El Divorcio por DOC |
Qué alternativas existen frente a la infidelidad del cónyuge: 1. Perdón, como nos comparte acertadamente el hermano Jiménez, y seguir casados. 2. Divorcio, como Moisés marco en la ley Judía y luego Jesús ratificó "por la dureza de sus corazones". 3. Seguir casados pero sin perdonar. Para el Cristiano las opciones no parecen ser estas mismas 3, sino solo la primera, el perdón, aunque Jesús haya dicho que si se podían divorciar, eso lo dio en respuesta a los fariseos que lo querían tentar, sin saber que estaban antes el Hijo de Dios. Jesús no veía bien el divorcio, les dijo: "Por la dureza de vuestro corazón Moisés les permitió repudiar a sus mujeres; pero al principio no fue así." ¿Al principio? Se refería a que Adán y Eva sabían que eran una sola carne, literalmente, y que no se podían separar. "Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" Si el hombre quiere separar algo que ante Dios ya es una sola carne, esta queriendo romper la voluntad de Dios. Si la pareja escogida no fue la que Dios quiso, el error es nuestro y habrá que pagar el precio de la disciplina divina, no querer corregirlo con el divorcio. Pero si se llega al divorcio, que alternativas hay después de esto: a. Celibato b. Volver a casarse De nuevo, para el Cristiano la opción es solo la primera, no se nos deja alternativa, por mas que queramos justificarlo, Jesús fue muy claro al respecto: "Pero yo les digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio." Tristemente, casi el 40% de los matrimonios actuales terminan en divorcio, hoy en día es más fácil divorciarse porque se le ha cauterizado la conciencia a muchos que prefieren obedecer a Dios solo en lo que no sea muy doloroso. En conclusión, no hay de otra que el Perdón. Con esa hermosa arma divina contra el pecado, Dios nos permite olvidar las ofensas, las nuestras y las de los demás, al perdonar nos liberamos de esa carga y dejamos que Dios siga su obra, a pesar de los errores del cónyuge (o propios). Quien dice perdonar pero no puede seguir casado o sigue casado pero no ha olvidando la ofensa, es que en verdad no ha perdonado y esta demostrando una falta de la presencia del Espíritu Santo, porque donde mora el Espíritu no puede haber nada opuesto al amor. El rencor, odio, vergüenza, coraje, etc. todo debe desaparecer por obra y gracia del Espíritu Santo |
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