Inmigración
¿Y verás como quieren en Chile al amigo cuando es Forastero?

 

Frecuentemente la supuesta tolerancia del chileno ha sido puesta en tela de juicio. Partamos diciendo que la tolerancia involucra una postura jerárquica de una persona hacia otra -Yo debo tolerar al otro y no al revés, pues son las actitudes del otro las que son un problema- Lo que está lejos de ser correcto. Debemos trabajar en la aceptación (procedimiento mutuo), aceptación que involucre a las personas para tratar intereses en común y no en las diferencias.

La irregularización.
Imaginemos lo siguiente: Nuestra pareja tendrá un bebe, pronto seremos padres y naturalmente deseamos darle la mejor atención posible. Averiguamos e indagamos que ayuda nos puede otorgar el estado, y realizamos los trámites correspondientes para ello. Recibimos ayuda y beneficios, tanto del estado como de nuestros empleadores, y de todo un poco para la llegada de nuestro retoño. Por otro lado, Una mujer inmigrante embarazada, en situación irregular, no puede acceder a una atención médica por no tener carné de identidad, debe soportar discriminaciones, abusos y malos tratos por parte de sus empleadores, debe someterse a trabajar sin un contrato y recibir escaso dinero, lo que para cualquiera sería inaceptable.
Pero son estas las circunstancias que muchos de los inmigrantes y refugiados deben vivir diariamente mientras aspiran a la ansiada ciudadanía. Pues en Chile, hace solo un par de meses,  existían más de 6000 inmigrantes ilegales, muchos en solicitud de ciudadanía, por lo tanto se encontraban carentes de un Rol Único Tributario (RUT), documento que otorga la identificación necesaria para el desarrollo de la vida en el territorio nacional. Lo que da el pie para que se transgredan sus derechos básicos como seres humanos. Transformándose en verdaderos fantasmas de la sociedad. Sin derecho alguno a salud, educación, trabajo ni mucho menos una vida digna.
Otro es el caso de los refugiados, personas que llegan al país en busca de refugio, por lo que recurren al gobierno chileno para ello. La ley internacional establece que pueden requerir refugio aquellas personas que tienen fundados temores por razones de raza, nacionalidad, religión, por pertenecer a determinados grupos u opinión política y que por estos temores no quiera o no pueda volver a su país.
El problema radica en la espera por la legalización de su situación por parte del Ministerio del Interior, la cual se puede extender hasta 2 años. Tiempo en el cual sufren problemas y ataques similares al de los inmigrantes ilegales.

Afortunadamente hace un par de semanas, el gobierno inicio una campaña de regularización de inmigrantes (amnistía para ilegales). El llamado “perdonazo”, fue bien recibido y para muchos significó un salvavidas, sobre todo para la población peruana. Lamentablemente se trató solo de una solución parche, que poco o nada ayudará a evitar el surgimiento de una nueva problemática a futuro.
La otra cara de la moneda
Desafortunadamente los abusos que deben soportar los extranjeros en nuestro país demuestran una evidente aversión por nuestra parte. Pero ¿Cómo nos ven ellos a nosotros?

Marco Chávez es peruano, tiene 24 años, y desde hace 4 que vive en Chile. Si bien se manifiesta contento con su vida actual. No teme en denunciar las constantes situaciones de discriminación y racismo a las que se ha visto sometido: “Llegué hace 4 años y desde entonces me han catalogado y puesto nombres como cholito, hasta de rústico me han tratado. El chileno es buena persona pero suele hacer mofa de todo lo que es distinto a él. Se burla y se burla porque de cierta manera se cree superior, o sea como que no importa si uno hace las cosas mil veces mejor que un chileno, pues este siempre va a sentirse superior”