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¿Cómo responder con el amor al Amor de Dios? En nuestra mente se ha fijado la frase: "No quien dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino aquél que hace la voluntad de mi Padre..." (Mt 7,21).
Por lo tanto, hacer la Voluntad de Dios: es amar a Dios. Esto no significa "resignación", como a menudo se entiende, sino la aventura divina más grande que le puede tocar a una persona: la de seguir no la propia mezquina voluntad, no sus propios proyectos limitados, sino a Dios. Realizar el plan que él tiene para cada hijo suyo: plan divino, impensable, riquísimo La Voluntad de Dios es la perla preciosa. Es el descubrimiento de un camino de santidad hecho para todos: todos la pueden vivir, en cualquier lugar, situación, vocación.
Es la tarjeta de entrada de las masas a la santidad.
(De los escritos de Chiara Lubich)
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