John Lennon/Yoko Ono


Diálogo con Playboy, 1980


Playboy: John Lennon y Yoko Ono están de vuelta en el estudio, grabando de nuevo por primera vez desde 1975, cuando desaparecieron de la luz pública. Empecemos con vos, John. ¿Qué has estado haciendo?

John: He estado horneando pan y cuidando al bebé.

Playboy: ¿Y qué proyectos secretos tenían lugar en el subsuelo?

John: Eso es como lo que dice cada persona que me ha hecho esa pregunta en los últimos años. "Pero ¿qué más has estado haciendo?" A lo cual digo, "¿Estás bromeando?" Porque pan y bebés, como sabe toda ama de casa, es un trabajo de tiempo completo. Después de hacer las hogazas, me sentía como si hubiese conquistado algo. Pero mientras miraba cómo se comía el pan, pensaba, "Bueno, Jesús, ¿no obtengo un disco de oro, no se me declara caballero o algo?"

Playboy: ¿Por qué te convertiste en un amo de casa?

John: Hubo muchas razones. Había estado bajo obligación o contrato desde cuando tenía 22 hasta bien entrados los 30. Después de todos esos años, eso era todo lo que sabía. No era libre. Estaba confinado. Mi contrato era la manifestación física de estar en prisión. Era más importante enfrentarme a mí mismo y enfrentar esa realidad que continuar una vida de rock 'n' roll -y subir y bajar con los caprichos sea de tu propia performance o de la opinión que el público tiene sobre vos. El rock 'n' roll ya no era divertido. Elegí no tomar las opciones standard en mi negocio -ir a Las Vegas y cantar tus grandes éxitos, si sos afortunado, o ir al infierno, que es a donde fue Elvis.

Yoko: John era como un artista que es muy bueno dibujando círculos. Sigue haciendo eso y se convierte en su etiqueta. Tiene una galería para promoverlo. Y el año próximo, va a hacer triángulos o algo. No refleja su vida en absoluto. Cuando seguís haciendo la misma cosa durante diez años, obtenés un premio por haberlo hecho.

John: Obtenés el premio mayor cuando te agarrás un cáncer y has estado dibujando círculos y triángulos durante diez años. Me había convertido en un artesano y podría haber seguido siendo un artesano. Respeto a los artesanos, pero no me interesa convertirme en uno.

Yoko: Sólo para probar que podés seguir entregando cosas.

Playboy: Estás hablando de discos, por supuesto.

John: Sí, producirlos porque se espera que lo haga, como tanta gente que saca un álbum cada seis meses porque se supone que debe hacerlo.

Playboy: ¿Te estarías refiriendo a Paul McCartney?

John: No sólo Paul. Pero yo había perdido la libertad inicial del artista convirtiéndome en un esclavo de la imagen de lo que se supone que un artista debe hacer. Muchos artistas se matan por eso, ya sea a través de la bebida, como Dylan Thomas, o a través de la locura, como Van Gogh, o a través de E.V., como Gauguin.

Playboy: La mayoría de las personas hubieran continuado sacando el producto. ¿Cómo pudiste encontrar una salida?

John: La mayoría de las personas no viven con Yoko Ono.

Playboy: ¿Lo que significa?

John: La mayoría de las personas no tienen una compañera que les diga la verdad y se niegue a vivir con un artista de mierda, en lo cual soy muy bueno. Puedo echarme mierda a mí mismo y a todos los que me rodean. Yoko: Esa es mi respuesta.

Playboy: ¿Qué hizo por vos?

John: Me mostró la posibilidad de la alternativa. "No tenés que hacer esto." "¿No? ¿En serio? Pero-pero-pero-pero-pero...." Por supuesto, no fue tan sencillo y no se afirmó de la noche a la mañana. Fue necesario reforzarlo constantemente. Irse es mucho más duro que seguir adelante. Yo he hecho las dos cosas. Cuando se me exigía y cuando debía hacerlo, había sacado discos de 1962 a 1975. Irme parecía como lo que atraviesan los tipos a los 65, cuando de pronto se supone que no existen más y se los echa de la oficina [golpea en el escritorio tres veces]: "Se acabó tu vida. Es hora del golf."

Playboy: Yoko, ¿cómo te sentiste con la idea de que John se convirtiera en un amo de casa?

Yoko: Cuando John y yo salíamos, la gente se acercaba y decía, "John, ¿qué andás haciendo?" pero nunca me preguntaban a mí, porque, como mujer, no se suponía que debiera estar haciendo algo.

John: Cuando yo estaba limpiando la mierda del gato y alimentando a Sean, ella estaba sentada en habitaciones llenas de humo con hombres en trajes de tres piezas que no podían abotonar.

Yoko: Yo me encargaba de los negocios: del antiguo negocio -Apple, Maclen [la compañía discográfica de los Beatles y su editorial, respectivamente] y de las nuevas inversiones.

John: Teníamos que afrontar el negocio. Era cuestión de pedirle a otro papi que resolviera nuestros negocios o de que uno de nosotros lo hiciera. Esos abogados estaban obteniendo un cuarto de millón de dólares por año por sentarse alrededor de una mesa y comer salmón en el Plaza. La mayoría de ellos no parecían interesados en resolver los problemas. Cada abogado tenía un abogado. Cada Beatle tenía a cuatro o cinco personas trabajando. Así que sentimos que teníamos que cuidar esa parte del negocio y deshacernos de ella y lidiar con ella antes de poder comenzar a lidiar con nuestra propia vida. Y la única persona de nosotros dos que tiene el talento o la habilidad para lidiar con eso en ese nivel es Yoko.

Playboy: ¿Tenías experiencia manejando asuntos de negocio de esa proporción?

Yoko: Aprendí. La ley ya no es un misterio para mí. Los políticos no son un misterio para mí. Ya no estoy asustada de todo ese establishment. Al principio, mi propio contador y mi propio abogado no podían lidiar con el hecho de que yo les dijera qué hacer.

John: Había algo de la actitud de que esta es la esposa de John, pero seguro que ella no puede estar representándolo.

Yoko: Un abogado le enviaba una carta a los directores, pero en lugar de enviármela a mí, se la enviaba a John o a mi abogado. Te sorprendería saber cuán insultada fui inicialmente. Estaba todo ese "Pero usted no sabe nada sobre la ley; no puedo hablar con usted." Yo les decía, "Está bien, hábleme de forma que pueda entenderlo. Soy directora, también."

John: No pueden soportarlo. Pero tienen que soportarlo, porque es ella la que nos representa. [Se ríe] Son todos hombres, sabés, grandes y gordos, vodka lunch, hombres que gritan, como perros entrenados, entrenados para atacar todo el tiempo. Hace poco, ella hizo posible que ganáramos una gran suma de dinero que los benefició a todos ellos y ellos lucharon y lucharon para no permitirle hacerlo, porque era su idea y ella era una mujer y no era una profesional. Pero ella lo hizo, y después uno de los tipos le dijo, "Bueno, Lennon lo hace de nuevo." Pero Lennon no tenía nada que ver con eso.

Playboy: ¿Por qué volvés ahora al estudio y a la vida pública?

John: Inspirás y exhalás. Teníamos ganas de hacerlo y tenemos algo que decir. Aparte, Yoko y yo intentamos algunas veces hacer música juntos, pero eso fue hace mucho tiempo y la gente todavía tenía la idea de que los Beatles eran una especie de cosa sagrada que no debía poner un pie fuera de su círculo. Era difícil para nosotros trabajar juntos entonces. Pensamos que o la gente se ha olvidado o han crecido, así que podemos hacer una segunda entrada a ese lugar en el que ella y yo estamos juntos, haciendo música -simplemente eso. No soy un príncipe maravilloso y místico del mundo del rock'n'roll que juguetea con una música extraña junto a esta dama-dragón oriental y éxotica, que es la imagen que la prensa proyectó antes.

Playboy: Algunas personas te han acusado de jugar con los medios. Primero te convertís en un recluso, después hablás selectivamente con la prensa porque estás por editar un nuevo disco.

John: Eso es ridículo. La gente siempre dijo que John y Yoko harían cualquier cosa por la publicidad. En el artículo de Newsweek [29 de septiembre de 1980], dice que la periodista nos preguntó, "¿Por qué desaparecieron?" Bueno, ella nunca lo preguntó de esa manera, y yo no desaparecí. Sólo dejé de hablar con la prensa. Se puso bastante divertido. Me llamaba a mí mismo Greta Hughes o Howard Garbo en ese período. Pero los chusmeríos nunca se acabaron. Nunca dejamos de estar en la prensa, pero parecía que se escribía más sobre nosotros cuando no hablábamos con la prensa que cuando lo hacíamos.

Playboy: ¿Cómo te sentís con respecto a toda la prensa negativa que ha sido dirigida a Yoko, tu "dama-dragón", como decís vos, a través de los años?

John: Los dos somos personas sensibles y eso nos lastimó mucho. Quiero decir, no podíamos entenderlo. Cuando estás enamorado, cuando alguien dice algo como, "¿Cómo podés estar con esa mujer?", decís, "¿Qué querés decir? Estoy con esta diosa del amor, la satisfacción de mi vida entera. ¿Por qué estás diciendo esto? ¿Por qué querés arrojarle una piedra a ella o castigarme a mí por estar enamorado de ella?" Nuestro amor nos ayudó a sobrevivirlo, pero algunas de esas cosas fueron muy violentas. Hubo unas pocas veces en que casi nos supera, pero nos las arreglamos para sobrevivir y aquí estamos. [Mira hacia arriba] Gracias, gracias, gracias.

Playboy: ¿Pero qué hay de la acusación de que John Lennon está hechizado por Yoko, bajo su control?

John: Bueno, eso es basura, sabés. Nadie me controla. Soy incontrolable. La única persona que me controla soy yo mismo, y eso es apenas posible.

Playboy: Aún así, mucha gente lo cree.

John: Oíme, si alguien me va a impresionar, ya sea un Maharishi o una Yoko Ono, llega un punto en el que el emperador está desnudo. Llegará el punto en el que veré. Así que para todos ustedes ahí afuera que piensan que estoy cegado, bueno, eso es un insulto para mí. No que desprecies a Yoko, porque ese es tu problema. ¡Lo que yo pienso de ella es lo que cuenta! Porque -andate a la mierda, hermano y hermana- no sabés qué es lo que sucede. No estoy aquí por vos. ¡Estoy aquí por mí, por ella y por el bebé!

Yoko: Por supuesto, es totalmente insultante para mí...

John: Bueno, siempre sos insultada, mi querida esposa. Es natural...

Yoko: ¿Por qué debería molestarme en controlar a alguien?

John: Ella no me necesita.

Yoko: Tengo mi propia vida, sabés.

John: Ella no necesita un Beatle. ¿Quién necesita un Beatle?

Yoko: ¿La gente piensa realmente que soy semejante criminal? John duró dos meses con el Maharishi. Dos meses. Debo ser lo peor del mundo, porque he estado con él durante 13 años.

John: Pero la gente dice eso.

Playboy: Ese es nuestro punto. ¿Por qué?

John: Quieren agarrarse a algo que nunca tuvieron en primer lugar. Alguien que declara que tiene algún tipo de interés en mí como solista o incluso como parte de los Beatles ha malinterpretado todo lo que he dicho si no puede ver por qué estoy con Yoko. Y si no pueden ver eso, no ven nada. Están intentando cazar a -puede ser cualquiera. Mick Jagger o alguien más. Que vayan a cazar a Mick Jagger, ¿OK? Yo no lo necesito.

Playboy: El va a apreciarlo.

John: Absolutamente no lo necesito. Que persigan a Wings. Olvídense de mí. Si eso es lo que quieren, vayan tras Paul o Mick. No estoy aquí para eso. Si eso no es evidente en mi pasado, lo estoy diciendo en negro y rojo, junto a las tetas y los culos de la página 196. Vayan a jugar con los otros chicos. No me molesten a mí. Vayan a jugar con los Rolling Wings.

Playboy: Pero vos...

John: No, esperá un minuto. Quedémos en esto un minuto; a veces no puedo dejarlo ir. ¡Nadie dijo nunca que Paul me tuviese hechizado ni que yo tuviese hechizado a Paul! Nunca pensaron que eso fuese anormal en esos días, ¡dos tipos juntos, o cuatro tipos juntos! ¿Por qué nunca dijeron, "¿Cómo puede ser que estos tipos no se separen? Quiero decir, ¿qué pasa entre bastidores? ¿Qué es este asunto de Paul y John? ¿Cómo pueden estar juntos por tanto tiempo?" Pasamos más tiempo juntos en aquellos días que John y Yoko: los cuatro dormíamos en el mismo cuarto, prácticamente en la misma cama, en el mismo camión, vivíamos juntos día y noche, ¡comíamos, cagábamos y meábamos juntos! ¿Está bien? ¡Hacíamos todo juntos! Nadie dijo ni una maldita cosa sobre estar hechizado. Tal vez dijeron que estábamos hechizados por Brian Epstein o George Martin [El primer manager de los Beatles y su productor, respectivamente]. Siempre hay alguien que tiene que estar haciéndote algo. Sabés, felicitan a los Stones por estar juntos durante 112 años. ¡Iupiiiii! Al menos Charlie y Bill todavía tienen a sus familias. En los '80, se preguntarán, "¿por qué siguen juntos esos tipos? ¿No pueden hacerlo solos? ¿Por qué tienen que estar rodeados por una banda? ¿Teme el pequeño líder que alguien le clave un cuchillo en la espalda?" Esa va a ser la pregunta. ¡Esa va a ser la pregunta! Van a volver a mirar a los Beatles y a Stones y todos esos tipos son reliquias. Los días en los que esas bandas eran todas de tipos estarán en los noticiarios, sabés. Van a mostrar imágenes del tipo con lápiz labial moviendo el culo y a los cuatro tipos con el maquillaje maligno en sus ojos intentando verse sexy. Esa será la broma del futuro, no los dos miembros de una pareja que cantan juntos o que viven y trabajan juntos. Está bien cuando tenés 16, 17, 18, tener compañeros e ídolos, ¿OK? Es una cuestión tribal y grupal y está bien. Pero cuando continúa y lo seguís haciendo cuando tenés 40, significa que en tu cabeza todavía tenés 16.

Playboy: Empecemos por el principio. Contanos la historia de cómo se conocieron el maravilloso príncipe místico y la exótica dama-dragón oriental.

John: Fue en 1966 en Inglaterra. Me habían dicho sobre este "evento" -esta artista japonesa de vanguardia que venía de Estados Unidos.

Yo estaba husmeando por la galería y vi una escalera y subí y miré a través de un pequeño telescopio al final de la escalera -te sentís como un tonto- y simplemente decía, . Ahora, en esa época, toda la vanguardia era destrozá el piano con un martillo y rompé la escultura y anti-, anti-, anti-, anti-, anti. Era todo una basura negativa aburrida, sabés. Y sólo ese me hizo quedarme en una galería llena de manzanas y clavos. Había una señal que decía, Martille Un Clavo, así que dije, "¿Puedo martillar un clavo?" Pero Yoko dijo no, porque el show no abría sino hasta el día siguiente. Pero el dueño se acercó y le susurró, "Dejalo martillar un clavo. Sabés, es un millonario. Podría comprarla." Así que hubo una pequeña conferencia, y finalmente ella dijo, "OK, podés martillar un clavo por cinco chelines." Así que el vivo dice, "Bueno, te doy cinco chelines imaginarios y martillo un clavo imaginario." Y ahí es cuando nos conocimos de verdad. Ahí es cuando intercambiamos miradas y ella lo entendió y yo lo entendí y, como dicen en todas las entrevistas que hacemos, el resto es historia.

Playboy: ¿Qué pasó después?

John: Por supuesto, yo era un Beatle, pero las cosas habían comenzado a cambiar. En 1966, antes de que nos conociéramos, yo fui a Almería, España, para hacer la película How I Won the War. Me hizo mucho bien escaparme. Estuve allí durante seis semanas. A propósito, escribí "Strawberry Fields Forever" allí. Me dio tiempo para pensar en soledad, lejos de los otros. Desde ese momento en adelante estuve buscando algún lugar a donde ir, pero no tenía el coraje para subirme al bote solo y remar. Pero cuando me enamoré de Yoko, lo supe, "Mi Dios, esto es distinto de cualquier cosa que haya conocido. Esto es otra cosa. Esto es más que un disco exitoso, más que el oro, más que todo lo demás. Es indescriptible".

Playboy: ¿Estuvieron relacionados el hecho de que te enamoraras de Yoko y que quisieras dejar a los Beatles?

John: Como dije, ya había empezado a querer irme, pero cuando conocí a Yoko es como cuando conocés a tu primera mujer. Dejás a los chicos en el bar. No vas más a jugar al fútbol. No vas a más a jugar al pool o al billar. Tal vez algunos tipos lo hagan un viernes a la noche o algo así, pero una vez que encontré a la mujer, los chicos perdieron el interés, salvo el de ser viejos amigos de la escuela. "Esas campanas nupciales están rompiendo ese viejo grupo mío." Nos casamos tres años más tarde, en 1969. Ese fue el final de los chicos. Y simplemente sucedió que los chicos eran famosos y no eran sólo tipos en un bar. Todo el mundo se enojó tanto por eso. Se nos tiró mucha mierda. Muchas cosas odiosas.

Yoko: Incluso ahora, acabo de leer que Paul dijo, "Entiendo que él quiera estar con ella, pero ¿por qué debe estar con ella todo el tiempo?"

John: Yoko, ¿todavía tenés que cargar esa cruz? Eso pasó hace años.

Yoko: No, no, no. Lo dijo recientemente. Quiero decir, lo que pasó con John es que me fui a la cama con un tipo que me gustaba, y de repente a la mañana siguiente veo a estos tres familiares políticos, parados ahí.

John: Siempre pienso que hay algo oculto detrás de "Get Back", de Paul. Cuando estábamos en el estudio grabándola, cada vez que cantaba el verso "Get back to where you once belonged," miraba a Yoko.

Playboy: ¿Estás bromeando?

John: No. Pero tal vez él diga que estoy paranoico.

[La siguiente parte de la entrevista fue llevada a cabo con John solo.]

Playboy: Este puede ser el momento de hablar de los "políticos," como los llamó Yoko. John, se te ha preguntado esto mil veces, pero ¿por qué es tan impensable que los Beatles se reúnan para hacer algo de música?

John: ¿Querés regresar a la escuela secundaria? ¿Por qué debería retroceder 10 años para proveerte de una ilusión que yo sé que no existe? No puede existir.

Playboy: Entonces olvidate de la ilusión. ¿Por qué no juntarse simplemente a hacer una música fantástica de nuevo? ¿Reconocés que los Beatles hicieron una música fantástica?

John: ¿Por qué los Beatles deberían dar más? ¿No dieron todo lo posible durante diez años? ¿No se dieron a sí mismos? Sos como el fan típico de la clase amor-odio que dice, "Gracias por todo lo que hicieron por nosotros en los sesenta -¿lo harías por mí una vez más? ¿sólo un milagro más?"

Playboy: No estamos hablando de milagros -sólo de la buena música.

John: Cuando Rodgers trabajó con Hart y luego trabajó con Hammerstein, ¿creés que debió haberse quedado con uno en lugar de trabajar con el otro? ¿Dean Martin y Jerry Lewis deberían haberse quedado juntos porque a mí solían gustarme juntos? ¿Qué es este juego de hacer las cosas porque otras personas lo desean? Toda la idea Beatle era hacer lo que deseás, ¿correcto? Tomá tu propia responsabilidad.

Playboy: Está bien, pero volvé a la música en sí: ¿no estás de acuerdo en que los Beatles crearon el mejor rock'n'roll que ha sido producido?

John: No. Los Beatles, verás -estoy demasiado comprometido artísticamente. No puedo verlos objetivamente. No puedo escucharlos objetivamente. No estoy satisfecho con ninguno de los discos que hicieron los Beatles. No hay uno solo que no reharía -incluyendo todos los discos de los Beatles y mis discos solistas. Así que no es posible que te pueda evaluar lo que son los Beatles. Cuando yo era un Beatle, pensaba que éramos el mejor jodido grupo en todo el maldito mundo. Y creer eso es lo que nos convirtió en lo que éramos -sea que lo llames el mejor grupo de rock'n'roll o el mejor grupo pop o lo que sea. Pero me pasás esos temas hoy y quiero rehacer cada uno de ellos. No hay uno solo. . . Oí "Lucy in the Sky with Diamonds" en la radio anoche. Es abismal, sabés. El tema es terrible. Quiero decir, es fantástico, pero no fue bien hecho, ¿entendés lo que quiero decir? Pero ese es el viaje artístico, ¿no es así? Es por eso que seguís adelante. Pero para volver a tu pregunta original sobre los Beatles y su música, la respuesta es que hicimos cosas buenas e hicimos cosas malas.

Playboy: Mucha gente cree que ninguna de las canciones que Paul hizo solo iguala las que hizo como Beatle. ¿Honestamente sentís que cualquiera de tus canciones -en los discos de Plastic Ono Band- va a dejar la marca duradera de "Eleanor Rigby" o "Strawberry Fields"?

John: "Imagine," "Love" y las canciones de Plastic Ono Band son tan buenas como cualquiera de las canciones que fueron escritas cuando yo era un Beatle. Ahora, puede tomarte 20 o 30 años apreciarlo, pero el hecho es que, si chequeás esas canciones, vas a ver que son tan buenas como cualquier cosa que haya sido hecha.

Playboy: Pareciera que estuvieras intentado decirle al mundo, "Eramos simplemente una buena banda que hacía buena música", mientras que buena parte del resto del mundo está diciendo, "No era simplemente buena música, era la mejor."

John: Bueno, y si era la mejor, ¿qué?

Playboy: Entonces...

John: ¡No puede ser de nuevo! Todo el mundo siempre habla de algo bueno que se acaba, como si la vida estuviese terminada. Pero yo tendré 40 cuando salga esta entrevista. Paul tiene 38. Elton John, Bob Dylan -somos todos personas relativamente jóvenes. El juego no se ha terminado todavía. Todos hablan en términos del último disco o el último concierto Beatle -pero, si Dios quiere, todavía quedan 40 años de productividad. No estoy juzgando si "I am the Walrus" es mejor o peor que "Imagine". Juzgarlos les queda a otros. Yo lo estoy haciendo. Yo hago. No me quedo atrás y juzgo -yo hago.

Playboy: Decís todo el tiempo que no querés retroceder diez años, que demasiadas cosas han cambiado. ¿No sentís nunca que sería interesante -no ya cósmico, sólo interesante- reunirse, con todas sus nuevas experiencias, y cruzar sus talentos?

John: ¿No sería interesante regresar a Elvis a su período en Sun Records? No lo sé. Pero me contento con escuchar sus discos en Sun Records. No quiero excavarlo de su tumba. Los Beatles no existen y no pueden volver a existir. John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Richard Starkey podrían armar un concierto -pero no pueden volver a ser los Beatles cantando "Strawberry Fields" o "I am the Walrus", porque ya no tenemos veintitantos años. No podemos volver a ser eso, como no puede la gente que nos escucha.

Playboy: ¿Pero no sos vos el que lo vuelve demasiado importante? ¿Y qué si fuera simplemente diversión nostálgica? ¿Una reunión de la secundaria?

John: Nunca fui a las reuniones de la secundaria. Lo que digo es Out of sight, out of mind. Esa es mi actitud hacia la vida. Así que no tengo ningún romanticismo respecto de ninguna parte de mi pasado. Pienso en él en tanto me haya dado placer o me haya ayudado a crecer psicológicamente. Eso es lo único que me interesa sobre el ayer. No creo en el ayer, a propósito. Sabés que no creo en el ayer. Sólo estoy interesado en lo que estoy haciendo ahora.

Playboy: ¿Y qué hay de la gente de tu generación, los que sienten que un cierto tipo de música -y espíritu- murieron con la separación de los Beatles?

John: Si no entendieron a los Beatles y los '60 entonces, ¿qué mierda podríamos hacer por ellos ahora? ¿Tenemos que dividir los peces y las hogazas para las multitudes de nuevo? ¿Tenemos que dejar que nos crucifiquen de nuevo? ¿Tenemos que caminar sobre el agua de nuevo porque una pila de estúpidos no lo vio la primera vez, o no lo creyó cuando lo vio? Sabés, eso es lo que están pidiendo: "Bajate de la cruz. Todavía no entendí la primera partecita. ¿Podés hacerlo de nuevo?" De ninguna manera. Podés irte a casa. Eso no existe.

Playboy: ¿Te parece que el clamor por la reunión de los Beatles se ha apagado?

John: Bueno, oí algo de los Beatles en la radio el otro día y oí "Green Onion" - no, "Glass Onion," ¡Ni siquiera me sé mis propias canciones! La escuché porque era una rareza...

Playboy: Esa fue la que contribuyó al alboroto de "Paul McCartney está muerto" debido a la letra "The walrus is Paul."

John: Sí. Ese verso era una broma, sabés. Ese verso fue añadido en parte porque me sentía culpable porque yo estaba con Yoko, y sabía que finalmente estaba sumido en la impotencia. De una forma perversa, le estaba diciendo de alguna manera a Paul, "Tomá, tené esta migaja, tené esta ilusión, tené esta pincelada -porque voy a dejarte". De cualquier forma, es una canción que no suelen pasar. Cuando una radio tiene un fin de semana de los Beatles, generalmente pasan las mismas diez canciones -"A Hard Day's Night," "Help!," "Yesterday," "Something," "Let It Be"- sabés, está esa riqueza de material, pero solamente oímos diez canciones. Así que el deejay dice, "Quiero agradecerle a John, Paul, George y Ringo, por no reunirse y arruinar una cosa buena." Pensé que era una buena señal. Quizás la gente esté empezando a entender.

Playboy: Aparte de los millones que les han sido ofrecidos por un concierto-reunión, ¿qué pensaste de la generosa oferta de $3200 que les hizo el productor Lorne Michaels por aparecer juntos en "Saturday Night Live" hace unos años?

John: Ah, sí. Paul y yo estábamos juntos mirando ese programa. Estaba de visita en nuestro departamento en el Dakota. Lo estábamos mirando y casi vamos al estudio, sólo como una broma. Casi nos subimos a un taxi, pero en realidad estábamos muy cansados.

Playboy: ¿Cómo sucedió que vos y Paul estuvieran mirando la TV juntos?

John: Ese fue un período en el que Paul aparecía todo el tiempo en nuestra puerta con una guitarra. Yo lo dejaba entrar, pero finalmente le dije, "Por favor, llamá antes de venir. No es 1956 y aparecer en la puerta ya no es lo mismo. Sabés, sólo llamá." Le molestó eso, pero yo no tenía mala intención. Quería decir que yo estaba cuidando un bebé todo el día y un tipo aparece en la puerta.... Pero, de cualquier forma, esa noche, él y Linda entraron, y estábamos él y yo sentados ahí, mirando el programa, y pensamos, "Ja-ja, ¿no sería divertido si fuéramos?" pero no lo hicimos.

Playboy: ¿Fue esa la última vez que viste a Paul?

John: Sí, pero no era esa mi intención.

Playboy: Te lo preguntamos porque siempre hay muchas especulaciones sobre si los Fab Four son enemigos temidos o los mejores amigos.

John: Ni una cosa ni la otra. No he visto a ninguno de los Beatles en no sé cuánto tiempo. Alguien me preguntó qué me pareció el último disco de Paul y dije algo como: me pareció que estaba deprimido y triste. Pero después me di cuenta de que no había escuchado la maldita cosa completa. Oí un tema -el hit "Coming Up," que me pareció un buen trabajo. Luego oí algo más que sonoba como si él estuviese deprimido. Pero no sigo sus trabajos. No sigo a Wings, sabés. No me importa una mierda qué es lo que está haciendo Wings, o el nuevo disco de George, o lo que está haciendo Ringo. No me interesa, no más de lo que me interesa lo que están haciendo Elton John o Bob Dylan. No es falta de amabilidad, es simplemente que estoy demasiado ocupado viviendo mi propia vida para seguir lo que hacen las otras personas, ya sean los Beatles o los tipos con los que fui al colegio o la gente con la que tuve relaciones intensas antes de conocer a los Beatles.

Playboy: Aparte de "Coming Up," ¿qué pensás del trabajo de Paul desde que dejó los Beatles?

John: De algún modo admiro la forma en la que Paul volvió a empezar de cero, formando una banda nueva y tocando en pequeños salones de baile, porque eso es lo que quería hacer con los Beatles -quería que regresáramos a los salones de baile y experimentáramos eso de nuevo. Pero yo no quería... Ese fue uno de los problemas, en un sentido, que quería revivir todo o algo así -no sé qué era... Pero de alguna forma admiro la manera en que se bajó de su pedestal -ahora volvió a subirse a él, pero quiero decir, hizo lo que quería hacer. Eso está bien, pero no es lo que yo quería hacer.

Playboy: ¿Y qué hay de la música?

John: "The Long and Winding Road" fue la última boqueada de su parte. Aunque en realidad no he escuchado.

Playboy: Decís que no has escuchado el trabajo de Paul y no has hablado con él realmente desde la noche en tu departamento...

John: Si realmente hablé con él, no, esa es la palabra operativa. No he hablado con él realmente en diez años. Porque no he pasado tiempo con él. He estado haciendo otras cosas y él también. Sabés, tiene 25 chicos y sacó como 20.000.000 de discos -¿cómo puede pasar tiempo hablando? Siempre está trabajando.

Playboy: Entonces hablemos del trabajo que hicieron juntos. En general, ¿qué contribuyó cada uno al equipo compositivo Lennon-McCartney?

John: Bueno, podrías decir que él proveyó una ligereza, un optimismo, mientras que yo siempre buscaba la tristeza, las disonancias, un borde más bluesy. Hubo un período en el que pienso que no escribí melodías, que Paul las escribió y yo escribí rock'n'roll directo y gritón. Pero, por supuesto, cuando pienso en algunas de mis propias canciones -"In My Life"- o en algunas de las primeras -"This Boy"- estaba escribiendo melodías que están entre las mejores de ellas. Paul estaba muy entrenado, tocaba muchos instrumentos. Decía, "Bueno, ¿por qué no cambiás eso ahí? Hiciste esa nota 50 veces en la canción." Sabés, agarraré una nota y la llevaré a casa. Pero yo era el que encontraba hacia dónde ir con una canción -una historia que empezaba Paul. En un montón de canciones, mi parte es el middle eight, el puente.

Playboy: ¿Por ejemplo?

John: Tomá "Michelle". Paul y yo estábamos quedándonos en alguna parte, y él entró y canturreó los primeros compases, con las palabras, sabés [canta una estrofa de "Michelle"], y dice, "¿A dónde voy desde aquí?" Yo había estado escuchando a la cantante de blues Nina Simone, que hizo algo como "I love you!" en una de sus canciones y eso me hizo pensar en los ocho compases centrales de "Michelle" [canta]: "I love you, I love you, I l-o-ove you ..."

Playboy: ¿Cuál era la diferencia en términos de letras?

John: A mí siempre me resultaron más fáciles las letras, aunque Paul es un letrista muy capaz que no cree que lo es. Así que no va a por ello. Más que enfrentar el problema, él prefería evitarlo. "Hey, Jude" es una letra condenadamente buena. Yo no contribuí con la letra ahí. Y un par de versos con los que salió dan indicaciones de un buen letrista. Pero no lo ha llevado a ninguna parte. Pero, al principio, no nos importaban las letras en tanto la canción tuviera algún vago tema -ella te ama, él lo ama, todos se aman. Buscábamos el gancho, la línea y el sonido. Esa sigue siendo mi actitud, pero no puedo dejar en paz a las letras. Tengo que hacer que tengan sentido aparte de las canciones.

Playboy: ¿Cuál es el ejemplo de una letra que vos y Paul hayan trabajado juntos?

John: En "We Can Work It Out," Paul hizo la primera mitad, yo hice los ocho del medio. Pero tenés a Paul escribiendo, "We can work it out/We can work it out" -realmente optimista, sabés, y yo, impaciente: "Life is very short and there's no time/For fussing and fighting, my friend...."

Playboy: Paul cuenta la historia y John filosofa.

John: Seguro. Bueno, siempre fui así, sabés. Fui así antes de los Beatles y después de los Beatles. Siempre pregunté por qué la gente hacía cosas y por qué la sociedad era como era. No lo aceptaba simplemente por lo que en apariencia estaba haciendo. Siempre miré debajo de la superficie.

Playboy: Cuando hablás de trabajar juntos en una única letra como "We Can Work It Out," sugiere que vos y Paul trabajaban de forma mucho más cercana de lo que admitiste en el pasado. ¿No has dicho que escribiste la mayoría de tus canciones por separado, a pesar de que ponían ambos nombres en ellas?

John: Sí, estaba mintiendo. [Se ríe] Lo dije cuando me sentía resentido, así que sentía que lo hacíamos todo separados. Pero, en realidad, muchas de las canciones las hicimos confrontándonos.

Playboy: Pero muchas fueron hechas separados, ¿no es así?

John: Sí. "Sgt. Pepper" fue idea de Paul, y recuerdo que trabajó mucho en eso y de pronto me llamó para entrar al estudio, me dijo que era hora de escribir algunas canciones. En "Pepper," bajo la presión de sólo diez días, me las arreglé para salir con "Lucy in the Sky" y "Day in the Life." No nos comunicábamos lo suficiente, verás. Y más adelante, es por eso que me volví resentido con respecto a todo ese asunto. Pero ahora entiendo que simplemente estaba teniendo lugar el mismo juego competitivo.

Playboy: Pero el juego competitivo era bueno para vos, ¿no?

John: Al principio. Hacíamos un disco en 12 horas o algo así; querían un single cada tres meses y lo teníamos que escribir en una habitación de hotel o en una camioneta. De modo que la cooperación era tanto musical como funcional.

Playboy: ¿No te parece que esa cooperación, esa magia entre ustedes, es algo que te ha faltado en tu trabajo posterior?

John: Nunca sentí una pérdida, en realidad. No quiero que suene negativo, como si no hubiese necesitado a Paul, porque cuando él estaba allí, obviamente funcionaba. Pero no puedo -es más fácil decir lo que yo le di a él que lo que él me dio a mí. Y él diría lo mismo.

Playboy: Una digresión rápida, pero mientras estás en el tema de las letras y tu resentimiento hacia Paul, ¿qué te hizo escribir "How Do You Sleep"?, que contiene palabras como "Those freaks was right when they said you was dead" y "The only thing you done was yesterday/And since you've gone, you're just another day"?

John: [Sonríe] Sabés, no me sentía tan cruel en ese momento. Pero estaba usando mi resentimiento hacia Paul para crear una canción, pongámoslo de esa manera. El vio que se refiere marcadamente a él, y la gente continuó persiguiéndolo con eso. Pero, sabés, hubo algunas provocaciones en su disco anterior al mío. El es tan oscuro que otras personas no las notaron, pero yo las oí. Pensé: Bueno, yo no soy oscuro, yo voy directo al hueso. Así que él lo había hecho a su manera y yo lo hice a la mía. Pero en lo que se refiere al verso que citaste, sí, creo que Paul se murió creativamente, en cierta forma.

Playboy: A eso apuntábamos: decís que lo que has hecho desde los Beatles se mantiene a la altura, pero ¿no es posible que con todos ustedes haya sido un caso en el que el todo creativo es más grande que las partes?

John: No sé si esto va a quedarte claro: cuando los Beatles tocaron por primera vez en Estados Unidos, tocaron con puro oficio. Me refiero a que ya eran manos viejas. La vitalidad se había ido de las presentaciones mucho tiempo atrás. De la misma forma, la creatividad compositiva nos había dejado a Paul y a mí a mediados de los '60. Cuando escribíamos juntos en nuestros comienzos, era como el comienzo de una relación. Mucha energía. En el período de Sgt. Pepper-Abbey Road, la relación había madurado. Tal vez de haber continuado juntos, podrían haber salido más cosas interesantes, pero no podría haber sido lo mismo.

Playboy: Pasemos a Ringo. ¿Cuál es tu opinión sobre él musicalmente?

John: Ringo era una estrella en Liverpool antes incluso de habernos conocido. Era un baterista profesional que cantaba y actuaba y tenía su Ringo Star-time y pertenecía a uno de los grupos top en Gran Bretaña pero especialmente en Liverpool antes de que siquiera tuviéramos un baterista. De modo que el talento de Ringo habría surgido de una forma o de otra como una cosa u otra. No sé en qué habría terminado, pero cualquiera que sea la chispa en Ringo que todos conocemos pero sobre la cual no podemos poner un dedo -sea actuar, tocar la batería o cantar, no lo sé- hay algo en él que es proyectable y habría salido a la luz con o sin los Beatles. Ringo es un baterista condenadamente bueno. No es técnicamente bueno, pero creo que la forma de tocar de Ringo está subestimada de la misma manera en que la forma de tocar el bajo que tiene Paul está subestimada. Paul fue uno de los bajistas más innovadores de la historia. Y la mitad de las cosas que están ocurriendo están tomadas directamente de su período Beatle. Es un egomaníaco con respecto a todas las demás cosas que se relacionan con él, pero con su forma de tocar el bajo siempre fue un poco tímido. Creo que Paul y Ringo están a la altura de cualquiera de los músicos de rock. No son fantásticos técnicamente -ninguno de nosotros es un músico técnico. Ninguno de nosotros sabía leer música. Ninguno sabe escribirla. Pero como músicos puros, como humanos inspirados para hacer el ruido, son tan buenos como cualquier otro.

Playboy: ¿Y qué hay de la música solista de George?

John: Creo que "All Things Must Pass" estaba bien. Sólo que se estiraba demasiado.

Playboy: ¿Qué te pareció la demanda que perdió George que aseguraba que la música de "My Sweet Lord" es un robo del hit de the Shirelles "He's So Fine"?

John: Bueno, él se metió derecho en eso. Sabía lo que estaba haciendo.

Playboy ¿Estás diciendo que plagió la canción conscientemente?

John: Lo debe haber sabido. Es más inteligente que eso. Es irrelevante, en realidad -sólo tiene importancia en un nivel monetario. Podría haber cambiado un par de compases en esa canción y nadie lo podría haber tocado, pero lo dejó pasar y pagó el precio. Tal vez pensó que de alguna forma Dios lo perdonaría. [Antes de que esto se imprimiera, la corte encontró a Harrison culpable de plagio "subconsciente", pero todavía no ha reglado sobre los daños.]

Playboy: En realidad, no has mencionado mucho a George en esta entrevista.

John: Bueno, me lastimó el libro de George, I, Me, Mine -así que este mensaje es para él. Sacó un libro sobre su vida que, a través de una omisión muy notable, dice que mi influencia sobre su vida es absolutamente cero. En su libro, que evidencia una claridad de visión sobre su influencia en cada canción que escribió, recuerda cada pequeño saxofonista y guitarrista que conoció en los años subsecuentes. Yo no estoy en el libro.

Playboy: ¿Por qué?

John: Porque la relación de George conmigo era la del joven seguidor y el tipo más grande. El es tres o cuatro años más joven que yo. Es una relación de amor-odio y pienso que George está resentido conmigo por ser el papá que se fue de casa. El no estaría de acuerdo con esto, pero así es como me siento yo al respecto. Me hirió. Me dejó afuera, como si no existiera. No quiero ser tan egomaníaco, pero él era como mi discípulo cuando empezamos. Yo ya era un estudiante de arte cuando Paul y George todavía estaban en la escuela secundaria. Hay una gran diferencia entre estar en la escuela y estar en la facultad y yo ya estaba en la facultad y ya tenía relaciones sexuales, ya bebía y hacía muchas cosas de ese estilo. Cuando George era un chico, solía seguirnos por ahí a mí y a mi primera novia, Cynthia -que se convirtió en mi esposa. Salíamos de la escuela de arte y nos revoloteaba alrededor como los chicos lo hacen ahora en el portón del Dakota. Me acuerdo del día en que llamó para pedir ayuda con "Taxman", una de sus canciones más importantes. Le tiré unas líneas para ayudar a que la canción avanzara, porque eso es lo que pidió. Vino a mí porque no podía ir a Paul, porque Paul no lo habría ayudado en ese período. Yo no quería hacerlo. Pensé: Oh, no, no me digas que tengo que trabajar sobre el material de George. Es suficiente hacer el mío y el de Paul. Pero porque lo quería y no quería herirlo cuando llamó esa tarde y dijo, "¿Me ayudarías con esta canción?" De alguna forma me mordí la lengua y dije OK. Había sido John y Paul durante tanto tiempo, él había quedado afuera porque no había sido un compositor hasta entonces. Como cantante, le permitíamos hacer sólo una canción en cada disco. Si escuchás los primeros discos de los Beatles, las versiones inglesas, le toca una única canción. Las canciones que él y Ringo cantaban al principio eran las canciones que solían ser parte de mi repertorio en los salones de baile. Elegía canciones para ellos de mi repertorio -las más fáciles de cantar. Así que estoy levemente resentido por el libro de George. Pero no me malentiendas. Todavía amo a esos tipos. Los Beatles se acabaron, pero John, Paul, George y Ringo continúan.

Playboy: ¿No trabajaron los cuatro Beatles en una canción que escribiste para Ringo en 1973?

John: "I'm the Greatest". Era la frase de Muhammad Ali, por supuesto. Era perfecta para que la cantara Ringo. Si yo decía, "I'm the greatest", todos se lo tomarían tan seriamente. Nadie se molestaría si Ringo la cantaba.

Playboy: ¿Disfrutaste tocar con George y Ringo de nuevo?

John: Sí, salvo cuando George y Billy Preston empezaron a decir, "Formemos un grupo. Formemos un grupo." Me sentí avergonzado cuando George me lo seguía pidiendo. El estaba disfrutando la sesión y el espíritu era muy bueno, pero yo estaba con Yoko, sabés. Nos tomamos un tiempo para alejarnos de lo que estábamos haciendo. ¡El hecho de que se imaginaran que yo iba a formar un grupo de hombres sin Yoko! Todavía estaba en sus mentes...

Playboy: Para terminar con tu tema preferido, ¿qué hay de la sugerencia de que los cuatro dejen a un costado sus sentimientos personales y se reagrupen para dar un concierto gigante para caridad, una especie de beneficio enorme?

John: No quiero tener nada que ver con los beneficios. He beneficiado a morir.

Playboy: ¿Por qué?

John: Porque son siempre robos. No he actuado para beneficio personal desde 1966, cuando los Beatles actuaron por última vez. Cada concierto desde entonces, lo hicimos, Yoko y yo, para instituciones de caridad específicas, salvo por un asunto en Toronto que fue un revival de rock'n'roll. Cada uno de ellos fue o un desorden o un robo. Así que ahora le damos la plata a quien queremos. ¿Has oído sobre los diezmos?

Playboy: Es cuando entregás un porcentaje fijo de tus ingresos.

John: Correcto. Lo voy a hacer de forma privada. No me voy a dejar encerrar en ese negocio de salvar al mundo sobre el escenario. El show siempre es un desorden y el artista siempre queda mal parado.

Playboy: ¿Y qué hay del concierto en Bangladesh, en el que actuaron George y gente como Dylan?

John: Bangladesh fue caca.

Playboy: ¿Te referís a las dudas que se plantearon con respecto a dónde fue el dinero?

John: Sí, correcto. Ni siquiera puedo hablar de eso, porque todavía es un problema. Tendrás que chequear con Mother [Yoko], porque ella conoce los detalles, yo no. Pero es todo un robo. Así que olvídense de eso. Todos los que estén leyendo esto, no se molesten en mandarme toda esa basura sobre, "Vení y salvá a los indios, vení y salvá a los negros, vení y salvá a los veteranos de guerra". Cualquier persona que yo quiera salvar va a ser ayudada a través de nuestro diezmo, que es el diez por ciento de lo que sea que ganamos.

Playboy: Pero eso no se compara con lo que un promotor, Sid Bernstein, dijo que podían recaudar dando un concierto televisado a todo el mundo -tocando separados, como solistas, o juntos, como los Beatles. Estimó que podrían recaudar más de $200.000.000 en un día.

John: Ese fue un comercial para Sid Bernstein escrito con habilidad judía y showbiz y lágrimas, dejándose caer en una rodilla. Fue Al Jolson. OK. No compro eso. OK.

Playboy: Pero el hecho es que $200.000.000 para un país sudamericano pobre...

John: ¿De dónde sale la gente diciendo que los Beatles le deberían dar $200.000.000 a América del Sur? Sabés, los Estados Unidos han derramado miles de millones en lugares así. No significa una puta cosa. Después de que se han comido esa comida, ¿entonces qué? Dura un día. Después de que se acaban los $200.000.000, ¿entonces qué? Sucede y vuelve a suceder, en círculos. Podés derramar dinero allí, por siempre. Después de Perú, Harlem, luego Gran Bretaña. No hay un solo concierto. Tendríamos que dedicar el resto de nuestras vidas a una gira mundial de conciertos, y no estoy preparado para hacerlo. No en esta vida, de cualquier manera.

Yoko Ono vuelve a unirse a la conversación.

Playboy: A propósito de tu propia riqueza, el New York Post dijo recientemente que vos admitiste que superaba los $150.000.000...

John: Nosotros nunca admitimos nada.

Playboy: El Post dijo que sí.

John: Lo que dice el Post -OK, somos ricos; ¿y qué?

Playboy: La pregunta es, ¿cómo se relaciona eso con tu filosofía política? Se supone que ustedes son socialistas, ¿no?

John: En Inglaterra, hay solamente dos cosas para ser, básicamente: o apoyás el movimiento laborista o el movimiento capitalista. O te convertís en un Archie Bunker de derecha si estás en la clase en la que yo estoy, o te convertís en un socialista instintivo, que es lo que yo fui. Eso significaba que pienso que la gente debe tener a alguien que se ocupe de sus dientes postizos y de su salud, todo el resto. Pero aparte de eso, yo trabajé por dinero y quería ser rico. Así que qué mierda -si es una paradoja, entonces soy un socialista. Pero yo no soy nada. Lo que solía ser era culpable respecto del dinero. Es por eso que lo perdí, sea dándolo o permitiéndome que me jodieran los llamados managers.

Playboy: Cualquiera sea tu política, has jugado muy bien el juego capitalista, invirtiendo tus regalías de los Beatles en propiedades, ganado...

Yoko: No se puede negar que todavía estamos viviendo en el mundo capitalista. Creo que para sobrevivir y cambiar el mundo, tenés que ocuparte primero de vos mismo. Tenés que sobrevivir vos mismo. Solía decirme a mí misma, soy la única socialista que vive aquí. [Ríe] No tengo un centavo. Es todo de John, de modo que estoy limpia. Pero estaba utilizando su dinero y tenía que enfrentar esa hipocresía. Solía pensar que el dinero era obsceno, que los artistas no tenían que pensar en el dinero. Pero para cambiar la sociedad, hay dos formas de proceder: a través de la violencia o el poder del dinero dentro del sistema. Mucha gente en los '60 se ocultó y estuvo involucrada en ataques con bombas y otro tipo de violencia. Pero esa no es la manera, no lo es, definitivamente, para mí. De modo que para cambiar el sistema -incluso si te vas a convertir en alcalde o algo por el estilo- necesitás dinero.

Playboy: ¿Hasta qué punto juegan el juego sin quedar atrapados en él -el dinero por el dinero en sí, en otras palabras?

Yoko: Hay un límite. Probablemente sería paralelo a nuestro nivel de seguridad. ¿Entendés lo que quiero decir? Me refiero al nivel de seguridad emocional también.

Playboy: ¿Ha alcanzado ya ese nivel?

Yoko: No, todavía no. No lo sé. Puede ser.

Playboy: ¿Querés decir con $150.000.000? ¿Es un cálculo adecuado?

Yoko: No sé qué es lo que tenemos. Se vuelve tan complejo que necesitás tener diez contadores trabajando durante dos años para averiguar qué es lo que tenés. Pero digamos que nos sentimos más cómodos ahora.

Playboy: ¿Cómo eligieron invertir su dinero?

Yoko: Para hacer dinero, tenés que gastar dinero. Pero si vas a hacer dinero, tenés que hacerlo con amor. Yo amo el arte egipcio. Me aseguro de conseguir todas las cosas egipcias, no por su valor sino por su poder mágico. Cada pieza tiene un determinado valor mágico. Lo mismo con las casas. Compro sólo las que amamos, no las que la gente dice que son buenas inversiones.

Playboy: Los diarios lo hicieron sonar como si se estuviesen comprando la costa atlántica.

Yoko: Si vieras las casas, entenderías. Se han vuelto una buena inversión, pero no son una inversión a menos que las vendas. No tenemos intenciones de vender. Cada casa es como un punto histórico y son muy hermosas.

Playboy: ¿En realidad usan todas sus propiedades?

Yoko: La mayor parte de la gente tiene el parque a donde ir y correr -el parque es un lugar enorme- pero John y yo nunca pudimos ir al parque juntos. De manera que tenemos que crear nuestros propios parques, sabés.

Playboy: Oímos que poseen unos $60.000.000 en vacas. ¿Puede eso ser verdad?

Yoko: No lo sé. No soy una calculadora. No me guío por cifras. Me guío por la excelencia de las cosas.

John: Sean y yo nos fuimos por un fin de semana y Yoko vino a vender una vaca y yo bromeaba al respecto. No la habíamos visto en días; pasó todo su tiempo en eso. Pero después leí un diario en el que decía que la había vendido por un cuarto de millón de dólares. Solamente Yoko podría vender una vaca por tanto. [Risas]

Playboy: Para ser una artista, tu sentido del negocio parece notable.

Yoko: Lo hacía como un juego de ajedrez. Me encanta el ajedrez. Hago todo como si fuera un juego de ajedrez. No en un nivel Monopolio -eso es un poco más realista. El ajedrez es más conceptual.

Playboy: John, ¿realmente necesitás todas esas casas?

John: Son buen negocio.

Playboy: ¿Por qué alguien necesita $150.000.000? ¿No podrías estar perfectamente satisfecho con $100.000.000? ¿O $1.000.000?

John: ¿Qué sugerirías que haga? ¿Que regale todo y ande por las calles? El budista dice, "Deshacete de las posesiones de la mente". Escaparle a todo el dinero no lograría eso. Es como los Beatles. No podía escaparle a los Beatles. Esa es una posesión que todavía me persigue, ¿correcto? Si huyo de una casa o de 400 casas, no me voy a escapar de eso.

Playboy: ¿Cómo le escapás?

John: Lleva tiempo deshacerse de toda esta basura que he estado transportando que influenciaba la forma en la que pensaba y la forma en la que vivía. Tuvo mucho que ver con Yoko, me mostró que todavía estaba poseído. Me fui físicamente cuando me enamoré de Yoko, pero mentalmente requirió que luchara los últimos diez años. Lo aprendí todo de ella.

Playboy: Lo hacés sonar como una relación de maestro y alumno.

John: Es una relación maestro-alumno. Eso es lo que la gente no entiende. Ella es el maestro y yo el alumno. Yo soy el famoso, el que se supone que sabe todo, pero ella es mi maestro. Me enseñó todas las putas cosas que sé. Ella estuvo ahí cuando yo no estaba en ninguna parte, cuando yo era el hombre de ninguna parte. Ella es mi Don Juan. Eso es lo que la gente no entiende. Estoy casado con el maldito Don Juan, eso es lo duro. Don Juan no se tiene que reír; Don Juan no tiene que ser encantador; Don Juan simplemente es. Y lo que sucede alrededor de Don Juan es irrelevante para Don Juan.

Playboy: Yoko, ¿cómo te sentís siendo el maestro de John?

Yoko: Bueno, él tuvo mucha experiencia antes de conocerme, la clase de experiencia que yo nunca tuve, así que yo también aprendí mucho de él. Es mutuo. Tal vez sea que yo tengo fuerza, una fuerza femenina. Porque las mujeres la desarrollan -en una relación, creo que las mujeres realmente tienen la sabiduría interior y cargan eso mientras que los hombres tienen la sabiduría para lidiar con la sociedad, ya que la crearon. Los hombres nunca desarrollaron la sabiduría interior; no tenían tiempo. Así que la mayoría de los hombres confían en la sabiduría interior de las mujeres, ya sea que lo expresen o no.

Playboy: ¿Es Yoko el gurú de John?

John: No, un Don Juan no tiene seguidores. Un Don Juan no está en el periódico y no tiene discípulos y no persuade.

Playboy: ¿Cómo te enseñó?

John: Cuando Don Juan dijo -cuando Don Ono dijo, "¡Andate! Porque no lo entendés," bueno, fue como ser enviado al desierto. Y la razón por la que no me dejaba regresar era porque yo no estaba listo para regresar. Tenía que establecer cosas dentro de mí mismo. Cuando estuve listo para regresar, me permitió regresar. Y con eso estoy viviendo.

Playboy: Estás hablando de su separación.

John: Sí. Estuvimos separados a principios de los '70. Me echó. De repente, estaba solo en una balsa en el medio del universo.

Playboy: ¿Qué pasó?

John: Bueno, al principio, pensé, ¡Iupi, iupi! Sabés, ¡vida de soltero! ¡Iupi! Y luego me desperté un día y pensé, ¿qué es esto? ¡Quiero ir a casa! Pero ella no me permitía volver a casa. Es por eso que pasamos 18 meses separados en lugar de 6. Hablábamos todo el tiempo por teléfono y yo decía, "No me gusta esto, me estoy metiendo en problemas y me gustaría volver a casa, por favor." Y ella decía, "No estás listo para volver a casa". ¿Entonces qué decís? OK, de vuelta a la botella.

Playboy: ¿A qué se refería con que no estabas listo?

John: Ella tiene sus modos. Sean místicos o prácticos. Cuando dijo que no estaba listo, no estaba listo.

Playboy: ¿Volviste a la botella?

John: Estaba intentando esconder lo que sentía en la botella. Sencillamente estaba loco. Fue el fin de semana perdido que duró 18 meses. Nunca bebí tanto en la vida. Intenté ahogarme en la botella y andaba entre los bebedores más pesados del negocio.

Playboy: ¿Como quién?

John: Como Harry Nilsson, Bobby Keyes, Keith Moon. No nos podíamos desasir. Estábamos intentando matarnos. Creo que Harry todavía estaría intentándolo, pobre diablo -Dios te bendiga, Harry, donde quiera que estés- pero, Jesús, sabés, tenía que escaparle a eso, porque alguien iba a morir. Bueno, Keith murió. Era como, ¿quién va a morir primero? Desafortunadamente, fue Keith.

Playboy: ¿Por qué la autodestrucción?

John: Para mí, era por estar separado. No podía soportarlo. Ellos tenían sus propias razones, y era: Ahoguémonos todos juntos. Desde donde yo estaba, se veía así. Matémonos pero hagámoslo como Errol Flynn, sabés, a lo macho, como un hombre. Me avergüenza pensar en esa época, porque hice un tonto de mí mismo -pero tal vez haya sido una buena lección para mí. Escribí "Nobody Loves You When You're Down and Out" en esos días. Así me sentía. Expresa con exactitud todo el período. Por alguna razón, siempre imaginé a Sinatra cantando esa. No sé por qué. Es una canción Sinatresca, realmente. Haría un trabajo perfecto con ella. ¿Estás escuchando, Frank? Necesitás una canción que no es un pedazo de nada. Aquí está lo que precisás, el arreglo de vientos y todo está hecho para vos. Pero no me pidas que lo produzca.

Playboy: Esa debe haber sido la época en la que los diarios salieron con informes sobre Lennon corriendo por la ciudad con un Tampax en su cabeza.

John: Las historias estaban exageradas pero... Estábamos en un restaurant, bebiendo, no comiendo, como suele hacerse en esas reuniones, y pasa que voy a mear y había un Kotex, no Tampax, fresco y nuevito, en el toilette. ¿Conocés el viejo truco en el que te ponés un centavo en la frente y se queda pegado? Yo estaba un poco ido y lo agarré y me lo pegué y se quedó, verás. Salí del baño y tenía un Kotex en la cabeza. Gran cosa. Todo el mundo hizo "Ja-ja-ja" y se cayó, pero la prensa lo infló.

Playboy: ¿Por qué echaste a John, Yoko?

Yoko: Hubo muchas cosas. Soy lo que llamo una chica que "sigue adelante"; hay una canción en nuestro nuevo disco al respecto. Más que lidiar con los problemas en las relaciones, yo siempre he seguido adelante, a otra cosa. Es por eso que soy una de las pocas sobrevivientes como mujer, sabés. Las mujeres tienden a estar más atrás de los hombres, pero yo no...

John: Yoko ve a los hombres como asistentes... Con grados de intimidad que varían, pero básicamente asistentes. Y este se va a mear.

John se va.

Yoko: No tengo nada que comentar al respecto. Pero cuando conocí a John, las mujeres eran para él básicamente personas que estaban a su alrededor y lo servían. El tuvo que abrirse y enfrentarme -y yo tuve que ver qué era lo que él estaba atravesando. Pero... pensé que tenía que seguir adelante de nuevo, porque estaba sufriendo al estar con John.

Playboy: ¿Por qué?

Yoko: La presión del público, ser la que separó a los Beatles y la que volvió imposible el hecho de que volvieran a juntarse. Mi arte sufría, también. Pensé que quería librarme de ser la Sra. Lennon, así que pensé que sería una buena idea que él se fuera a L.A. y me dejara sola por un tiempo. Lo había soportado durante muchos años. Incluso al principio, cuando John era un Beatle, nos quedábamos en un cuarto, y John y yo estábamos en la cama y la puerta estaba cerrada y todo eso, pero no le echábamos llave a la puerta y uno de los asistentes de los Beatles entraba y hablaba con él como si yo no estuviera ahí. Me volaba la cabeza. Yo era invisible. La gente que rodeaba a John me veía como una terrible amenaza. Quiero decir, oí que había planes para asesinarme. No los Beatles, sino la gente que los rodeaba.

Playboy: ¿Cómo te afectó esa noticia?

Yoko: La sociedad no entiende que la mujer puede ser castrada también. Yo me sentía castrada. Antes, me iba bien, gracias. Mi trabajo podía no vender demasiado, yo era más pobre, pero tenía mi orgullo. Pero lo más humillante es ser visto como un parásito.

John vuelve a unirse a la conversación.

John: Cuando Yoko y yo empezamos a hacer cosas juntos, dábamos conferencias de prensa y anunciábamos lo que hiciéramos -vamos a usar bolsas o lo que sea. Y antes de esta conferencia de prensa, un asistente de los Beatles en el escalafón más alto de los asistentes de los Beatles se inclinó hacia Yoko y le dijo, "Sabés, no tenés que trabajar. Tenés suficiente dinero, ahora que sos la Sra. Lennon." Y cuando ella se quejó del asunto conmigo, yo no podía entender de qué estaba hablando. "Pero este tipo," le decía yo, "Es el viejo buenazo de Charley, o lo que sea. Ha estado con nosotros durante 20 años...." Lo mismo ocurría en el estudio. Ella le decía al ingeniero, "Querría un poco más de agudos, un poco más de bajos," o "Hay demasiado de lo que sea que estés poniendo," y ellos me miraban y decían, "¿Qué dijiste, John?" En esos días, yo ni siquiera lo notaba. Ahora sé de qué está hablando. En Japón, cuando pido una taza de té en japonés, la miran a Yoko y le preguntan, "¿Quiere una taza de té?" en japonés.

Yoko: Unos cuantos años de ese tipo de cosas te debilitan. Yo siempre había sido más macho que la mayoría de los tipos con los que estaba, en un sentido. Yo siempre había sido la que ganaba el pan, porque siempre quise tener la libertad y el control. De pronto, estoy con alguien con el cual no hay posibilidad de competir a nivel ganancias. Al final, ya no podía con eso -o decidí no seguir más aceptando eso. Habría tenido la misma dificultad incluso si no me hubiera involucrado con, ah...

John: John -John es el nombre.

Yoko: Con John. Pero John no era sólo John. También era su grupo y la gente que los rodeaba. Cuando digo John, no es sólo John...

John: Ese es John. J-O-H-N. De Johan, creo.

Playboy: ¿Así que hiciste que se fuera?

Yoko: Sí.

John: No sufre a los tontos con alegría, incluso si está casada con él.

Playboy: ¿Cómo volvieron a juntarse?

Yoko: Lentamente comencé a darme cuenta de que John no era el problema en absoluto. John era una buena persona. Era la sociedad la que era demasiado. Nos reímos de eso ahora, pero empezamos a salir de nuevo. Yo quería estar segura. Agradezco la inteligencia de John...

John: Ahora, tomen nota, editores -¿escucharon esa palabra?

Yoko: Que fuera lo suficientemente inteligente para saber que esa era la única forma de salvar nuestro matrimonio, no porque no nos amáramos sino porque se estaba volviendo demasiado para mí. Nada habría cambiado si yo hubiera regresado como la Sra. Lennon de nuevo.

Playboy: ¿Qué cambió?

...

a la parte II

..

Recogida y traducida del inglés por MJV

...


[index] [diálogos] [astrodomo] [noticias] [links]


Últimas modificaciones -> 31 de diciembre de 1999

[arriba]