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El
nuevo Canal 7 ofrece un replay de lo acontecido en la
emisora 15 años atrás, cuando fue invadida
por la patota cultural alfonsinista. Hoy como ayer, nuestra
plácida clase media (los estudiantes, los intelectuales,
los medios "progresistas") lo festejan. |
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Sorprende
la capacidad del nuevo Canal 7 para promover lo que sus
actuales cerebros, en la dirección, consideran
cultura. Las insensateces que supieron reinar en la tapa
alfonsinista (1983-1989) estallan hoy de nuevo alegremente
tras el triunfo de la Alianza. El plan parace, también,
ser el mimso: llevar "cultura" a todo el país,
porque "la gente está harta de la tevé
basura".
Durante el menemismo, ATC ofrecía un poderosísimo
coctel de folklore, cumbia y cine del peor. Acá
en Buenos Aires, y no el Interior (donde está concentrada
su mayor audiencia), se oían protestas de tanto
en tanto. También fue aquí en Buenos Aires
que se celebró con mayor exaltación la nueva
capa gerencial del canal, más cerca de las inquietudes
artísticas de un particular establishment que a
la jactancia por la diversión, sana o bruta.
Pero tal dicotomía descansa en un error. No se
puede oponer el arte a la diversión, porque el
arte, tal y como lo conciben estos nuevos sujetos, apoltronados
en el canal o en la Secretaría de Comunicación,
no es arte. Es más bien un espectáculo,
un conjunto de estímulos, de acartonados personajes
y programas que acuden al término de "arte"
para pasar el examen de "aceptabilidad".
No se trata de arte (UCR) frente a la brutalidad (menemismo),
porque hoy asistimos a emisiones igual de brutas que aquellas,
aunque con ahora con un agregado todavía más
triste: se nos muestran credenciales "artísticas".
La propuesta que nos acerca el nuevo Canal 7 va de las
paradojas de la Morandini (y su inteligencia vacuna),
el humor rancio de Medios Locos (durante el 2000) y los
programas culturales (nunca autónomos, siempre
pegados a instituciones repelentes). La caza de brujas
que emprendió la Alianza contra "la corrupción"
incluyó la exigencia de purificar el canal 7. Pero
hoy su programación es tan monocorde como la anterior.
El primer episodio que mostró lo inevitable fue
al momento de que la Alianza conquistara el canal 7. Un
sábado (o un domingo) y como era costumbre, se
estaba emitiendo un programa de cumbia. De pronto, aparece
la siguiente placa: "Programación contratada
por la anterior administración". |
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