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Mundial de Mediación -
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Mondial de Médiation
8.1: En nuestro país:
Argentina
La institución de la mediación
es absolutamente nueva entre nosotros.
El trabajo de los centros comunitarios
y los buenos resultados obtenidos ha contribuido en gran medida a su difusión.
Pero aún estamos lejos de tener una cultura que se haya apropiado
de esta nueva forma de resolución de disputas.
En nuestro país nos encontramos
con muy diversos tipos de familia, esto se debe, en parte, a que somos
"un crisol de razas".
Nuestra población tiene distintas
raíces:
-
Las poblaciones autóctonas de América,
que en el caso de la parte Sur del continente, no llegaron en ningún
momento a constituir una única o predominante cultura, como puede
ser en el caso de los Incas, los Mayas, los Aztecas, etcétera, sino
que estas tierras estaban habitadas por una multiplicidad de grupos con
muy diferentes costumbres y estructuras sociales. Las diferencias entre
Mapuches y Guaraníes, para citar sólo dos ejemplos, es abismal.
-
La "colonización" española
vino, entre otras cosas, con todas sus costumbres, mitos y creencias. Los
españoles mezclados con las poblaciones autóctonas dieron
origen a nuestro criollo, que debió compatibilizar, en la forma
que pudo, ascendencias tan diferentes.
-
Las corrientes migratorias de fin del
siglo pasado, fundamentalmente de españoles e italianos, y las corrientes
migratorias posteriores a las dos guerras, con una fuerte corriente migratoria
judía, pero también italiana y sajona, además de la
japonesa, vinieron a complejizar aún más el panorama. Cada
una de estas corrientes trajo, a veces sin darse cuenta, en forma invisible,
sus propias concepciones de familia, que intentaron reproducir acá.
En la actualidad la comunidad coreana, también ha llegado a nuestro
país, produciendo cambios en su intento de adaptación activa
a ésta sociedad tan diferente a la de ellos.
Además, no debemos olvidar,
que nuestro extenso país se caracteriza por tener dos tipos de poblaciones
muy diferentes: la urbana y la rural. Es más, hay grandes diferencias
entre la población de la Capital Federal y la de zonas urbanas del
interior del país. La vida en Castelar, a sólo veinte kilómetros
de la Capital Federal, es absolutamente diferente a la vida en esta última.
Las redes sociales, los vecinos, las instituciones intermedias, etcétera,
cumplen un rol específico dentro de la vida de las familias suburbanas
y rurales, y también pueden servir como fuentes de apoyo.
Todo esto nos lleva a darnos cuenta
que cuando hablamos de familia con otros argentinos, posiblemente nos estamos
refiriendo a diferentes estructuras, con diferentes mitos, diferentes valores
y diferentes formas de concretizarlas, y que esto va a depender de sus
historias ancestrales familiares.
Cuando me refiero a mitos, lo hago
teniendo en cuenta la importancia que tienen éstos en la conformación
de la subjetividad. Los mitos no son algo que está allá afuera,
sino que forman parte de nuestra interioridad, y que al no reflexionar
sobre ellos los reproducimos y los trasmitimos a las personas que comparten
nuestra vida y sobre todo a nuestros hijos. Los mitos, son mitos vivos,
son concepciones que nos constituyen y crecen dentro de nosotros mismos,
que luego, concientes o no, los reproducimos al trasmitirlos.
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