QUÉ VERÁS EN PINILLA
Pinilla tiene una serie de atractivos turísticos que, aunque algunos se empeñen en destruir y olvidar, permanecen inermes.
Así, el pueblo esta situado en un enclave tranquilo y privilegiado, rodeado de robles, encinas y álamos (símbolo de Pinilla), peñascos, el río o arroyo llamado el Chorro, el embalse de Riosequillo. Con una temperatura agradable en verano, pero demasiado fría en Invierno, sus mejores momentos están en los días de primavera y otoño y en las noches de verano.
Que seas bienvenido, ¡esta prohibido enfadarse!
Era un pueblo de pilones, establos y potros de herrar, casas de piedra al estilo rural serrano, regueras y gallinas y vacas por las calles. Hoy todo eso está desapareciendo con los nuevos tiempos, algunos potros de herrar históricos han sido vendidos y destruidos por cantidades miserables. Incluso las regueras que tanto frescor daban a nuestras calles y donde las mujeres lavaban antiguamente la ropa, están siendo canalizadas y escondidas.
El último potro de herrar, ya desaparecido, junto a las huertas. Foto cortesía de Pedro Velasco.
Pero Pinilla guarda un encanto peculiar, gracias a tres grandes plazas, la de la Constitución (lugar del frontón más extraño de la Comunidad de Madrid y de la Unión Europea), la de la Fuente y la de la Taberna. Plazas donde la vida se concentra y se vive a tope y en armonía.
Pinilla se divide en barrios de forma más o menos inconsciente: el centro, el barrio chino (de alta densidad poblacional), y el modesto barrio del noreste, además de las barriadas que lindan con la carretera. En los últimos años, una nueva barriada se esta extendiendo hacia el sur.
La Iglesia de la Santísima Trinidad, de estilo gótico, es un ejemplo sencillo y peculiar de arquitectura serrana, y sus paredes encierran mil historias. No se conoce con exactitud su fecha de construcción, y es estimulante hacer un recorrido a su alrededor para descubrir las antiguas entradas, los antiguos restos de pórticos, de arcos, de cuencos llenos de musgo.
La Iglesia de la Santísima Trinidad, SXVI?
La fuente que hay a la salida de la Iglesia era el lugar donde todas las tardes acudían las señoras y hacían fila con cubos, garrafas y botellas cuando el agua corriente no llegaba a las casas (hasta los años 70). Hay una fuente posterior, de los primeros años 90, en la calle Buitrago, pero no funciona correctamente.
Detrás de la Iglesia, y en su pared principal, está el frontón de Pinilla, uno de los más raros del mundo, donde cada verano se dirime el más importante torneo de frontón de fuera de Euskadi. Grandes nombres como el del abuelo Pablo, Tito, Charlie y hoy Pedrito, han dejado claro que este juego es cosa de rapidez y destreza, toque sutil y suerte. No podemos dar un nombre concreto del modelo de jugador legendario de frontón, pero sí podemos afirmar con rotundidad cuál era (y es) el peor jugador de frontón de todos los tiempos: Adolfo.
El Frontón más extraño de la Unión Europea.
Hace relativamente pocos años, Xavier Arzallus, en visita de placer, se animó a jugar una partidita con Félix, de poder a poder. Nadie sabe quién ganó, pero lo cierto es que aquella noche terminaron en algún lugar golfo.
Si buscas el glorioso polideportivo donde tuvieron lugar las mayores hazañas deportivas que realizaron los de Pinilla, no lo encontrarás jamás. Queremos aprovechar esta página para hacer ver a quien corresponda que esta plaza de la Constitución, la del frontón más peculiar del mundo, ha sido escenario de los partidos y entrenamientos de fútbol de los chavales y jóvenes del pueblo durante los últimos 25 años, gracias a que tenemos la peculiar característica de ser el único pueblo serrano sin campo multiusos: Gobierno de la Comunidad de Madrid, Señor Alcalde, Ministro correspondiente, ¡hay que ponerse las pilas, que el deporte es bueno! Lectores, no os preocupéis, dentro de poco empezaremos la campaña reivindicativa pro-polideportivo, y podréis suscribiros a ella por la Red.
¿POLIDEPORTIVO?
SÍ, GRACIAS
Los alrededores de Pinilla son dignos de mención: una sensación de tranquilidad te acompaña por prados y dehesas, viejos caminos, mágicas sendas. Al sur, al norte, al este y al oeste, todo el territorio histórico de Pinilla guarda bellos parajes para pasear y reconciliarse con la vida.
Y el pantano, cita obligada en verano, por la mañana, por la tarde, por la noche, paisajes lunáticos, tranquilidad y relax, a cinco minutos en bicicleta desde la plaza principal cuesta abajo. Si buscas un poco más, llegarás a playas desiertas donde sólo estarás con tus huellas. Un pequeño paraíso poco conocido a 80 Km. de Madrid.
Las costumbres que no te debes perder están ampliamente especificadas en el apartado de Cultura Popular y Tradiciones, no obstante te recordamos el olor a leña quemada y la matanza invernal, la Semana Santa y la Fiesta de la Trinidad en primavera, la Ronda y el verano pinillano en verano, y la melancolía y los múltiples colores ocres del Otoño.