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Literatura
Qué hay de nuevo, Bayly
El llamado enfant terrible peruano
publica una novela urbana a ratos autobiográfica, en momentos ligera,
pero siempre guiada por una narración sólida. Además es, como dijera
su autor,
un producto de la inconformidad
Y de repente, un ángel
Jaime Bayly
Planeta, Buenos Aires, 2005
MAYO, 2006. La primera vez que supe de Jaime Bayly fue allá por 1992 cuando conducía un programa titulado
Qué hay de nuevo de Panamericana Televisión y que nos llegaba acá a través de la cadena SUR (no Telesur, el engendro de Hugo Chávez) donde había entrevistas, variedades y una emisión hecha con pocos recursos. En aquel entonces Bayly me pareció un niñote que de repente tartamudeaba
aunque también era bastante agudo en sus preguntas y sin temor alguno a formularlas. Poco después Bayly abandonó el Perú y se fue a radicar a Coral Gables, Florida, donde tuvo otro programa televisivo
pero con sabor distinto; de tener como guía a David Letterman se fue más por el camino de la
llana entrevista, en ocasiones tediosa.
Pero su personalidad no es tediosa y, es más, siempre ofrece sorpresas: hace tiempo aceptó ser bisexual --tiene dos hijas de un matrimonio malavenido-- y después comenzó a revelarse como escritor, y muy bueno, aunque en sus anteriores trabajos --pienso aquí en
No se lo digas a nadie y La noche es virgen-- era inocultable la influencia de Mario Vargas Llosa. Pero Bayly ha madurado y no sólo eso, luego dio el salto al cine conla
adaptaci+on de La esposa de mi hermano, todo esto lejos, muy lejos, de ese programa donde lo mismo entrevistó a Alejandra Guzmán que al ex Menudo René.
Y de repente un ángel es una historia sin mayores compromisos, y hasta puede adjetivarse como de fácil lectura. Por principio, nos adentra en una Lima cuya descripción nos suena a un entorno, mucho más cercano, chilango incluso: la emigración del campo a la ciudad, la capacidad de perdonar, las barreras sociales, la interpretación dual de un solo hecho y, como sucede en los trabajos de Bayly, cierta autoproyección así sea a nivel de taladrar la escritura.
La historia refiere la existencia de Julian Beltrán (J-aime B-ayly... ¿captan?), un escritor clasemediero encaminado hacia el éxito quien contrata a
la anciana Mercedes, una india peruana --allá se les llama "cholas"--
quien confiesa haber sido vendida por su madre para realizar servicio
doméstico cuando tenía 10 años. La narración es aderezada con Andrea, la novia del protagonista, y los padres de ambos. Monólogos de la mente, doble moral y mensajes con una línea estructural que nos guía hacia un final que en otro escribidor hubiera caído en el sentimentalismo telenovelero. No con Baily.
"(Y)o creo que si una persona tiene una relación perfectamente alegre o satisfactoria con la vida, con su entorno, con el mundo, difícilmente va surgir una urgencia de escribir", dijo Bayly a Álvaro Vargas Llosa en una entrevista hace varios años
(1), razón de peso para que Bayly se haya convertido en novelista. Tiene razón:
Y de repente un ángel es una descripción de cómo se dan las cosas en la vida y cómo las enredamos en vías de mantener las apariencias. Y ello produce, como ocurre con este
escritor peruano, una inconformidad, quizá una de tantas, respeto a su país natal.
(1) Vargas Llosa, Álvaro, Cuando hablaba dormido, Ed. Grijalbo, 1999
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