Femicidio
La igualdad desigual
En una época en que todos buscan optar por las mismas oportunidades que sus semejantes, en que se clama por igualdad y en que se crean verdaderos frentes de lucha en contra de la discriminación y los prejuicios, surge el “Femicidio” término que no hace más que confirmar el doble estándar de nuestra esencia y la desesperada búsqueda de los medios por vender.
En Chile en lo que va del año se han cometido cerca de 50 asesinatos de mujeres en que el responsable resulta ser el conyugue o pareja de las víctimas. -Y opto por extenderme en decir esto, pues no es de mi intención caer en el juego del ahora mediático “femicidio”- Con un promedio de 70 de esta clase de crímenes a nivel nacional cada año. Sí, es cierto, son cifras preocupantes y que necesitan de una pronta solución, pronta mas no improvisada. La violencia de género, según los especialistas, se debe a: “la diferencia del poder y a la connotación social que históricamente ha tenido la mujer, tanto en la esfera pública como privada”. Es decir, que por causa del sistema que adoptamos todos estos años, hemos contribuido al aumento y desarrollo de actitudes y acciones como esta.
No soy quien para aceptar o reprobar dicha tesis, pero si estoy seguro que algo de cierto debe tener. Crecimos en una sociedad machista y patriarcal, en que constantemente la mujer no llega a ser más que la sombra de los hombres aunque desarrollen la misma labor. Es comprensible y totalmente correcto entonces el surgimiento de movimientos feministas y pro-igualdad. Pero, qué logramos con desnivelar la balanza al lado contrario en vez de encontrar un punto de equilibrio. Porque eso es precisamente lo que estamos haciendo.
Clamo a la comprensión, y aunque pueda sonar un tanto majadero de mi parte por todos es sabido que en esta “búsqueda” por la igualdad hemos logrado enormes inequidades. Hoy no es lo mismo matar a un hombre que a una mujer. Pues el inventado “femicidio” - palabra que ni siquiera el Microsoft office me reconoce mientras escribo esto- no es más que un concepto llevado a cabo por las autoridades y los medios de comunicación, y situado en la sociedad como asunto urgente para así desviar nuestra atención de otros temas de vital importancia.
El homicidio- palabra correcta- se refiere al asesinato de una persona, hombre y mujer. Hominis se refiere a la especie humana y no solo a los hombres. Ya que, basándonos en la lógica del “femicidio” deberíamos crear un concepto distinto para cada persona (estoy ansioso por esperar que surja el homocidio o gaycidio).
El mal llamado “femicidio” se refiere a asesinatos de mujeres a manos de hombres por razones afectivas, vale decir los involucrados eran pareja, matrimonio o convivían. Lo que resulta no ser más que una definición adoc para nuestros tiempos de un modificado uxoricidio (matar a la esposa), que lamentablemente ha quedado obsoleto por la repentina tendencia a evitar el matrimonio, salvo en los casos que así ha sucedido.
Lo curioso, y a mi parecer burlesco, aparece cuando las autoridades plantean aumentar las penas por esta clase de delitos, pues el “femicidio” no deja de ser un concepto inventado por los medios. Hecho que nos lleva a preguntarnos. ¿Desde cuando la vida de una mujer vale más que la del hombre? Lo que es peor aún, en caso de que esto se llevase a cabo, quedaría legalmente establecido el valor (monetario o espiritual aun no lo se) de los sexos en la sociedad chilena. Lo que no es más que una aberración a los derechos básicos del hombre (entiéndase como humanidad) fundados bajo los principios de libertad e igualdad.
Apoyo totalmente los mecanismo que se han tomado para permitir que la mujer recupere su espacio en la sociedad, como la igualdad de sueldos, accesos a la educación, etc. Al igual que todas las luchas personales y sociales por la tolerancia y el respeto. Pero siempre bajo un concepto importantísimo, la reciprocidad. Y es que el surgimiento del repentino “femicidio”-palabra que aún no es aceptada por mi procesador de texto- no es más que un desviador de atención guiado más por el fanatismo que por la razón.
Ya que de pronto nos dio por distinguir y catalogar todo. Un ejemplo claro es llamar Presidenta a la Presidente de nuestro país. Estamos tan fervorizados por alcanzar la igualdad que hemos caído en la estupidez. Palabras sin carga de género han debido ser modificadas cometiendo un asesinato contra nuestra propia lengua y conceptos. Llevados a cabo por la incontrolable imaginación de las periodistas y “periodistos” de nuestros medios en conjunto con las autoridades y “autoridados”.
Lo que estamos viviendo no es más que un síndrome que deja entrever la inmadurez con que estamos llevando a cabo las cosas, un síndrome cuya única función es aumentar la brecha existente entre los géneros creando concepciones erróneas de una igualdad contraproducente y artificial. Alejando aún más la ansiada meta: La obtención de la igualdad para todos.
Pues la única forma de alcanzarla es dejar de ver colores, formas y razas, y comenzar a ver de una buena vez por todas, a las personas.
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