Todo el orden mundial se estremece
Mijail Gorbachov
Sorry, no english
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Los misiles y las bombas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (
OTAN ) que están siendo arrojados sobre Yugoslavia constituyen nada más ni nada menos
que una guerra contra un Estado Soberano.
La carta de las Naciones Unidas aprueba una acción de este tipo solamente para
autodefensa o como consecuencia de una sanción adoptada por el Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas.
Ninguno de estos dos casos es el de Yugoslavia.
Este país está entrampado en un proceso complejo originado por un conflicto interno.
Pero hay docenas de situaciones similares en curso en otras partes del Mundo, algunas de
ellas apenas latentes, otras, completamente en llamas.
Si la actual actitud de la OTAN fuera aplicada a todos estos conflictos, el Mundo se
deslizaría de nuevo hacia otra Guerra Fría cuyos peligros resultarían inmensos.
Aquellos que quieren demostrar su determinación para encarar el conflicto en Yugoslavia
deberían recordar que los elementos que se deben utilizar para solucionar una situación
de este tipo han de ser, fundamentalmente, la visión y la responsabilidad.
El principal defecto de la actual política con respecto a Yugoslavia es la carencia de
estas dos premisas.
En resumen, el problema básico es la falta de un pensamiento estratégico.
Quienes en la Casa Blanca y en Bruxelas -y, en un sentido más amplio, en Europa-
planearon los bombardeos contra Yugoslavia se equivocan al pensar que pueden atacar
impunemente a estados soberanos.
Hacer tal cosa puede llevar a un callejón sin salida del cual será muy dificil escapar.
El General McKenzie, comandante de las fuerzas de la ONU para el mantenimiento de la paz
en Bosnia, calificó de inutil e inoperante el uso de la fuerza para resolver la crisis en
Yugoslavia.
Y este militar conoce el país y conoce a los Serbios.
Los bombardeos de la OTAN son triplemente peligrosos porque sus consecuencias son
imprevisibles para Yugoslavia, Europa y toda la comunidad internacional.
En sus esfuerzos por explicar al Mundo la necesidad de la operación militar de la OTAN
contra Yugoslavia, resulta claro que a EE UU se le ha subido a la cabeza su victoria en la
Guerra Fría.
Yo he criticado a menudo la política exterior de Rusia, particularmente en los últimos
años. Sin embargo, apoyo ahora al primer ministro Eugueni Primakov porque el está
manteniendo bajo control la situación en el país.
Asimismo, su postura en la crisis de Yugoslavia es constructiva y expresa el interés, no
solo de Rusia, sino también de toda Europa y del resto del Mundo.
Rusia debería continuar con la misión de paz de Primakov y mantenerse en extrecho
contacto con los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, así como con
los dirigentes de los países Europeos que integran la OTAN. Tendrá también que insistir
en un diálogo activo con los gobernantes Yugoslavos.
No debemos poner en peligro a Europa y, por ello, no tenemos que permitir que se siga
bombardeando a Yugoslavia, solo porque algunos consideren a Milosevic o a su régimen
inconveniente para sus intereses.
Es esencial que los países importantes no actúen hoy con los criterios que aplicaron
durante la Guerra Fría.
Hacer tal cosa sería tan irresponsable como disparatado.
Nos costó mucho tiempo y trabajo solucionar conflictos de importancia menor que el de
Yugoslavia, pero con moderación y paciencia se pudieron hallar soluciones políticas
duraderas.
La OTAN ha decidido ahora usar la fuerza y Rusia debe advertir a la comunidad
internacional sobre la peligrosidad de esta actitud. No es solamente una cuestión de
hermandad eslava.
La cuestión es, ni más ni menos, la de la paz.
Si Yugoslavia le pide ayuda a Rusia en una situación de crisis, Moscú deberá analizar
la posibilidad de responder a esa demanda.
La naturaleza de esta ayuda dependerá de los requerimientos de Yugoslavia y de la
situación.
Podría suponer, por ejemplo, el suministro de armas.
La acciones de la OTAN en Yugoslavia revelan la verdadera filosofía de su doctrina
militar y de su política.
Por esta razón, Rusia debería emprender una revisión de su estrategia y de sus
defensas, incluyendo también la reexaminación de todos los tratados previos.
Cuando los interlocutores de Rusia dicen una cosa y hacen otra, cuando deciden
despreocupadamente bombardear a Estados Soberanos, nosotros debemos preguntarnos:
¿ Qué es lo que ha ganado Rusia al perseguir una política de cooperación Mundial y
de acuerdos ?
La respuesta es que ganamos solamente la disolución de la Unión Soviética.
¿ Qué sucedería si la desconfianza empieza a dominar en los asuntos mundiales, si son
anulados todos los acuerdos ?
Hoy en día todo está entrelazado en el orden mundial:
Si se empiezan a romper las conexiones existentes, las posibilidades de lo que puede
sobrevenir son impensables.
Publicado en El Mundo10 de Abril de 1999.
¿Qué pasó en yalta en 1945?
Sobre la desidencia de Yugoslavia con el comunismo soviético.
Un poco de historia nunca viene mal.
Viaje a Yugoslavia en 1990.
Artículo de James Petras sobre el Imperialismo Norteamericano.
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