El 11 de octubre de 1689 los partidarios de
Pedro se sublevaron contra la regente, dominaron a su guardia y obligaron a Sofía a
recluírse en un convento. Pedro, ya mayor de edad, fue proclamado zar. El
suceso significaba pasar del simulacro a la realidad, del juego a la legislación, del
dominio sobre unas bandas de muchachos al imperio sobre millones de hombres e implicaba la
posibilidad y el deber de convertir en hechos inmediatos los ensueños de la juventud.
Pedro tenía que comenzar sus arduos trabajos. Dejando de lado el orden
cronológico, detallaremos los aspectos principales de su obra: desde que asumió en el
trono, el zar se propuso modernizar, industrializar el imperio, explotar sus inagotables
riquezas naturales, constituír una máquina militar capaz de llevar a cabo sus ambiciones
internacionales y situar a Rusia entre las grandes potencias. Convenía, luego,
completar la unión de diversas nacionalidades integrantes del pueblo ruso, sacudir las
rémoras espirituales que le mantenían en el atraso y proporcionarle la misma vibración
activa que animaba a los occidentales. Pedro no se proponía importar en su nación
el refinamiento de la vida europea sino exclusivamente los conocimientos y técnicas que
podían ser útiles a sus fines. Para aprender éstos y no urbanidad, emprendió sus
famosos viajes a Francia, Inglaterra, holanda, Austria y Suecia y convivió con los
obreros de cada lugar de incógnita. En estos viajes el hombre rudo y fogoso que
había dentro de él se rebeló constantemente contra las blandas frivolidades europeas.
En vez de pasar el tiempo en visitar museos y monumentos, en lugar de frecuentar
salones, recorría las fábricas, las fundiciones, los talleres de las ciudades visitadas
y ordenaba a su embajador que se alistase junto a él entre los obreros de cada una y que,
al fin de la jornada, se le uniese con el objeto de comentar los datos advertidos durante
el día.
Una vez terminados estos viajes, Pedro se
ocupó desde su capital en hacer ir a Rusia obreros y técnicos europeos. En el año 1702
publicó un manifiesto para invitar a los capitalistas y fabricantes alemanes a instalarse
en Rusia, ofreciéndoles las máximas facilidades con tal que instruyesen a los rusos sin
ocultarles nada y con la mayor aplicación. Para favorecer esta naciente vida
industrial, otorgó exenciones y privilegios inauditos a quienes implantasen un taller.
En vez de enviar a las mujeres extraviadas a un convento, las remitía a fábricas
y talleres donde rectificasen sus culpas por medio del trabajo.
Cuando murió el zar, habían en Rusia 233
fábricas y talleres diversos dedicados en su mayoría a producciones de interés militar.
Desde 1712 se fabricaban paños para uniformes conforme un dicho de Pedro
según el cual "dentro de cinco años no debe hacer falta adquirir uniformes al
extranjero". La cifra de los cinco años es curiosa y permitió calificar
al zar de creador del primer plan quinquenal ruso, así como de introductor en su
desarrollo del mismo espíritu implacable que ha presidido las obras e iniciativas
económicas de los soviets. Como éstos, Pedro sintió interés por las
explotaciones mineras y el desarrollo metalúrgico. A su muerte, Rusia poseía
deiciséis mil cañones modernos.
El propio soberano definió en 1723 el
carácter de la empresa, diciendo: "Todo ha sido logrado por medio de la
coacción, pero no había otro medio"
[ Arriba ] [ Infancia ] [ Adiestramiento ] [ Obra ] [ Lucha ] [ Conquista del mar ] [ Personalidad ]