En 1961, la pianista de origen francés Monique Duphil estrenó en Mérida los Casualismos para piano de Rhazés Hernández López, obra esta basada en un juego libre de los elementos fundamentales de la técnica dodecafónica: tratamiento atemático de la forma, ausencia de todo sentido descriptivo o anecdótico y de cualquier sentimentalismo melódico y armónico; búsqueda de la sonoridad totalmente pura. Casualismo sería una de las primeras intenciones voluntarias de aprovechar los nuevos procedimientos composicionales que la vanguardia musical del siglo XX estaba brindando.
Por el año 1965, por iniciativa del Dr. Inocente Palacios, se crea el Estudio de Fonología Musical del INCIBA, cuya sede estuvo ubicada en el Anfiteatro José Ángel Lamas, mejor conocido como Concha Acústica de Bello Monte. A pesar de la apatía reinante en Caracas respecto a las entonces novedosas tendencias musicales que se producían en Europa y Estados Unidos, el compositor caraqueño Alfredo Del Mónaco produjo sus primeras piezas electroacústicas: Cromofonías I (1967) y Estudio Electrónico I (1968).
A partir de los años setenta comenzaron a aparecer nuevas agrupaciones orquestales. Dentro de este despliegue de grupos orquestales vale la pena comentar el desarrollo del movimiento de orquestas juveniles. El año 1974, el Dr. José Antonio Abreu creó y dirigió una orquesta juvenil con estudiantes provenientes de las diversas escuelas de música de Caracas, siendo apoyado en este proyecto por el maestro Ángel Sauce. Este esfuerzo desembocó en la creación el año 1975 de la Sociedad Civil Orquesta Nacional Juvenil "Juan José Landaeta". Esta institución creó ese mismo año dos orquestas juveniles más, una en Maracay y otra en Barquisimeto. Tal iniciativa creó un efecto de avalancha, pues las actividades que realizaron estas agrupaciones sirvieron de estímulo para muchos jóvenes que sintieron entusiasmo y deseos de participar en ellas. La Sociedad Civil sintió entonces la necesidad de ampliar sus funciones y de ofrecer también una formación a los ejecutantes que formaban parte de las orquestas juveniles. Pronto, la Orquesta "Juan José Landaeta", actualmente Orquesta Sinfónica "Simón Bolívar", comenzó a realizar giras por Europa y Latinoamérica. Después de varios años de intenso trabajo, en 1979, el gobierno venezolano creó la Fundación del Estado para la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela para garantizar la protección económica de la Sociedad Civil. En la actualidad, después de más de veinte años de actividad musical, el movimiento de orquestas juveniles tiene núcleos en todas partes del país, instituciones de enseñanza musical, incluso a nivel universitario, como el Instituto Universitario de Estudios Musicales (IUDEM), y talleres de luthería. Desde 1982, la O.E.A. aprobó un Proyecto Multinacional de Extensión Latinoamericana y del Caribe tomando como modelo el sistema educativo creado por la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela; comenzaron a desarrollarse entonces orquestas juveniles similares a las de Venezuela en Colombia, Ecuador, y Trinidad. Este movimiento se ha desarollado en tal forma que se ha extendido hasta la creación de orquestas infantiles.
Otras orquestas han aparecido en la capital, como la Orquesta Filarmónica de Caracas -hoy día desaparecida-, la Sinfonietta de Caracas y la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas. La Orquesta Sinfónica Venezuela sufrió un ajuste del cual surgió la actual Orquesta Filarmónica Nacional. Otra agrupación sinfónica de importancia es la Orquesta Sinfónica de Maracaibo. También hay que considerar que las antiguas orquestas juveniles son hoy en día orquestas sinfónicas profesionales de elevado nivel.
Entre los tantos eventos musicales de importancia realizados en el país, cabe mencionar el III Festival de Música Latinoamericana, realizado en Caracas en 1966. Este festival suscitó acaloradas polémicas en el medio musical caraqueño porque en él, nuestros músicos y el público de la capital tuvo que enfrentar obras de factura y concepciones inéditas. Luego, en el año 1977, se realizaron dos festivales de música contemporánea, uno en Maracaibo y otro en Caracas. Hubo varios intentos de resucitar el antiguo festival latinoamericano, pero no fue sino hasta el año 1990, gracias a la valiosa colaboración del Consejo Nacional de la Cultura, CONAC, bajo la dirección del Dr. José Antonio Abreu, entonces ministro de la cultura, cuando se llevó a cabo el IV Festival de Música Latinoamericana en Caracas. Desde entonces se ha venido realizando anualmente este importante evento musical, llegando en 1995 a su novena edición. Este festival, que tiene carácter internacional, es relevante porque en él tenemos oportunidad no sólo de conocer los últimos trabajos de nuestros compositores sino valorar la labor de nuestros intérpretes.