la conciencia de donde estaba hasta que recordé que me había quedado dormido en la carpeta – “No es mi culpa que no hayas dormido bien en tu casa pero deberías de tener el mínimo de respeto por lo menos. Tu amigo ha estado tratando de despertarte hace diez minutos!” – mire a Horio que lucía una sonrisa temerosa – “Los dos están castigados hasta que se termine la clase. Vayan a pararse en la puerta… solo será por quince minutos” – no podía refutarle nada así que simplemente me pare y camine hasta la puerta seguido muy de cerca por Horio.

Todavía tenía sueño así que me recosté en la pared a esperar a que pasaran los quince minutos. Era mi impresión o estaba haciendo frío? Quizá debí salir del salón con mi saco en vez de solo con mi camisa.

-“Te sientes bien?”

-“Si, solo tengo algo de frío” – a Horio se le cayó la mandíbula

-“Pero si esta haciendo calor! Como puedes tener frío?” – no podía explicarlo pero sentía algo de frío y sin darme cuenta me estaba frotando el brazo derecho con los dedos del izquierdo… no podía frotarme el otro brazo por el yeso.. mi brazo izquierdo estaba congelado.

-“Quieres que vaya por tu saco? Le puedo pedir a la profesora para entrar…”

-“Puedo resistir quince minutos” – podía resistir… si podía!

Para cuando acabo la clase entramos a pedirle disculpas a la profesora por nuestro mal comportamiento así haya sido solo un estúpido formalismo. Me puse mi saco y tome mi maleta, ahora era hora de ir al club de tenis. Entramos y de camino nos encontramos con Kachiro por que los demás ya estaban adentro cambiándose. A todos les dio gusto verme. Intenté cambiarme lo más rápido que pude por que mi brazo izquierdo era una limitación… lo más difícil era ponerme el polo pasando primero el brazo izquierdo… No me gustaba recibir ayuda pero sin quererlo la recibí. Fuji sempai me ayudo a asar el brazo cuando me atore en la abertura con el yeso.

-“Echizen… te sientes bien? Estas helado…”

-“Si estoy bien… de repente me ha bajado un poco la presión pero eso no es nada serio, no se preocupen”

-“Si te ha bajado la presión entonces deberías tomarte este jugo que esta endulzado para darle un poco de calor a tu cuerpo, además te dará energía…” – Inui estaba hablando cuando Eiji lo interrumpió.

-“Si necesita azúcar entonces cómete una paleta! Toma yo tengo una… es mejor que tomarte el jugo de Inui… acuérdate que la última vez que lo tomaste no despertaste hasta mucho después” – sin más preámbulos Eiji pelo la paleta y me la metió a la boca. Me gustaba la paleta así que no dije nada. Tenían razón por que el azúcar me hacía falta.

-“Saaa… sI se te vuelve a bajar la presión ya sabes que hacer… aunque también podrías tomar una taza de café bien cargado… pero tu todavía eres muy niño para tomar café… mejor comete una golosina” – Fuji tenía su mirada evaluadora sobre mi… prefería el dulce por que el café me ponía demasiado hiperactivo… por eso a mamá no le gustaba que tomara café.

Tezuka no me dejo hacer nada pero me dijo que para cuando estuviera mejor me esperaban cincuenta vueltas alrededor de las canchas. La mayoría se preguntaba por que pero eso fue algo que ni él ni yo contestamos. Todo el rato me la pase jugando con mi raqueta, sentado en una banca mientras veía a los otros jugar. Por momentos se me acercaban para hablarme un rato, con él que más estuve fue con Inui que me pidió que lo ayudara a recolectar ciertos datos así que me convertí prácticamente en su secretaria. Tenía un montón de información de cada uno de los titulares, incluso tenía información de los de primer año y no solo de nuestro colegio. No sabía como hacía para conseguir todas esas cosas pero al parecer eran verdad.

Terminando con el entrenamiento regresé a casa con lo que tenía puesto que era el uniforme de entrenamiento. No había necesidad de cambiarme teniendo en cuenta que no había sudado nada. Tuve también la suerte que Momo me acompaño, no por que me hubiese pasado nada sino por que no quería regresarme solo. Por lo general yo me agarraba de sus hombros y viajaba parado en la parte de atrás de su bicicleta pero teniendo en cuenta mi reciente condición física a él se le ocurrió otra cosa.

-“No quiero viajar así! Así viajan las chicas y yo no soy una chica!”

-“Vamos! Es solo mientras estes con el yeso!” – Momo trataba de convencerme a que me subiera a la bicicleta esta vez sentándome en el palo entre él y el timón.

-“Ochibi! No seas problemático y sube de una vez! Aprovecha que Momo te llevara a tu casa y no te cansaras en el camino cargando tu maleta”

-“Pero no quiero!” – a nadie le importaba lo que yo quería. Momo se subió a la bicicleta mientras Kikumaru sempai y Fuji sempai me cargaban y me sentaban en el palo de la bicicleta de Momo. No pude poner mayor resistencia más que gritar para que me dejaran en paz. Ni siquiera Oishi sempai pudo frenarlos. Ahora estaba preso en aquella bicicleta… cuando regresara a América no podría usar una bicicleta por que recordaría esto.

-“Alegra esa cara Echizen! Te noto decaído… algo te molesta?” – me hubiera gustada contarle lo que pensaba a Momoshiro pero yo aún no me resignaba del todo

-“Lo que pasa es que no dormí bien anoche… me quede pensando en matemáticas”

-“No te conocía tan aplicado en tus estudios… es más nunca te he visto preocupado por tus exámenes…”

-“Nunca hemos estudiado juntos. Tengo que estudiar sino como pasaría de año? No me dejarían ser parte del equipo con notas bajas!”

-“Tienes razón… eso significa que tienes buenas notas?”

-“Si, y no las puedo bajar…” – ahora más que nunca por que si me iba a volver a cambiar de colegio tenía que tener buenas calificaciones aunque a decir verdad no era tan necesario por que había aprendido más en Japón que en todos mis años en e colegio público de California.

Momo me dejo en mi casa y se fue para la suya. Entré sin ganas solo para encontrarme con los pasajes ya comprados en la mesa de la entrada. Felizmente no invite a Momo a entrar por que sino los hubiera visto y ahí si tendría problemas con todo el equipo. Mamá según Nanako había salido a comprar una maleta más grande y otra para ella. Oyaji estaba tirado como siempre en el jardín mirando sus revistas decidiendo cuales iba a llevar y cuales iba a dejar por que tenía un montón de ellas, una gran colección desde que llego de américa.

-“Oye… ya deberías ir viendo lo que vas a llevar en el avión y lo que vas a mandar por barco. Mira que tu cuarto esta lleno de cosas. Tus trofeos tienes que ir metiéndolos en las cajas para embarcarlos de una vez. No te olvides de…”

-“Deja de fastidiarme con ese tema… me duele la cabeza así que me voy a mi cuarto”

-“No vas a almorzar Ryoma kun?”

-“Más tarde…” – subi a mi cuarto, si me quedaba ahí baka oyaji me iba a seguir fastidiando y ahora no tenía humor para soportarlo. Pero después me di cuenta que no tenía ningún refugio en casa por que en la esquina de mi cuarto habían cajas para embalar todo. Nadie me iba a dar tregua a este paso. Me tire en mi cama a descansar a pesar que no había hecho gran cosa durante el día. Podía soportar la idea de irme pero solo por un lapso corto de tiempo pero más de un mes? Regresar al año? Ya no estarían mis sempais, o al menos la mayoría de ellos. Por que cuando las cosas marchaban bien para mi tenía que dejarlo todo? La vida ciertamente era injusta pero tenía otra opción? Entre tantas divagaciones se me ocurrió algo aunque era bastante descabellado y no tenía la certeza que fuera a funcionar pero aún así necesitaba otro plan.

Mis días transcurrieron entre el colegio, y mi casa. A solo unos cuatro días del viaje me di cuenta que el tiempo se me había ido volando y que entre una cosa y otra no había reunido el valor como para decirle a los chicos que me iría. A la entrenadora Ryuzaki se lo podía decir normalmente aunque con remordimientos de conciencia por que me iba justo ahora que empezaba el torneo pero a los chicos no podía decirles nada… se me caería la cara de tristeza, era mejor hacer como cuando llegue aquí, irme sin decirle nada a nadie… solo a la entrenadora, ella me entendería.

Después de las prácticas me cambien y fui a buscarla. El entrenamiento había sido duro y yo lo sentía más que el resto por que hacía tiempo que no jugaba y como que me había acostumbrado al descanso absoluto. Como no quería interrupciones de ningún tipo espere a que el capitán abandonara la oficina de la entrenadora y antes de entrar ahí me aseguré que él hubiera cruzado la reja del colegio. Tome aire y entre solo para encontrarla pensando en la alineación, eso a ella le tomaba bastante tiempo.

-“Entrenadora RyuzakI? Puedo hablar un momento con usted?”

-“Pasa Echizen, justo estaba viendo la alineación para el juego contra Hyotei. Ya se acerca el gran día, debes estar nervioso” – no estaba nervioso, estaba con remordimientos – “Bien de que quieres hablar?”

-“Entrenadora yo… yo no voy a poder participar en el torneo esta vez” – no me atrevía a mirarla a la cara pero pude sentir sus ojos en mi.

-“Que dices? Como que no vas a participar? EL equipo estaba contando contigo. Aún te duele tu brazo? Es eso? Dímelo sino para ponerte en individuales 3”

-“No es eso… mi brazo ya esta bien. Yo no voy a poder participar por que mi familia se regresa a América. Mi mamá no cree que volvamos hasta dentro de un año”

-“Ah… ya veo” – ella también se quedo sin palabras un rato

-“Yo no quiero irme, de verdad. Yo me quiero quedar! Todos han entrenado tanto para esto..!”

-“Si lo sé pero si tu familia ya lo decidió tu no puedes hacer gran cosa. Es bueno que me lo hayas dicho ahora para no tomarte en cuenta. Felizmente Tezuka ya esta mejor de su brazo y podrá jugar normalmente…” – dejo de hablar un momento y me miro como esperando a que yo dijera algo más – “Y cuando planeas decirle esto a tus compañeros? Todos piensan que estarás con ellos”

-“No puedo decírselos”

-“Que! No te puedes ir sin decirle nada a los demás!”

-“No puedo decírselos. Usted tampoco les digan nada… por favor”

-“Yo no les voy a decir nada pero que van a pensar ellos cuando llegue el día del partido y tu no estés ahí? Que van a decir cuando sepan la alineación para ese día? Que van a pensar de ti?”

-“Lo sé pero no quiero que me digan nada. Se van a enojar conmigo por abandonarlos ahora… yo no quiero que me odien”

-“Esa es tu decisión entonces pero por lo menos se lo tienes que decir a Tezuka, el tiene que saberlo y si no se lo dices tu entonces se lo diré yo”

-“Yo voy a tratar de decirle mañana” – El capitán no le diría nada a nadie siempre y cuando yo se lo pidiera, el no era de hablar esas cosas pero aún así tendría que darle una explicación…

-“Y a todo esto cuando es que viajas?”

-“Dentro de cuatro días….”


Capítulo 4: Make me Free

Yo le prometí a la entrenadora el tratar decírselo al capitán al día siguiente, o sea hoy pero era algo complicado encontrarlo solo y sin gente a su alrededor como para explicárselo bien por que era un hecho que me iba a pedir detalles. Sabía que se iba a enojar conmigo no solo por abandonarlos a estas alturas sino por avisarle tan tarde… ahora solo me quedaban tres días para partir… tres días…

Quería prolongar esas setenta y dos horas o al menos disfrutarlas lo más posible pero como hacerlo? Tenía tantas cosas que hacer que si me ponía a hacer todo lo que me pedía mi mamá no iba a tener tiempo para nada, ni siquiera para pasarla con ellos…

Me hice la promesa de tratar de hablar con el capitán antes de acabar el día. En las clases trataba de permanecer despierto… siempre me daban sueño los maestros pero en medio de todo no me escape al techo para dormir así que eso creo que fue un logro.

Pero creo que todos empezaban a sospechar algo. Seguro era por que me trataba de alejar o que apenas los veía inventaba excusas tontas y salía corriendo. Si pensaban que estaba enojado con ellos de repente sería mejor así no me reclamarían cuando desapareciera…

Acabado mi tercer día en el colegio me fui a las canchas pero siempre tratando de mantener mi distancia de el resto y con un ojo en el capitán para ver cuando estuviera solo. No era fácil alejar a todos de mí por que apenas podían se acercaban a preguntarme que me pasaba conmigo y esos justo eran los momentos en el que Tezuka estaba solo. Cuando me dejaban se iban donde al capitan… era imposible hablar con él…

-“Ya hablaste con Tezuka?” – la entrenadora estaba a mi lado y ni me había dado cuenta.

-“Aún no puedo decirle nada… siempre esta rodeado de gente…”

-“Quizá necesites algo de ayuda… Tezuka!” – dirigió su mirada para nosotros… sus anteojos brillaban a la distancia… - “Ven un rato por favor!” – el capitán se acercaba ahora a nosotros y mis manos empezaban a sudar… me puse pálido y del susto sentía como me invadía una corriente fría – “Bien… ahora no tienes excusa” – la entrenadora me dejo solo con el capitán a mi lado

-“Pasa algo entrenadora Ryusaki?” – lucía extrañado seguramente por el motivo por el que lo habían llamado.

-“Aquí Echizen tiene que hablar contigo… si quieren pueden ir a mi despacho para que tengan más privacidad… y ustedes comiencen a entrenar!” – la entrenadora se dirigía al resto que apenas vio que Tezuka se acercaba a nosotros habían parado la oreja para saber que pasaba.

-“Todos corran treinta vueltas… titulares… que sean cincuenta por perder el tiempo a estas alturas!” – todos empezaron a decir que era injusto hasta que Tezuka los volvió a mirar con cierto enojo y todos empezaron a correr – “Echizen… sígueme…”

Lo seguí… durante el camino al despacho de la entrenadora pensaba cuidadosamente en lo que le iba a decir. Lo que no sabía era como se lo iba a tomar… levanté mi mirada y di la vuelta… los demás estaban mirándome como para hacerme burla…

-“Ochibi… para que necesitas tanta privacidad con el capitán? Pasa algo entre ustedes?” – no me gustaba que me hicieran pasar vergüenza así que ignoré el comentario de Eiji. Tezuka tampoco pareció querer responderle ni mandarlo a correr más vueltas que los demás así como me lo había imaginado que haría, al contrario siguió caminando y no paró hasta que llegamos al lugar.

Los dos entramos y el capitán cerró la puerta tras él.

-“Siéntate y dime de una vez que te pasa” – el capitán no solía demostrar ningún tipo de emoción pero esta vez noté cierta desesperación por saber que pasaba conmigo en su voz.

-“Capitán… yo…”

-“Espero que lo que sea que este pasando por tu cabeza no afecte tu desempeño para el día del torneo”

-“Yo no voy a poder participar en el torneo… lo siento… Yo sé que usted esperaba que participara y lo siento mucho pero no podré hacerlo… no quise que esto pasara pero en verdad no voy a poder…”

-“Por que?”

-“Regreso a América en tres días… por favor no le diga nada a nadie… no quiero que nadie sepa… por favor” – baje mi cabeza por que no podía mirarlo a los ojos y no planeaba levantarla hasta que me dijera que no diría nada además que era una señal de respeto que solo hacia él mostraba.

-“Es tu decisión pero te has puesto a pensar que se darán cuenta cuando no te vean en la alineación?”

-“Si pero por lo menos no les tendré que decir nada…”

-“Te puedo perdonar que nos dejes en este momento pero no decirle nada al resto de tu equipo pienso que es una falta de respeto además de ser algo muy cobarde teniendo en especial cuenta que allá abajo todos están preocupados por ti…” – me sentí como la peor basura del mundo y como la basura que era no podía refutarle nada al capitán. – “Yo no diré nada pero ya sabes lo que pienso”

-“Gr.. gracias”

“No me agradezcas que apañe tu cobardía… lo haré solo para no deprimirlos por tu estupidez… ellos no necesitan saber que eres un cobarde. Tampoco hay necesidad que permanezcas aquí todo el entrenamiento si no vas a participar… mejor vete a tu casa a terminar de alistar tus cosas… no distraigas al equipo con tu falta de ánimo.” – cuando levante la mirada el capitán había abandonado la sala… mis rodillas se doblaron y me senté en el sillón de la oficina con mi manos en mis cara… no iba a salir de este lugar hasta que se me bajara la hinchazón de los ojos…

o-o-o-o-o-o-o-o

Cuando baje ya era casi hora de que acabará el entrenamiento del día. Todos me quedaban mirando como esperando alguna explicación. Eiji y Momo senpai trataban de sacarme información sobre mi plática con el capitán pero preferí ignorarlos pero no era la única cosa que quería ignorar… sentía la dura mirada del capitán cuando estaba rodeado de gente curiosa… pensaría acaso que cambiaría de opinión acerca de decirles lo de mi viaje? Por que no lo iba a hacer…

-“Echizen… te llevo a casa?”

-“No tienes por que” – me hubiera gustado aceptar pero ir con él significaba interrogatorio para el camino… no quería que me sacara información – “Prefiero caminar hoy”

-“Esta bien… solo espero que no te estés sintiendo mal por que sino…”

-“Déjalo!” – el capitán calló a Momo senpai – “No lo lleves… tiene que pensar…” - si bien Tezuka había prometido que no diría nada sus acciones trataban de ponerme en evidencia y hacían que los demás fueran más persistentes conmigo… quizá era su manera de forzarme a hablar pero no me iba a echar para atrás en lo que ya había decidido dos semanas atrás…

-“Echizen… todos queremos saber por que el Tezuka esta enojado contigo” – Fuji fue el único que trato de sacarme directamente la información. Todos los que se estaban terminando de cambiar dejaron de ponerse las medias y sacarse los polos húmedos para prestarme toda la atención posible

-“No sé de que hablan… ya me tengo que ir…” – me puse la maleta al hombro e intenté abrir la puerta…

-“Ahhhh!” – choqué con algo más grande que yo pero blandito a la vez – “Nyaaa ochibi! No es justo! Por que no nos dices nada! Oishi dile que nos diga que pasa!”

-“Echizen… por que no nos dices que pasa… quizá podamos ayudarte”

-“No es nada Oishi senpai… todo esta bien” – mentí… las palabras de Tezuka me comenzaban a dar vueltas a la cabeza, en verdad todos estaban preocupados por mi. – “Lo siento pero ya me tengo que ir” – hice a un lado a Kikumaru senpai y salí por la puerta lo más rápido que pude.

Sabía que si seguía por el camino normal que siempre seguía Momo senpai vendría a buscarme por eso lo mejor era tomar la ruta alternativa, la ruta que nunca tomaba por que era demasiado larga. No me importaba caminar demás en este momento, tampoco tenía ningún apuro verdadero por llegar a casa. Camine y camine intentando sacarme las palabras de Tezuka de la cabeza pero sin ningún logro hasta que al fin llegue a mi casa. Lo que no conté en ningún momento fue la posibilidad de que Momo me esperara en la puerta de mi casa…

-“Tanto te has demorado en llegar a tu casa? Cualquiera diría que me querías evitar…” – me miró de reojo como quien no quiere la cosa pero sabía bien a lo que quería llegar. – “Mira, no te voy a forzar a decirme lo que te pasa pero ya sabes que puedes contar conmigo para cualquier cosa… verdad?”

-“Si lo sé pero no pasa nada. No sé por que se empeñan ustedes con que me pasa algo!” – caray, me había convertido en una máquina de mentiras o mejor dicho omisiones por que no quería encararlos en ningún momento.

-“Bueno, yo solo te lo estaba recordando así que no te enojes… Si quieres puedes venir a dormir cualquier día a mi casa… si quieres hoy, no me incomodas…”

-“No es necesario Momo senpai… tengo que estudiar hoy…”

-“Ah bueno… mi invitación es extensible para cualquier día, no importa si es feriado!” - me di la vuelta y entré a mi casa. Mientras llegaba a la puerta principal oía las ruedas de su bicicleta alejarse de mi casa.

-“Ah! Ryoma hijo ya llegaste! Necesito que de una vez termines de empacar las cosas que quedan sueltas en tu cuarto…”

-“Que le paso a mi cuarto?” – mi cuarto estaba vacío… pero en la mañana había estado con mis cosas como mi cama por ejemplo.

-“Bueno hijo… que esperabas? Lo que no podemos llevar en el viaje se tiene que vender o regalar…. Como las revistas de tu padre” – a lo lejos podía escucharlo lamentarse pero eso no me importaba… ya no había un lugar en mi casa donde no hubieran cajas o dormitorios destartalados.

-“Donde voy a dormir hoy?” – lo que me preocupaba ahora era descansar por que para lo otro no había remedio alguno.

-“Bueno como los cuartos con todas las cosas desordenadas no son seguros hoy dormiremos en bolsas de dormir en la sala… será como un campamento dentro de la casa solo que con baño, cocina y algunas de las comodidades normales a las que estamos acostumbrados!” – a mamá todo le parecía una gracia

-“Puedo dormir en la casa de un amigo hoy? Me acaban de invitar y viendo la casa así prefiero aceptar la invitación”

-“Bueno hijo… no estarás incomodando a la familia de tu amigo?”

-“Dame por lo menos la oportunidad de dormir en la casa de mi amigo… mira que cuando viaje no podré hacerlo… quien sabe cuando vayamos regresar a Japón…” – moviéndole el corazón a mamá siempre me ponía las cosas favorables.

-“Esta bien pero trata de no incomodar y…” – mamá comenzó a darme miles de recomendaciones para como decía ella, no incomodar a nadie mientras yo organizaba mis cosas para el día de mañana. Tuve algunos pequeños inconvenientes preparando mis cosas por que mamá inocentemente había pensado que no iría al colegio al día siguiente y por eso había regalado ya mis camisas.

-“Ya no importa… le pediré a Momo que me deje usar su lavadora y secadora automática ya que tu ya vendiste las nuestras” – Metí lo último a mi maleta y baje por las escaleras principales. La sala se veía tan vacía… daba pena verla sin los muebles y la mesita del comedor… que bien que pasaría la noche en casa de Momo, por lo menos me relajaría un poco del tema del viaje.

-“Hey… sesionen a donde vas con esas cosas?”

-“No te importa… regreso mañana en la tarde”

-“No demores que aún no has arreglado tus cosas!”

-“A donde va? Por que no me respetas un poco mocoso y me dices a donde te diriges!” - papá era muy escandaloso a veces y ahora lo podía escuchar estando yo en la esquina de la cuadra.

La casa de Momo no estaba tan lejos de la mía según recordaba pero lo que yo no me había acordado es que la vez que había visto su casa había ido con él en su bicicleta. Caminando era un poco más largo y problemático por que cruzar la avenida requería paciencia y buen humor. Después de quince minutos más de lo que me había propuesto pude llegar a su casa.

Cuando la vi desde la esquina parecía haberse reducido pero recién cuando estuve a dos casas de la suya comencé a notar sus verdaderas proporciones. Si bien no era tan grande como el templo donde vivía ahora si era más grande que mi casa en América o quizá tenían casi el mismo tamaño. Crucé el muro y me dispuse a tocar el timbre para que alguien me abriera la puerta pero la puerta se abrió sola…

-“Momo? Me estabas esperando? Ni siquiera toqué el timbre…como sabías que… yo...?” – tan predecible había sido?

-“No, no creas que te esperaba… en realidad me coges de sorpresa…”

-“Quizá entonces deba irme…”

-“No seas tonto! Me refería a que pensé que no vendrías… Mis hermanas te vieron por la ventana y pensaron que era un ladrón. Me dijeron que había alguien en la puerta de baja estatura y con cara seria y un gorro blanco…. Verás, la cara seria te describe a la perfección!” – se comenzó a reír, en otras circunstancias me hubiera reído con él pero era de mí a quien se refería.

-“Bueno… lo vas a hacer entrar hermano? Que no se te olviden tus modales sino tendré que acusarte con mamá!” – una chiquita no mayor de nueve años asomó su cabeza de la nada.

-“Ah si… pasa Echizen” – la casa de Momo estaba ordenada y lo más probable era que Momo no había tenido tiempo de desordenarla aún. Otra niña apareció y entre las dos me sentaron en uno de los sillones de la sala sentándose cada una a un lado mío.

-“Tu eres Ryoma verdad?”

-“hemos escuchado mucho de ti!”

-“Traele algo de tomar a tu amigo!” – una de ellas era algo más agresiva que la otra pero entre las dos le daban órdenes a Momo y eso que él era mayor que ellas. – “Yo soy Yuriko y mi hermana es Nuriko… no creo que Momo te haya hablado de nosotras”

-“La verdad no…” – me tenían algo desconcertado

-“Ya déjense de fastidiar a Ryoma y vayan a hacer sus cosas!” – pero ellas en ningún momento abandonaron su lugar… no hasta que se abalanzaron encima de él para tumbarlo al sillón al lado mío para hacerle cosquillas. Era obviamente una pelea desigual hasta que Momo comenzó a cambiarlo a su favor. El era uno pero tenía más fuerza que las dos. Ahora ella no paraban de reírse… obviamente era una familia feliz…

-“Ya no más Momo!”

-“Me rindo!”

-“No puedes declararme la guerra para después retractarte… las dos me la van a pagar!” – la familia feliz se había olvidado de mí y seguían en una interminable guerra de cosquillas en la que yo no sabía que hacer. – “Solo las perdonare por esta vez si me ayudan con otra guerra… que dicen bellacas!”

-“Trato hecho!” – respondieron las dos y hubo un alto al fuego solo para voltearse contra mi. No me di cuenta de esto hasta el final que los tres me tumbaron contra el sillón donde estaba sentado. Las niñas eran definitivamente hermanas de Momo por que al igual que él, tenían una fuerza descomunal en las manos. Sus dedos con cierta tosquedad se hundían en mi piel tratando de provocar una risa que no me fue fácil ocultar.

Hacía tiempo nadie me hacia cosquillas… ya le había perdido la emoción a ese tipo de juegos simples y sencillos y la verdad si sabía por que… Como yo había crecido ya nadie creía necesarias esas cosas, y no era que me gustaran… no… siempre me ponía nervioso cuando papá me atacaba con eso y varias veces perdía el control de mi cuerpo y terminaba cayéndome y golpeándome con los muebles de la casa…con papá siempre había sido un juego brusco.

-“Aayayaii! Itaii Momo senpai!”- con las justas podía quejarme a la vez que trataba de no patear a nadie sin querer.

-“Ya basta! Que están haciendo?” – la voz fuerte de una mujer retumbó en toda la casa y automáticamente los tres me soltaron. Como siempre terminaba este juego yo caí para golpearme la frente contra la punta de la mesa. – “Por que son tan toscos! Momoshiro tú deberías dar el ejemplo a tus hermanas!”

-“Lo lamentamos mucho!” – se disculparon con la señora los tres a su vez la señora pasaba entre los muebles para ayudarme a parar. Dejó las bolsas en uno de los sillones y me jaló hacia fuera de la sala.

-“Discúlpa a mis hijos… a veces son un poco bárbaros pero son buenas personas” – la señora trataba de verme la cara para ver si estaba bien.

-“No se preocupe, estoy bien!” – descubrí mi cara para que viera, no había sido nada más que un simple golpe pero aún así ella me llevo a la cocina para sentarme en la mesa y me embadurno la cara con crema.

–“Como te llamas hijo?”

-“Echizen Ryoma”

-“Ah, tu eres el chico de primer año del club de tenis!” – corrobore su frase y luego me dejo ir de la cocina. – “Dile a Momo que la cena estará lista en media hora por favor!”

Camine con el encargo hasta la que supuse era la habitación de Momo, la habitación al final del pasillo. La señora si bien no había castigado a sus hijos si había pegado tal grito que asusto a todos. Momo estaba sentado en el escritorio de su cuarto haciendo las tareas para el día siguiente. La habitación de Momo por ora parte era exactamente como me la había imaginado, igual que la mía. Si bien el desorden no primaba si era parte importante en la visión del cuarto. Tenía como toda habitación una cama y su velador, aparte tenía el escritorio y una cómoda llena de muñequitos de acción propios de cualquier colección de alguien que esta en transición de madurar o no…

Los muñequitos jamás habían tenido un lugar permanente en las repisas de mi cuarto. Los únicos carritos que tuve fueron los que me regalo alguna vez una tía lejana, eran de ese tipo de regalos que uno hace cuando no sabe que regalar pero aún así sonreí para no parecer mal educado o al menos eso quiso decir el codazo que me dio mamá esa vez…

-“Ah Echizen…” - se comenzó a reir… aparentemente mi cara le hacía mucha gracia e intuía por que… Me acerqué al espejo de su habitación y me di cuenta que su mamá había cubierto toda mi frente con crema. Parecía una especie de payaso o quizá un mimo sin terminar de pintar. – “Bueno… has tus tareas sino no podremos hacer nada. Es la única parte mala de mi casa por que después mamá me deja quedarme hasta tarde en la televisión”

Me dio un lugar en su cuarto para hacer mis cosas. No había planeado hacer las tareas ya que no tenía caso hacerlas, total ya me iba y no podrían detenerme pero contarle eso a Momo sería algo difícil de hacer. No tenía ganas de hacer matemáticas, e historia… de que me servía aprender historia japonesa si mañana viajaba a América para estudiar historia de allá.

La escuela allá no era tan exigente como la de acá… con todo lo que había aprendido ahora último no tendría la necesidad de estudiar nunca más. Pero aún así comencé a tratar de hacer las tareas. Mi lápiz trazaba formas sin sentido y había garabatos alrededor de las letras del cuaderno. Definitivamente no había planeado hacer las tareas para el colegio mañana, todo eso era demasiado aburrido.

-“Echizen, por lo que veo tampoco planeas hacer la tarea! En fin… ya es hora de bajar a cenar” – cerré mi cuaderno y lo seguí hasta el primer piso. La mesa del comedor estaba repleta de comida, tanta como para alimentar a un regimiento. El regimiento era Momo y seguro la señora había puesto comida extra pensando que comería tanto como su hijo. Para otras veces esa cantidad hubiera sido la justa y necesaria pero no tenía muchas ganas de comer pero tampoco podía despreciar la comida ya servida. A tripas corazón comí a duras penas un poco de cada cosa.

-“Veo que tu no comes tanto como mi hijo que pareciera que tiene un hoyo negro en vez de estómago…”

-“Lo lamento… es que hoy no tengo mucho apetito…”

-“Te sientes mal?” – en un segundo dejo su asiento al otro lado de la mesa y al siguiente ya estaba a mi lado tomándome la temperatura. Este tipo de atenciones no me eran tan ajenas por que hacía poco había estado enfermo y mamá se había comportado de igual forma y hasta un poco más compulsiva.

-“No, es que comí bastante en casa” – no había almorzado en casa pero eso nadie lo sabía.

-“Bueno… que tal les fue hoy en el colegio chicos?” – esta parte ya era conocida. Cuando no habían temas de conversación siempre los padres preguntaban lo mismo, por que en esta familia tendría que variar la costumbre? Pero a nadie le había ocurrido nada interesante así que el tema de la cena fui yo – “Momo nos dijo que tu no eres de aquí. Como son las cosas en tu país?”

-“Algo así como en las series pero más normales”

-“Que gracioso tu amigo!” – la cena transcurrió de manera normal hasta que Momo se comió todo lo que pudo. Al final todos ayudamos a limpiar las cosas y ya cada uno se puso a hacer lo que quería. Mientras Momo botaba la basura sus hermanas me volvieron a abordar.

-“Hey Ryoma… sabes que eres de las pocas personas que vienen a la casa por el lado de Momo?” – Yuriko me comentó

-“Si… otro que viene a veces es ese chico con cara rara… como le dice Momo?”

-“Mamushi verdad?”

-“Si! A veces se reunen para estudiar, como levan los mismos cursos… ” – entre las dos parecía que conversaban más que conmigo. No solo tenían fuerza como Momo también tenían la misma capacidad de conversación que él y la misma como para no dejar a hablar a alguien.

-“Si pero ese chico a pesar de ser muy serio es bastante educado…” – yo a estas alturas solo movía la cabeza absorbiendo esta información algo innecesaria.

-“Sabías que Momo estuvo muy triste una vez? Yo pensé que se iba a morir… también me dio pena cuando el se fue…”

-“Quien se fue?” – se me despertó la curiosidad

-“Momo nunca te contó sobre Kiyosuke?” – ahora era Nuriko quien había capturado mi atención. Negué con la cabeza por que Momo jamás me había contado nada parecido salvo el tener un hambre atroz. – “Era su amigo de primaria… el chico se mudo después de su primer año y nunca más supo de él… y eso que eran inseparables según mamá”

Momo entró para separarme de sus hermanas. Ellas se fueron a sus cuartos pero sus palabras retumbaban junto con las de Tezuka en mi cabeza. Momo se pondría así cuando me fuera? Me perdonaría alguna vez? O se moriría como me afirmaron ellas? Yo no quería cargar con la culpa de matar a Momo de la tristeza en especial si él era un chico de derramaba energía para donde fuera… no podía hacerle eso a él… en especial si se había portado tan bien conmigo…

-“Que te pasa Echizen? Hace rato te estoy hablando y tu no me haces caso!” – salí de mi mente una vez más solo para darme cuenta que ya estaba en su cuarto y parado en el marco de la puerta mientras Momo estaba sentado en su cama leyendo una revista de deportes.

-“Lo lamento… que decías?”

-“Si planeas dormir de pie o te vas a echar?” – sacudí mi cabeza para entender mejor lo que me preguntaba

-“Ah si… gracias” – abrí mi maleta para sacar mi ropa de dormir pero resultó que no la había empacado – “Etto… me puedes prestar algo para dormir?” – se comenzó a reír

-“Quieres algo con pantalones o un polo nomás?” – se paró y comenzó a buscar algo para mi en sus cajones

-“Lo que sea, no me importa” – me paso un par de pantalones y un polo. Los pantalones me quedaban demasiado grandes y se me caían así que decidí usar solo el polo que para el tamaño de Momo me llegaba a las rodillas casi.

-“Creo que todavía te falta crecer bastante…” – trataba de disimular su risa y no era para menos. Al verme en el espejo mi cuerpo desaparecía entre el polo y el pantalón… recordé que la última vez que algo me había quedado tan grande había sido cuando intenté ponerme algo de mi papá cuando tenía cinco años. – “Vamos a dormir de una vez por favor que mañana tenemos que salir temprano y la comida me ha dado sueño” – dijo entre un bostezo y otro.

La cama de Momo era más larga que la mía y por ende mucho más ancha. Era suave… tan suave que apenas apoyada mi cabeza en el cojín me invadió el sopor… tenía ganas de dormir como nunca…

o-o-o-o-o-o-o-o

-“Levántate! Tenemos que ir a clases!” – Abrí los ojos con la pereza de todas las mañanas y vi a Momo correr de un lado para otro de su cuarto mientras trataba de ponerse la camisa y abrocharse el pantalón a la vez – “Abre los ojos bello durmiente… nos quedamos dormidos!” - recién para la última frase me desperté por completo y salté de la cama para imitar a Momo.

-“No pusiste alarma anoche?”

-“No, tú debiste hacerme acordar!”

-“Pensé que ya lo habías hecho!” – entre los dos nos echábamos la culpa mientras corríamos a agarrar las maletas, los almuerzos y de ahí salir con la bicicleta de Momo. Esa mañana pedaleó más rápido que de costumbre para poder llegar a tiempo, nada a lo que yo no estuviera acostumbrado ya.

La campana sonó apenas la última rueda cruzó la puerta principal. Estacionamos la bicicleta y los dos entramos corriendo al edificio. A medio pasadizo nos separamos por que Momo tenía clases en el laboratorio mientras a mi todavía me tocaba en el tercer piso.

De nada me valía correr mucho por que de todas formas ya había llegado tarde y la profesora apenas me viera me iba a resondrar o castigar en el peor de los casos. Lo mejor era entrar con cara de arrepentimiento o no entrar… Me quede debatiendo esa posibilidad en la puerta del salón pero para coronar mi mala suerte la profesora se dio cuenta de mi silueta y me hizo entrar. Había acertado en mis predicciones tan bien que hubiera podido sorprender al mismo Inui. No solo me resondraron, también me castigaron. Tenía que regresar al finalizar las clases a limpiar el salón yo solo algo que me parecía un poco injusto teniendo en cuenta que había muchas carpetas y demasiados estantes llenos de libros de Historia… eso me tomaría por lo menos de diez a quince minutos de mis prácticas… y hoy era mi último día…

En fin… trate de relajarme un poco y atender las clases… todas las clases. Me sobrepuse al hecho que tenía sueño y no me fui a dormir al techo… todo un sacrificio para mi persona. A la hora de almuerzo comí algo de lo que había preparado la mamá de Momo pero no tenía tanta hambre como para comerme todo lo que había puesto.

-“Echizen te sientes mal?” – por que todos tenían que suponer eso? Por que todo el mundo se empeñaba por preguntarme lo mismo?

-“NO!” – Asusté a todos en el salón – “Lo lamento… no quise gritarte Horio… es que… no tengo mucha hambre hoy… Le podrías decir al capitán que llegaré tarde por que me han castigado?”

-“Nno hay problema… yo le diré!” – no debí gritarle pero las preguntas de ese tipo ya me tenían harto.

-“No te quieres comer mi comida? Por favor… yo ya no tengo ganas de comérmela” – Me miro algo extrañado y se comió lo que había dejado. La comida estaba rica así que tampoco era que no se pudiera resistir. Para cuando termino mi almuerzo ya se le había pasado el susto y se comportaba normalmente conmigo.

Por que las clases después de almuerzo siempre son las más aburridas? La comida a veces amodorra a uno y como que suele inducir al sueño… Me moría de ganas de dormir pero traté de no hacerlo. A cada rato acudía a buscar un nuevo método para permanecer despierto. Entre mis tácticas estaba clavarle la punta de un lápiz o un portaminas en el brazo o en la mano; pellizcarme, rascarme, moverme constantemente, tratar de sacarle los pelos sueltos del saco de Ryusaki o sino mover su trenza a manera de distracción… pero de un momento a otro esas tácticas había perdido fuerza y ya no funcionaban más. Horio también trataba de llamar mi atención pateándome la silla, en medio de todo eso funcionaba bastante mejor que las demás cosas… era rápida, segura y sobretodo no implicaba torturarme con elementos punzantes.

Después de un buen tiempo practicando todo tipo de métodos las clases por fin acabaron y ya era hora de cumplir mi castigo. Alisté todas mis cosas y espere a que saliera el último que tomo algo como diez minutos más o menos. Horio se fue con mi encargo para el capitán o para cualquiera del equipo mientras yo hacía las carpetas de lado para pasar la escoba… no podía comprender como podían ensuciar tanto el piso con las tajadas de lápiz. Cuando terminé con las carpetas comencé con los estantes y los libros, después con las motas que me dejaron blanco… nunca había tenido la oportunidad de sacudir las motas y sin saberlo las sacudí con fuerza… la pizarra al final de clases recobro su característico color verde hoja y con eso por fin había acabado.

Tal y como lo había calculado me tomó como quince minutos de entrenamiento acabar con la limpieza del salón. Casi cayéndome llegue a los cambiadores para ponerme el uniforme del equipo, hoy definitivamente no era mi día. Salí a las canchas y entre para que había para mí en el menú que Inui había preparado para hoy cuando la característica voz del capitán me paro en seco… era mi imaginación o seguía serio conmigo?

-“Echizen estas tarde!”

-“Si pero le pedí a Horio que te avisara que…”

-“Eso ya lo sé pero llegas tarde por que no tuviste un buen comportamiento. Ahora ponte a correr cuarenta vueltas!” – todos los que estaban entrenando en ese momento dejaron de hacer lo que hacía para prestar más atención a nuestra conversación.

-“Cuarenta? Por que!”

-“Que sean cincuenta entonces… y los demás no se detengan!” – quejarme no valdría de nada ahora y mientras yo caminaba para empezar a correr los demás trataban de volver a concentrarse en lo que hacían… solo a Eiji senpai se lo ocurrió acercarse a mí para preguntarme algo pero… - “Eiji! Corre del lado contrario para que aprendas a no distraerte! Diez vueltas! Alguien más quiere correr con ellos? Les advierto que serán veinte vueltas más que Eiji!” – nadie se atrevió a contradecir o hacer nada en contra del entrenamiento y comenzaron a hacer sus cosas tratando de no mirarme.

Las cincuenta vueltas no me cansaron mucho aunque mis pantorrillas me estaban matando para cuando terminé pero eso no fue lo único. Al parecer la estrategia de Tezuka derivaba en ponerme en evidencia o hacerme estallar para que de una vez hablara con todos pero en eso se equivoco por que yo siempre he sido demasiado terco en cuanto a mis decisiones. La segunda maldad de parte del capitán para conmigo fue hacerme recoger pelotas en vez de practicar…

-“Tu no necesitas practicar… ponte a recoger pelotas con el resto de los de primer año como le corresponde a los niños!” – si bien ese comentario no me hizo hablar si me puso rojo. Rojo de la vergüenza, la cólera, ira… todas las emociones se mezclaban en mi pecho pero traté de mantener la calma… tenía ganas de gritar pero no lo hice, al contrario, me puse a recoger las pelotas aunque ganas no me faltaban para salir de ahí corriendo.

Después de esto todos estaban demasiado curiosos y esperaban a que el capitán se diera la vuelta para preguntarme algo pero siempre fui bueno haciéndome el sordo… de repente eso fue algo que le herede a mi papá.

Acabadas las prácticas todos se fueron a cambiar para ir a sus casas. Yo no podía entrar a cambiarme hasta estar seguro que no hubiera nadie así que tuve que esperar a que todos se fueran. El último en salir como siempre fue Oishi, me di cuenta que se dirigía para la oficina de la entrenadora por lo que no bajaría hasta dentro de un buen rato, suficiente para cambiarme e irme a casa.

Entre al lugar vacío y me cambie lo más rápido que pude, metí mis cosas sin ordenar dentro del maletín y salí corriendo hacia la puerta solo para encontrarme atrapado por todos ellos.

-“No es bueno huir sabes?” – Momo fue el primero en hablar – “Vas a seguir negando que el capitán esta enojado contigo?”

-“Ochibi dinos la verdad… que pasa aquí?”

-“No pasa nada malo… ya me tengo que ir a mi casa”

-“Espera!” – la voz del capitán solo significaban más problemas – “No vas a decir nada?”

-“No...” – me alegraba que este fuera el último día por que no era necesario volver a verlos, ya no me fastidiarían más. Sabía que mi respuesta no era lo que él esperaba oir y obviamente no le gusto nada pero nunca espere que me fuera a pegar. Una sonora cachetada se estrello en mi mejilla. Ese golpe fue tan fuerte que me mando al piso… nunca hubiera esperado que alguien que acababa de salir de una severa lesión pudiera pegar de esa forma

-“No vas a decir nada ahora?” – lo miré cogiéndome la mejilla que se me estaba comenzando a hinchar para volver a ver su mano levantada… si me iba a volver a pegar me tendría que defender de alguna manera pero no iba a ser muy necesario…

-“Tezuka! No le pegues! Así no se arreglan las cosas!” – Oishi salto en mi defensa pero el capitán me seguía hablando con cara de muerte.

-“Estas bien Echizen?” – Fuji me ofreció su mano para levantarme mientras los demás aún no salían del shock que les había ocasionado ver todo esto.

-“Si… gracias Fuji senpai” – me levante rápido y volví a coger mi maleta. Me sacudí un poco el polvo que se me había pegado al uniforme – “A propósito si hay algo que quiero decir…” – todos se quedaron callados esperando a oirme… - “No es necesario que me recojas mañana Momo senpai… no vendré al colegio, tengo algo que hacer” – no dije el motivo, no dije cuando volvería solo abandoné el lugar antes de escuchar una pregunta más.

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Me fui corriendo a mi casa para no encontrarme con Momo senpai por que era seguro que me preguntaría por lo que paso. De repente me llamarían por teléfono cosa que no iba a funcionar por que ya habíamos cortado la línea en casa aunque eso no lo sabía a ciencia cierta… entonces la única cosa que funcionaría serían los celulares. Apagué mi celular apenas caí en la cuenta de eso pero y si me iban a buscar a mi casa? Seguro Nanako los haría entrar… verían la casa vacía y sabrían todo… lo mejor sería ir a casa sin ser visto… así nadie me molestaría…

Entrar por la puerta delantera sería llamar la atención de mi papá, eso era lo que menos me convenía. Otra opción era escalar en muro y entrar por la parte del templo… me escondería en la parte del campanario… papá desde ayer no tocaba la campana… no tendría por que hacerlo ahora… además ya había pasado la hora del toque.

Subí por el muro aunque tuve que esperar un buen rato a que la gente despejara la calle… hacía tiempo que no trepaba árboles y mucho menos muros así que me costó un poco. Me escondí en la copa de uno de los árboles por si a papá se le ocurría ir por algún motivo… Como tenía el celular apagado no sabía que hora era y si ya sería seguro entrar a la casa. Me provocaba prender el celular pero mejor era ser in ubicable… cuando comenzó a hacer más frío entre a la casa por la ventana, directo a mi cuarto vacío.

Ahora si no había nada en el cuarto que dijera que era mío… ni una marca, nada. Mi panza sonaba de hambre… ya era hora de bajar para ver a mis papas… solo faltaban unas cuantas horas para subir al avión… solo unas horas más…

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Esa noche dormimos en la sala. Yo no podía dormir, sentía la ansiedad en la garganta y me daba ganas de arrojar lo que había cenado. Mamá me contó que Momo había ido a buscarme pero como no había llegado no lo hicieron entrar. Pero no solo vino él. También Oishi y Eiji junto con Kawamura y Fuji vinieron a verme por que mi celular no contestaba. Al parecer me habían estado buscando por todos lados pero nadie había tratado en e templo… tal y como lo pensé.

Mientras todos dormían me quede mirando el techo de la sala… la casa tenía mucho eco y cualquier ruidito por mínimo que fuese hacía un sonoro sonido en toda la casa… no podía dormir. Como a las cuatro de la mañana todos comenzaron a despertarse para alistarse para subir al avión. El taxi pasaría por nosotros como a las cinco de la mañana así que teníamos que estar listos para entonces.

De camino al aeropuerto no podía dejar de pensar que hoy empezaba el campeonato. Seguro ganarían sin mi ayuda, habíamos entrenado tanto… por momentos sentía ganas de saltar por la ventana del carro y correr hasta las canchas… pero no podía hacerlo. El aeropuerto olía como siempre a gente apurada y a café cargado. Maletas rodaban de un lado para el otro, gente haciendo colas en los counters revisando los pasajes o escribiendo algunos formularios. En dos horas más levantaría vuelo el avión…

La sala de espera de vuelos me desesperaba… veía el reloj avanzar… ya deberían estar ahí inscribiéndose en el torneo… con quien jugarían primero? Sería Hyotei? Fudomine? St Rudolph? Las luces de la sala se prendieron… ya era hora de abordar…

TBC…

 

 

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