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Medios/Obituario

Se fue el magnate de los sitcoms

Aaron Spelling estuvo detrás de las series televisivas más exitosas de los setenta y ochenta. He aquí algunos de esos chisporrotazos

Julio, 2006. Aaron Spelling era de esas personas de las que tenemos información bastante vaga y sólo nos enteramos de lo que hacían hasta la publicación de sus obituarios, como en este caso. Hay quienes lo ubicaban como el padre de Tori Spelling, una actriz cuyo desempeño ha sido, digamos, aceptable (y es que el apellido pesa toneladas de suspicacia que sepultan la credibilidad) y algunos más avezados como quien estuvo detrás de Beverly Hills 90210, una de las series juveniles más importantes de los 90.

Pero si tratamos de buscar alguien con trayectoria similar a la de Spelling en la televisión norteamericana actual difícilmente lo encontraremos, aunque el irónico contraste es que la mayoría de las series exitosas fe la última década, llámense Frazier, Friends o Seinfield, llevan muchos de los elementos que él creó o ayudó a popularizar. Cuando se acercaba a los 90 años de vida, el productor seguía activo, con una carpeta llena de ideas y nuevas producciones hasta que finalmente el cáncer detuvo todo su ritmo el pasado primero de julio.

Spelling era parte de esos genios que dieron a la televisión norteamericana su supremacía por todo el mundo; lejos de culpar a las "políticas imperialistas" del Pentágono o el Departamento de Estado, la responsabilidad radicaba en gente como Spelling, Irwin Allen o Hanna y Barbera, quienes crearon programas con contenido atractivo para otros países, a veces con ayuda del doblaje, en otras por la atracción misma de las series (¿Quiere saber cuál fue la serie más exitosa en Gran Bretaña los últimos 10 años? ¿Un documental de la BBC? ¡Ja! Le daremos dos tips: Shannon Doherty y Jason Priestley).

Quizá todavía ello no baste para sopesar la importancia de Spelling dentro de la TV, sobre todo en México, donde Beverly Hills 90210 tuvo aceptación relativa. Bueno, mencionemos por principio a Starsky and Hutch, serie policiaca que humanizó a esos dos policías cuando hasta entonces buena parte de las historias del género se iban en persecuciones, rechinidos y ulular de patrullas. ¿O qué tal Los Ángeles de Charlie, que nos dio oportunidad de conocer a auténticos bombones como Farrah Fawcett, Cheryl Ladd, Jacklyn Smith y mi favorita, Tanya Roberts?

Si no nos gustaban las series policiacas, bueno, también por ahí Spelling produjo algunas series interesantes, entre ellas The Love Boat, que por acá conocimos como El Crucero del Amor. Fue idea de Spelling el narrar tres historias simultáneas dentro del mismo episodio (la de la tripulación y dos familias de pasajeros que la mayoría de las veces nunca se conocen entre ellas), y aunque la serie fue tachada en su tiempo por un ácido crítico de Newsweek como "un barco que me encantaría chocase contra un iceberg", durante sus primeros cuatro años tuvo altísimo rating no sólo en Estados Unidos sino en más de 50 países.

En Arabia Saudita las escenas en traje de baño sobre cubierta eran "recortadas" con lo cual seguramente el público de allá terminaba sin entender la trama pues, otro truco de Spelling, las claves del argumento solían desarrollarse ahí. Y otro detalle: en una ocasión las tres "ángeles" viajaron en ese crucero para investigar un crimen. No todo era amor abordo del crucero, pues. Y una más: los "pasajeros" eran todas ellas celebridades en la vida real, incluidos Andy Warhol (?), Liberace, Sammy Davis y una tal Charo, actriz española que, sorry, siempre me pareció detestable.

Otra serie con elementos similares pero con bikinis más esporádicos era Fantasy Island, famosísima en México pues ahí aparecía como Míster Roarke, Ricardo Montalbán junto con Tattoo, interpretado por Hervé Villechaize, hasta entonces célebre por haber sido cómplice de Scaramanga en The Man with the Golden Gun (1974) de James Bond.

La idea nació, según la leyenda, cuando Spelling, desesperado porque no se aterrizaban las ideas para una nueva serie dijo fúrico "¡Ustedes lo que quisieran es estar solos en una isla desierta donde ocurrieron todas sus fantasías con sólo desearlo! ¡Viven ustedes en un mundo irreal!", ante lo cual uno de los guionistas lo interrumpió "¡Eso es, Aaron! ¡Hagamos eso que acabas de sugerir!" "¿Lo del mundo irreal?", "¿No, lo de la isla de la fantasía!" Fantasy Island también fue exitosa, si bien no tanto como El Crucero pero sí tuvo millones de espectadores cautivos.

De una familia de origen judío de Texas y con pocos recursos económicos, Aaron Spelling marcó profundamente a la industria de la televisión estadounidense el último cuarto del siglo XX. Junto a sus programas pasamos muchos momentos agradables --y otros no tanto, ídem Charo-- frente al televisor, isla pre Internet de la fantasía.