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GRANDES OLVIDADOS EN LAS CALLES DE HURLINGHAM
Por José Adolfo Gaillardou
CALLES:
STAFF Director: Rody Rodríguez Jefe de redacción: Gustavo H. Mayares El Ciudadano de Hurlingham es una publicación de Hurlingham Comunicación Integral – HCIAdministración y redacción: Güemes 1402 esq. Jauretche Planta Alta Paseo Florido CP B1686MZV Hurlingham Prov. Bs. A. Argentina
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Bernardo Kiernan Ubicada al 3500 de Av. Vergara, Bernardo Kiernan llega hasta Diego de Carbajal, paralela a Ortiz de Ocampo. Tanto él como su familia representan una de las tantas personas de debieron escapar de su tierra cuando se inicia en Irlanda, de donde era oriundo, la persecución religiosa. Profesaba la religión católica que aún hoy (y es difícil imaginar hasta cuándo) continúa esa guerra que ha dado a lo largo de los años tantos miles de muertes inútiles como inocentes, por el simple hecho de profesar un pensamiento distinto. Bernardo Kiernan era de profesión astrónomo. Compró tierras en Morón y allí instaló su observatorio, realizando trabajos que alcanzaron una gran relevancia en esa materia y por aquellos tiempo de finales del siglo pasado. Su hijo Juan Bernardo Kiernan e igualmente Eduardo nacieron en Morón y trabajaron sostenidamente divulgando en la comunidad su fe católica. Juan Kiernan La calle Juan Kiernan la encontramos por Vergara al 1100 y se extiende hasta Don Cristóbal, por 16 cuadras. Como dijimos, era hijo de Bernardo Kiernan; nació en Morón el 27 de setiembre de 1861. Siguió la carrera de sacerdocio, recibiéndose en derecho conónico. Fue fundador en Morón del Círculo Católico de Obreros, el 21 de diciembre de 1884, que fuera la base del actual Círculo. Aunque no figuró como párroco local colaboró incansablemente en la educación de la juventud a fines del siglo pasado. Falleció en Buenos Aires el 12 de febrero de 1941. Juan de Lángara La calle Juan de Lángara pasa frente a la Estación Experimental INTA, corre paralela a Tigre y Mar del Plata, y es continuación de Esteban Bonorino. Juan de Lángara y Huarte nació en La Coruña (España) en 1736. Hijo de Juan de Lángara y Juana Huarte, de muy niño se sintió atraído por el mar, y a los 14 años ingresó como guardiamarina. Sorprendiendo a sus superiores por su dedicación y comportamiento, fuen enviado a París para perfeccionar sus estudios. Regresó a Madrid cinco años más tarde embarcándose y permaneciendo en esas condiciones durante diez años. En 1776 vino al Río de la Plata integrando la expedición de Pedro de Cevallos al mando del navío Poderoso, combatiendo contra los portugueses ya instalados en Colonia del Sacramento. Tomó parte en la conquista de la Isla Santa Catalina. Intevino en el control y vigilancia de las fronteras deteniendo las incursiones lusitanas y estableciendo el bloqueo hasta lograr la capitulación de la plaza a fines de octubre de 1763. Se encontró presente en la defensa de la Isla Martín García. Regresó a Cádiz y al declararse la guerra contra Inglaterra (1779) salió de Cádiz con Poderoso y dos fragatas a su mando. El 27 de agosto sufrió un durísimo ataque y su navío se fue a pique logrando salvarse milagrosamente. Juan de Lángara fue Caballero de Calatrava, Caballero de la Cruz de Carlos III. En 1795 obtuvo la Capitanía de Cádiz. Al año siguiente fue Ministro de Marina. La Dirección General de Marina en 1798. Ya con el grado de almirante ocupó una plaza efectiva en el Consejo de Estado. Dejó los resultados de sus estudios y memorias en publicaciones que llevan los títulos: ‘Diario de Navegación de Don Juan de Lángara al Mando del Poderoso, de Montevideo a España’, ‘Posición de la Isla de Trinidad en el Océano Meridional’, ‘Situación de la Isla de la Ascención y del Islote Martín Vas’, ‘Isla de Fernando de Naronha’. De su obra se destacan los estudios sobre nuestro litoral marítimo. Falleció en Madrid el 18 de enero de 1806. regresando a buscar más, logrando salvar una increíble cantidad de gente. De pronto Juan Santoro vio cómo su amigo era atrapado por las mandíbulas de un tiburón y desaparecía. El cabo murió exactamente el 25 de octubre de 1977, al cumplirse 50 años de aquella tragedia por la rotura del eje de la hélice del Mafalda. Aún existen sobrevivientes que la recuerdan. Hoy lo hacemos nosotros, a 52 años del naufragio, rindiendo homenaje a un héroe que se encuentra en la nomenclatura de nuestro distrito. Conscripto Bernardi Encontramos la calle Conscripto Bernardi por Cañada de Juan Ruíz al 4.700 y corre entre Los Arboles y Pasaje de Octubre. Se corta al llegar a la Goodyear y aparece nuevamente por Gaboto al 500, hacia Vergara. Anacleto Bernardi nació en La Paz, Entre Ríos, el 13 de julio de 1906. Hijo de inmigrantes italianos oriundos de la región de Piamonte (Turín); criado en las costas del río, era un nadador de condiciones excepcionales. Le tocó cumplir con el servicio militar en Marina, incorporándose a la base militar de Puerto Belgrano el 8 de enero de 1927. Por su buen comportamiento recibió el premio de ser destinado a integrar la dotación de la Fragata Sarmiento que anualmente realizaba el viaje alrededor del mundo con los cadetes que esgresaban como oficiales de la Escuela Naval. Cuando esta nave lleba a puerto en el Golfo de Génova, Anacleto Bernardi se encontraba convaleciente de una neumonía y dada la coincidencia que se hallaba en el lugar el buque Principessa Mafalda a punto de zarpar para Buenos Aires con su pasaje cubierto por 1300 inmigrantes llamados por su familias ya intaladas en la Argentina y el capitán de la Sarmiento dispuso aprovechar esta circunstancia para embarcar a Bernardi de regreso a su base para su restablecimiento, haciéndolo acompañar por el cabo Juan Santoro. Al llegar al noveno día de navegación, avanzada la tarde del 25 de octubre de 1927 y en momentos de finalizar el primer turno de cena mientras el segundo esperaba en sus camarotes para ser llamado, cuando sorpresivamente suena el clarín llamando a cubierta. Corrió la voz: "El buque se hunde". El pánico se generalizó. Bajaron los botes salvavidas que se llenaban de mujeres y niños. Muchos desesperados se arrojaban al agua y desaparecían. En ese momento, tanto el cabo Santoro como el conscripto Bernardi se arrojaron al agua salvando familias enteras nadando hasta la costa del sur de Brasil y regresando a buscar más, logrando salvar una increíble cantidad de gente. De pronto Juan Santoro vio cómo su amigo era atrapado por las mandíbulas de un tiburón y desaparecía. El cabo murió exactamente el 25 de octubre de 1977, al cumplirse 50 años de aquella tragedia por la rotura del eje de la hélice del Mafalda. Aún existen sobrevivientes que la recuerdan. Hoy lo hacemos nosotros, a 52 años del naufragio, rindiendo homenaje a un héroe que se encuentra en la nomenclatura de nuestro distrito. Sebastián Gaboto La calle Sebastián Gaboto nace en Berduc al 3.700 (Arroyo Morón) y se extiende hasta Vergara al 4.100, lugar que se conoce como Cinco Esquinas. Con anterioridad a 1940, esa calle llevó la denominación de Manuel Belgrano. Gaboto era marino. Nació en Venecia en 1472. Se educó en Inglaterra (de ahí que también se lo llamara Cabot, lo que derivó en Caboto, como lo encontramos en algunas anotaciones antiguas) y siendo muy joven, acompañó a su padre en la expedición que éste realizó a América del Norte en 1496. En 1518 (5 de febrero), Carlos V lo nombró Piloto Mayor del Reino, reemplazando a Juan Díaz de Solís. Capituló con el monarca para que realizara una expedición por la ruta de Magallanes. Partió de San Lucas de Barrameda el 3 de abril de 1526, al frente de 210 hombres. Al tocar las costas del Brasil oyó relatos sobre el Imperio del Rey Blanco y de la Sierra del Plata (Potosí). Cambió entonces de rumbo y se internó por el Río de Solís. Sobre la margen oriental reconoció una isla que bautizó con el nombre de San Gabriel, y el 8 de mayo de 1527 remontó el Paraná hasta la confluencia de dos ríos: el Carcarañá y Coronda, fundando el 9 de junio de 1527 el Fuerte Sancti Spiritu, primera población española en lo que hoy es nuestro territorio. Finalizada esta construcción, dejó una guardia y continuó viaje por inspiración de gente que encontró viviendo con las tribus indígenas y que fueron aquellos hombres que escaparon de morir cuando ocurrió la matanza de Solís, que le mostraron grandes brazaletes de plata. Desorientado regresó corrido por los indios Agaces, a España donde se le inició proceso por desobediencia ya que debió seguir la ruta de Magallanes. Fue desterrado en Orán. No finalizó su condena porque el mismo Carlos V lo restituyó en el cargo de Piloto Mayor donde se desempeñó hasta 1548, año en que pasó a prestar servicios en Inglaterra. Se supone que murió en Londres en 1557. Un dato interesante sería agregar que durante la construcción de Fuerte Sancti Spiritu un marinero sembró trigo y asombrado por el resultado de su cosecha escribió a la corona explicando: "como cosa misteriosa. Estas son tierras de pan llevar".
Gral. Juan T. O’Brien La calle Gral. Juan Thomond O’Brien corre entre Av. Vergara al 3.700 y Combate de Pavón 1.200, paralela a Isabel la Católica y Bernardo O’Higgins. O’Brien nació en Battinglos, condado de Wicklow (Irlanda), el 24 de junio de 1786; hijo de una rica familia de agricultores. Llegó al Río de la Plata en 1812; tenía 26 años y se dedicó a los negocios pero rápidamente atraído por la lucha de la independencia, se incorporó al Regimiento de Granaderos a Caballo el 27 de setiembre de 1813. Marchó como alférez al sitio de Montevideo acupando el cargo de ayudante del Gral. Alvear. En un enfrentamiento con los realistas fue herido, siendo promovido a teniente. En 1816 pasó a Mendoza integrando el Ejército de los Andes que organizaba el General San Martín, quien lo destinó al frente de 25 granaderos al Paso del Portillo en la cordillera. Cruzó los Andes y el 12 de febrero de 1817 participó de la batalla de Chacabuco. Por su coraje fue citado en el parte de batalla y ascendido a capitán. San Martín los nombra su ayudante de campo. Combatió en Cancha Rayada y 15 días más tarde en la batalla de Maipú, el 5 de abril de 1818. Recibió la orden de perseguir a Osorio y sus hombres, que escapaban después de la derrota. Capturó 115 prisioneros, cuatro oficiales, todo el armamento y la correspondencia privada de Osorio. Tuvo el honor de acompañar al Libertador la tarde del domingo en que se impusieron del contenido de la correspondencia donde las más altas personalidades que después de Chacabuco estuvieron con San Martín y luego de Cancha Rayada se congraciaban con Osorio. La grandeza de San Martín le ordenó a O’Brien quemarlas ese mismo día. Ascendió a sargento mayor, acompañó al Ejército Unido al Perú. Fue comisionado para traer a Buenos Aires los trofeos conquistados en la Campaña de la Sierra. En 1821 fue ascendido a teniente coronel. Encontrándose San Martín en el exilio. Lo visitó en Bruselas. A su regreso al Perú se alistó en el ejército del Gral. Santa Cruz, asistiendo a la batalla de Yanacocha, donde fue ascendido a general en 1836. O’Brien muríó en Lisboa el 1º de junio de 1861 en un viaje a su tierra natal. Sus restos fueron traídos a la Argentina en 1935 en la Fragata Sarmiento. Descansa en La Recoleta. Pueblos, calles y monumentos le rinden homenaje en nuestro país.
Isabel la Católica Isabel la Católica se extiende entre Av. Vergara al 3600 y las vías del ferrocarril Urquiza, con numeración del 700 al 1800. Isabel I, la Católica, reina de España, nació en Madrigal de las Altas Torres (Avila0 el 22 de abril de 1451. Hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal, a los 12 años fue trasladada a la corte de Madrid. A los 19 años le ofrecieron la corona pero la rechazó alegando que el legítimo dueño de la misma era su hermano Enrique IV. Este la reconoció como heredera del trono y princesa de Asturias e intentó casarla con Alfonso V de Portugal, pero ella se negó a esa unión. En 1469 se desosó con el infante Fernando de Aragón de Sicilia. A la muerte de su hermano Enrique, Isabel fue coronada reina de Castilla el 12 de diciembre de 1474, a los 23 años, en el Alcázar de Segovia. Debió disputar en luchas armadas por la reconquista de su reino que Alfonso de Portugal se imponía reivindicar. A partir de entonces Isabel y Fernando se ocuparon de reorganizar y unir el reinado de España (el escudo de armas llevaba la inscripción: ‘Tanto monta, monta tanto Isabel con Fernando’). Esta unidad política y religiosa fue completa. Tal fue el éxito de la unión del pueblo español que dispone la ayuda total a la empresa que Cristóbal Colón que firmaron las famosas capitulaciones el 17 de abril de 1492, y cinco meeses y días más tarde las tres carabelas descubrían el nuevo continente. Esto la animó para entablar la lucha definitiva contra los moros que ocupaban territorio español, venciéndolos totalmente, después de 800 años de asentamiento en ese suelo. El padre Las Casas elevó su ruego expresando: "La reina Isabel es digna de inmortal memoria". El 12 de octubre de 1504 dictó su testamento. Murió en Medina del Campo el 26 de noviembre de ese año. En obediencia a su última voluntad, sus restos fueron trasladados a Granada, donde quedó enterrada en el monasterio de San Francisco de esa ciudad. Por la firmesa de su carácter, por su inteligencia superior, por su habilidad para manejar la política de la corte, su nombre es inmoral.
Juan de Garay Juan de Garay es una arteria de nuestra nomenclatura que, al igual que Solís, comienza en el Arroyo Morón y finaliza en Fernández de Enciso. Militar, conquistador español fundador de Buenos Aires, nació en Orduña en 1528, publo de las provincias vascongadas. Desde niño vivió en Burgos en casa de un pariente: Pedro de Zárate, con quien a los 14 años viajó al Perú. En 1548 recorrió Tucumán, Charcas, Chile. Asistió a la fundación de Santa Cruz de la Sierra; se encontró con la gente de Pedro de Mendoza que escapando de la hambruna del Río de la Plata fundó Asunción. Bajó hacia el sur fundando Santa Fe de la Vera Cruz el 15 de noviembre de 1573. Cinco años después, el 15 de agosto de 1578, el Cabildo de Asunción le impone el grado de teniente general. Con tal jerarquía realizó excursiones contra las tribus guaraníes guaycurúes y napurúes, sublevadas contra los que usurpaban sus tierras. Obsesionado por la idea de gran visionario de "abrir una puerta a la tierra desde el Río de la Plata, o Río de Solís hacia Cádiz, el 11 de junio de 1580 fundó la ciudad de La Trinidad en el Puerto de Santa María de los Buenos Aires, acompañado por 63 hombres, muchos desde Asunción y otros desde Santa Fe, hijos de la tierra, es decir hijos de españoles nacidos aquí". Repartió en nombre de Juan de Torre de Vera Aragón, de quien dependía en Asunción, y en nombre del rey Felipe II, suertes de tierra de 300 y 400 varas, para que en ellas edificaran viviendas, corrales para los animales y cultivaran la tierra en propio beneficio. En marzo de 1582, realizó el reparto de de indios correspondientes a siete caciques que pasaban a ser esclavos de los conquistadores. Un año más tarde, en una expedición que realiza en marzo de 1583, cae en una emboscada y es asesinado por los indígenas descontentos con el trato inhumano y salvaje que se les daba. En la Capital Federal se levanta un monumento en su memoria en Leandro N. Alem y Rivadavia, inaugurada el 11 de junio de 1915.
El Ciudadano Nº 185 La calle Juan Díaz de Solís nace en Berduc (Arroyo Morón) y continúa hasta más allá de la estación William C. Morris del ferrocarril San Martín, finalizando en la calle Fernández Enciso. Solís nació en Lebriga, provincia de Sevilla (España) en 1461. Navegante explorador, acompañado por Vicente Pinzón en 1507 realizó un viaje al nuevo continente descubirendo las bocas del Río Amazonas. Fue nombrado por Fernando V, rey de España, piloto mayor del reino. En 1512 fue designado sucesor de Américo Vespucio. Preparó con ese motivo una expedición para explorar los mares del sur austral. Salió del Puerto de Lepe (Huelva) el 8 de octubre de 1515, acompañándolo su cuñado Francisco Torres. Con las tres carabelas navegó bordeando las costas brasileñas llegando en febrero de 1516 al estuario del Río de la Plata, al que denominó Mar Dulce ya que consideraba que al presentar tal magnitud aquello no podía ser un río. Lo remontó hasta desembarcar en una isla en la que al ocurrir en ella el deceso de uno de los concineros de su tripulación, al sepultarlo bautiza esa isla con su nombre: Martín García. Descubrió y dio nombre al Cabo Santa María, Islas de Torres y San Gabrial, nombres que aún conservan. Quiso tomar poseción de las tierras del Uruguay, desembarcando en una ensenada natural de la costa (Montevideo) a la que llamó puerto de La Candelaria, el 2 de febrero de 1516. En reconocimiento de aquel terreno fue sorprendido por las tribus de indios charrúas donde fue muerto junto a muchos de sus tripulantes. Otros lograron escapar de la masacre internándose en la maleza y en 1527 fueron encontrados por Sebastión Gaboto cuando fundó el fuerte Sancti Spíritu en la confluencia del Coronda y el Carcarañá. Gaboto rebautizó el nombre de Mar Dulce por el de Río de Solís, llegando finalmente a Río de la Plata. Su nombre constituye históricamente la base de donde partes las raíces del descubirmiento de estas costas donde hubo que esperar para que definitivamente después de Pedro de Mondoza, Juan de Garay abriera "las puertas de la tierra" hacia este incríble presente de grandeza que es Buenos Aires. José Adolfo Gaillardou VOLVER A EL CIUDADANO DE HURLINGHAM Mariano Necochea Encontramos esta importante arteria del nomenclador hurlinguense por Vergara al 3100 y se extiende hasta Combate de Pavón, paralela a Miranda. El Gral. Mariano Necochea nació en Buenos Aires el 7 de setiembre de 1792. Desde muy niño fue enviado a España a realizar sus estudios. Regresó al país en 1811. Contaba con 19 años cuando San Martín llegó a Buenos Aires y convocó autorizado por el gobierno, a formar el Regimiento de Granaderos a Caballo, a jóvenes de las mejores familias porteñas para el cuadro de oficiales. Fue nombrado alférez y sucesivamente ayudante mayor y capitán en 1813, año en que asistió al combate de San Lorenzo el 3 de febrero. De inmediato pasó al Ejército del Alto Perú al mando de Rondeau, destacándose por su coraje en el encuentro del Tejar, donde escapó de caer prisionero al partirle en dos de un golpe de sable la cabeza de un oficial español. Se halló en Venta y Media y Sipe-Sipe. Luego se trasladó a Mendoza donde formó parte del Ejército de Los Andes que organizaba San Martín, en el campamento del Plumerillo. Con el grado de sargento mayor cruzó la cordillera y se encontró en Chacabuco, siendo destacado en el parte por su valerosa acción. Asistió al asalto de la plaza de Talcahuano en diciembre de 1817; luego Cancha Rayada y Maipú, donde recibió una herida en su mano derecha. Continuó con San Martín encontrándose en la entrada de Lima y el sitio de Callao ya con el grado de coronel y jefe del Regimiento de Granaderos a Caballo. Cuando San Martín renuncia al protectorado del Perú después de Guayaquil, Necochea continúa como jefe de los Granaderos al mando del general Bolívar, tomando parte en numerosos hechos de guerra hasta su valerosa participación en la batalla de Junín como jefe de la caballería, el 6 de agosto de 1824. Allí cayó prisionero de los españoles con su cuerpo cubierto de heridas sangrantes, siendo rescatado por el coronel Manuel Isidoro Suárez, quien finalmente decidió la batalla. Allí mismo, sobre el campo de batalla, fue promovido a general de división por el general Bolívar. A causa de un lanzaso recibido en el pulmón izquierdo en Junín, sufrió de consunción exacerbada en 1845, lo que le provocó la muerte en una casa de Miraflores (Lima), el 5 de abril de 1849. Sus restos descansan en el panteón de los próceres de la capital peruana. José Adolfo Gaillardou VOLVER A EL CIUDADANO DE HURLINGHAM
La calle O’Higgins la encontramos en nuestra nomenclatura desde Combate de Pavón hasta Tte. Gral. Richieri. Luego de una interrupción, parte de Remedios de Escalada hasta Vergara. El Gral. Bernardo O’Higgins nació en Chillán (Chile) el 20 de agosto de 1778. Cursó los estudios primarios en su ciudad natal, luego los continuó en Lima y finalmente terminó su carrera en Londres, donde conoció al más tarde Gral. Miranda, patriota venezolano que fue su profesor y que muy probablemente le impuso los ideales políticos generadores de la independencia y libertad de estas naciones sudamericanas. Luego pasó a Cádiz, donde se relacionó con americanos que integraban las logias comprometidas en esa finalidad. En 1801 se embarcó en la fragata Confianza rumbo a su patria, pero comenzaron las desgracias. Inglaterra en guerra con España capturó la nave y en Gibraltar lo liberaron sin un solo elemento de su propiedad, por lo tanto caminó y casi muerto de hambre y cansancio. Llegó a Algeciras y de allí a Cádiz. Recién logra pisar su tierra en 1802. Su padre había muerto legándole una gran fortuna. Lo nombran alcalde de Chillán y miembro del Cabildo. Actúa en insurrecciones. Derrotado por su enemigo político José Miguel Carreras se escapa a Mendoza en 1814. Allí conoce a San Martín quien le da el mando de una división. Trabaja en la preparación del Ejército de Los Andres. Se desempeña brillantemente en Chacabuco. San Martín lo nombra primer magistrado de Chile. Fue herido en Cancha Rayada, luego el memorable abrazo en el campo de batalla de Maipú. Como conductor de Chile pone todo su patrimonio en favor de la patria, pero las intrigas, odios y ambiciones desmedidas de los incapaces, lo hacen abandonar el gobierno debiendo expatriarse en Lima, donde vive en la mayor pobreza y al igual que San Martín se recluye en una chacra donde se dedica al cultivo de la tierra en Montalván. Cuando 20 años después el gobierno chileno se dispone a pedirle que regrese, seguramente la emoción de pensar a sus 64 años que vería nuevamente los cielos de su amada patria, mientras preparaba su viaje un ataque al corazón le impide cumplir ese sueño y muere el 24 de octubre de 1842. Igual que su gran amigo y también prócer, el Gral. San Martín, tardan 27 años para repatriar sus restos que hoy descansan en el mausoleo del Cementerio Central de Santiago. José Adolfo Gaillardou VOLVER A EL CIUDADANO DE HURLINGHAM
El Ciudadano Nº 182 Ubicada entre Richieri y Sargento Salazar muy cercana a estación Rubén Darío, Hidalgo anteriormente llevaba el nombre de Sargento Falucho. Andrés Hidalgo fue uno de aquellos hombres que merece participar en las páginas de oro de la historia agraria argentina. Ese libro escrito a fuerza de sacrificio y trabajo ininterrumpido, creyendo siempre en el futuro que dormía en las grandes extensiones de tierra virgen que llamaba a gritos los brazos que la fecundaran. Fundó en el sur de la provincia de Buenos Aires numerosos establecimientos ganadores junto a otros pioneros como John Gibson y sus hermanos que llegan a tener cinco estancias, la primera en Monte Grande de seis leguas, otra en Cañuelas, en Rincón del Tuyú. De origen español, Hidalgo esta considerado a nivel de los grandes estancieron ingleses, con la diferencia que éstos comerciaban directamente con Londres el producto de sus cosechas. También su nombre se relaciona con Richard Newton, que junto a Francisco Holbach fueron los introductores del alambre en la Argentina. El primero cercando el casco de la estancia Santa María en Sanborombón y Holbach la estancia Los Remedios en lo que hoy ocupa el aeropuerto de Ezeiza, algo así como 90 mil hectáreas. Andrés Hidalgo entre las extensas propiedades que poseía en Bahía Blanca, Azul, Tandil, también contaba con tierras en el partido de Morón y La Matanza. De allí que seguramente que su espíritu generoso y agradecido de esta tierra que tanto le brindó ofreció a él como a sus herederos, en bien de la comunidad católica, beneficios que le otorgan el ser recordado por la historia. Esto no está consignado fehacientemente en sus datos biográficos, aunque sí insinuado veladamente. Sabemos con cuánta predisposición los terratenientes en nuestro país, ofrecían en donación tierras para la instalación de pueblos cuando las vías del ferrocarril se internaban en medio del desierto y construían una estación. Se cuentan por centenares las localidades que llevan el nombre del benefactor que ayudó con donaciones para que ese lugar se poblara, ya que le traía pingües ganacias por el embarque de las haciendas. José Adolfo Gaillardou VOLVER A EL CIUDADANO DE HURLINGHAM
El Ciudadano Nº 181 Ubicada al 4100 de Vergara, anteriormente lleva el nombre de Gaboto, hacia el Este. Germán Argerich se extiende entre Av. Vergara y Andrés Arguibel (1300-2200). Corre paralela entre Río Colorado y Juan Díaz de Solís. El doctor Germán Argerich, oriundo de Morón, fue un prestigioso médico pediatra que tenía su consultorio en Maestra Cueto entre Cabildo e Independencia, en Morón, donde su calidad de profesional al servicio de la ciencia que profesaba, lo había convertido en un ser querido por sus colegas y estimado por la población que además admiraba su temperamento sensible y siempre predispuesto a servir a quien lo necesitaba sin importar la clase social a la que pertenecía. Miles de vidas de esa ciudad moronense fueron traídas a este mundo por sus manos atentas a rendir homenaje a su sagrada profesión. Era amado fervorosamente por los muy humildes que siempre encontraban en él al médico que a cualquier hora de la noche lo tenían a la cabecera de su lecho. En ese grupo de especialistas de la medicina se encontraba también alguien cuyo nombre lo perpetúa una prestigiosa clínica de esa ciudad: Dr. González Otharán (cirujano). En las décadas de los años ’30 y ’40, la tuberculosis era una enfermedad que asolaba esta zona y fue entonces que Argerich y su amigo y colega Otharán concibieron la idea de fundar un dispensario de vías respiratorias. Fue así que formaron una comisión de profesionales y con él a la cabeza llevaron a cabo el sueño. El dispensario fue inaugurado (no en el lugar en que hoy se encuentra) a mediados de diciembre de 1945. Podemos agregar que en 1995 al cumplir 50 años de su fundación se llevó a cabo un homenaje en su actual edificio muy cercano al sitio donde Argerich tenía su consultorio y a una cuadra de la estación del ferrocarril Sarmiento de Morón, y cuyo director es el Dr. Juan Carlos Solari de quien obtuve los datos sobre el ilustre pediatra que honramos. Ese día se colocó allí una placa de bronce que destaca la memoria de su fundador, el Dr. Germán Argerich, a quien también eterniza en la memoria una calle de nuestra ciudad de Hurlingham. José Adolfo Gaillardou |
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